Para mí todo estaba en silencio, muchos ladearon la cabeza como si hubiese sido súper obvia la decisión. Mi mente aun intentaba procesando lo que acababa de escuchar. Mi cerebro estaba en blanco, mi cuerpo inmóvil y mis ilusiones por ser la elegida destruidas.
Sentí como el peso del brazo de Brayden dejaba mis hombros.
Los que estábamos en la sala concentramos nuestra atención en una de las alumnas de Fiby. El rostro de la niña se podía camuflar con su cabello rojo, sus ojos hinchados gritaban miedo y al correr hacia Carlos lo confirmamos, algo había pasado.
—La profesora está mal—comenzó a decir la niña con la voz temblorosa—. Huele feo y no despierta.
Carlos sin pensarlo salió corriendo. Por reflejo miré
— ¿Qué pasó ayer? —me atrevo a preguntar, tomando una de las galletas de Brayden.Después de habérmelo encontrado en el parque, se ofreció a invitarme a la pastelería de Meredick. Repitiendo lo de la última vez, la anciana se encontraba feliz de verme con él, la única diferencia entre aquella escena y esta, es que ya no estaba la golfa y que Beta nos acompaña.—Te lo diré. Pero no se lo digas a nadie ¿okey? —vuelvo a tomar otra galleta— ¡Ya deja! —Apartando la caja—. ¡Ya te comiste tu torta, deja algo para mí! Te quiero, pero no tanto así.Ruedo los ojos, echándome en el asiento con Beta en mi regazo.No puedo creer que esté aquí con él.— ¿Puedo preg
El sol ya había empezado a salir, el ambiente constaba de una luz naranja que hacía que todo el vecindario se viese monocromático, los pajaritos despertaban brindándonos sus tan hermosos cantares.Yo me encontraba en el porche de mi casa, despidiéndome de mamá y Beta mientras que Brayden esperaba pacientemente en su auto plateado, limpio y con olor a comida frita.Todo muy bonito ¿no?Déjeme decir que, primero: pase toda la noche con pesadillas y cuando logre cerrar los ojos los malditos pájaros me despertaron mucho antes que mi alarma sonará.Segundo: antes de esta escena de película hubo un vergonzoso momento que fue cuando Brayden llegó a las 5:30 a.m. con su música a todo volumen, algunos vecin
Después de la escenita que armó mi estómago, Brayden redujo la velocidad. Aproveche de dormir un rato pero no duró mucho cuando sentí que empezó a picarme el hombro con su dedo como si tuviera miedo, luego tomó la decisión de sacudirme como trapo viejo, cosa que me despertó enseguida pero aún tenía flojera.Lo que sí me despertó de sopetón, fue cuando me besó y le grite con todo mí ser.Bajo del auto un poco cabreada y estiro mis piernas, no fue un viaje eterno pero sí que fue uno muy largo y fastidioso. Observo la enorme casa frente a nosotros, me duele el cuello y no sé si es por quedarme dormida en el carro o por mirar tanto tiempo la casa.Comienzo a bajar mis maletas, no eran muchas, solo me quedaría como cinco días a lo mucho, y me detengo cuando escucho co
No llevo ni una hora aquí y ya me quiero ir.Sentada, sola, en medio de gritos y pelos de perros en lo único que pienso es en llamar un Uber, lo haría de no ser por el mensaje explícito de mamá diciendo que no llegara a casa a menos que uno de los miembros de la familia de Brayden sea un asesino o un depravado.Pero no dijo nada de que estuvieran locos, porque lo están, Diana no aparece por ningún nada y cuando menos los pienses está detrás de ti, parece ninja la Basura, una Basuninja. La madre de Brayden es súper escandalosa y no culpo a su esposo por ocultarse de ella, y Brayden... mejor no hablemos de él.Lo único reconfortante hasta ahora era la Sra. Nora que parece ser la única cuerda en esta familia y ella se había largado no sé a dónde.
Caos y gritos.A eso se resume la familia McCarthy. Desde que llegué nada ha estado en silencio y apenas llevo cinco miserables horas y no se moderan ante una completa desconocida, como si mi presencia no los perturbara.Lo raro y escandaloso lo llevan en la sangre, de eso no hay duda.Después de que la rubia se desmayara ante nuestros ojos—llena de sangre y como una hoja papel—, Carlos se la llevó a su habitación y desde entonces no la hemos vuelto a ver, el padre de Jeremy—el Sr. José—se encargó de su cuidado gracias al curso intensivo de primeros auxilios mientras que la Sra. Nora no suelta el crucifijo rezando por el alma de su hija y de vez en cuando escucho también por el de su nieta, Sarah.Diana no
La vida es muy irónica, un día estás bebiendo champagne con un aspirante a senador que jamás será tomado en cuenta por sus fraudes, y al otro estás en una casa apestosa con personas dementes que gritan y pelean por todo.Pensé que salir al patio lo solucionaría, pero no, fue peor y súper cómico.— ¡ES MI VIDA! —le gritó Diana a su madre.— ¿Tu vida? ¿Quién te la dio para empezar? ¡O es que tú te pariste sola!— ¡Si lo hubiera hecho no hubiera heredado este culo! —Abrí los ojos—. Ah, cierto, ¡no lo hice! ¡Y POR ESO ES QUE NO TENGO!— ¡No te atrevas a echarle la culpa a tu santa madre! —Vocifera a los cuatro vientos mientras yo sigo escondida en la puer
La cena terminó siendo un desastre, pero nadie se atrevió a echarle la culpa a la invitada que atacaron sin razón sino a la que fue grosera desde un principio, Sarah.Lo que me hace pensar que si esta noche fue un caos, no me imagino las reuniones de hace diez años con todos estos dementes pequeños y revoltosos, corriendo y rompiendo todo a su paso.Hasta quitan las ganas de tener uno.Camino por el segundo piso de la casa buscando la puerta que Gabriela me había indicado, la de calcomanías rosadas que llevaba un nombre hecho de brillantina morada.La casa era lo suficientemente grande para que cada uno tuviera una habitación a como dé lugar, el pasillo—a como me doy cuenta—estaba dividido entre: el ala izq
Hay personas que entienden indirectas, otras que captan las señales, pero mis favoritas, sin duda, son aquellas que saben leer el ambiente sin que haga falta decirles, esas que tienen los pies puestos en la tierra y entienden la posición en la que están. Diana McCarthy no era ninguna de ella.Su comportamiento era igual a la de una niña que ignora el hecho que hace unos minutos estaba decidida a acabar con su vida y que a su lado está la persona que la manipuló para que cometiera tal pecado.Creo que su emoción por saber que mi desprecio hacia ella tomó otro rumbo es más grande que su inteligencia.Me atrevería a decir que con quince años ni siquiera diferencia entre el bien y el mal; era como una de esas odiosas personas que ven un rayo de bondad en quienes no t