La confusión se apodera de mí cuando observo por la ventana y diviso un imponente edificio de unos diez pisos.—¿Qué es este lugar? —pregunto, tratando de descifrar el misterio.No es un restaurante, eso queda claro después de nuestro desayuno. Tampoco parece un hotel típico. El edificio blanco, con sus ventanas de tamaño normal, despierta mi curiosidad. David, sin embargo, mantiene el silencio mientras estaciona el auto en un área designada como privada.—¿Ya me dirás? —insisto, buscando respuestas que se ocultan tras la sonrisa enigmática de David.Sin pronunciar palabra, él abre mi puerta, me tiende la mano y la acepto sin objeciones. Caminamos juntos hacia las imponentes puertas dobles que se abren automáticamente al acercarnos. Al entrar, una amalgama de aromas a esencias, lociones y rosas invade mis sentidos. El lugar huele divino, una fragancia relajante que anticipa algo más que un simple paseo.—Bienvenidos —una mujer delgada y joven se acerca con una sonrisa, su tono amable
Cuando llegamos a la habitación, me quedo impresionada por su amplitud y lujo. Las paredes están pintadas en un tono suave de azul, y el mobiliario es de madera oscura. El dormitorio es espacioso y cuenta con una cama king size, un televisor de pantalla plana y una chimenea. El baño es enorme, con una bañera de hidromasaje y una ducha de lluvia.David me deja explorar la habitación mientras él se dirige al cuarto de baño. Cuando vuelvo a la sala, él me está esperando con una sonrisa.—¿Qué te parece? —me pregunta.—Es preciosa —respondo, admirando la vista desde la ventana, hay un área de piscina en el patio. —Nunca he estado en un hotel así.—Me alegro de que te guste, te dije que no era nada común a los demás hoteles, y esto que has visto hasta ahora, es solo el comienzo —dice, acercándose a mí. —Ahora, ¿te gustaría cenar o dar un paseo?—Me apetece un paseo, para la cena todavía es muy pronto —contesto. —Hemos estado recostados varias horas, los paseos también estimulan más si son
Sus manos comienzan a descender de mi cintura a mis muslos, después su mano sube lentamente mi falda y la coloca en ese centro que me palpita por el deseo.—David, —gimo, —¿qué haces?—¿No es más qué claro lo que estoy tratando de hacer? —pregunta, pero hay ese tono de complicidad y lujuria en su voz.Claro que lo sé, pueda que lo haya preguntado porque quería oírlo de su boca, ya que eso me excita mucho más.—No, no lo sé —miento mientras gimo de nuevo, quiero jugar con él y sé que a David también le gusta eso.—Voy a tener que demostrártelo, y será de una manera meticulosa para que pueda ser totalmente placentera —susurra en mi oído.Su pecho pegado a mi cuerpo, sus piernas y las mías entre lanzadas y la dureza de su miembro está clavando en la parte baja de mi espalda.—Entonces hazlo —ruego, mientras mi voz deja de ser la mía y mi respiración se desestabiliza a causa del deseo que despierta en mí. —No quiero esperar mucho tiempo.—Y no lo harás —me asegura. —Pero primero me tomaré
Empiezo a relajarme. El cálido cuerpo de David siento que me envuelve como lo hacen sus brazos. Pasa la esponja por mis pechos y contengo el aliento.Nos miramos el uno al otro durante un minuto interminable y luego, incapaz de contenerme, levanto la mano para tocar su cara, con el deseo empujandome a explorar su cuerpo. Paso el pulgar por sus labios, por su mandíbula, sobre el puente de su nariz. Es perfecto y saber que nunca me apartará de él, hace que mi corazón salte de emoción.David es mío.Siento el roce de su miembro viril y deslizo una mano por su ancho torso, por los abdominales marcados que tiene, ya que se mantiene en forma. Allí vacilo un poco, percibo un calor en mis mejillas, quiero tocarlo más allá de esto, darle placer, ¿qué sentirá él si lo hago?—Hazlo, cariño —se da cuenta de mis pervertidos pensamientos. —Tócame –me anima.Él quiere que lo haga, entonces eso haré. Aunque no tengo experiencia en ello.Deslizo las manos por el poderoso cuerpo de David y llego a su e
