Winnie, no espera la respuesta de Benjamin, se dirige a la cómoda y saca un pequeño estuche que había comprado días atrás pero que aún no había tenido tiempo de usar.—¿Qué es eso? —pregunta Benjamín, secándose el cabello con una toalla mientras la observa con curiosidad.—Aceites de masaje —responde Winnie con una sonrisa mientras se acerca a la cama—. Los vi en una tienda y pensé: "algún día los usaremos para relajarnos". Y ese día ha llegado.Benjamín arquea una ceja, divertido.—¿Así que planeas consentirme?—No solo planeo consentirte, querido futuro esposo, sino que luego espero lo mismo de tu parte.Benjamín ríe mientras se acomoda en la cama, tumbándose boca abajo con los brazos bajo la almohada.—Estoy listo. Haz tu magia.Winnie toma uno de los pequeños frascos y lo abre, dejando que el aroma a vainilla y coco llene la habitación. Calienta unas gotas del aceite entre sus manos y comienza a masajear los hombros de Benjamín, que deja escapar un suspiro de alivio inmediato.—Es
Una soleada tarde de sábado, William está rebosante de emoción. Después de varios días insistiendo, por fin logró que Valentina aceptara ir a su casa a jugar. Desde temprano, William se encargó de organizar su habitación y asegurarse de que todos sus juguetes favoritos estuvieran listos para impresionar a su amiga.Winnie, al notar su entusiasmo, decide preparar algo especial para los pequeños invitados: una sangría de frutas sin alcohol y unos sándwiches creativos. Mientras corta las frutas, observa a William frente al espejo, arreglándose el cabello con más cuidado del habitual.—¿Quieres que también saque la vajilla de porcelana para tu cita? —bromea Winnie con una sonrisa.William se sonroja pero responde con rapidez:—¡No es una cita, mamá! Es solo que Valentina nunca ha venido aquí y quiero que se sienta cómoda.—Claro, claro. Pero si necesitas velas o música romántica, avísame.—¡Mamá!Winnie suelta una carcajada y le revuelve el cabello antes de volver a la cocina.Cuando Vale
Finalmente, después de semanas de planificación, Winnie y Benjamín sienten que todo está bajo control.Las videollamadas con Alex se han vuelto parte de su rutina, y aunque los días están llenos de tareas, también hay momentos para relajarse.Una tarde, mientras Winnie está revisando los últimos detalles de la lista de invitados, recibe una notificación de un correo electrónico de Alex. Es un mensaje corto pero impactante:"Queridos Winnie y Benjamín,Como parte de mi regalo de bodas, quiero asegurarme de que no tengan que preocuparse por los pequeños detalles el gran día. Mi equipo y yo nos encargaremos de todo en el hotel, desde el montaje hasta la supervisión de la ceremonia. Espero que puedan disfrutar del momento al máximo.Con cariño,Alex."Winnie, conmovida, llama de inmediato a Benjamín para mostrarle el mensaje.—Wao es muy amable, cuando vayamos debiéramos llevarle algún regalo de agradecimiento —dice Benjamín, mirando la pantalla incrédulo.—Si, él tiene un gran corazón —r
El vuelo transcurre entre risas, historias compartidas y un ambiente cálido que reflejaba la unión de todos los invitados.Además de Winnie, Benjamín, sus hijos, Valentina y sus padres, el grupo se complementaba con un curioso conjunto de amigos y vecinos: el jefe de Winnie, Harold Blake; su amiga secretaria, Rose Callahan; Lucy, la vecina, y su esposo, James Moore, el alguacil del pueblo; Thomas Carter, el mecánico, y Sam Johnson, el socio de Benjamín en el negocio de autos, acompañados de sus respectivas esposas.A lo largo del vuelo, todos se dispersan por el jet, explorando el lujo y comodidad.—Nunca pensé que viajaría en un avión como este —comenta Harold Blake, mientras se acomoda en uno de los sillones, mirando por la ventana.—Es increíble, ¿verdad? Es como estar en un sueño —responde Rose Callahan, tomando un vaso de jugo que le ofreció la azafata.Lucy, la vecina, bromea con su esposo, James, mientras este revisa un folleto del destino.—¿Debería preocuparme de que te guste
