CAPÍTULO 2 –Infiel

Nerviosa es poco para describir lo que estaba sintiendo en estos momentos, mi padre estaba emocionado con la noticia, pero, mi hermana y mi madrastra eran un par de demonios coléricos que perderían la cordura en cualquier momento y me atacarían por que me voy casar con el hombre que ellas querían para su beneficio seguramente, según lo que escuché, papa obviamente me entregó a mi pero mi madrastra se negó a que yo fuera la candidata para convertirme en la esposa de Leo, y que Emilia era mejor para eso pero como siempre quiere meter sus narices donde no la llaman mi padre le dejo en claro quien es el que da las ordenes

Ese fue el trato entre nuestras familias para que ambas crecieran formidablemente ya que ambos poseíamos conocimiento suficiente sobre los negocios, me entusiasma tanto este momento maravilloso porque ya me puedo ver a su lado trabajando mano a mano

Mi padre me dejó en sus manos, inhalo profundo mientras observo su rostro, una mirada tan penetrante y seductora que no hacia mas que robarme el aliento cada vez que lo veía a los ojos

—Cuida de mi hija. —papá, estrecha la mano de Leo. —Te entrego mi mayor tesoro.

—Señor de la Fuentes.

            «Jamás olvidaré este día magnífico»

Y cuando menos lo esperaba, nos declararon oficialmente como marido y mujer, mi felicidad era notoria, pero me inquieta una sola cosa y es que, Leo mantenía una sombría expresión que daba miedo, pensé por un momento que solo era porque no sabia como expresar sus emociones y que estaba nervioso, así como yo lo estaba. Hablar con él era tan fácil como respirar, me transmitía esa confianza que ni siquiera tengo con mi hermana, es como si fuéramos mejores amigos, de esa forma en la sabes que jamás te traicionaria

—Esto es nuevo… —mascullo mientras observo a los demás conversar o bailar en mientras nosotros los observamos. —¿Estas bien Leo?

—Necesito respirar aire puro

—Iré contigo

—Yo no te he invitado a acompañarme.

Un escalofrió recorre mi cuerpo y una extraña sensación me consume mientras observo que se aleja de todos hasta desaparecer por completo de mi vista, la sensación me agobia demasiado al punto de sentir que me estaba quemando el rostro ya que todos me estaban observando fijamente porque estaba sentada, sola.

Cuando sentí una incomodidad vi que mi madrastra me estaba observando con burla y alegría porque sabe que esto no es lo que yo esperaba para mi boda añorada

            «Vamos cálmate Megan, seguramente solo esta alterado por este matrimonio arreglado por nuestras familias»

—No te sientas nerviosa hija. —papá había notado que estaba demasiado nerviosa. —Este, será un nuevo comienzo, se muy bien que desde hace mucho estas loca por él, asi que solo piensa que vas a hacer la mujer más feliz.

—Tengo miedo papá, que tal que esté enfadado por obligarlo a casarse. Y qué tal si el…

—Solo es paranoia hija, el debe sentirse afortunado por tenerte como esposa. Tómalo como si este fuera un nuevo comienzo para tu vida, la que tanto deseaste. De igual forma si el llegara hacerte daño, sabes donde encontrar a tu padre.

—Me preocupa papá, vistes como corrió a todos los invitados, se veía tan furioso que solo quise… —me detuve al ver que estaba diciendo cosas que harían a mi padre preocuparse, así que sonreí ocultando mi temor. —Iré a visitarte papá

—Siempre serás bienvenida.

Despedirme fue lo más difícil, pero con mi padre, de mi madrastra y mi hermana, ellas ni siquiera lo esperaron, simplemente desaparecieron, se marcharon sin él pero como siempre buscara una excusa y papá le va creer.

La ansiedad se apodera de mi cuerpo, mi garganta se seca porque había llegado el momento en que ambos pasaríamos la noche juntos, asustada y con mis nervios a mil siento como mi corazón se vuelve loco al solo imaginar lo que va pasar.

No pensé que el matrimonio se llevaría a cabo en una semana, pero nuestras familias se encargaron de los preparativos para que todo estuviera listo y ahora, estoy en la que ahora será nuestro nido de amor, no se como prepararme o como debo vestirme para esta ocasión, es mi primera vez así que tuve que improvisar

Comencé a preocuparme ya que había pasado dos horas desde que llegamos y él no aparecía, hasta que lo hizo, pero notó algo diferente, no tenia esa misma mirada tranquilizadora, en cambio, su mirada era oscura y tenebrosa

Me vio de pies a cabeza y de pronto hizo un gesto de desagrado que me dolió demasiado ya que nunca antes lo había hecho, esto es… extraño, tan diferente que ni siquiera sabía que decir

—Leo…

Ni siquiera tuve la oportunidad para hablar porque el me dio la espalda y se marchó. Me dolió mas de que pude imaginar que se fuera, no pensé que mi noche la pasaría sola. Seguramente se quedará en el sofá o eso pensé hasta que escuché el motor de un auto acelerar, tanto que por poco y se lleva a los de seguridad de la puerta al conducir.

