—He esperado tanto tiempo por ti.
Cada partícula de mi cuerpo vibró ante tan afirmación aunque fingí ser indiferente ante él.—No me toques, no puedes tocarme.Sí, yo misma había pronunciado esas palabras pero ahora estaba arqueándome bajo ese toque inesperado pero increíblemente seductor que me tentaba y me hacía actuar desinhibida.—Eso no es lo que me dice tu cuerpo...Su voz era ronca y endiabladamente masculina como si llevara años sin usarla, lo que era muy extraño.Eso poco me importó, estaba más centrada en sus dedos acariciando mis puntos más sensibles.Casi retorciéndome vergonzosamente contra él.—No tienes derecho a tocarme, quiero irme de aquí.Cuando recuperé mi cordura mis manos golpearon su pecho intentando empujarlo pero no logré que se moviera ni siquiera un milímetro.Su cálido aliento acarició mi piel erizándome enseguida al mismo tiempo que sentía los latidos acelerados de mi corazón.De repente sus ojos se alzaron hasta los míos.—¡Ah!Mi gemido fue cortado por un gruñido que salió de sus labios.Yo lo miré horrorizada.Ese intenso azul de sus ojos había desaparecido siendo cubierto por un color tan oscuro como la noche.Unos colmillos aterradores también se abrieron paso de inmediato.—¡Suéltame de una vez!Un chillido histérico estalló en mis labios y no sé cómo pude hacerlo pero escapé de su agarre para irme corriendo tan rápido como mis piernas lo permitieron.Estaba en un inminente peligro y las palabras que salieron de su boca me lo confirmaron.—No puedes huir de mí. Eres mía desde que naciste...Estaba siendo cazada por ese hombre peligroso.Una bestia.Los ojos se me llenaron de lágrimas.Estaba aterrada a pesar de que antes... hubiera estado lista para yacer con él.Eso no era importante ahora mismo.Lo importante era saber a dónde dirigirme.—Te lo dije.En esta ocasión el sonido de su voz se oyó aún más animal. Antes de que pudiera dar un paso más él me tomó por la cintura evitando que huyera una vez más.—¡No! ¡Déjame!Sin escucharme, él clavó sus colmillos en mi cuello logrando que gritara de dolor aunque no fue eso lo único que sentí.Sino un placer absoluto que me hizo gemir sin poder reprimirme.—¡Oh por Dios! Me desperté sentándome sobre la cama agitada.Mi pecho subía y bajaba intentando regular mi respiración al mismo tiempo que me llevaba una mano en dirección a la mordida que supuestamente había recibido.—¿Por qué tengo que soñar con esas cosas?Aparté la sábana que había estado cubriendo mi cuerpo y enseguida me levanté de la cama.Miré mi cama revuelta e inevitablemente me sonrojé de golpe sintiéndome enojada conmigo misma porque no podía dejar de imaginar lo que él había hecho en mi sueño.Siempre aparecía en ellos desde que tenía catorce años.Y a pesar de eso nunca he visto su rostro.Apreté mi mandíbula dirigiéndome al baño.—Leif es en todo lo que debo pensar —me recordé.No tardé en arreglarme y me fui de inmediato a la universidad.En clases mi mente estaba flotando bajo ese pensamiento que no me había dejado en todo el día, aunque eso no me gustaba nada.Esos sueños que siempre tenía eran extraños pero hoy... simplemente me sentía diferente, aunque no entiendo el porqué.—La clase terminó.El anuncio de la profesora me hizo salir de mis pensamientos.Tomé mis cosas y nos retiramos del salón.A pesar de que mi mejor amiga estaba a mi lado hablándome iba perdida en mis pensamientos, una vez más.—¡Ay, no! Gemí cuando un chico se tropezó conmigo destrozando la pulsera que mis padres me habían dado.Rápidamente me arrodillé para recoger la bisutería.—Lo lamento, no te vi.Esa voz era extrañamente familiar pero no me importó.