A la mañana siguiente, me despierto con besos en la cara. David me besa suavemente en las mejillas, la frente, la barbilla, incluso en la nariz; cuando hace eso, suspiro hondo y después abro los ojos lentamente.—Mi intención no era despertarte —dice con un tono sinceramente apenado.Tenía rato dándome besos, ya estaba despierta, pero no quise interrumpirlo en ese momento dulce, ya que no quería que se detuviera.—No es por eso que desperté; mi horario ya se acostumbró a abrir los ojos a esta hora —en cierta parte, eso sí es verdad.Llevo tiempo despertándome sin necesidad de escuchar la alarma, como si mi mente haya programado este horario para cada día. No sé qué hora es, pero por la luz que se filtra entre las cortinas, puedo percibir que tal vez sean casi las siete de la mañana, indicando que ya debería estar de pie y fuera de esta habitación.—Debemos levantarnos —le recuerdo, moviéndome para ponerme de lado y verlo más de cerca.—Y si hoy nos quedamos en casa —sugiere, pero es m
El día fue muy ocupado y cansado. Cuando llegué a casa y terminé los deberes con los mellizos, vi el sofá en la sala, donde me gusta sentarme a leer, y me quedé completamente dormida.Un calor, una comodidad difícil de percibir, me sumerge más en el sueño y hasta me acomodo.Luego, un aroma que amo oler llega a mi olfato. Muevo la nariz para distinguirlo más; se siente intenso, lo que indica que está cerca.Me obligo a abrir un poco mis ojos solo para aclarar mi duda. Inmediatamente, mis ojos se encuentran con los suyos. Estoy con la cabeza apoyada en sus piernas, pero un cojín interfiere entre ese contacto directo.En posición boca arriba, David está inclinado hacia mí. Su mano acaricia la parte de arriba de mi cabello; si sigue masajeando, me quedaré otra vez dormida, no sé por qué me siento tan cansada. Tuve un día ajetreado en la universidad poniéndome al corriente con los trabajos debido a los días que estuvimos fuera de casa.También está lo de Danna, hostigándome y preguntándom
Un rayo de luz se filtra por las cortinas y eso me obliga a abrir los ojos. Me encuentro con la cálida sonrisa de David, quien ya está despierto y observándome con ternura; espero que todos los días sean así como este de ahora en adelante. Me ha estado aténtame mente de mí y en ocasiones, cuando puede me dedica de su tiempo y me hace olvidar momentáneamente las preocupaciones que acechan nuestras vidas.David acaricia mi mejilla suavemente y me da un beso en la frente.—Buenos días, mi amor, —murmura con voz suave. Me estiro perezosamente y sonrío, sintiéndome agradecida por tenerlo a mi lado. —De nuevo te desperté.Niego y fijo la mirada en él. La realidad de nuestra situación se despliega en mi mente. La complicidad entre nosotros es evidente, pero también somos conscientes de las dificultades que se avecinan. La noticia de nuestra relación no será bien recibida por sus hijos, lo presiento, especialmente por Axel, y entiendo, su hijo es muy pequeño y con ese trauma, no le permite ac
La confusión se apodera de mí cuando observo por la ventana y diviso un imponente edificio de unos diez pisos.—¿Qué es este lugar? —pregunto, tratando de descifrar el misterio.No es un restaurante, eso queda claro después de nuestro desayuno. Tampoco parece un hotel típico. El edificio blanco, con sus ventanas de tamaño normal, despierta mi curiosidad. David, sin embargo, mantiene el silencio mientras estaciona el auto en un área designada como privada.—¿Ya me dirás? —insisto, buscando respuestas que se ocultan tras la sonrisa enigmática de David.Sin pronunciar palabra, él abre mi puerta, me tiende la mano y la acepto sin objeciones. Caminamos juntos hacia las imponentes puertas dobles que se abren automáticamente al acercarnos. Al entrar, una amalgama de aromas a esencias, lociones y rosas invade mis sentidos. El lugar huele divino, una fragancia relajante que anticipa algo más que un simple paseo.—Bienvenidos —una mujer delgada y joven se acerca con una sonrisa, su tono amable
