A las once y once de la mañana, pero del otro lado de la ciudad, algo ocurría en el ala oeste de la clínica más prestigiosa de todo el estado, un ruido se escuchó en la habitación donde dormía Francesco desde hacía varios meses.
— Joven, ¿Se encuentra bien? Venga, con cuidado.— la enfermera con cara de asombro ayudaba a levantar a Francesco del suelo, despertó de la nada e intentó bajarse de la cama, pero cayó al suelo, seguramente por todos estos meses acostado no tenía fuerza en sus piernas.— ¿Dónde estoy? ¿Quién es usted?— preguntaba Francesco totalmente desconcertado de lo que ocurría a su alrededor.— Recuéstese por favor, está en el hospital, quédese aquí, no intente caminar otra vez, buscaré al doctor y a su familia.— la enfermera salió a las carreras de la habitación, después de casi dar por muerto a Francesco, él despertó de la nada, un verdadero milagro.Solo en la habitación, Francesco estaba realmente desorientado, su mente estaba en blanco, no sabía qué hacía en un hospital ni cómo había llegado hasta aquí, solo se acariciaba sus piernas, sintiendo un leve cosquilleo en ellas, pero notando que algo no estaba del todo bien.— Hijo, despertaste, oh Dios, gracias por este milagro, escuchaste todas mis plegarias.— entró una señora a la habitación, Francesco no pudo reconocerla, pero ella estaba hecha un mar de lágrimas y lo abrazaba con mucha fuerza mientras lo besaba por todos.— hijo, soy yo, tu madre.En ese momento Marlene se dio cuenta que en la mirada de su hijo algo no estaba bien.— Francesco, hola, soy el doctor Weinstein, te he atendido desde que eras un niño, ¿Puedes recordarme?— preguntó él doctor acercándose a él, indagando un poco más sobre el estado de Francesco, pero entendiendo que el golpe en la cabeza había sido mucho más grave.— Disculpe, pero ¿Quiénes son ustedes? ¿Dónde estoy? ¿Por qué no siento mis piernas completamente?— Francesco veía de un lado al otro, mientras su madre pasaba de estar llena de alegría al verlo despertar, ahora volvía estar preocupada por la salud de su hijo y el hecho de que ni siquiera la recordara.— Bien, recuéstate un poco Francesco por favor, tendré que hacerte algunos estudios, todas tus preguntas se irán respondiendo poco a poco.— el doctor trataba de calmar a Francesco que parecía entraría en pánico en cualquier momento.— señora Rucci, espere afuera un momento por favor.— Déjeme un momento con mi hijo por favor.— sollozó Marlene, mientras la enfermera la llevaba a la puerta con dificultad.Llegando también a un hospital, pero con varios kilómetros de distancia, Alice acariciaba el cuerpecito de su pequeña bebé e ignoraba su dolor postparto mientras pensaba en cómo llamarla. Era increíble, pero hasta este momento no había pensado en un nombre para ella, siempre tuvo la esperanza de que estaría junto a Francesco para cuando llegara este momento y eligirían el nombre perfecto.De la nada Alice recordó la última noche que pasó en la casa de Roxana, antes de que llegara el anuncio del desalojo y esta le recomendó Caroline, así que Alice no encontraba otro nombre tan perfecto para su pequeña.— No puedo entrar ahí.— dijo Alice al caballero que estaba conduciendo, por un momento había olvidado que estaba en el auto con él.— ¿Qué dices? Necesitas atención médica urgente al igual que tu hija.— sentenció él con un tono de molestia.— Este hospital debe costar una fortuna y yo no tengo como pagarlo.— respondió Alice, sintiendo algo de vergüenza al revelarle a un extraño que no tenía las posibilidades de darle lo mínimo a su bebé.— te agradecería muchísimo si me pudieras llevar al hospital comunitario del otro lado de la ciudad.— No te preocupes por lo que cuesta.— el apuesto hombre en el asiento del conductor estaba arqueando una leve sonrisa que Alice pudo ver por el espejo.