—Selene, para.Mi movimiento era frenético.Seguía tomando la bisutería del suelo hasta que las manos de Ari me tomaron los brazos para detenerme haciendo que alzara mi mirada hasta chocar con sus ojos marrones.—Ya basta, cálmate un poco.—No lo entiendes Ariana.Mis padres me habían obsequiado esta pulsera desde niña y después me habían hecho prometerles que jamás me la quitaría.Nunca lo había hecho y me sentía de una manera extraña.—Lo siento, yo te lo compensaré.La voz del chico que había estado ignorando llamó mi atención y volví mi mirada a él fulminándolo con mis ojos.Me di cuenta que sus orbes eran muy parecidas a las mías, tanto que me extrañó.Apreté los dientes y terminé de recoger lo que me faltaba para guardarlo en mi bolso para después levantarme del suelo ignorándolo.—Mi nombre es...—No me importa, arruinaste mi día.Mi gruñido lo interrumpió y sin darle tiempo a que dijera algo más me di la vuelta para irme a casa.—Espera, Selene ¿Qué te pasa? Fuiste muy grosera con él. Se estaba disculpando.—Ya, pero eso no me devuelve mi pulsera.—¿Y qué más da?Es solo una pulsera, no dramatices chica.Iba a responderle cuando un auto se detuvo frente a nosotras llamando nuestra atención.Ariana hizo una mueca al ver que se trataba de Leif.Ellos dos nunca se han llevado bien.—Sube, preciosa.—¿Vienes con nosotros Ari?—Claro que no, no lo soporto.Yo entorné los ojos antes de despedirme de mi amiga y subirme al auto de mi novio sin saber que estaba siendo seguida por un par de ojos verdes que no habían apartado su mirada de mí ni siquiera por un segundo.—Esto no va a gustarle nada —susurró el chico misterioso al viento guardándose las manos en los bolsillos al mismo tiempo que los veía alejarse.***Mykonos, Grecia.Los ojos de la bestia se abrieron en medio de la oscuridad.Después de tantos años había despertado otra vez.Solo significaba una cosa.Ella estaba viva.No había otra explicación.Su corazón se apretó ante esa certeza sintiendo la calidez envolverlo.—¡Demonios, esa bestia despertó!—¿De qué estás hablando Renki? No pudo haber despertado.La bestia, tal y como lo llamaban alzó su mirada a los guardias que trataban de verlo en medio de la oscuridad de la celda donde estaba encadenado.Él podía oler el aroma a miedo irradiar de ellos.—Él esta...—De todas maneras no podrá escapar. Tenemos que avisar a Grey.A pesar de que intentó parecer sereno no lo logró.Su nerviosismo era palpable.El gruñido que dejó salir Aidan de sus labios los hizo sobresaltar y el recién llegado intentó huir para dar aviso a su jefe de que la bestia había despertado sin embargo no pudo hacerlo.Antes de que siquiera se lo imaginaran "la bestia" rompió sus cadenas en una fracción de segundos y lo mismo ocurrió con los barrotes de la celda que lo mantenía cautivo.—¡No, por favor!Pero él no tuvo piedad así como ellos no la habían tenido con él.Nadie podría mantenerlo aquí de nuevo porque su compañera estaba viva y tenía que encontrarla a como diera lugar.En esta ocasión nadie la lastimaría otra vez.Aidan, conocido como “la bestia” acabó con todos los hombres que se encontraban en su camino antes de irse de ese lugar.—Voy a encontrarte compañera, nadie volverá a alejarte de mí otra vez. Nuestra familia estará unida otra vez.***Amazonas, Venezuela:Leif se bajó conmigo cuando llegamos a casa para saludar a mis padres quienes estaba en la sala de estar, charlando.—Leif y yo vamos a salir.Tan rápido como pude me escabullí entrando en mi habitación sintiendo mi corazón acelerado de una extraña manera.Desde que la pulsera se había roto había sentido algo extraño en mi interior.No solo por la regañina que iban a darme mis padres.Se trataba de algo más, inentendible.Me llevé una mano a mi pecho pero de repente una presencia apareció como si estuviera dormida.