La tarde se me fue volando con el asunto de Jess e Isaac.
Besar a uno de los grandes de Belmont es material para un simple rumor, pero que él te bese a ti ¡y frente a todos! es para que hablen de ello durante todo el año y te creen no solo una, sino tres vidas secretas de la cual tú ni sabias que tenías.
Antes de venir a la academia tuve que aguantar a Jess y sus quejas sobre Isaac, cada insulto sobre él era proporcional a una cucharada de helado.
Ambas estábamos sorprendidas por el beso, o sea, si sabía de los sentimientos de Isaac desde tercero, pero jamás pensé que hiciera algo al respecto, no después de aquella vez que en una fiesta que Jess—totalmente borracha, debo añadir—lo rechazó fuertemente yéndose con otro chico.
No sentía los huesos, arrastraba los pies hasta la puerta, Brayden se adelanta a abrirla en un acto caballeroso. Lo mire divertida con una ceja levantada un par de minutos dejando que varias personas se aprovecharan de su amable gesto.— ¿Cómo esta Isaac?—Los chicos lo llevaran a un bar esta noche.—Nunca tuvo que haberle dicho eso a Jess—escupo, molesta.—Yes, pero nos confesó que la ama, en serio—suspira como novia enamorada—. A veces se hacen cosas sin pensar por la persona que amas, ya sean buenas o malas, y en el caso de Isaac, fue mala.Miro a Brayden sorprendida y a la vez divertida por lo profundo que fue eso, demasiado para su cerebro.<
Me siento en la cama llevándome las manos a la cabeza, permaneciendo inmóvil. Las lágrimas se acumulan y me muerdo el labio a tal punto de sentir un sutil sabor a óxido.No tiene sentido que llore, llorar no solucionara el hecho de que he perdido a alguien más por mi culpa. Cierro los ojos con fuerza y vuelvo a recordar lo de hace unos minutos.Después del beso sentí una corriente de aire fría y abrí los ojos para darme cuenta de que ya no tenía a Brayden frente a mí.Recordé lo que había pasado, tratando de entender lo que había sucedido pero mi mente no reaccionaba.¿Le había correspondido el beso? La respuesta era sí, y en menos de lo que me di cuenta la realidad me cacheteó para hacerme entender que no
5:58 a.m.He llegado a la escuela, aun los salones no están abiertos y no tengo otra opción que sentarme en la cafetería donde solo estaban los de primer año. Sin levantar la cabeza siento como dos siluetas se atreven a sentarse en la mesa, en mi mesa.Alzo la mirada esperando que se retracten y corran por sus vidas debido a mi reputación de tener contactos italianos; sin embargo, soy yo quien no sabe si correr o quedarse.Cabello castaño perfectamente peinado y ojos muy verdes que se asemejan a los de un gato. De inmediato toda clase de recuerdo me viene a la mente. Estar cerca de Nayet Maslow me ponía... ansiosa y... secretamente feliz.Cada día que llega me lo imagino con sonidos de trompetas en
— ¿Que hay entre tú y Brayden? —dice Jess entusiasmada, y la miro con la cuchara de helado a medio camino«Brayden y tú.» Me molesta cuando utilizan mal la gramática.Y ahora me molesto más conmigo mismo por molestarme por eso y no por el contexto.—No hay nada entre él y yo.Me levanto buscando a Beta desde el rincón y me tiro en la cama con el conejo en brazo.— ¿No son novios?— ¡No! —Respondo con asco— ¿Por qué lo dices?—Porque es lo se dice. Aparte que se han visto juntos últimamente en el colegio... y también es porque él lo ha dich
Para mí todo estaba en silencio, muchos ladearon la cabeza como si hubiese sido súper obvia la decisión. Mi mente aun intentaba procesando lo que acababa de escuchar. Mi cerebro estaba en blanco, mi cuerpo inmóvil y mis ilusiones por ser la elegida destruidas.Sentí como el peso del brazo de Brayden dejaba mis hombros.Los que estábamos en la sala concentramos nuestra atención en una de las alumnas de Fiby. El rostro de la niña se podía camuflar con su cabello rojo, sus ojos hinchados gritaban miedo y al correr hacia Carlos lo confirmamos, algo había pasado.—La profesora está mal—comenzó a decir la niña con la voz temblorosa—. Huele feo y no despierta.Carlos sin pensarlo salió corriendo. Por reflejo miré
— ¿Qué pasó ayer? —me atrevo a preguntar, tomando una de las galletas de Brayden.Después de habérmelo encontrado en el parque, se ofreció a invitarme a la pastelería de Meredick. Repitiendo lo de la última vez, la anciana se encontraba feliz de verme con él, la única diferencia entre aquella escena y esta, es que ya no estaba la golfa y que Beta nos acompaña.—Te lo diré. Pero no se lo digas a nadie ¿okey? —vuelvo a tomar otra galleta— ¡Ya deja! —Apartando la caja—. ¡Ya te comiste tu torta, deja algo para mí! Te quiero, pero no tanto así.Ruedo los ojos, echándome en el asiento con Beta en mi regazo.No puedo creer que esté aquí con él.— ¿Puedo preg
El sol ya había empezado a salir, el ambiente constaba de una luz naranja que hacía que todo el vecindario se viese monocromático, los pajaritos despertaban brindándonos sus tan hermosos cantares.Yo me encontraba en el porche de mi casa, despidiéndome de mamá y Beta mientras que Brayden esperaba pacientemente en su auto plateado, limpio y con olor a comida frita.Todo muy bonito ¿no?Déjeme decir que, primero: pase toda la noche con pesadillas y cuando logre cerrar los ojos los malditos pájaros me despertaron mucho antes que mi alarma sonará.Segundo: antes de esta escena de película hubo un vergonzoso momento que fue cuando Brayden llegó a las 5:30 a.m. con su música a todo volumen, algunos vecin
Después de la escenita que armó mi estómago, Brayden redujo la velocidad. Aproveche de dormir un rato pero no duró mucho cuando sentí que empezó a picarme el hombro con su dedo como si tuviera miedo, luego tomó la decisión de sacudirme como trapo viejo, cosa que me despertó enseguida pero aún tenía flojera.Lo que sí me despertó de sopetón, fue cuando me besó y le grite con todo mí ser.Bajo del auto un poco cabreada y estiro mis piernas, no fue un viaje eterno pero sí que fue uno muy largo y fastidioso. Observo la enorme casa frente a nosotros, me duele el cuello y no sé si es por quedarme dormida en el carro o por mirar tanto tiempo la casa.Comienzo a bajar mis maletas, no eran muchas, solo me quedaría como cinco días a lo mucho, y me detengo cuando escucho co