La fría brisa del invierno feroz azotaba mi rostro con dureza, el sol estaba posicionándose en lo más alto como de costumbre, brindándonos una cálida pizca de calor. Correr todos los días a la misma hora, era sin duda la mayor disciplina de las cazadoras de la orden del dragón dorado. Mantenernos en forma era como nuestro pan de cada día, como líder, era responsable del entrenamiento constante de las nuevas y antiguas integrantes. me seguían en fila, mientras aprovechamos el espeso bosque como una especie de campo de entrenamiento. La cuesta arriba hasta la cascada era el camino con más dificultad, pero valía la pena por la increíble vista que ofrecía.
—¿Clarisse? —me llamo una de mis novatas, me giré a verla y elevé mi ceja a modo de interrogación. —, ¿Falta mucho? Estoy muy agotada, comienzo a marearme.
—¿Agotada? No llevamos ni la mitad del camino, Mónica. —respondo—, ¿Cómo es que quieres ser cazadora? Con esa condición física, no podrías cazar ni a un ciervo. —acuso y sus compañeras ríen, no pretendía humillarla delante de todas, pero de esta manera se forja el carácter. Baja su mirada avergonzada y continúa el camino rocoso hasta la cima de la cascada.
El ruido que se producía cuando el agua de la cascada impacta contra las rocas era relajante, la mejor parte de llegar hasta lo más alto de la montaña, era sentarse en el césped y cerrar los ojos. Disfrutando del agradable olor del rocío en las plantas y claro, el sonido del arroyo. Los recuerdos de mi infancia venían a mi mente como pequeños flashes, inundando mi cabeza con amargas imágenes. Mi madre, la gran cazadora Clarisa Fleischer, me educó y entrenó para volverme la mejor de mi clase. Desde niña fui sobresaliente en todas las actividades de la academia, además de volverme un ser frío y sin sentimiento alguno, la crianza de mis padres no fue exactamente cariñosa, fue todo lo opuesto. Pero no podía quejarme, gracias a ellos, me volví la líder de la orden sagrada. No hay mayor honor que ese y ellos sin duda alguna estarían muy orgullosos de mí, claro, si estuviesen vivos.
Salgo de mi ensoñación al escuchar un gemido de dolor, giro en dirección de donde proviene y veo a un lobo gigante atacar a una de mis estudiantes. Me levanto de un salto y apoyándome en mis piernas, tomó el arco y adjunto una flecha, apuntó a su pata izquierda y disparó inmediatamente, colocando otra flecha, disparó a su otra pata y al escuchar su aullido adolorido, me acerco a él, de mi muslo de la cinta que llevó, saco mi daga de plata y la incrustó justo en su corazón. Su pesado y peludo cuerpo cae ante mí.
—Quiero que me expliquen, ¿Dónde carajo dejaron todo su entrenamiento? —preguntó con voz ronca—, ¿Iban a permitir que esa bestia matara a su compañera? ¡Es inaceptable que no la hayan ayudado! —refuto y las miro con determinación, no es posible que tenga a unas inútiles a mi cargo.
—Líder, nosotras…—intento decir la chica floja, Mónica.
—Ustedes nada, son unas inútiles inservibles. —respondo seca—, Esa bestia pudo haber matado a su compañera Lily. ¡Van a bajar la cima y la volverán a subir ocho veces! Y al llegar a la academia, van a entrenar hasta que sus piernas flaqueen del cansancio. ¿Entendieron? —termine alzando la voz, todas asintieron bajando su cabeza.
Después de verlas subir y bajar la cima las ocho veces, regresamos a la academia. Traía arrastrando el cuerpo lobuno, sería otro reconcomiendo para mi ante la corte de superiores. Las chicas estaban agitadas y sudadas, se veían muy cansadas. Pero lejos de sentir pena por ellas, las envié con Hunter, quien las enseña cómo defenderse de las bestias y cómo matarlos claramente.
—Te la encargo, son unas inútiles. —comentó al entrar al salón de entrenamientos especiales, donde hay algunos hologramas que funcionan como simuladores de la realidad. —, Hoy en nuestro entrenamiento físico, fuimos atacadas por un lobo y no supieron qué hacer. ¡Eso es inadmisible! ¡Hazlas sufrir! ¿Entendido? Hasta que sus piernas no tiemblen, no quiero que dejen de entrenar.
—Entendido, líder—responde el muchacho mirándome con temor. Me gusta ser temida por la gran mayoría de la academia, el respeto que me tienen es justo por lo que trabajo duro todos los días.
