—Lo sentimos señorita Rojas, los padres de familia no están de acuerdo con su presencia en la Escuela. Mucho menos están de acuerdo en que una persona de color enseñe a sus hijos —cerró sus hermosos ojos café oscuros para evitar que las lágrimas dejaran sus ojos. Dolía y mucho de repente se sintió transportada al pasado. Sentía lo mismo cómo cuando era una niña y la excluían de grupos de trabajo por ser un pequeño chocolate había dicho un niño.
—¿Sabe que esto es ilegal? —dijo lo más serena que pudo. No iba a darle el gusto a la directora de verla llorar
—Sera el sereno señorita Rojas, pero el concejo de padres no aprueba su contratación —extendió un cheque con toda la arrogancia del mundo hacía la joven
—Es el pago por los días trabajados tómelos —exigió al ver que no hacía ademan de tomar el trozo de papel de sus manos
—Que lo disfrute señora Godoy —podía necesitar el dinero, pero no iba a recibir nada de un grupo de personas incapaces de ver más allá de su color de piel. Ella tenía estudios que avalaban su calidad de educadora, muchos no podían decir lo mismo dejando mucho que desear.
—Arrogante, no conseguirás nada de todas maneras, cuando mucho podrás limpiar edificios —apretó su puño para no responder ante todo ella tenía educación, podía no ser de alta cuna pero había sido muy bien instruida en casa por su maravillosa abuela.
—Por supuesto señora, espero que no llegue el día en que la vea ocupando ese lugar —salió sin más. Una semana, una sola semana había podido trabajar estaba cansada no era la primera vez que le ocurría y no había manera de poder defenderse cuando el ministerio de trabajo estaba comprado por las grandes familias del país.
Camino calle abajo para poder coger el transporte extraurbano. No sabía cómo se lo diría a su abuela estaba vez, había inventado muchas veces palabras bonitas o excusas para justificar su presencia en la casa después de ser despedida. Imaginaba que esta vez no sería la excepción.
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—¡Hasta cuando Antonio! —el mencionado cerró los ojos. La cabeza le dolía producto de la borrachera de la noche anterior.
—No grites mamá por Dios. Harás que mi cabeza explote —se quejó tratando de tapar sus ojos con la almohada cuando su madre corrió las cortinas de su habitación y el astro rey fue directo a atormentar sus sensibles ojos.
—Te lo he pedido de todas las maneras posibles Antonio. Deja de comportarte como un niño tientes treinta y dos años. No eres un niño toma la responsabilidad de los negocios y permite a tu padre descansar —resopló al darse cuenta que su madre no dejaría de repetir una y otra vez la misma canción de siempre.
—Te lo he dicho mamá, no estoy interesado en el negocio familiar Danilo lo ha hecho muy bien hasta ahora —Danilo era su hermano mayor hijo del primer matrimonio de su padre.
—Danilo, Danilo. Deja de alabarlo tanto a este paso se adueñara de todo lo que te pertenece ¿porque no lo ves? —gritó furiosa ante el desinterés de su hijo por los negocios que por derecho le correspondían llevar.
—Será porque es mejor que yo en todo. Cierra la puerta cuando salgas —halo la sabana para cubrirse hasta la cabeza, estaba cansado y no deseaba escuchar a su madre decirle una y otra vez que su hermano le quitaría todo. No era necesario él sería feliz únicamente recibiendo las ganancias que su hermano le depositaba cada fin de mes sin tener que hacer nada por ello.
—Eres un caso perdido. Las fiestas y las mujeres no te serán eternas —escuchó cuando su madre cerró la puerta con mucha más fuerza de la que imagino porque su cabeza fue quien sufrió.
