—.¿Quieres decir que son seres sobrenaturales y nos lo ocultaron por 18 años?—.logro articular después del relato de mi padre.Según contó es un lobo con cientos de años, mamá es un ángel, existió una batalla donde acabaron con todos los lobos viles. Por lo que "la nueva generación de lobos" son mas comunes y no quieren esclavizar a los humanos, al contrario viven con ellos y se incluyen en su mundo. Cabe destacar que 'Nos ocultaron todo' para protegernos de algo. El cual no mencionaron. —¿So—somos hu—humanas?—balbuceo Celeste, pobre esta tan ensimismada que tartamudea.—No lo sabemos...no han presentado ninguna anormalidad—responde Celesty, mi madre—Además que todo eso surge a sus 18.—.¿Seríamos qué exactamente? ¿mitad lobo/ángel?—.reí con sarcasmo.—No tenemos idea—se encogió de hombros papá—,Quizá tú seas loba y Celeste ángel ó al revés.—¡Eso es delirante!Así que no me equivocaba en mis sospechas, ¿Extraño no? por alguna razón me siento contenta y ansiosa por cumplir mis die
Estaba en el estacionamiento mientras esperaba por las chicas, iríamos a casa todas juntas, teníamos deberes y era la excusa perfecta para reunirnos después de clases. Luego del momento intenso en la cafetería, nos explicaron todo. El instituto esta lleno de todo tipo de seres, incluso ellas lo son. ¿Como no nos dimos cuenta antes? lo ocultaron perfectamente, al mi padre ser líder general de todos los lobos y mi madre reina de los cielos y ángeles, tienen mucho poder, por lo que se encargaron de que nadie usara sus poderes ni transformarán dentro del instituto. No podían decirnos nada hasta que cumpliésemos los 18. Todo por "protección" ¿De qué? ni ellas lo saben, el secreto lo mantienen mis padres.Por otro lado, las chicas son...criaturas genialosas, Belle es vampiresa, Britney es una ninfa, Adalyne una sirena ocre, Angie una loba y Ben...es un hechicero. ¿Genialoso verdad? Claro que también hay humanos, no solo criaturas, es mixto.—¿Me esperabas?—¿Eh?—¿Qué sí esperabas por mí?—
Asiento y la seguí, caminamos por entre las personas que iban de un lado a otro, llegamos a una pequeña cabaña de dos plantas, su madera era blanca, parecía sacada de un cuento infantil. Era encantadora y muy acogedora.—Aquí vivo, Sel.—dijo señalando su cabaña y abrió la puerta, la seguí hasta adentro.—¿Tu sola?—Sí, no soy tan joven como parezco, tengo 127 años. Mis padres murieron hace 10 años.—Eh...no se que decir.Todo por dentro era aún más lindo y acogedor, todo era en color crema y blanco, había una pequeña sala o living con dos sofás de dos plazas color blanco, al final una puerta a su lado otra y una escalera que llevaba a la segunda planta donde An mencionó que eran las habitaciones.—No te preocupes, estoy bien. Siéntate y ponte cómoda, traeré bebidas.Asentí y me acomodé en uno de los sofás, en la pared a mi derecha había cuadros, en uno pintaba una familia de 3, Ann lucía exactamente igual, sentí cierto escalofrío. ¿Como es que tiene 127 años y luce como una de 18? Est
Sentía arder mis mejillas y una comezón impropia se apodero de mí. Me sentía incomoda. Quizá exagere al venir aquí haciéndome pasar por la luna. Pero situaciones desesperadas requieren medidas descabelladas. Así que Ann me necesitaba y debía dar la cara.—¿Lo soy después de todo no?—¿Quieres decir que me estas aceptando?Su sonrisa arrogante volvió a surcar en sus labios, me miraba fijamente y parecía no querer quitarme la vista de encima. ¿Que estará pasando por su retorcida cabeza?—Nunca dije tal cosa.—¿Qué es lo que quieres?—Saber que quieres de Ann y que me ayudes en algo.—¿Y por qué debería seguir tus ordenes?—Porque soy tu mate.—¿Y? Eso no significa nada.—Te equivocas, para ustedes lo es todo.—En fin... Ann déjame a solas con tu defensora. —sentenció. Ann asintió hizo una reverencia leve con la cabeza y salió—, ¿En qué requieres mi ayuda?—Quiero saber más sobre el mundo inmortal y saber si pertenezco a él.—¿Y dónde entró yo?—Tienes más conocimientos y miles de años.