— soy doctor aqui y además tengo unas acciones invertidas también, así que no será impedimento cubrir con tus gastos. Si Dios quiso que me arrollaras y que yo atendiera tu parto en medio de la nada es por algo.A pesar de su convalecencia Alice no pudo evitar sonrojarse, él tenía una mirada muy intensa. Además, la llenaba de vergüenza que sin conocerlo ya había visto todo su interior a la hora del parto.Luego de ser atendida por varios médicos y después de que se llevarán a su bebé para atenderla también, el cansancio ganó la batalla y a pesar de que no quería quedarse dormida, esto fue inevitable.Alice despertó al otro día luego de un sueño muy extraño, estaba todo blanco como en una sala de hospital muy grande y ahí, a su lado, estaba Francesco. Alice le gritaba con todas sus fuerzas, recriminando el por qué la rechazó junto a su hija el día de su aniversario, pero a pesar de gritar cada vez más fuerte Francesco no se inmutaba y seguía dormido hasta que al casi despertarse él abrió los ojos.Era la primera vez que Alice soñaba con Francesco a pesar de haber pasado noches enteras pensando en él.— Hola buenos días.— dijo el doctor que había atendido el parto entrando en la habitación.— aquí traigo a…— Caroline.— repuso Alice de inmediato al notar que él no sabía el nombre de su bebe.— Wow muchas gracias.— al sostener a Caroline en sus brazos nuevamente, pero está vez con su ropita hermosa, una lágrima recorría su rostro.— Me tomé el atrevimiento de revisar tu coche para conseguirles ropa.— el parecía algo apenado por haber hecho eso.— afortunadamente te dio chance de empacar algunas cosas.— No te preocupes, muchísimas gracias por todo.— respondió Alice tratando sonar lo más afectuosa que podía, todo lo que él había hecho por las dos era increíble. — espero poder irme hoy mismo de acá, cada hora que paso aquí debe costar mucho dinero.— No pienses en eso.— dijo él doctor sonriendo.— no creo que recuerdes, pero tengo acciones aquí y soy casi como el jefe.— Igual no quiero incomodarte más, ya has hecho demasiado y…— dudó Alice ya que no sabía si él le había dicho su nombre.— ¿Como me dijo que se llamaba?— No tuve tiempo de decirtelo, soy Aron Walker.— respondió amablemente.— y ¿Tú eres?— Alice.— Bien Alice, no pude encontrar a ningún familiar tuyo ni a tu esposo.— dijo acercándose un poco hacia la cama.— ¿Tienes algún directorio para comunicarme con alguno de ellos?— Ehh.— balbuceo Alice sin saber qué decir.— eso será algo complicado, ¿Sabe dónde está mi bolso?— Oh si, perdón, aquí esta.— respondió Aron, acercándose hasta Alice para dárselo.— y ¿Dónde vives? Necesitaras reposo por unos días luego de salir de aqui.— Debo buscar un lugar para alquilar, no te preocupes por eso.— respondió Alice arrepintiéndome de inmediato al ver la expresión en la cara de Aron.— No estás en condiciones de hacer algo como eso, ni siquiera puedes conducir.— él estaba muy contrariado y Alice lo entendía, ¿Cómo podía estar totalmente sola en un momento como este?— hagamos una cosa y esto no está en discusión, saldrás de aquí está tarde y te llevaré a mi casa. Ahí tendrás ayuda mientras te recuperas.— De ningu…— quiso oponerse Alice.— No está en discusión.— repuso Aron quitándole el habla.— en vista que no tienes a nadie y que no tienes a dónde ir yo sería como un tutor legal para tu bebé.— continúo diciendo está vez con una gran sonrisa.Alice quiso oponerse rotundamente a esta propuesta, pero no tuvo la fuerza para hacerlo, así que solo pudo asentir a sus palabras además de no poder negar que en esta oportunidad no podría afrontar todo esto sola.— Muchas gracias doctor Walker.— dijo Alice devolviéndole la sonrisa.— No tienes de qué.— respondió él antes de retirarse.— por cierto dime Aron.Al llegar la tarde, Alice ya estaba lista para salir del hospital, al ser un parto natural se había recuperado bastante bien, el doctor Walker, a quien paradójicamente ella agradecía haber atropellado, dado que sin él seguramente no hubiera podido sobrevivir, entró en la habitación para llevarlas a su apartamento.Alice no estaba nada convencida con esto, pues no lo conocía, pero Roxana seguía sin atenderle el teléfono desde ayer y en su estado no tenía a dónde ir realmente.— Bien, ya pospuse todas mis citas de la tarde, nos podremos ir a mi apartamento y así podrás descansar mejor.— dijo el doctor Walker al entrar nuevamente en la habitación de Alice, ella trataba de ser algo distante con él, estaba muy agradecida con su ayuda, pero en estos momentos no tenía la más mínima intención de relacionarse con nadie.Aron era realmente guapo, pero Alice seguía manteniendo las esperanzas en que Francesco despertaría del coma y la iría a buscar para formar una hermosa familia.