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—¿Antonio? —el hombre cerró el periódico al ver a su esposa enojada
—Dormido como siempre. Debes hablar con él Santiago por todos los cielos, pareciera que no te importa tu hijo vives y miras por los ojos de Danilo —espeto molesta
—¿No has escuchado nunca una sola palabra de Antonio? Odia estar encerrado en la oficina todo el día, odia los negocios déjalo ser en lo que es bueno —Margarita resoplo perdiendo todo su glamour del que siempre estuvo orgullosa.
—¿Cómo puede dejarlo ser? Estar sentado los fines de semana sobre una bestia no es bueno ni para él mismo. Corre peligros en cada carrera que corre ¿Por qué no haces algo? —aparto su silla para sentarse y esperar a que su marido dijera o hiciera algo
—Por todos los cielos es una motocicleta de carreras no una bestia aprende a diferencia mujer
—Como sea eso no es un trabajo estar todos los fines de semana compitiendo aquí y allá, para luego emborracharse a la mitad de semana no me parece que sea correcto. Pero es claro que a ti no te interesa no voy a continuar discutiendo contigo eres igual o peor que Antonio. He perdido el apetito, ten buen provecho —lanzó la servilleta con furia sobre la mesa…
—¿Discutieron? —El mayor de los hijos se acercó a su padre a quien saludo con beso en la frente antes de sentarse en la mesa. Danilo Rocco un hombre de cuarenta años de edad. Rubio de ojos azul zafio, cabello castaño claro, soltero y uno de los hombres más codiciados por madres de chicas en edad de contraer matrimonio.
—Lo mismo de siempre Antonio —Santiago llevo un trozo de omelette a su boca, deseaba comer tranquilo aunque ya no era el caso. Margarita sabía cómo arruinar su apetito.
—Bueno podría intentar halarse las riendas papá, no me estoy quejando pero el deporte que practica no será para toda la vida tiene treinta y dos años —Santiago bebió un sorbo de café antes de resolver
—Bien, consigue una oficina disponible y trata de instruirlo personalmente no importa el área es tu responsabilidad —se levantó y salió del comedor enojado estaba cansado de las constantes quejas de Margarita quizá Danilo pudiera ayudarlo a convencer a Antonio de trabajar en la empresa.
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—¿No tienes que ir clases hoy cariño? —era el momento del día que más odiaba cada que tenía que mentir a su abuela, una hermosa mulata de sesenta años su única compañía desde hace muchos años. Se había salvado por ser fin de semana pero hoy era lunes y debía estar fuera de casa a esta hora y no preparando el desayuno.
—Tengo libre hoy abuela no te preocupes, los niños tienen actividad con sus padres —dije sin pensar mucho
—¿Todos los niños? —preguntó con duda
—Es un día de campo Abuela no pienses mucho. Soy una maestra nueva así que no estaba incluida en la actividad. Pero si no quieres verme igual puedo salir a distraerme un momento —sabía que su abuela no se tomaría muy bien su insinuación
—Sólo no me mientas Patricia porque vieja y todo soy muy capaz de darte una tunda —ella sonrió le creía muy capaz ¡Oh claro que le creía! Nos sería la primera vez que su abuela le daba un castigo después de mentirle pero ¿Qué opción tenía? Su abuela era tan dulce como agría cuando se sentía insultada y no quería que se molestara por cosas que nunca iban a poder cambiar en la sociedad.
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—No me digas que madre te convenció —Antonio se llevó un pedazo de fruta. Si él también podía despertar temprano el día lunes y tomar un desayuno con su único hermano.
—Tu madre no ha dejado de molestar a padre desde la semana pasada así que ¿Qué otra opción tengo? He iniciado con pequeñas remodelaciones en la oficina que ocupe en el pasado y que debía ser tuyo —el menor resopló
—Odio estar entre cuatro paredes y metido entre papeles todo el día ¿Por qué es tan difícil de entenderlo? —preguntó enterando el tenedor en el pedazo de sandía con más fuerza de la necesaria.
—Hemos tratado de apoyarte tu madre aún no sabe que trabajas en el taller de motos —sonrió bajito si su madre llegaba a enterarse estaba seguro que moriría no sin antes matarlo primero.