—¡Ay! ¡¿Qué…?!Sus brazos entrecerraron mi cuerpo dejándome vulnerable frente a su pecho desnudo y musculoso. Di un paso atrás intentando huir de su intensa presencia pero mi espalda chocó contra la puerta detrás de mí y contuve el aliento.—¿Quién eres? ¡¿Con qué derecho entras a mi habitación?! Él no se inmutó.Parecía absorto mirándome.Poniéndome nerviosa.La luz no me dejaba ver sus rasgos pero si que podía ver sus ojos.Los mismos que tantas veces he visto en mis sueños.—No puede ser, tú…Él se inclinó hacia mi dejando una distancia mínima entre nuestras bocas, mi pulso enseguida se disparó.—Soy yo pequeña, he vuelto por ti —susurró con voz ronca.Los vellos de mis brazos se erizaron.Por alguna razón mi cuerpo estaba derretido ante él.—Me perteneces, estamos destinados…No podía decir una palabra.Estaba congelada.Sus labios rozaron los míos y mis ojos se abrieron con fuerza.Rápidamente con el poco sentido común que me quedaba intenté apartarlo pero mis manos lo atravesaron y su imagen se disipó.—¡¿Qué…?! ¿Qué demonios está pasándome?Asustada y extasiada al mismo tiempo salí de mi habitación y corrí a la sala una vez más intentando quitar ese “encuentro” de mi cabeza.Pero… ¿Por qué me sentía así?—Estoy lista, vámonos. —¿No ibas a cambiarte?Vi que el ceño de Leif se arrugó en confusión pero ahora no estaba para tonterías, quería huir de mis propios pensamientos y olvidarme de ese tipo que estaba volviéndome loca.—No, solo quería refrescarme, estoy lista. Vamos —repetí.—Espera un momento Selene, ¿Dónde está la pulsera que tu padre y yo te regalamos?Su voz sonó extrañamente temblorosa y angustiada, cosa que me hizo sentir muy mal y en definitiva dejar en segundo plano esos locos pensamientos que estaban rondando mi cabeza.—Mamá... alguien me la rompió en la universidad por accidente. —¡¿Por qué no me lo dijiste?! —el rugido de Leif me hizo sobresaltar.Era muy extraño que él se enojara.—¡¿Cómo es posible?! ¡Esa pulsera es indestructible!Jamás los había visto de ese modo.Parecían tan histéricos.¿Qué hacía tan especial esa pulsera?—¿Recogiste los fragmentos Selene? Quizás si vuelvo a unirlos…La retahíla de mi madre fue interrumpida por el teléfono de la casa el cual mi padre no dudó en contestar.Sus labios permanecieron apretados en un gesto duro mientras que miraba a mi madre.Él no intercambió palabras con la persona que había llamado hasta que esta colgó.—Es demasiado tarde para unir los fragmentos.La bestia ha despertado y viene por su compañera.Ha llegado el momento de irnos.Mi madre asintió con determinación mientras que yo los miraba perpleja.¿De qué estaban hablando?Un sentimiento extraño volvió a golpear mi corazón pero a pesar de la ansiedad del momento, lo que estaba sintiendo era una emoción indescriptible.Como si mi alma supiera algo que yo desconocía y estuviera dándome aviso.Aún no puedo creer las cosas que mis padres me han dicho.¿Desde cuándo los hombres lobos existen y por qué él me quiere a mí?Estoy asustada.Tanto que accedí a irme al otro lado del mundo para escapar de ese hombre... si es que puedo llamarlo de ese modo ya que mis padres lo llaman "bestia".—¿Estás bien, cariño? Sé que es mucha información pero necesitabas saberlo.Descansa, cuando lleguemos yo te avisaré.—De acuerdo mamá.Aún inquieta cerré mis ojos intentando no pensar en él.¿Sería la misma persona de mis sueños?¿Cómo podía meterse en mi cabeza?—Una vez más intentando huir... no es posible pequeña.Te encontré.Me desperté agitada y mi madre me censuró con la mirada.—¿Qué te pasa, Selene? Compórtate. Hemos llegado.Yo asentí y todos comenzamos a bajar del avión.—¿Qué te pasa preciosa?—Mi nueva vida comienza ahora Leif, sin embargo no sé qué dirección tomará gracias a esa... bestia.De solo pensarlo mi corazón se agita.—No tienes de que preocuparte. Yo te protegeré.Quería