—Todo lo contrario. Apenas gasté en esta boda. Entre el avión de Alex, el descuento que nos dieron en el hotel, y los arreglos que Sarah consiguió con los proveedores, siento que esta boda fue una ganga.James lo mira incrédulo.—¿En serio estás diciendo eso? ¿Acabas de usar la palabra "ganga" para tu boda?—Sí, y no me importa. Mira esto. —Benjamín les muestra su pantalla con una sonrisa de satisfacción.Harold se inclina para mirar y suelta un silbido.—Eso sí que es impresionante. ¿Cómo hiciste para que saliera tan barato?—Es simple: tener buenos amigos. Y casarse en un lugar donde los dueños son básicamente parte de la familia ahora. —Benjamín se encoge de hombros, orgulloso.James se cruza de brazos, sonriendo.—Bueno, si esto es lo que puedes lograr con una buena conexión, creo que Lucy y yo deberíamos reconsiderar nuestra boda. Tal vez volvamos aquí.Harold asiente con entusiasmo.—¿Quién necesita un destino exótico cuando tienes este lugar? Además, el pastel tiene pinta de se
Por su parte, Sarah se quedó de niñera de William y Emma, junto a Manu.—¿Viste la cara de Winnie cuando William intentó robarse un trozo del pastel antes de que lo cortaran? —rie Sarah mientras se mete bajo las sabanas en su bata de seda, cuando ya habían dormido a los pequeños en la habitación conectada.—Creo que nadie olvidará este día, ni siquiera esos pequeños momentos caóticos —añadió Manu, mientras abre los brazos y ella se acomoda.—Bueno, ahora me gustaría que disfrutamos este momento, antes de que los niños vayan a despertar.—Estoy de acuerdo, pequeño huracán — le susurra Manu al oído.En otro lado del resort.—¿Listos para empezar el resto de nuestras vidas? —pregunta Winnie, tomando la mano de Benjamín, mientras llegaban a su habitación.—Contigo, siempre estoy listo —responde él, inclinándose para besarla.En ese momento, no había dudas ni miedos. Solo amor, risas y la certeza de que juntos podían enfrentar cualquier cosa. El día de la boda no solo había unido a dos alm
Han pasado diez años desde la boda de Winnie y Benjamín, un evento que, aunque había sido pequeño e íntimo, quedó grabado en la memoria de todos. Ahora, la familia se encuentra un poco más madura, los niños han crecido y las responsabilidades parecen haber aumentado, pero el amor sigue intacto.Winnie se encontraba en la sala de su casa, rodeada de cajas y recuerdos antiguos. Mientras revisaba una caja de cartas que había guardado durante todos estos años, sus ojos se detuvieron en un paquete especial: un sobre amarillo, con la caligrafía de Jankel en la portada. Eran cartas que él había escrito a William a lo largo de los años, cartas llenas de amor y consejos, que nunca habían sido entregadas. Habían sido guardadas con la espectativa de un momento adecuado, y ahora parecía ser el momento perfecto.Winnie las colocó todas en una caja de madera, y la llevó a la habitación de William. Cuando entró, él estaba en su escritorio, mirando fotos antiguas de la familia.—¿Mamá? —pregunta Will
Pasaron ocho años más, y la vida de la familia Tancredi-Cervantes continuaba llena de cambios y momentos especiales.Emma y Alex, quienes se conocieron desde que ella era apenas una bebé, habían crecido viéndose por videos llamada y en vacaciones, como los mejores amigos. A pesar de la diferencia de edad entre ellos, siempre se habían entendido perfectamente, como si se conocieran desde toda la vida. Emma, ahora con 18 años y 6 meses, es una jovencita brillante, curiosa y con una chispa que encantaba a todos, mientras que Alex, ahora con 34, no solo seguía siendo el hombre simpático y lleno de energía, sino que se había convertido en un verdadero pilar para su familia. Un hombre hecho y derecho.Aunque Alex y Emma eran los mejores amigos, algo más comenzaba a gestarse entre ellos. Alex no podía evitar sonreír cada vez que veía a Emma, y ella, por su parte, siempre lo miraba con una mezcla de cariño y admiración. Sabían que su relación iba más allá de una simple amistad, pero no se apr