Cuando termino de vestirme, voy a la sala y me acomodo en el sofá grande, con mis pies descalzos arriba. Paso minutos presionando los botones del control de la pantalla, no encuentro nada interesante. Estoy por pagarla, cuando el ruido de una puerta es cerrada.Giro la cabeza para ver por arriba del respaldo del sofá y fijo la mirada hacia el pequeño pasillo que dirige a la puerta principal de la habitación.David aparece a los segundos. Abro un poco más los ojos, con asombro y también mi boca, cuando noto lo que está vistiendo. Se ve sexy, con lo que sea él se puede ver bien, sin embargo, es un atuendo casual, algo juvenil y refrescante, muy inusual en David McKibbon.—Fuiste de compras —digo, porque es claro que lo hizo.Es bueno que haya pensado en él, y no solo en mí. Ayer que me llevó a todas esas tiendas, solo dejó que yo comprara cosas para mí, le señale una que otra tienda con ropa de caballero, de esas que seguro él está acostumbrado a frecuentar, hasta le insistí en que ingr
Mis ojos siguen cada movimiento de David mientras se despoja de su ropa, revelando lentamente su esculpido cuerpo. Siento la temperatura de la habitación aumentar mientras mi deseo se intensifica. Observo cómo sus músculos se contraen con cada movimiento, creando un meneo erótico que me hipnotiza.David se acerca a la cama con una sonrisa juguetona y se une a mí. Sus labios encuentran los míos en un beso apasionado que enciende la llama entre nosotros. Las manos fuertes y seguras de David recorren mi cuerpo, despertando sensaciones eléctricas que me hacen gemir su nombre.La cama se convierte en un escenario de deseo desenfrenado, mientras nuestros cuerpos se entrelazan íntimamente. David explora cada centímetro de mi piel con sus labios ardientes, dejando un rastro de fuego a su paso. Me entrego completamente a la pasión que arde entre nosotros, olvidando todo lo demás en este momento.Después de alcanzar el clímax, David y yo nos quedamos acurrucados en la cama, y hablamos de unas c
Las luces tenues que rodean las aguas termales se reflejan en la superficie del líquido, creando destellos.—Me alegra que te guste, amor —susurra David mientras acaricia suavemente mi cuello con su nariz.La serenidad del lugar se mezcla con la calidez de su tacto, creando una sensación cómoda que hace que el tiempo parezca detenerse. Nos dejamos llevar por el momento y disfruto su compañía, dejo que el estrés y las preocupaciones se desvanezcan en las aguas termales.Después de un rato, David propone explorar otras piscinas dentro de este oasis nocturno. Nos aventuramos por los senderos iluminados, descubriendo nuevas maravillas en cada rincón. En una de las piscinas, pequeñas luciérnagas bailan en la oscuridad, agregando un toque más bello al ambiente.Decidimos sumergirnos en una piscina más grande, donde el agua caliente abraza nuestro cuerpo y las estrellas en el cielo se reflejan en la superficie tranquila. David y yo nos dejamos llevar por la corriente suave.—¿Te imaginas reg
—Y Andrea, ¿qué hiciste este fin de semana? ¿A dónde saliste a pasear? —Alexia comienza a indagar, con emoción. No puedo contarle que su padre y yo fuimos a un hotel y nos quedamos allí hasta el día de hoy, ellos todavía no deben saber lo nuestro.—Solo estudié —respondo con una mentira.—¿Solo eso? —ella hace un gesto con sus labios. —¿No hiciste nada divertido? Los descansos son para divertirse.—Bueno, también vi películas —en eso no miento.Ella hace un mohín con sus labios.—¿Es todo? —Asiento respondiendo su pregunta. —Qué aburrido —resopla. —Nosotros si nos divertimos y mucho —sonríe.—Eso es bueno —contesto.—Sí, —asiente varias veces. —Salimos a comer helado y al parque, y también jugamos con los nietos de Hilda, ellos fueron de visita a su casa.Alexia cuenta con entusiasmo todo lo que hicieron con en casa de Hilda, el fin de semana. Me cuenta que fueron a comer helado a su heladería favorita, que jugaron en el parque con los nietos de Hilda, que vieron una película y que t