—Le llevaré comida, no quiero que nadie vaya cerca de su habitación. Mucho menos ningún hombre. Aún no controlo lo que siento por tenerla tanto tiempo alejada. Y otra cosa Isakar, encárgate de que Aleix tampoco lo haga. Puede decirle por error algo a Selene y es lo que menos quiero. ¿Entendido? —Eso haré papá. Fui a la cocina para tomar los alimentos que habían preparado las lobas de la manada y de inmediato me fui a la habitación donde había encerrado a mi mujer. Se sentía tan bien llamarla de ese modo. Solo que ahora tenía que ganarme el derecho a hacerlo. Al entrar a la habitación capté su aroma una vez más embriagándome una vez más con este. —Ven a comer. Coloqué la bandeja en la mesa pero al ver que ella no se levantó se la coloqué en las rodillas. —No quiero. Sabía que tenía hambre, solo estaba siendo infantil al respecto. En definitiva no se parecía a Audrey sin embargo esto me atraía aún más sin entender el motivo. —Come o yo mismo te la daré en la boca. No estoy
Selene:Mis ojos se abrieron lentamente.—¿Dónde estoy...?Entonces el recuerdo fugaz me golpeó.—No ha sido un sueño.Realmente estoy aquí, ¡¿Por qué estoy durmiendo en la cama si me acosté a dormir en el suelo?!De prisa miré al otro lado de esta y por suerte estaba vacío, noté que nadie había dormido ahí.—Por lo menos no se acercó a mí ese tipo —gruñí quitándome la sábana de encima para levantarme—. No debería estar pensando en asearme pero lo necesito.Tengo que deshacerme de esta ansiedad que estoy sintiendo.No tardé en quitarme la ropa, bañarme y después lavarme los dientes.—Así me siento un poco mejor.Aparté la mirada del espejo para ir en busca de un poco de ropa al closet aunque evidentemente solo había ropa de hombre.—Tengo que encontrar una manera de escapar de aquí.Este tipo quiere volverme loca.No sé lo que pretende conmigo pero no va a lograrlo.Me coloqué unos boxers nuevos que encontré y una camisa que me cubría hasta los muslos pero no había nada más.—¿Cómo pue
—No es necesario que hagas eso, yo puedo cuidar de mí misma.Traté de apartar mis pies una vez más pero él no me dejó.Me incomodaba lo delicado que estaba siendo conmigo.Eso no es algo propio de alguien como él.—Tú... ¿Lo amas?Su pregunta logró hacer que me fijara en su rostro.No me estaba mirado pero evidentemente estaba a la espera de mi respuesta.Algo me dijo que hizo esa pregunta como si realmente le doliera mi respuesta.Aunque eso era estúpido.—¿De qué estás hablando?—De ese bastardo que te dejó sola en el bosque ¿De quién más sino?—En primer lugar no es tu problema si lo amo o no. Y en segundo lugar, el bastardo eres tú. Leif es...—Claro que es mi maldito problema —rugió de forma letal—. ¿Lo amas o no?—Es mi novio ¿Por qué crees que estoy con él si no es así?—No lo sé, esperaba que me lo respondieras tú. Una mujer enamorada es evidente y tú no pareces una de ellas.—¡No creas saber todo de mí! ¡No me conoces!—Terminé.Se levantó tomando el botiquín sin mirarme y yo