Salgo del salón y caminó a paso rápido hasta mi habitación, tomo una intensa ducha por una larga hora y me visto con mallas negras, una sudadera y mis botas militares. Ato mi cabello en una coleta alta y suspiro con tristeza al ver la cicatriz que tengo en mi pecho, la garra de un alfa reposa en mí, dibujando un relieve de exceso de piel. Hace años, defendiendo a mis padres, del alfa de la manada Moonlight, quede marcada para siempre, pero ese dolor no fue comparable con el hecho de verlos morir frente a mis ojos.
Salgo por los pasillos y me siento observada por todas las alumnas y algunos alumnos. Entró a la biblioteca y me detengo justo en el pasillo de libros de lobos. Me gusta estudiar su anatomía, de esa manera es más fácil saber dónde atacarlos. Saber sus debilidades y por supuesto puntos claves, tomo dos libros y me siento en una mesa. El sonido de la silla rechinando al ser movida me saca de mi concentración, levanto mi mirada y me encuentro con Aly.
—¿Qué? —pregunto de mala gana, el sonido aturdidor de la silla me molesto bastante.
—¿Así saludas a tu mejor amiga? —pregunta rodando los ojos y la miró mal—, ¿En serio? ¿Ni siquiera un “Hola Aly, que gusto saber que estás viva”?
—Sabía que volverías viva, tonta. —respondo restándole importancia—, ¿Olvidas quién te entrenó?
—Bla bla bla, solo eso sabes. Halagarte e idolatrarte, ¿Cómo es que somos amigas? Digo, no podría ser amiga de una narcisista y míranos, las mejores amigas desde hace años—divierte y le saco la lengua. —, ¡Bah, aburrida! ¡Te tengo que contar algo!
—Si es de tus aburridos, paso—respondo indiferente, mientras continuó la lectura.
—¿Acaso no eres humana? ¡Como puede ser aburrido el amor! ¡Todos necesitamos amor en nuestra vida! —responde exagerando, como suele hacer casi siempre.
—El amor, es solo otro sentimiento estúpido. El cual te recuerdo que nubla tu juicio. —refuto.
—¡No somos robots! Somos humanas, Clari. Tenemos sentimientos y no nos hace débiles el expresarlos—responde y ruedo los ojos.
—No me interesa eso, Aly—respondo encogiendo mis hombros—, Es muy mundano, no somos normales y lo sabes.
—¿Al menos puedes escucharme? Para mi desgracia eres mi única amiga—reprocha y asiento, suspiró con frustración y la miró. Aly es la clase de chica que conoce al amor de su vida cada semana, por lo cual me aburre escucharla siempre hablar de lo mismo. ¿Qué tan importante puede ser un chico? No me imagino, enloquecida por uno.
—Habla ya, no dejes que me arrepienta—respondo cruzándome de brazos.
—Su nombre es Brandon, llegó hace unos pocos días de la academia del norte—cuenta y suspiro con resignación —, Ayer luego de volver de la misión, me invitó a comer. ¡Fue maravilloso! ¡Es fuerte, divertido y tiene una sonrisa resplandeciente! —cuenta y ruedo mis ojos mientras hago una mueca.
—¿Y qué es lo increíble de este chico? ¡Aly la semana pasada fue el mismo cuento solo que el protagonista se llamaba Julio! —respondo haciendo un ademán.
—¡Oye! Son chicos diferentes, claro que Julio tenía lo suyo, pero no era mi tipo no íbamos a funcionar a la larga y fue mejor cortar todo de raíz—responde y ruedo mis ojos, a este paso puedo quedar bizca por su culpa—, Brandon es diferente, cuando te guste alguien que no seas tu misma, lo entenderás.
—Eso no pasara, no tengo tiempo para estupideces. Además, mi trabajo es entrenar y dirigir a todas las chicas de la orden—respondo orgullosa—, No puedo permitirme perder el tiempo con chicos, eso no es algo que me interese.
—¿Acaso eres del otro equipo y no me di cuenta? —inquiere con delicadeza.
—Ahora que lo dices, sabes que sí, justo estoy enamorada de ti desde hace años—divierto y me saca la lengua con burla—, ¡No seas ingenua! El amor es la peor distracción, una vez que caes en ese abismo, o no sales o sales herida, así que paso.
—¡Que profunda! —responde divertida y bufo—, ¿Acaso nunca has sentido que te falta algo? ¿Cómo una mitad? ¿Un complemento?
—Bah, me tengo a mi y esa querida amiga, es tenerlo todo—respondo orgullosa. — Claro que me siento incompleta, aún no vengo a mis padres.
—¿Sigues empeñada en eso, Clari? —pregunta con la mirada entristecida.
—Si y no pararé hasta acabar con ese alfa—respondo decidida y algo en su mirada me advierte que está sucediendo algo y no me lo ha dicho. —, ¿Qué ocurre?