Mis alarmas se encendieron al escuchar el "papá ha sido quién le abrió". Papá es sumamente intimidante y experto en alejar chicos. Es el ideal para espantar a este lobito indeseable. Sonreí con suficiencia y bajé las escaleras con lentitud, desde el décimo piso vi como estaban sentados en los sofás de la sala estar, uno en frente del otro.—Así que eres el famoso Alfa.—S—sí.—¿Mi hija es realmente tú mate o solo fue una artimaña para invitarla a salir?—E—es..m—mí mate.—Prúebalo.—¿C—como señor?—Sorprendeme.—No...se como hacer eso.—¿Intenciones con mi hijita?—Solo una cita para conocerla mejor.—¿te refieres a su personalidad verdad?—¿A que otra cosa podría referirme?—¡No me retes!—L—lo siento.—¿A donde la llevarás?—Al July Bernaveu. Señor.—Me gusta, es un lugar costoso y elegante a la altura de una princesa como mi pequeña.—sí señor—¿Y luego?—Por un helado y la traigo de regreso, señor Brandwolf.—No me convence eso de "helado". Amor traeme a "Sely".Bien bien, ya es s
Estaba sentada frente a él, pero mi mente divagaba, atrapada en cada palabra que salía de su boca. ¿Estaba realmente enamorado de mí? Mi cabeza no lograba encajar las piezas. No podía ser. Eso tenía que ser solo porque era su mate. ¿Cómo podría alguien enamorarse de alguien que no conoce? Todo esto me resultaba ilógico y fuera de lugar.—¿Eso es un sí? —me atreví a preguntar, mi voz temblando un poco mientras sus ojos se clavaban en los míos, brillando con una intensidad que nunca antes había visto. ¿O no?—Haces demasiadas preguntas, preciosa —dijo con una sonrisa traviesa, pero sus ojos no dejaron de brillarme.Lo observé, entrecerrando los ojos. Él había marcado el tono de este juego, pero no estaba dispuesta a rendirme tan fácilmente.—Te propongo algo —continuó, sin apartar la mirada—. Tú tendrás 10 preguntas, y yo otras 10. ¿De acuerdo?Me recosté en la silla, cruzando las piernas con un aire desafiante.—Con una condición —respondí con una sonrisa astuta—. Solo se puede respond
—¿Podrías darme un beso?— preguntó, y supe de inmediato que era un jugador astuto, aprovechando al máximo su última pregunta.—¿Por qué debería?— sorné, sintiendo la brisa salada del río acariciar mi rostro. Negó con la cabeza, una sombra de diversión cruzando sus facciones. —¿Con cuántas has estado?Y ahí se agotaron mis dos últimas preguntas.—Mm, creo que, con tres, pero solo fueron por necesidades carnales—, respondió, la mirada fija en su copa, como si buscara respuestas en el líquido rojizo. —¿Con cuántos has estado tú?—Se te acabaron las preguntas—, zanjé, una risa traviesa escapando de mis labios mientras mostraba los dientes.—¡No se vale!— se quejó, con un mohín infantil que lo hacía irresistible. —Es trampa, ¿sabes?—Para nada—, dije entre risas, sintiendo una corriente cálida recorrer mi cuerpo.Se cruzó de brazos, con el ceño fruncido como un niño pequeño haciendo un berrinche. De repente, una necesidad imperiosa de abrazarlo me invadió, de sentirlo cerca, de rodearlo co
Al final del muelle estaba él, sentado en una manta roja que contrastaba vívidamente con las desgastadas tablas de madera. La brisa marina ondeaba suavemente la tela, creando pequeñas olas de color carmesí. Había dispuesto sobre ella unas copas de cristal fino que brillaban bajo la luz de la luna, una botella de vino tinto que parecía prometer una noche especial, cojines bordados con motivos marinos y una selección de dulces que desprendían un aroma tentador a chocolate y vainilla. El mar estaba tranquilo y silencioso, como un espejo oscuro que reflejaba las estrellas. Al fondo, se escuchaban las olas chocando con las rocas de la costa, un murmullo constante que se mezclaba con el sonido del viento y dispersaba su olor a sal por doquier. El salitre se diseminaba en pequeñas cápsulas que el viento arrastraba, depositándolas como un fino rocío sobre mi piel. Caminé hasta él, sintiendo la madera crujir bajo mis pies, y me senté en el cojín que estaba a su lado, notando su suave textura b