— Está bien, pero será solo por esta noche, para mañana espero ya tener un sitio a dónde ir.— Aron ignoró sus palabras, él parecía estar muy cómodo con esta situación.Como todo jefe, Aron le ordenó a una enfermera que trajera una silla de ruedas para llevar a Alice hasta el estacionamiento, ella no creía que esto fuera necesario, pero él volvió a insistir, era muy dominante, mucho más que Francesco y eso no le gustaba para nada a Alice.Durante el camino a la casa de Aron, Alice solo tenía ojos para su pequeña bebé, le parecía la niña más hermosa de todo el planeta y estaba ansiosa en que conociera a su tía Roxana, empezaba a preocuparse por ella, nunca había desaparecido de esta forma y aunque con su empleo siempre tenía que salir de la ciudad, la forma en la que habían perdido el contacto empezaba a ser alarmante.Al llegar al apartamento del doctor Walker, lo primero que pensó Alice era que él también vivía en un lugar muy lujoso, esto dibujó una pequeña sonrisa en su cara y le parecía irónico que la madre de Francesco siempre la tildó de caza fortuna y ahora otro hombre adinerado se atravesaba en su camino.—Bien, te voy a mostrar la habitación de invitados, ahí podrán estar muy cómodas.— dijo Aron cuando entraron en su apartamento.— de este lado está la cocina y puedes tomar todo lo que necesites.—Gracias doctor Walker, es usted muy amable y atento, pero le recuerdo que no estaremos acá por mucho tiempo.—
Alice despertaba muy temprano por los sollozos de la pequeña Caroline. Después de darle de comer y calmarla ya no tenía sueño, así que salió a la cocina para prepararse un té. Ser madre era algo nuevo y extraño para ella y no sabía como haría para dejarla tan pequeña a cargo de otra persona e irse a trabajar, pero en algún momento no muy lejano eso iba a pasar, necesitaba tener un sustento para poder mantenerse.Con cada amanecer sus esperanzas de recibir un mensaje o una llamada de Francesco se renovaban, ¿Hasta cuándo esto ocurriría? Alice no tenía idea, pero su corazón seguía sin estar listo para dejarlo ir así como si nada, él era el padre de su hija y su gran amor. —Alice, despertaste temprano, ¿Estás bien?— preguntó el doctor Walker al ver a Alice entrar en la cocina, ya estaba listo para irse a trabajar, vestido de traje, muy elegante.—Si, Caroline despertó muy temprano hoy, aún debo acostumbrarme a esto de ser madre.— respondió ella sorprendiéndose al no percatarse ante
Solo en la habitación, Francesco tenía la oportunidad de seguir meditando y procesando todo lo que entraba en su mente, toda esa información sobre su pasado, que aunque estaba oculta en lo más profundo de su ser, él seguía sin recordar.Eran tanto Los esfuerzos que hacía por recordar la más mínima cosa sobre su vida, que los dolores de cabeza llegaban cómo espasmos, cortos, pero lo siguientemente molestos como para estar en una constante tortura. Sintiendo la necesidad de tomar aire fresco, decidió subirse a su silla de ruedas y salir de la habitación, quizás esto también ayudaría a su mente para tratar de recordar algo.—Hermanito, al fin te vuelvo a ver la cara, pensé que te quedarías encerrado por el resto de tu vida en la habitación.— era uno de los hermanos de Francesco, que aunque le había dicho su nombre antes, él lo había olvidado por completo.—Hola hermano, salí a tomar algo de aire fresco.— respondió Francesco algo dubitativo, quiso decir su nombre, pero no tenía ni
Dos años después.—Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querida Caroline, feliz cumpleaños a ti.— decían al unísono Alice, Roxana y Aron.Alice mantenía el mismo círculo de amigos, reducido, pero muy afectivo.—Debo dejarlas, revisaré a un paciente en el hospital de última hora.— le dijo Aron a Alice, Roxana cortaba una rebanada de pastel con Caroline en brazos, observaba todo desde la distancia.—Está bien, gracias por venir a pesar de tener una agenda tan ocupada.— se despidió Alice, Roxana seguía sin comprender cómo después de dos años Alice seguía tan distante del doctor más hermoso que ella había visto jamás.—Adiós Roxana, adiós Caroline.— terminó de despedirse Aron, recibiendo su rebanada de pastel y el saludo de ambas desde la cocina.Todos podían juzgarla, pero en esta fecha Alice no podía dejar pasar por alto todo lo que había ocurrido en su pasado. Ella también odiaba sentirse así, solo no podía evitarlo, Francesco seguía siendo el padr