—Es que… no sé cómo decírtelo. —responde alargando y rasca su nuca, está nerviosa y eso solo quiere decir una cosa, lo que está apunto de decirme no me gustara ni un poco. —, Clari, el alfa que mató a tus padres y te dejo esa cicatriz que tanto detestas, fue asesinado por Maximiliano.
—¿Qué? ¡Eso no puede ser cierto! ¡Llevo meses cazándolo! —respondo tragando saliva—, ¡Ese idiota no pudo haberme quitado a mi presa! ¿Cómo es que paso? —pregunta desesperada.
—Ayer en nuestra misión, se sacrificó para proteger a su manada—responde y la miro mal, no puede ser cierto. Toda mi vida entrene exigiéndome el doble, motivada por el odio y rencor hacia esa bestia. —Lo siento mucho, Clar. Sé cuánto querías matarlo tu.
—¡Esto no puede estar sucediéndome! ¡Sueño cada noche con desgarrar su cuello! —exclamo con rabia golpeando la mesa—, ¡Ese idiota como pudo! ¡Lo odio!
—Cálmate, amiga—responde Aly intentando hacerme entrar en razón—, Todavía puedes vengar a tus padres…
—¿Cómo? ¿De qué hablas? —preguntó con interés.
—Al morir el alfa Moonlight, su hijo tomaría su puesto—responde—, Aun puedes matar al alfa, vengarías a tus padres y tendrías otro reconocimiento como la mejor cazadora de la orden. Solo piénsalo, no todo está perdido.
—Tienes razón, Adric Moonligh es mi nueva presa. —respondo orgullosa.
Soy el mayor de dos hermanos, donde vivimos siempre nuestra infancia en armonía y tranquilidad al lado de nuestros padres; donde mi padre era el Alpha supremo de la manada de lobos negros por parte de él y blancos por parte de mi madre. Mi madre Minerva siempre ha sido una lobo muy noble, llena de amor en su corazón donde parece un diamante; debido a que cualquier situación o dolor lo rompe cayendo en depresión ocasionando que su hijo menor Andrew esté pendiente de ella; siendo el beta de la manada actualmente. Por otro lado, mi padre Cerberus siempre ha sido el típico Alpha dominante, frío, insensible y sin corazón, aunque lo clasificó como un hombre con corazón de piedra donde es capaz de matar a su propia familia si con eso salva a su manada; ya que es lo primordial para él.
Termine mi jornada como líder, después de haberme cerciorado de que las novatas cumplieran su entrenamiento intensivo. Eran una burla para nuestro linaje, ¿Como es que se habían congelado ante esa bestia en el bosque? pudo ocurrir una desgracia, afortunadamente mis instintos son muy desarrollados. Y actúe a tiempo, cazando a la bestia y sumándola a mi repertorio de lobos asesinados. Caminé orgullosa por los pasillos hasta mi habitación, la directora me había felicitado por mi hallazgo y nada me llenaba más de dicha que ser reconocida por buen mérito. Estaba agotada y algo estresada, pronto vendrían las competencias de destrezas y mi equipo era una verdadera vergüenza. Suspirando, entre a la ducha y alivie mi estrés con agua fría como el hielo. Me vestí con ropa cómoda y escuché como la puerta se abre y entra Garrett, lo miró perpleja para luego fulminarlo con la mirada. —¿Qué se supone que haces aquí? —le reclamo, me da una sonrisita traviesa y me apega a su c
— ¿Crees que logramos perderla? — Susurra mi hermano a mis espaldas, mientras estamos escondidos dentro de una cueva. — De Pronto, no debemos hablar o sonara eco ocasionando que se dé cuenta de nuestra presencia — Murmuró con mucho cuidado; esa mujer me había causado bastante curiosidad especialmente por su olor. — Ahora eres un peligro sr. Alpha — Manifestó Andrew con desagrado, en su interior sentía que ese puesto debería de ser de él por estar más capacitado y tener mayor experiencia en la vida. Debido a que, él era el mejor huyendo de los cazadores además había experimentado diferentes sensaciones alrededor de su vida. Mientras que, al contrario, yo soy experto en defenderme y saber oler el peligro gracias a mi padre; sabíamos que no había adquirido el puesto de Alpha si no de Beta debido a que no era hijo de mi padre, ahora debíamos averiguar de donde era su proveniencia sin contar con mi madre quien cad
