—Sé que Axel y Alexia son lo más importante para ti, lo respeto y lo valoro. Y jamás te pediría que los fuerces a aceptarme en sus vidas, David. —Este tema es complicado para mí, pero es necesario abordarlo de una vez. —Si ellos no me quieren, yo no me quedará más que irme, porque tampoco podría seguir siendo su niñera.Respira hondo, me imagino que esa procesando mis palabras para así responderme correctamente sin lastimarme, puedo darme cuenta en su mirada. Después de unos momentos de silencio, finalmente responde.—Andrea, no quiero que te alejes. Como te dije antes, tú ya eres parte de mi vida y si Axel o incluso Alexia se oponen, no les quedará de otra que acostumbrarse a lo nuestro. Aunque mi responsabilidad como padre es lo primordial, quiero estar contigo y eso lo tengo muy claro. Necesitamos encontrar un equilibrio y una forma de hacer que esto funcione y que mis hijos también se acomoden, si eso no pasa, con el tiempo lo entenderán. También comprendo si esto es demasiado par
Al llegar a casa, la tensión y todo desapareció. El camino volvió hacer silencioso, pero esta vez no fue incómodo. David y yo logramos aclarar muchas cosas, incluso lo de nuestra relación quedo solucionado, en cierta parte, porque quedamos de que más adelante se lo revelaremos a sus hijos, mientras tanto seguiremos como hasta ahora y hasta que pase lo de la abuela de los niños hablaremos con ellos. Ahora debo tratar de disimular delante de ellos cuando David esté cerca, no queremos darle ese tipo de sorpresas. Mis sentimientos y la necesidad de proteger a los mellizos en medio de todo este enorme problema que al parecer no desaparecerá pronto, me ha sobrepasado; esto me convierte como la mamá de los pollitos y la verdad se siente bien.—Entraré primero —señalo hacia la puerta, cuando estoy por abrir para bajar, David tira de mi brazo y me gira. Me besa por unos minutos largos hasta que me aparto de él. —Nos van a ver —le recuerdo donde estamos.—No pasa nada, los niños deben de estar
A la mañana siguiente, me despierto con besos en la cara. David me besa suavemente en las mejillas, la frente, la barbilla, incluso en la nariz; cuando hace eso, suspiro hondo y después abro los ojos lentamente.—Mi intención no era despertarte —dice con un tono sinceramente apenado.Tenía rato dándome besos, ya estaba despierta, pero no quise interrumpirlo en ese momento dulce, ya que no quería que se detuviera.—No es por eso que desperté; mi horario ya se acostumbró a abrir los ojos a esta hora —en cierta parte, eso sí es verdad.Llevo tiempo despertándome sin necesidad de escuchar la alarma, como si mi mente haya programado este horario para cada día. No sé qué hora es, pero por la luz que se filtra entre las cortinas, puedo percibir que tal vez sean casi las siete de la mañana, indicando que ya debería estar de pie y fuera de esta habitación.—Debemos levantarnos —le recuerdo, moviéndome para ponerme de lado y verlo más de cerca.—Y si hoy nos quedamos en casa —sugiere, pero es m
El día fue muy ocupado y cansado. Cuando llegué a casa y terminé los deberes con los mellizos, vi el sofá en la sala, donde me gusta sentarme a leer, y me quedé completamente dormida.Un calor, una comodidad difícil de percibir, me sumerge más en el sueño y hasta me acomodo.Luego, un aroma que amo oler llega a mi olfato. Muevo la nariz para distinguirlo más; se siente intenso, lo que indica que está cerca.Me obligo a abrir un poco mis ojos solo para aclarar mi duda. Inmediatamente, mis ojos se encuentran con los suyos. Estoy con la cabeza apoyada en sus piernas, pero un cojín interfiere entre ese contacto directo.En posición boca arriba, David está inclinado hacia mí. Su mano acaricia la parte de arriba de mi cabello; si sigue masajeando, me quedaré otra vez dormida, no sé por qué me siento tan cansada. Tuve un día ajetreado en la universidad poniéndome al corriente con los trabajos debido a los días que estuvimos fuera de casa.También está lo de Danna, hostigándome y preguntándom
