Un día divertido

El aire cálido de la Expo de vehículos contrastaba con el frío exterior. Las luces brillaban sobre los autos, reflejándose en sus superficies pulidas, mientras la emoción del lugar impregnaba el ambiente. William, aferrado a mi mano, observaba su entorno con curiosidad, aunque seguía sin hablar. Benjamín, caminando junto a nosotros, parecía decidido a cambiar eso.

—¿Te gustan los autos grandes, William? —pregunta Benjamín, inclinándose un poco para ponerse a su altura.

William me mira primero, como buscando aprobación. Finalmente, asiente con un leve movimiento de cabeza.

—Bueno, ¿qué te parece si encontramos el más grande de todos? Podemos subirnos y probarlo juntos —sugiere Benjamín con una sonrisa cálida, esperando una reacción del niño.

William titubea, pero al final murmura tímidamente:

—¿Podemos?

El nudo en mi garganta es inevitable. Es la primera vez en semanas que William habla con alguien más que conmigo. Benjamín sonríe, amplio y genuino, asintiendo con entusiasmo.

—Claro que sí, amigo. Vamos a buscarlo.

Me mantengo un paso detrás de ellos mientras Benjamín lidera el camino con paciencia, deteniéndose frente a una enorme camioneta negra. Con cuidado, lo levanta para que pueda asomarse por la ventana.

William deja escapar una pequeña risa, un sonido que no escuchaba desde hacía meses. Es breve, pero suficiente para llenar mi corazón de alivio y gratitud.

Mientras ellos exploran, un vendedor se acerca y me pregunta si necesito ayuda. Le explico que busco algo pequeño, económico, pero funcional. Me muestra algunos modelos, pero uno en particular capta mi atención: un sedán plateado, elegante pero no ostentoso. Parece perfecto para William y para mí, aunque mi entusiasmo se desvanece rápidamente cuando el vendedor menciona el precio.

—Es uno de los modelos más caros de la exposición —me dice, bajando la voz, como si tratara de suavizar el golpe—, pero también uno de los más seguros y duraderos.

Suspiro, sabiendo que está fuera de mi alcance, pero no puedo evitar acercarme al auto, admirando su diseño. Es ideal, pero simplemente inalcanzable. Me alejo con una sonrisa forzada, regresando junto a Benjamín y William.

Más tarde, mientras Benjamín conversa con un amigo suyo, noto que el vendedor se le acerca. Hablan en voz baja, pero alcanzo a escuchar fragmentos de la conversación.

—¿Es ese el que le gustó? —pregunta Benjamín, señalando el sedán.

—Sí, pero es caro. Dudo que pueda pagarlo —responde el vendedor.

Benjamín frunce el ceño, pensativo.

—Habla con Mike y dile que cubriré la mitad del costo. Pero no quiero que ella lo sepa. Sólo dile que está en oferta especial.

El vendedor parece sorprendido.

—¿Estás seguro? Es un gesto grande.

Benjamín asiente con firmeza.

—Ella está pasando por algo complicado. No sé exactamente qué, pero… —Hace una pausa, su mirada se endurece ligeramente—. Es lo correcto.

El vendedor accede, aunque luce algo escéptico. Yo me acerco justo cuando la conversación termina, sin saber exactamente de qué hablaban.

—¿Te gustó alguno en particular? —pregunta Benjamín con una expresión casual.

Dudo por un segundo, pero decido ser honesta.

—Sí, pero es demasiado caro. No tiene sentido considerarlo.

Benjamín arquea una ceja, desafiándome con su mirada.

—¿Por qué no lo vemos de nuevo? Quizá haya alguna sorpresa.

Sacudo la cabeza, pero su insistencia me lleva de vuelta al sedán. Para mi asombro, el vendedor me informa que el auto está en oferta especial ese fin de semana. El precio ha bajado considerablemente.

—Es una gran oportunidad —dice el vendedor con una sonrisa convincente—. Es perfecto para usted y su hijo.

Miro a Benjamín, sospechando de su implicación, pero su rostro no revela nada. Su expresión es tan neutral que casi me hace dudar de mi intuición.

—¿Qué opinas, William? —pregunta Benjamín al pequeño.

—¿Te gusta este auto?

William lo mira con seriedad antes de murmurar:

—Es bonito.

Mi corazón se ablanda al ver a mi hijo participar, aunque sea mínimamente. Finalmente, acepto la oferta, prometiéndome a mí misma que encontraré la manera de pagarlo.

---

Durante el trayecto de vuelta a casa, la interacción entre Benjamín y William me sorprende. Es paciente, nunca fuerza al niño a hablar, pero lo incluye en cada conversación. William parece más relajado, aunque aún reservado.

—Gracias por acompañarnos hoy —le digo a Benjamín mientras bajamos de la camioneta.

—No tienes que agradecerme nada, Winnie. Me alegra poder ayudar.

Lo observo un momento, intentando descifrar sus intenciones. Hay algo en él, en su bondad, que me desarma, pero no puedo permitirme confiar tan fácilmente.

---

A la mañana siguiente, el día comienza con una suave brisa veraniega. Llevo a William a la escuela antes de dirigirme a la maderera. Apenas me acomodo en mi escritorio, Benjamín aparece con dos cafés en la mano.

—Buenos días —dice, colocando uno frente a mí.

—Gracias, pero no tenías que hacerlo —respondo, algo avergonzada.

—Es un café, no una declaración de guerra —bromea, guiñándome un ojo antes de irse a su área.

Mi compañera, Lisa, se inclina hacia mí con una sonrisa cómplice.

—Sabes que está interesado en ti, ¿verdad?

La miro, perpleja.

—¿Qué? No, sólo es amable.

Lisa suelta una risa suave.

—Benjamín no es así con nadie. Créeme, lo conozco desde hace años. Nunca lo había visto comportarse así.

Sus palabras resuenan en mi cabeza mientras intento concentrarme en el trabajo.

Más tarde, al final del día, Benjamín se ofrece a llevarme a buscar el sedán. Durante el trayecto, menciona algo que me sorprende.

—¿Te gustaría que te ayudara a tomar clases de manejo? Manejar en la nieve aquí es diferente a Chicago.

Lo miro, sorprendida.

—¿Cómo sabes que soy de Chicago? Nunca te lo mencioné.

Él sonríe ligeramente.

—Lo escuché de la señora de Recursos Humanos.

Sacudo la cabeza, maravillada por su atención a los detalles. Hay algo en Benjamín que me intriga cada vez más, aunque intento mantener mis barreras intactas.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP