Alice despertaba muy temprano por los sollozos de la pequeña Caroline. Después de darle de comer y calmarla ya no tenía sueño, así que salió a la cocina para prepararse un té. Ser madre era algo nuevo y extraño para ella y no sabía como haría para dejarla tan pequeña a cargo de otra persona e irse a trabajar, pero en algún momento no muy lejano eso iba a pasar, necesitaba tener un sustento para poder mantenerse.Con cada amanecer sus esperanzas de recibir un mensaje o una llamada de Francesco se renovaban, ¿Hasta cuándo esto ocurriría? Alice no tenía idea, pero su corazón seguía sin estar listo para dejarlo ir así como si nada, él era el padre de su hija y su gran amor. —Alice, despertaste temprano, ¿Estás bien?— preguntó el doctor Walker al ver a Alice entrar en la cocina, ya estaba listo para irse a trabajar, vestido de traje, muy elegante.—Si, Caroline despertó muy temprano hoy, aún debo acostumbrarme a esto de ser madre.— respondió ella sorprendiéndose al no percatarse ante
Solo en la habitación, Francesco tenía la oportunidad de seguir meditando y procesando todo lo que entraba en su mente, toda esa información sobre su pasado, que aunque estaba oculta en lo más profundo de su ser, él seguía sin recordar.Eran tanto Los esfuerzos que hacía por recordar la más mínima cosa sobre su vida, que los dolores de cabeza llegaban cómo espasmos, cortos, pero lo siguientemente molestos como para estar en una constante tortura. Sintiendo la necesidad de tomar aire fresco, decidió subirse a su silla de ruedas y salir de la habitación, quizás esto también ayudaría a su mente para tratar de recordar algo.—Hermanito, al fin te vuelvo a ver la cara, pensé que te quedarías encerrado por el resto de tu vida en la habitación.— era uno de los hermanos de Francesco, que aunque le había dicho su nombre antes, él lo había olvidado por completo.—Hola hermano, salí a tomar algo de aire fresco.— respondió Francesco algo dubitativo, quiso decir su nombre, pero no tenía ni
Dos años después.—Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querida Caroline, feliz cumpleaños a ti.— decían al unísono Alice, Roxana y Aron.Alice mantenía el mismo círculo de amigos, reducido, pero muy afectivo.—Debo dejarlas, revisaré a un paciente en el hospital de última hora.— le dijo Aron a Alice, Roxana cortaba una rebanada de pastel con Caroline en brazos, observaba todo desde la distancia.—Está bien, gracias por venir a pesar de tener una agenda tan ocupada.— se despidió Alice, Roxana seguía sin comprender cómo después de dos años Alice seguía tan distante del doctor más hermoso que ella había visto jamás.—Adiós Roxana, adiós Caroline.— terminó de despedirse Aron, recibiendo su rebanada de pastel y el saludo de ambas desde la cocina.Todos podían juzgarla, pero en esta fecha Alice no podía dejar pasar por alto todo lo que había ocurrido en su pasado. Ella también odiaba sentirse así, solo no podía evitarlo, Francesco seguía siendo el padr
Todo estaba listo, el evento era sumamente exclusivo y solo eran unos cuantos aparte de la familia los que asistirían. Por primera vez en casi dos décadas estaban bajo un mismo techo Berlusconi y Rucci sin estar todos gritándose entre si. Francesco no se sentía nada cómodo con todo lo que ocurría a su alrededor, pero que más daba, ya todo estaba listo, esta noche anunciaría su compromiso y en un mes estaría frente a la mujer que amaba en un altar dándose el sí que los uniría hasta que la muerte los separe.—Estás hermoso hijo, eres el hombre más guapo del planeta.— alagó Marlene a Francesco, sin importarle que Mike estaba cerca de ella.—Gracias.— respondió sin más Francesco, tanto favoritismo de su madre lo aturdía demasiado.—Bien, ya es la hora, si de algo debemos estar orgulloso los Rucci, es de nuestra puntualidad.— dijo Marlene apresurada.Todos salieron de la habitación camino hacia el salón principal de la casa, pero Mike no podía dejar pasar toda su molestia y ataj
Francesco dejó a su prometida y a todos los invitados del gran evento de esta noche para salir de la casa y hacerle una pregunta al doctor Walker.Eso pensarían todos, pero en el fondo Francesco no permitiría que esa mujer que vio con tanta intensidad hace un rato se fuera sin siquiera presentarse ante ella.Afortunadamente corrió lo suficientemente rápido para alcanzar a la adorable pareja que se iban muy temprano de su fiesta de anunció de compromiso.—Disculpe doctor Walker, sé que nos veremos la semana entrante, pero quería preguntarle, ¿Cómo puedo lidiar con mis dolores de cabeza en estos días?— mintió Francesco, estos dolores no existían ya, habían desaparecido hace muchos meses atrás.—No tienes de qué disculparte, por ahora solo puedo aconsejarte que no sobre pienses las cosas y trates de dejar tu mente despejada.— respondió Aron amablemente.— oh, discúlpame ahora tú a mí, ella es Alice, mi acompañante de hoy.—Un gusto Alice, soy Francesco, el futuro esposo.— se prese
Francesco despedía a los últimos invitados de la fiesta, él era de las personas más sobrias que quedaban, el whisky y el champagne sobraban y todas las personas que asistieron no escatimaron a la hora de ingerir todo el licor que podían. Este era el mejor momento de la noche para Francesco, terminar al fin con todo esto que para él parecía ridículo, pero que cumplió sin reprochar prácticamente nada para seguir complaciendo a su madre. —Mi futuro hijo, me despido, todo estuvo exquisito.— se despedía con alguna dificultad al hablar el señor Berlusconi, padre de Zia.— cuánto lamento todo lo que ocurrió en el pasado, me habré perdido muy buenas fiestas. —Basta cariño, vámonos ya.— intervino la madre de Zia, sosteniendo a su marido de un brazo para que este no cayera al suelo.—Gracias a ustedes por venir.— se despidió Francesco muy formalmente, pero el señor Berlusconi se lazo hacía él para darle un abrazo muy pegajoso.—Buena elección hiciste con mi hija.— susurró al oído de
Marlene despertaba a Francesco, quien con dificultad abría los ojos. Después de varios meses, anoche había experimentado dolor de cabeza otra vez, todo gracias a esa otra mujer, Alice.Ahora con resaca debía afrontar otra reunión entre dos familias que se odiaban en secreto, pero que en unas semanas se unirían para siempre.—Buenos días.— dijo Francesco al llegar al jardín, los padres de Zia aún no llegaban, solo estaban Luke y su novia en la mesa, acompañando a la futura señora Rucci.—Buenos días.— dijeron al unísono Luke y su novia, pero Zia no lo hizo.Este era el colmo de los descaros, para Francesco no era suficiente la humillación de anoche, al confesarle a su hermano Mike que solo bastó ver a los ojos a aquella mujer para sentirse mil veces más atraído que por su prometida.Así que Zia se levantó de su asiento y se sentó en las piernas de Francesco, estampando un beso con frenesí en los labios de este. Cualquiera afuera de esta relación pensaría que era un beso de dos
Zia aún sentía su mejilla caliente por la bofetada que le había propinado su padre hace unos minutos, la sangre le hervía, pero había bastado esa pequeña disculpa para que ella se calmara también.Su infancia había sido bueno, muy poco recuerda ella el momento en que perdieron todo su dinero, por eso ella no siente que sufriera en aquellos tiempos. Nunca les faltó comida o un techo, para la joven Zia lo más importante era el afecto y la familia.Todo eso cambió cuando los Berlusconi volvieron a ser poderosos y adinerados en su pueblo natal en Italia, Zia encontró un refugio en la ropa de diseñador muy costosa, las botellas de champagne extravagantes y una vida llena de locura y excesos todos los fines de semana. Su familia se concentró tanto es superar a los Rucci, que olvidaron algo esencial: el amor.—¿A qué te refieres con que Francesco puede estar arrepintiéndose de su compromiso?— preguntó Vito consternado, él estaba consiente de que su hija era la más cotizada de su ciudad