La noche había llegado más rápido de lo que esperaba, teníamos que escabullirnos de los guardias de las puertas principales. El momento oportuno era en su cambio de guardia, claro que Aly no lo sabía a ciencia exacta. Pero en mi caso, como líder y miembro del comité lo sabía todo con exactitud. Me había colocado mi ropa típica, leggins negros para mayor comodidad y confort a la hora de atacar, mi cazadora negra y por supuesto mis infaltables botas militares. Estaba por colgarme en mi hombro mi carcaj y arco, cuando Aly me detuvo. —No pensarás llevar eso, ¿verdad? —pregunto haciendo una mueca de disgusto. —¿Qué tiene? No pienso ir sin armas, el mundo de los mundanos es peligroso, Aly—refuto y ella niega con su cabeza. —El mundo de los mundanos es inofensivo, son mortales, Clari, no son enemigos—responde, quitándome mi carcaj y dejándolo al lado de mi cama—, Solo por esta noche, no seas tan hermética. Déjate llevar p
Observaba cómo la gente iba ingresando al casino, llenándose rápidamente eso ocasionó satisfacción en mi porque había sido una gran idea el sorteo para atraer gente; me sentía triste al saber que mi hermano Andrew no me había acompañado a la inauguración porque sentía que nos estábamos separando debido a la última confesión de mi padre ¿quién iba a creer que Andrew no era hijo legítimo de él? ¡nadie! su pelaje era igualito al de mi madre, por eso mismo no había dudas que fuera hijo de ellos; me genero la duda de quién sería el verdadero padre de él donde me prometí internamente buscarlo para saber porque había abandonado a mi madre a su suerte, quien había tenido suerte de que mi padre no la hubiera botado por serle infiel en medio de su matrimonio; más que todo que Andrew no hubiera tenido una maldición por haber nacido de un amor prohibido. Salí de mis pensamientos cuando comencé a sentir ese hermoso aroma vainilla con frutos rojos que había olido hace unos
Me gustaba sentir el alcohol recorrer cada vena de mi cuerpo, los mundanos eran tan divertidos. Siempre de fiesta y tomando bebidas que te hacen perder la consciencia. Me gustaría vivir aquí en la ciudad, llevar la vida de una humana normal, saliendo a eventos y tomando mucho alcohol. Desde que descubrí la inmensidad y diversión en la que viven los mundanos en esta parte de la realidad, no hay fin de semana que no me escape a conocerla un poco mejor. Tom fue al primer humano que conocí, tan inocente e ingenuo, que fue fácil manipularlo. Me ayudo con ropa apropiada y desde entonces cree que tenemos algún romance o amistad, no sabría definirlo bajo sus propios términos. Haber arrastrado a la hermética y ortodoxa Clarisse a esta aventura, me sigue pareciendo irreal. No creí que cedería ni así la amenazase con cobrarle un favor que claramente quedó saldado hace bastante, solo quería sacarla de su aburrida y estricta rutina. Esperaba que se estuviera divirtiendo tanto como yo con este bo
Me encontraba en el casino acompañado a mi Alpha Adric, como seguridad de que no llegara algún integrante de la manada enemiga; como buen representante del puesto beta siendo asignado con mucho honor, sacrificio y sacrificio. Había decidido colocarme mi bello y único traje azul oscuro que combinada con mi hermoso cabello mono; aunque siempre tenía la disputa de cual de mis dos formas era mejor; si mi hermosa apariencia de cabello mono, tez blanca, ojos verdes y cuerpo de modelo o mi hermoso pelaje brillante color pastel beige cuando me transformaba en mi lobo Rick, siendo uno de los más fuertes de la manada aunque no hubiera nacido en la cuna de oro como mi Alpha Andric y su hermano Andrew siendo un colado en la manada por no tener la sangre real; al menos eso creían todos porque el único que sabía el verdadero origen de ese joven era mi persona; acompañado del Alpha fallecido Cerberus, su madre Minerva y el verdadero padre que nos seguía rondando. Tenía
Había despertado muy temprano, antes de que sonara el despertador. La duda me seguía carcomiendo a pesar de haber pasado casi una semana desde que fuimos a la ciudad mundana. ¿Por qué ese mundano me había rechazado de esa forma tan vil? ¿Qué estaba mal conmigo? ¿Con mi cuerpo? ¿Acaso era mi cicatriz? claro que no era la más bonita y tampoco estaba orgullosa de tenerla plasmada en medio de mis pechos. Pero no comprendía el desprecio de aquel ser inferior, soy la líder de la orden del dragón dorado. ¿Qué se creía ese estúpido cara bonita? Quizá en su mundo podría ser una persona importante por tener ese dinero ordinario, pero aquí, en mi mundo, era un ser insignificante. ¿Entonces por qué me importaba tanto? ¿Acaso logro herir mi ego? Podría ser, nunca había sido despreciada. Había tenidos unos cuantos encuentros casuales con algunos cazadores de la orden sagrada del loto blanco y jamás ninguno reacciono de esa forma a mi cicatriz. ¿Qué tenía ese humano que me h