Un rayo de luz se filtra por las cortinas y eso me obliga a abrir los ojos. Me encuentro con la cálida sonrisa de David, quien ya está despierto y observándome con ternura; espero que todos los días sean así como este de ahora en adelante. Me ha estado aténtame mente de mí y en ocasiones, cuando puede me dedica de su tiempo y me hace olvidar momentáneamente las preocupaciones que acechan nuestras vidas.David acaricia mi mejilla suavemente y me da un beso en la frente.—Buenos días, mi amor, —murmura con voz suave. Me estiro perezosamente y sonrío, sintiéndome agradecida por tenerlo a mi lado. —De nuevo te desperté.Niego y fijo la mirada en él. La realidad de nuestra situación se despliega en mi mente. La complicidad entre nosotros es evidente, pero también somos conscientes de las dificultades que se avecinan. La noticia de nuestra relación no será bien recibida por sus hijos, lo presiento, especialmente por Axel, y entiendo, su hijo es muy pequeño y con ese trauma, no le permite ac
La confusión se apodera de mí cuando observo por la ventana y diviso un imponente edificio de unos diez pisos.—¿Qué es este lugar? —pregunto, tratando de descifrar el misterio.No es un restaurante, eso queda claro después de nuestro desayuno. Tampoco parece un hotel típico. El edificio blanco, con sus ventanas de tamaño normal, despierta mi curiosidad. David, sin embargo, mantiene el silencio mientras estaciona el auto en un área designada como privada.—¿Ya me dirás? —insisto, buscando respuestas que se ocultan tras la sonrisa enigmática de David.Sin pronunciar palabra, él abre mi puerta, me tiende la mano y la acepto sin objeciones. Caminamos juntos hacia las imponentes puertas dobles que se abren automáticamente al acercarnos. Al entrar, una amalgama de aromas a esencias, lociones y rosas invade mis sentidos. El lugar huele divino, una fragancia relajante que anticipa algo más que un simple paseo.—Bienvenidos —una mujer delgada y joven se acerca con una sonrisa, su tono amable
Cuando llegamos a la habitación, me quedo impresionada por su amplitud y lujo. Las paredes están pintadas en un tono suave de azul, y el mobiliario es de madera oscura. El dormitorio es espacioso y cuenta con una cama king size, un televisor de pantalla plana y una chimenea. El baño es enorme, con una bañera de hidromasaje y una ducha de lluvia.David me deja explorar la habitación mientras él se dirige al cuarto de baño. Cuando vuelvo a la sala, él me está esperando con una sonrisa.—¿Qué te parece? —me pregunta.—Es preciosa —respondo, admirando la vista desde la ventana, hay un área de piscina en el patio. —Nunca he estado en un hotel así.—Me alegro de que te guste, te dije que no era nada común a los demás hoteles, y esto que has visto hasta ahora, es solo el comienzo —dice, acercándose a mí. —Ahora, ¿te gustaría cenar o dar un paseo?—Me apetece un paseo, para la cena todavía es muy pronto —contesto. —Hemos estado recostados varias horas, los paseos también estimulan más si son
Sus manos comienzan a descender de mi cintura a mis muslos, después su mano sube lentamente mi falda y la coloca en ese centro que me palpita por el deseo.—David, —gimo, —¿qué haces?—¿No es más qué claro lo que estoy tratando de hacer? —pregunta, pero hay ese tono de complicidad y lujuria en su voz.Claro que lo sé, pueda que lo haya preguntado porque quería oírlo de su boca, ya que eso me excita mucho más.—No, no lo sé —miento mientras gimo de nuevo, quiero jugar con él y sé que a David también le gusta eso.—Voy a tener que demostrártelo, y será de una manera meticulosa para que pueda ser totalmente placentera —susurra en mi oído.Su pecho pegado a mi cuerpo, sus piernas y las mías entre lanzadas y la dureza de su miembro está clavando en la parte baja de mi espalda.—Entonces hazlo —ruego, mientras mi voz deja de ser la mía y mi respiración se desestabiliza a causa del deseo que despierta en mí. —No quiero esperar mucho tiempo.—Y no lo harás —me asegura. —Pero primero me tomaré