El sol estaba en su punto más alto cuando Winnie salió temprano del trabajo, algo poco común en su rutina.El día había sido extraño, con un vacío palpable desde la mañana. La ausencia de Benjamín en la oficina había alterado su ritmo. Sin su café habitual esperándola en el escritorio y sin su cálida sonrisa, el día se sentía apagado.Fue durante el almuerzo cuando su compañera de trabajo, Laura, mencionó casualmente:— Ah, por cierto, Ben llamó esta mañana para decir que no se sentía bien.Winnie se detuvo en seco, confundida. No había recibido ninguna notificación de él, y eso la inquietó. Ben siempre era responsable, incluso en los peores días. Revisó su teléfono en busca de algún mensaje y ahí estaba:"Winnie, lamento no poder llevarte tu café hoy. No me siento muy bien. Espero verte pronto."Algo en el tono del mensaje la dejó intranquila. Benjamín no era de quejarse, y mucho menos de ausentarse sin una razón de peso. Sin pensarlo dos veces, decidió ir a su casa. Lo llamó varias
Winnie lo ayudó a levantarse del suelo con cuidado, sus brazos rodeando el torso de Benjamín mientras lo guiaba hacia la cama.Aunque todavía se tambaleaba un poco, logró sentarse al borde del colchón. Ella se inclinó para recoger los pantalones cortos y la camiseta que él había intentado ponerse antes.Sin embargo, cuando volvió a mirarlo para ayudarlo, notó algo que la hizo detenerse. El bulto evidente en su ropa interior era imposible de ignorar. Winnie sintió el calor subir a su rostro, sus mejillas encendiéndose con un sonrojo profundo.Benjamín, a pesar de estar débil, notó su reacción. Bajó la mirada, dándose cuenta de su estado, y se pasó una mano por el cabello, mientras se cubre con una mano, claramente avergonzado.— Lo siento — murmuró con la voz ronca, desviando los ojos hacia el suelo. — Es… es la fiebre, no sé…Winnie no dijo nada, pero sacudió la cabeza ligeramente, tratando de tranquilizarlo.— No te preocupes por eso, Ben...es algo natural— dijo, su voz suave pero fi
Lo cierto es que no podía dejar de pensar en lo que había sucedido entre Ben y yo.El silencio en la habitación me envolvía, y aunque todo había pasado de manera tan natural, la intensidad de ese momento seguía muy presente en mi mente. Ben me había mirado de una forma que no esperaba, pero de la cual me sentí completamente apreciada y deseada.Fue como si por un instante, el mundo se hubiera detenido, y solo existiéramos él y yo. No pude evitar sonreír al pensar en cómo, por primera vez en mucho tiempo, alguien me había visto de esa manera, sin miedos, sin reservas.Ben seguía allí, acostado a mi lado, con la respiración profunda y el cuerpo aún caliente. Era extraño, pero me sentía increíblemente conectada con él, como si todo lo que había sucedido entre nosotros hubiera sido una transición natural hacia algo que ninguno de los dos había anticipado, pero que ya estaba sucediendo.Me levanté lentamente, no queriendo interrumpir ese silencio tan confortable que se había formado entre
Días después, en la fábrica maderera, la rutina parecía seguir su curso, pero algo había cambiado en mi interior.Las primeras horas del día pasaron sin novedad, el ruido de las sierras y el ajetreo del lugar eran los mismos de siempre. Sin embargo, había una pequeña chispa de nerviosismo que no podía apagar.Algo había cambiado entre Ben y yo, y aunque intentaba mantener la normalidad en mi comportamiento, mi mente no dejaba de darle vueltas a lo que había sucedido.Mi amiga Lisa, que había notado mi comportamiento últimamente, me observaba con más atención que de costumbre. Sabía que algo había cambiado, y aunque no decía nada, su mirada lo decía todo. Desde que llegamos juntas a la fábrica esa mañana, pude notar su curiosidad al ver cómo me comportaba. A veces me preguntaba si mis intentos por ocultarlo realmente eran efectivos.Al principio, Lisa solo se limitaba a hacer comentarios sobre el trabajo, pero no podía evitar que me diera cuenta de cómo sus ojos se detenían por un segu