—Lo se Danilo y te lo agradezco nunca podría terminar de pagar todo lo que escondes por mí —sonrió ampliamente ante la negación de su hermano
—¡No tienes remedio hombre! —terminaron de desayunar en silenció no querían que su madre estuviera atenta a sus conversaciones, sería desastroso si ella descubriera que no eran enemigos como había intentado en más de una ocasión que fuesen…
—Lamento interrumpir señor Antonio pero en la puerta hay un niño que pregunta por usted —eso si fue una rotunda sorpresa. Estaba acostumbrado a que la mujeres tocaran a su puerta a tempranas horas pero ¿un niño? Jamás. Se puso de píe y fue su encuentro quizá fuese un fans o la carnada de alguna mujer guapa para atraerlo.
—Buenos días ¿Eres Antonio Rocco? —el niño de ojos verdes y cabello rubio preguntó con una pequeña sonrisa en sus labios
—Así es y tu ¿Quién eres? —preguntó amablemente
—Anthony y soy tu hijo —la voz suave e infantil tuvo mucho más fuerza que cualquier contrincante porque literalmente se sentía derribado…
—¿Su hijo?
—¿Cómo ha sucedido esto? —Margarita observó a su hijo con enojo. Podía aceptar todo de él pero ¿esto? Esto estaba fuera de todo lo permitido la prensa se lo comería vivo si llegaba a enterarse de este asunto. Ellos no eran gente común y corriente su nombre no podía estar manchando por culpa de Antonio y sus idioteces.—¿Cómo quieres que sepa? Estoy enterándome casi al mismo tiempo que tú mamá — dijo. Mientras pasaba la mano con frustración sobre sus cabellos rubios. Tratando de recordar el nombre de la mujer que decía ser la madre del niño y que encima lo había dejado en la puerta de su casa como si fuera un animalito.—¿Podrían bajar la voz? El niño va a escucharlos —Danilo no puedo evitar intervenir al ver a su hermano y su madrastra discutir casi frente al niño.—Vet
—No puedes hacerme esto mamá ¿Por qué de todas? —giró su rostro para ver a Anthony con la niñera—¿Crees que soy estúpida? Te conozco perfectamente Antonio de haber contratado a cualquiera de esas mujeres estarías durmiendo con ella antes de saber si es apta o no para el trabajo —Margarita no iba a ceder ante la insistencia de su hijo, su actitud le decía claramente que había hecho una buena elección Antonio nunca se fijaría en alguien como Patricia Rojas…—Estás loca mamá no puedes imponerme su presencia —discutió nuevamente—Bien si no te parece puedes despedirla y tendrás que hacerte cargo del niño o irte a vivir a otro lugar. Porque yo no voy a cuidarlo —salió de la sala. Tenía cosas más importantes que ocuparse que prestarle atención a los berrinches de su hi
—Anthony ven vamos tienes que desayunar —Patricia había intentado sacar al niño de la cama pero parecía misión imposible cuando se aferraba a las sabanas.—No quiero desayunar —se metió más bajo las sabanas sin dejar que Patricia pudiera verlo—Tony —llamó mucho más suave—¡No me llames así! —gritó tirando las sabanas aun lado, sus ojos estaban rojos y ligeramente hinchados—Por Dios cariño ¿Qué ha sucedido? —el niño se mordió el labio para tratar de controlar su llanto. Patricia no sabía que había ocurrido pero estaba preocupada.—No me llames así —repitió hipando debido al llanto—Está bien cariño no lo haré ¿Puedes decirme que sucede? —el niño asintió limpiándose las l&aa