Cuando llegamos a la habitación, me quedo impresionada por su amplitud y lujo. Las paredes están pintadas en un tono suave de azul, y el mobiliario es de madera oscura. El dormitorio es espacioso y cuenta con una cama king size, un televisor de pantalla plana y una chimenea. El baño es enorme, con una bañera de hidromasaje y una ducha de lluvia.David me deja explorar la habitación mientras él se dirige al cuarto de baño. Cuando vuelvo a la sala, él me está esperando con una sonrisa.—¿Qué te parece? —me pregunta.—Es preciosa —respondo, admirando la vista desde la ventana, hay un área de piscina en el patio. —Nunca he estado en un hotel así.—Me alegro de que te guste, te dije que no era nada común a los demás hoteles, y esto que has visto hasta ahora, es solo el comienzo —dice, acercándose a mí. —Ahora, ¿te gustaría cenar o dar un paseo?—Me apetece un paseo, para la cena todavía es muy pronto —contesto. —Hemos estado recostados varias horas, los paseos también estimulan más si son
Sus manos comienzan a descender de mi cintura a mis muslos, después su mano sube lentamente mi falda y la coloca en ese centro que me palpita por el deseo.—David, —gimo, —¿qué haces?—¿No es más qué claro lo que estoy tratando de hacer? —pregunta, pero hay ese tono de complicidad y lujuria en su voz.Claro que lo sé, pueda que lo haya preguntado porque quería oírlo de su boca, ya que eso me excita mucho más.—No, no lo sé —miento mientras gimo de nuevo, quiero jugar con él y sé que a David también le gusta eso.—Voy a tener que demostrártelo, y será de una manera meticulosa para que pueda ser totalmente placentera —susurra en mi oído.Su pecho pegado a mi cuerpo, sus piernas y las mías entre lanzadas y la dureza de su miembro está clavando en la parte baja de mi espalda.—Entonces hazlo —ruego, mientras mi voz deja de ser la mía y mi respiración se desestabiliza a causa del deseo que despierta en mí. —No quiero esperar mucho tiempo.—Y no lo harás —me asegura. —Pero primero me tomaré
Empiezo a relajarme. El cálido cuerpo de David siento que me envuelve como lo hacen sus brazos. Pasa la esponja por mis pechos y contengo el aliento.Nos miramos el uno al otro durante un minuto interminable y luego, incapaz de contenerme, levanto la mano para tocar su cara, con el deseo empujandome a explorar su cuerpo. Paso el pulgar por sus labios, por su mandíbula, sobre el puente de su nariz. Es perfecto y saber que nunca me apartará de él, hace que mi corazón salte de emoción.David es mío.Siento el roce de su miembro viril y deslizo una mano por su ancho torso, por los abdominales marcados que tiene, ya que se mantiene en forma. Allí vacilo un poco, percibo un calor en mis mejillas, quiero tocarlo más allá de esto, darle placer, ¿qué sentirá él si lo hago?—Hazlo, cariño —se da cuenta de mis pervertidos pensamientos. —Tócame –me anima.Él quiere que lo haga, entonces eso haré. Aunque no tengo experiencia en ello.Deslizo las manos por el poderoso cuerpo de David y llego a su e
Cuando termino de vestirme, voy a la sala y me acomodo en el sofá grande, con mis pies descalzos arriba. Paso minutos presionando los botones del control de la pantalla, no encuentro nada interesante. Estoy por pagarla, cuando el ruido de una puerta es cerrada.Giro la cabeza para ver por arriba del respaldo del sofá y fijo la mirada hacia el pequeño pasillo que dirige a la puerta principal de la habitación.David aparece a los segundos. Abro un poco más los ojos, con asombro y también mi boca, cuando noto lo que está vistiendo. Se ve sexy, con lo que sea él se puede ver bien, sin embargo, es un atuendo casual, algo juvenil y refrescante, muy inusual en David McKibbon.—Fuiste de compras —digo, porque es claro que lo hizo.Es bueno que haya pensado en él, y no solo en mí. Ayer que me llevó a todas esas tiendas, solo dejó que yo comprara cosas para mí, le señale una que otra tienda con ropa de caballero, de esas que seguro él está acostumbrado a frecuentar, hasta le insistí en que ingr