Capítulo 31

Mi ser entero se estremeció vibrando ante él.

Era como si mi alma lo reconociera y gritara por él.

Como si lo necesitara con desesperación.

Estaba siendo seducida por este hombre al que antes llamaba una bestia pero me estaba demostrando que él no era eso.

Me respetaba.

Hasta el último momento lo hizo.

Fui yo quien fue a su búsqueda.

Fui yo quien lo necesitaba con ardor.

Aidan se movió de repente creando una fricción entre su cuerpo y el mío haciendo que estuviera a punto de perder la cabeza.

—Aidan, por favor...

—Maldita sea, eres preciosa, pequeña.

Sumamente preciosa.

Afirmó él hasta que su miembro caliente comenzó a entrar dentro de mí logrando que contuviera el aliento enseguida por su invasión.

Pronto cerré mis ojos sintiendo la punzada de dolor extenderse por mi cuerpo y sorprendiéndome, Aidan besó mis párpados con dulzura deteniéndose.

Esperando que me adapte a él.

A su tamaño.

¿Por qué me hace sentir tan querida?

¿Por qué hace que me ilusione?

Abro mis ojos una vez más para
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