Después de ese día he perdido la cuenta de cuantos llevo encerrada aquí.He visto el sol salir y caer un montón de veces.Esto solo logra que me sienta mucho más desesperada.He estado encerrada en esta habitación desde entonces.—¿Dónde estará ese bastardo engreído? ¿Cuándo me liberará?Caminé de un lado al otro en la habitación ya que eso era lo único que puedo hacer... por ahora.—No entiendo porqué no me ha hecho lo que planeó.Según mis padres él quiere hacerme daño. ¿Entonces por qué no lo ha hecho aún? ¿Está esperando algo? ¡Dios mío, voy a volver loca aquí encerrada!Desde ese día que me dejó encerrada en la habitación tampoco he vuelto a verlo.Verona me trae la comida siempre, con un montón de hombres cubriendo la puerta evidentemente para que yo no intente escaparme otra vez.—Buenos días, pequeña Luna. Aquí traigo su desayuno.Verona me sacó de mis pensamientos haciéndome mirarla.Ella es a la única persona que conozco aparte de ese imbécil que me secuestró de quien además
Sus labios se aferraron a los míos con dulzura y posesividad al mismo tiempo despertando algo que yo jamás había sentido.Ni siquiera con Leif.Sus manos tiraron de mi cintura aferrándose a mi piel y yo casi estuve derretida ante su toque. Perdida en el sabor de sus enigmáticos labios que sabían a gloria.Él me exploró y yo dejé que lo hiciera.Mi corazón latía salvajemente bajo mi pecho por esta intimidad divina hasta que llegó la racionalidad de golpe y supe que estaba cometiendo una locura.—¡¿Cómo te atreves a besarme?!Alcé mi mano para golpear su mejilla avergonzada por mi propio comportamiento aunque él fue más rápido.—No me desafíes pequeña.Estás en mis manos.Sus ojos brillaba intimidantemente sin embargo yo no di un paso atrás.Alcé mi cabeza con firmeza fulminándolo con la mirada.—No por mucho tiempo.Mi respuesta lo hizo endurecer el ceño sin embargo terminó por soltarme antes de darse la vuelta.—Camina.Se hace tarde.En silencio los dos avanzamos por los pasillos del
Él no me había presentado propiamente como su... luna, pero ahora esto era obvio incluso para mí. Una novata que no sabe nada de la vida de los lobos. —Luna, es un placer conocerla. Llevábamos muchos años esperando porque usted apareciera. Desde que mi secuestrador se había alejado de mí un grupo de chicas lobo me habían rodeado para presentarse. —¿Cómo es eso? —pregunté con curiosidad. No soy una traidora. Quizás cuando mi familia venga por mí podré darles información importante sobre los lobos. Después de todos ellos me trajeron contra de mi voluntad y si en mi familia somos cazadores yo también lo soy. —Oh, es que ha pasado siglos para que el Alfa volviera de nuevo y es gracias a usted... Pero antes de que ella terminara de hablar la cortó abruptamente la chica que se veía como una líder. Seria, serena e imperturbable. —Nos dijeron que no hablaramos demasiado Beauty. —Oh, es cierto. Lo siento mucho Luna. —Alaska es tu nombre ¿Cierto? La aludida asintió como respuesta
Mi corazón empezó a latir con rapidez.El tamaño de cada uno era intimidante, ellos parecían de verdad unas bestias.Ahora entiendo el porqué mis padres le llamaban de ese modo a Aidan.—¿Dónde está Aidan, Verona?—No sé a dónde fue Luna, la acompañaré a su habitación.No podía rendirme así de fácil.Tengo que echar un vistazo a los alrededores para ver si encuentro una manera de escapar.Sin embargo debo hacerlo con sutileza para que Verona no lo note.—Antes de eso ¿Podrías llevarme por favor a ver el exterior? Aiden nunca me ha dejado salir de la casa.La mujer parecía renuente pero a pesar de eso asintió a regañadientes.—Está bien Luna, pero después de eso debemos volver.Con satisfacción la seguí hasta un jardín inmenso dejando los lobos atrás.Paneé el lugar dándome cuenta que detrás del jardín estaba el bosque.Solo que no sabía a dónde saldría de irme por allí.—Por lo menos he conseguido ver algo.—¿Dijo algo, luna?—No, estoy mirando las flores.En esta ocasión no mentí.Me