—Leo… ¿Por qué?

Me senté al borde de la cama para luego dejarme caer sobre ella acostada tratando de encontrar una explicación a su comportamiento drástico, me ha dejado en nuestra noche de bodas, sola, se marchó sabrá dios donde a se iría.

Después de llorar toda la noche en silencio, me desperté al escuchar un ruido ocasionado por el suelo al pisarlo, al ver la hora me di cuenta que era las 6:00 Am. Cuando la puerta se abrió me di cuenta que era Leo el que estaba entrando.

—Estaba preocupada por ti. —me levanté de inmediato porque se veía mal —¿Estas bien?

—¿Acaso me ves muerto o herido? —me aleja de él molesto —Deja de hacer preguntas estúpidas.

Cuando me dio la espalda mi corazón fue acuchillado al ver una marca de labial en su camisa manga larga, anoche, se fue… para estar con otra.

            «No, no, no… Leo… no es de ese tipo de hombres»

Intenté ayudarlo pero el no me lo permitió asi que le di su espacio y salí de la habitación para darle tiempo de pensar mejor en las cosa y que pueda asimilar este matrimonio, pero, la marca de aquel labial en su camisa me dejó demasiada desconcertada porque no hacia mas que pensar en esos labios marcados con un labial, como si lo hubiesen hecho a propósito

—Buenos días querida.

—Buenos días señora Russo. —ella me observa fijamente como si ella notara algo extraño en mí, pensé que tenía algo en la cara, pero ella me pregunto si me había pasado algo entre su hijo y yo. —No, no... todo está bien.

—Ya se algo nuevo de ti, no puedes mentir. Anda, dime la verdad, puedes confiar en mi, conozco a mi hijo y tal vez pueda ayudarte en algo, peor es nada ¿no crees?

Tenía razón que podía perder con comentarle sobre lo que vi, así que le conté sobre la marca de labios color ocre que vi en su camisa cuando llego, no quería involucrarla mucho en nuestros asuntos maritales ya que no quería que pensara que no podría con mi relación con su hijo.

—Bueno, en realidad yo podría explicar esa marca, anoche cuando estaba ayudándome una de las chicas que trajo el pastel, por accidente se tropezó y bueno… Leo se enfadó demasiado porque había dañado su camisa antes de que comenzara la boda

Mi corazón dio un vuelco de felicidad al saber que no me engaño con nadie y que la razón de su sombría cara de pocos amigos se debió a ese accidente, ella dijo que la lavaría tras llegar a casa una de las empleadas, pero al parecer tuvo que salir anoche a resolver unos problemas de la empresa de su familia.

«LEO»

No puedo pasar una noche con esa chica, no puedo hacerlo, cuando la vi de pies a cabeza no hice más que pensar en la mujer que pensé que mis padres conseguirían para mí, Emilia, la hermana de Megan, pero resulta que ahora estoy casado con ella y ahora siento tanto odio por ella que solo quiero escapar, esperaba que con la marca del labial en mi camisa y el aroma de otra mujer impregnado en mi, la haría buscar a su padre y ordenar que se anulara el matrimonio, pero cuando estaba en la alberca, ella se acercó con una sonrisa cálida y me ofreció un poco de tequila. Ella me agradaba al principio, pero jamás como para contraer matrimonio con ella, claro que Megan estaba feliz pero yo explotaba en colera cada vez que ella intentaba acercarse a mí.

Pasar tiempo en la casa es como vivir atormentado por mis demonios que la odian y que desean destruir lo que me ocasiona mi ira así que solo buscaba la forma de alejarme de la casa y por las noches como es costumbre para mí, estar con Emilia.

Ella me había asegurado que convencería a su padre para que ella y yo nos casáramos pero al parecer nadie tiene poder sobre ese hombre mas que Megan, ya que siempre fue su favorita por ser diferente, gorda.

—Al fin llegas…. —ella observa mi cuello fijamente, luego mis labios. —Leo… tienes algo..

No me importa si le afecta ver las marcas que deja su hermana, es lo que quería, que supiera que nunca será lo que deseo

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