Desperté sudada, el cuerpo lo siento fatigado, la garganta me duele por lo que tuve que toser a secas viendo el cabello verde Jess recogido en un moño, de rodilla y con un trapo tallando el suelo.
—Maldita —Gruñe—. Cochina. Espero que algún día te dé diarrea en público.
—Deja de refunfuñar que ya estoy lo suficientemente m*****a para que me añadas mal de ojo también.
—Limpio el vómito que debería ser TU responsabilidad.
La remede, internamente feliz. Ya no sentía pena porque Jess limpiará el vómito, yo estaba eternamente agradecida. Tomé a Beta que estaba a mi lado y me levanté con ella en brazos.
—Estas bañada en vómito, bonita, y... —el cuerpo se me
Hoy no era un buen día, me sentía mal en varios sentidos. Empezando por la cabeza y terminando en la boca de mi estómago donde la ansiedad está teniendo un hijo con la cobardía. La fuerza se fue a la m****a cuando la profesora Dolores se creyó el cuento de Jess de ir a consultarle algo al nuevo suplente de matemáticas.— ¿Estas lista? —me pregunta con una suave mirada. Niego con la cabeza, nerviosa por entrar—. Lástima, yo sí.Jamás imagine ser víctima de la presión social. Tampoco me considero una, pero el simple hecho de tener a Jess como un pajarito picándote la cabeza toda la noche te hace cambiar de opinión a las malas.Los que habían sido mis amigos estaban solo a una perilla de mí. Esta sección siempre fue catalogada como la más revoltosa y, según los prof
¿Por qué hace tanto frio? Tenía semanas sin sentirme así.Fue mi primer pensamiento al ser consiente de mi cuerpo. Del dolor tanto físico como emocional. La resignación me toma nuevamente «Estar aquí no me alienta nada» Comencé a sentir el pinchazo en mi brazo cuando intenté sentarme, el tubo de cánula alrededor de mi nariz cuando no pude y se me contrajo el rostro.Seguía viva. ¿Cómo? Después de un año de mierda, no tengo idea.Aún no termino de pagar por los males que he hecho, supongo.De niña me encantaba venir al trabajo de mamá. Todo era grande, limpio y bonito, Liz
Ya pasó el plazo que Debrah me consiguió en Belmont. Es el cuarto día y sigo internada en el hospital, con Jess planchándose el pelo en una esquina de la habitación y Luke en un videochat con su novio.—Huele a cotufa quemada —Acoto, generando sus risas—. Y a hurto de wifi privado.—Qué bueno que una de las enfermeras me puso amablemente la contraseña.—Porque le coqueteaste haciéndola pensar que eras hetero.— ¿Qué hizo qué? —cuestiona el chico del teléfono.—Nada —salta Luke.
Después de la tormenta algunas veces no sale el arcoíris. Pero no importa, lo peor ya pasó y te puedes dar un tiempo para respirar. Para entender que todo pasa por algo y aceptarlo sin malcriadeces.Estoy en calma, en silencio, sin toxicidad. Simplemente en paz.La enfermera Rosa inyecta la medicina en mi suero, he mejorado, en lo que respecta a mis defensas han aumentado. En breve me darán de alta y me soltarán de nuevo en la oscura realidad que aquí dentro intento ignorar.Allá afuera tendré que cuidarme a la defensiva, volverme a poner la máscara de hielo; tomar las malditas pastillas o mínimo estar pendiente que mamá no me las meta a escondida en la comida; fingir que todo está bien f
NOVA's POV.Si las pruebas salen positivas y estables, mañana mismo podría volver a casa y el lunes estar en clases como si me hubiese tomado unas vacaciones, o como dicen los rumores: escapado del secuestrador.— ¿Cómo amaneces? —Dejo a un lado mi cuaderno con los apuntes de clases para ver cómo cambia las rosas las rosas marchitas por unas nuevas.—Son las dos de la tarde.Se inclina a besarme y como me han quitado la mayoría de las agujas y él tuvo de cánula intensifico el beso tomándolo del nacimiento de su cabello rubio. Repite la pregunta.—Mejor—
BRAYDEN's POV.Beta salta de las piernas de Nova que intentaba apartar la cabeza de Zeus asomado entre los asientos generando sus estornudos.Volvió a amenazarme con tirarlo en la carretera o perderlo en la playa, sin razón alguna me río de lo absurdo que sonó al desear que un tiburón se lo comiera.—Si sobrevivió a Edipo podrá con cualquier animal —Le digo.—Quiero verlo cuando se lo dé a una tribu de chinos hambrientos.Abro la ventanilla y así distraer a Zeus que deja su saliva al viento en tanto la coneja se tranquiliza.
Corro de aquí a allá antes que mamá llegue del trabajo y me vea empacando mis cosas. Guardo dinero en el bolsillo, fotografías, prendas de oro y diamantes que ya no quiero ver. No sé por qué tardé tanto en hacer esto. Abro el armario introduciendo en el bolso chaquetas, suéter, vestidos, camisas y hasta lencería.Meto el teléfono en mi bolsillo trasero luego de ver la hora. Me pongo el gorro de lana y bajo las escaleras saliendo por la puerta principal sin mirar atrás.«Apúrate. Ya no quiero estar aquí» envío el mensaje, recostando mi cuerpo en el árbol.Cierro los ojos con fuerza provocando que borrosos recuerdos me invadan. Las palabras las recordaba tan claramente que se podían escuchar hasta fuera de mi cabeza.
Tres días han pasado en donde rumores de mi supuesto castigo lo exageran diciendo que es porque amenacé a un profesor. A veces me divierten los rumores, descubro cosas de mi misma que ni yo sabía que había hecho.Hacerme la de oídos sordos es lo que me mantiene en paz. Llevo años en Belmont, y los que me conocen saben de lo que soy y no soy capaz, obviamente jamás y nunca me atrevería a alzarle la mano a nadie.Vuelvo a ponerme de puntilla ignorando el hecho de sentirme observada, la biblioteca está sola y aun así me siento desnuda. Me acomoda la falda antes de colocar a Romeo & Julieta en su lugar, sin embargo, gracias a la genética de mi madre y la abuela no llego.Pensaba en rendirme y hasta colocar este cliché en cualquier otro sitio, de todas formas, nad