Después de la tormenta algunas veces no sale el arcoíris. Pero no importa, lo peor ya pasó y te puedes dar un tiempo para respirar. Para entender que todo pasa por algo y aceptarlo sin malcriadeces.
Estoy en calma, en silencio, sin toxicidad. Simplemente en paz.
La enfermera Rosa inyecta la medicina en mi suero, he mejorado, en lo que respecta a mis defensas han aumentado. En breve me darán de alta y me soltarán de nuevo en la oscura realidad que aquí dentro intento ignorar.
Allá afuera tendré que cuidarme a la defensiva, volverme a poner la máscara de hielo; tomar las malditas pastillas o mínimo estar pendiente que mamá no me las meta a escondida en la comida; fingir que todo está bien f
NOVA's POV.Si las pruebas salen positivas y estables, mañana mismo podría volver a casa y el lunes estar en clases como si me hubiese tomado unas vacaciones, o como dicen los rumores: escapado del secuestrador.— ¿Cómo amaneces? —Dejo a un lado mi cuaderno con los apuntes de clases para ver cómo cambia las rosas las rosas marchitas por unas nuevas.—Son las dos de la tarde.Se inclina a besarme y como me han quitado la mayoría de las agujas y él tuvo de cánula intensifico el beso tomándolo del nacimiento de su cabello rubio. Repite la pregunta.—Mejor—
BRAYDEN's POV.Beta salta de las piernas de Nova que intentaba apartar la cabeza de Zeus asomado entre los asientos generando sus estornudos.Volvió a amenazarme con tirarlo en la carretera o perderlo en la playa, sin razón alguna me río de lo absurdo que sonó al desear que un tiburón se lo comiera.—Si sobrevivió a Edipo podrá con cualquier animal —Le digo.—Quiero verlo cuando se lo dé a una tribu de chinos hambrientos.Abro la ventanilla y así distraer a Zeus que deja su saliva al viento en tanto la coneja se tranquiliza.
Corro de aquí a allá antes que mamá llegue del trabajo y me vea empacando mis cosas. Guardo dinero en el bolsillo, fotografías, prendas de oro y diamantes que ya no quiero ver. No sé por qué tardé tanto en hacer esto. Abro el armario introduciendo en el bolso chaquetas, suéter, vestidos, camisas y hasta lencería.Meto el teléfono en mi bolsillo trasero luego de ver la hora. Me pongo el gorro de lana y bajo las escaleras saliendo por la puerta principal sin mirar atrás.«Apúrate. Ya no quiero estar aquí» envío el mensaje, recostando mi cuerpo en el árbol.Cierro los ojos con fuerza provocando que borrosos recuerdos me invadan. Las palabras las recordaba tan claramente que se podían escuchar hasta fuera de mi cabeza.
Tres días han pasado en donde rumores de mi supuesto castigo lo exageran diciendo que es porque amenacé a un profesor. A veces me divierten los rumores, descubro cosas de mi misma que ni yo sabía que había hecho.Hacerme la de oídos sordos es lo que me mantiene en paz. Llevo años en Belmont, y los que me conocen saben de lo que soy y no soy capaz, obviamente jamás y nunca me atrevería a alzarle la mano a nadie.Vuelvo a ponerme de puntilla ignorando el hecho de sentirme observada, la biblioteca está sola y aun así me siento desnuda. Me acomoda la falda antes de colocar a Romeo & Julieta en su lugar, sin embargo, gracias a la genética de mi madre y la abuela no llego.Pensaba en rendirme y hasta colocar este cliché en cualquier otro sitio, de todas formas, nad
— ¡Vamos, Nova! ¿Por qué estás tan enfadada? —aun no les contaba sobre mi encuentro con McCarthy. Me disponía a hacerlo cuando la risa de Luke me interrumpió—. ¿Es porque me acosté con Quill?La cara de Quill se torna roja cuando escucha esas palabras salir de la boca de Luke, luego verde al darse cuenta de que este lo estaba abrazando y tratando de besar.—Amor mío, que no te de pena—Luke ajusta su voz para que suene chillona, imitando el de algunas porristas que intentaban ligarle.—Más pena me das tú.— ¡Ya sal de closet, cabron! —se le abalanza encima.— ¡Aléjate de mí!Quill seguía con ese
—Es una broma ¿verdad? —me mira asqueada con su típico tic en la nariz.—No. Lo encontré. Es pequeño, tierno y quiero conservarlo.—Con ese razonamiento por qué no también tienes un hijo.Ruedo los ojos soltando un bufido, mamá sube las escaleras para alejarse de mí y de... ya veré como le pondré.— ¿Te tomates las pastillas?—Si mamá—pongo los ojos en blanco cuando me da la espalda.— ¿Te ha causado alergia?—No. Espera... —me pegue el conejo a la nariz, espere cinco segundos y—: No, estoy bien.
—Tiene uno que otro raspón, pero con el ungüento se le pasara... Su pata está dislocada, no hay fractura alguna por lo que se recuperará con el yeso. Mi recomendación es que evites que salte lo más posible—cita el veterinario escribiendo en su carpeta.—Es un conejo—enfatizo con obviedad refiriéndome a los saltos.—Lo sé, me di cuenta—ironiza—. Pero si quieres que tu mascota se recupere trata de que no salte mucho. Por lo menos unos días. Hasta que él hueso vuelva a su lugar.—Lo más angustiante es que ¿me dijiste que estaba en un arbusto? —Asiento—. Puede que haya inhalado una toxina, sus pulmones no están trabajando como deberían a una velocidad normal, respira más lento de lo que debería. Tendrán que volver a venir para observación
Cierro el grifo cuando limpio los restos de sangre que fluyeron de mi nariz y por el espejo miro a Jess con una sonrisa inocente.— ¿Lo siento?—Sabes que soy alérgica a eso —señalo la cabeza del cachorro que se asoma de su bolso botando baba.— ¿Y yo que iba a saber que se te rompían los vasos?Nos quedamos en silencio, la recorro de arriba abajo fijando la mirada en una gota roja en su camisa.— ¿Te salpicó sangre? —agita la cabeza—. Sal de aquí —me recuesto del lavado, viéndola esconder el cachorro que empieza a chillar.Sabe muy bien que no es por él que estoy sangrado, en un factor, pero el