Todo estaba listo, el evento era sumamente exclusivo y solo eran unos cuantos aparte de la familia los que asistirían. Por primera vez en casi dos décadas estaban bajo un mismo techo Berlusconi y Rucci sin estar todos gritándose entre si. Francesco no se sentía nada cómodo con todo lo que ocurría a su alrededor, pero que más daba, ya todo estaba listo, esta noche anunciaría su compromiso y en un mes estaría frente a la mujer que amaba en un altar dándose el sí que los uniría hasta que la muerte los separe.—Estás hermoso hijo, eres el hombre más guapo del planeta.— alagó Marlene a Francesco, sin importarle que Mike estaba cerca de ella.—Gracias.— respondió sin más Francesco, tanto favoritismo de su madre lo aturdía demasiado.—Bien, ya es la hora, si de algo debemos estar orgulloso los Rucci, es de nuestra puntualidad.— dijo Marlene apresurada.Todos salieron de la habitación camino hacia el salón principal de la casa, pero Mike no podía dejar pasar toda su molestia y ataj
Francesco dejó a su prometida y a todos los invitados del gran evento de esta noche para salir de la casa y hacerle una pregunta al doctor Walker.Eso pensarían todos, pero en el fondo Francesco no permitiría que esa mujer que vio con tanta intensidad hace un rato se fuera sin siquiera presentarse ante ella.Afortunadamente corrió lo suficientemente rápido para alcanzar a la adorable pareja que se iban muy temprano de su fiesta de anunció de compromiso.—Disculpe doctor Walker, sé que nos veremos la semana entrante, pero quería preguntarle, ¿Cómo puedo lidiar con mis dolores de cabeza en estos días?— mintió Francesco, estos dolores no existían ya, habían desaparecido hace muchos meses atrás.—No tienes de qué disculparte, por ahora solo puedo aconsejarte que no sobre pienses las cosas y trates de dejar tu mente despejada.— respondió Aron amablemente.— oh, discúlpame ahora tú a mí, ella es Alice, mi acompañante de hoy.—Un gusto Alice, soy Francesco, el futuro esposo.— se prese
Francesco despedía a los últimos invitados de la fiesta, él era de las personas más sobrias que quedaban, el whisky y el champagne sobraban y todas las personas que asistieron no escatimaron a la hora de ingerir todo el licor que podían. Este era el mejor momento de la noche para Francesco, terminar al fin con todo esto que para él parecía ridículo, pero que cumplió sin reprochar prácticamente nada para seguir complaciendo a su madre. —Mi futuro hijo, me despido, todo estuvo exquisito.— se despedía con alguna dificultad al hablar el señor Berlusconi, padre de Zia.— cuánto lamento todo lo que ocurrió en el pasado, me habré perdido muy buenas fiestas. —Basta cariño, vámonos ya.— intervino la madre de Zia, sosteniendo a su marido de un brazo para que este no cayera al suelo.—Gracias a ustedes por venir.— se despidió Francesco muy formalmente, pero el señor Berlusconi se lazo hacía él para darle un abrazo muy pegajoso.—Buena elección hiciste con mi hija.— susurró al oído de
Marlene despertaba a Francesco, quien con dificultad abría los ojos. Después de varios meses, anoche había experimentado dolor de cabeza otra vez, todo gracias a esa otra mujer, Alice.Ahora con resaca debía afrontar otra reunión entre dos familias que se odiaban en secreto, pero que en unas semanas se unirían para siempre.—Buenos días.— dijo Francesco al llegar al jardín, los padres de Zia aún no llegaban, solo estaban Luke y su novia en la mesa, acompañando a la futura señora Rucci.—Buenos días.— dijeron al unísono Luke y su novia, pero Zia no lo hizo.Este era el colmo de los descaros, para Francesco no era suficiente la humillación de anoche, al confesarle a su hermano Mike que solo bastó ver a los ojos a aquella mujer para sentirse mil veces más atraído que por su prometida.Así que Zia se levantó de su asiento y se sentó en las piernas de Francesco, estampando un beso con frenesí en los labios de este. Cualquiera afuera de esta relación pensaría que era un beso de dos