Me siento tan feliz esta mañana, mientras el aire cálido acaricia mi rostro cuando caminaba por el jardín de la casa.El cielo despejado parecía prometedor, y mi mente, que generalmente estaba llena de dudas, se sentía sorprendentemente tranquila. Después de todo lo que había sucedido en las últimas semanas, me permití disfrutar de la calma que, de alguna manera, había llegado. Mi corazón palpita, no solo por las emociones que estaba viviendo, sino por todo lo que estaba por venir. Benjamín era tan dulce y atento con mi hijo y conmigo.Ben (como le empecé a llamar de forma más íntima)y yo habíamos compartido muchos y pequeños momentos juntos, y aunque el comienzo de nuestra relación había sido incierta, con algunos miedos, con muchas cicatrices físicas y emocionales y algo extraño, ambos habíamos cambiado. La conexión que teníamos se sentía genuina, como si el destino hubiera trazado nuestro camino sin que lo supiéramos. La confusión, el dolor, la traición y el abuso que alguna vez se
Varios meses después.—No creo que llegue muy lejos con estos zapatos, debí ponerme las botas de nieve. ¡Wow!—exclamo mientras trato de mantener el equilibrio.—Winnie… ¿Estás bien? —me pregunta Benjamín acercándose; preocupado, pero sin poder dejar de reír muy divertido.—¡No te rías! Casi me caigo—le digo.—Disculpa, no fue intencional. ¿Pero a donde vas vestida así?—¿No ves? Voy de compras.—Pues… No creo que ese outfit sea lo tuyo . —hizo una mueca divertida—. ¿Deberíamos ir de compras juntos? Yo tambien necesito algunas cosas.—No es mala idea, además también tengo que comprar algunas cosas a Will. Y aún no hago las compras de Navidad. Necesito algunas cosas del hogar y comparte algo para navidad.—No tienes remedio, Winnie — me dijo Ben, dándome un leve empujón en la espalda mientras me guiaba a su camioneta. William, que había estado jugando con su tablet, levantó la mirada y vio la situación.—¿Vamos a comprar cosas juntos? —preguntó William con una sonrisa entusiasta, alzand
Los días pasaron tranquilos, pero algo extraño comenzó a suceder.Al principio, pensé que era mi mente jugándome una mala pasada, pero conforme pasaba el tiempo, la sensación de que alguien me observaba no se iba. Lo ignoré, convencida de que estaba siendo paranoica, pero esa sensación persistió, sobre todo en las noches, cuando me encontraba frente a la ventana. Había algo inquietante en la quietud de la casa y la forma en que las sombras parecían alargarse con el paso de las horas.Una noche, cuando me levanté a tomar un vaso de agua, la vi. O mejor dicho, la percibí. Una sombra alargada que cruzó rápidamente frente a la ventana de la cocina. Mi corazón latió más rápido, y sentí el escalofrío recorrer mi cuerpo. Estaba segura de que alguien había pasado por ahí. Miré por la ventana, pero no vi nada.Pensé que tal vez había sido un reflejo del arbol cercano, o un juego de luces de algún vehiculo, un venado, incluso un buen poco de nieve que haya caído del techo, pero aquellas pisadas
Para mi el tiempo se detuvo por un instante. Mis ojos se enfocaron en la pequeña cajita en las manos de Benjamín, en el brillo delicado del anillo de zirconia que descansaba en su interior.Sentí un nudo en la garganta, no por el anillo, sino por el gesto tan honesto y lleno de ternura que Ben había hecho. Mi mirada pasó de él a William, quien parecía emocionado, con sus pequeños ojos llenos de esperanza.Me arrodillé para estar a su altura y acaricié su carita con cuidado. Y estar frente a ese hombre hecho un manojo de nervios.—Sí, cariño, es muy lindo —respondí, sintiendo cómo mi corazón se llenaba de calidez al ver la emoción en sus ojos.Ben se aclaró la garganta, evidentemente nervioso, pero sin perder esa sonrisa que siempre tenía cuando estaba conmigo.—Winnie, no tienes que ponertelo—dijo con suavidad, mirándome directamente—. Pero quiero que sepas que esto no es solo para ti. Es por ustedes dos. Quiero que esto sea una especie de compromiso eterno. Me importan, y quiero que