—¿Eres la niñera? —Héctor observo fascinado a Patricia. Ella parecía poco interesada su mirada estaba más allá. Justo donde Antonio y Anthony.—Sí —no se giró para verlo.—Eres una mujer muy hermosa —Patricia giró su rostro lentamente—¿Te parece? —sonrió habían pocos hombres verdaderamente interesados en una mujer como ella. Muchos otros estaban únicamente interesados en llevársela a la cama.—Sí, lo eres ¿Patricia cierto? —asintió al ver en los ojos de Héctor únicamente interés genuino.—¿El niño? —Patricia no sabía si estaba al corriente o no de la situación del niño así que omitió el detalle de que eran padre e hijo.—Es su cumpleaños —dijo volviendo la mirada al
Patricia se levantó a tempranas horas de la mañana. Ayudo a su abuela con el desayuno antes de salir hacia la casa de la familia Rocco. Hoy sería un día muy importante para Anthony las pruebas serían tomadas hoy. Aunque la familia Rocco no era una familia ejemplar y un modelo perfecto de armonía deseaba que el niño fuese hijo de su jefe al menos tendría un techo donde dormir y a ella para cuidarlo.—¿Llevas prisa? —Micaela preguntó al verla tan apurada—Un poco abuela ¿puedo ayudarte en algo?—No cariño, solo preguntaba —Micaela estaba insegura con respecto al trabajo, temía que pasara lo inevitable y era el motivo por el cual preguntaba sin llegar a ser tan obvia.—Desayuna abuela, volveré por la noche —besó la frente de Micaela antes de salir con prisas.⧓⧓—¿Es necesario todo esto?
—No creo que Antonio aprecie mucho tu interés por casarlo Margarita —Mariana dejó su taza sobre el escritorio con gracia y elegancia. Justo la clase de mujer que Margarita buscaba para su hijo.—Eres hermosa, inteligente—Asquerosamente rica —Mariana termino la frase con una media sonrisa—Querida por favor, el dinero es lo de menos. Mi hijo necesita una mujer que pueda comprenderlo—¿Tolerar también su libertina vida? —Margarita sonrió con nerviosismo. Habría jurado que Mariana tenía un interés sentimental por su hijo ¿se había equivocado?—Querida por favor, me haces quedar mal —bebió un sobro de su té para evitar decir algo que fuera rebatido por la mujer frente a ella.—Perdóname Margarita quizá estoy siendo demasiado directa. Pero nunca he notado interés alguno p
Patricia y Anthony estaban desbordados de felicidad Antonio había hecho una magnifica carrera ese día coronándose en el puesto número uno.—¡Mi papi es el mejor! —gritaba Anthony con la felicidad tatuada en el rostro—Lo es cariño —Patricia sonrió al ver lo feliz que era.—Quiero comprarle algo —el niño dijo serio de repente—¿Eh? —Patricia no comprendía su cambio de humor.—Ha ganado una carrera Chocolatina y nadie más que nosotros ha venido a verlo, no quiero pensar en lo mal que se puede sentir tiene a sus padre, pero ninguno parece interesado en él –Anthony era muy observador pensó Patricia. Ella no había caído en cuenta que de hecho ni siquiera Danilo estaba presente, no conocía muy bien al hermano de Antonio pero parecía amable.—¿Qué quiere
Patricia no podía creer su falta de profesionalismo. En realidad si no podía creerlo se había sentido tan natural y ver la sonrisa de Anthony no tenía precio.—Tengo sueño Chocolatina —bostezó—Vamos a la cama entonces cariño —le había dado un baño y arropado para que pudiera descansar. Eran pasadas las diez de la noche su abuela iba a matarla con seguridad ni siquiera había llamado para avisarle que llegaría tarde olvido ponerle saldo a su móvil.Una vez tuvo la seguridad que Anthony estaba profundamente dormido dejó un beso sobre la frente del niño y salió de la habitación. Había un desastre que limpiar ahí abajo.—¿Qué haces? —pregunto apenas piso la cocina y miro a Antonio—Limpiando ¿te apuntas? —sonrió. Patricia contuvo el aliento ¿Por q