Estaba sentada frente a él, pero mi mente divagaba, atrapada en cada palabra que salía de su boca. ¿Estaba realmente enamorado de mí? Mi cabeza no lograba encajar las piezas. No podía ser. Eso tenía que ser solo porque era su mate. ¿Cómo podría alguien enamorarse de alguien que no conoce? Todo esto me resultaba ilógico y fuera de lugar.—¿Eso es un sí? —me atreví a preguntar, mi voz temblando un poco mientras sus ojos se clavaban en los míos, brillando con una intensidad que nunca antes había visto. ¿O no?—Haces demasiadas preguntas, preciosa —dijo con una sonrisa traviesa, pero sus ojos no dejaron de brillarme.Lo observé, entrecerrando los ojos. Él había marcado el tono de este juego, pero no estaba dispuesta a rendirme tan fácilmente.—Te propongo algo —continuó, sin apartar la mirada—. Tú tendrás 10 preguntas, y yo otras 10. ¿De acuerdo?Me recosté en la silla, cruzando las piernas con un aire desafiante.—Con una condición —respondí con una sonrisa astuta—. Solo se puede respond
—¿Podrías darme un beso?— preguntó, y supe de inmediato que era un jugador astuto, aprovechando al máximo su última pregunta.—¿Por qué debería?— sorné, sintiendo la brisa salada del río acariciar mi rostro. Negó con la cabeza, una sombra de diversión cruzando sus facciones. —¿Con cuántas has estado?Y ahí se agotaron mis dos últimas preguntas.—Mm, creo que, con tres, pero solo fueron por necesidades carnales—, respondió, la mirada fija en su copa, como si buscara respuestas en el líquido rojizo. —¿Con cuántos has estado tú?—Se te acabaron las preguntas—, zanjé, una risa traviesa escapando de mis labios mientras mostraba los dientes.—¡No se vale!— se quejó, con un mohín infantil que lo hacía irresistible. —Es trampa, ¿sabes?—Para nada—, dije entre risas, sintiendo una corriente cálida recorrer mi cuerpo.Se cruzó de brazos, con el ceño fruncido como un niño pequeño haciendo un berrinche. De repente, una necesidad imperiosa de abrazarlo me invadió, de sentirlo cerca, de rodearlo co
Al final del muelle estaba él, sentado en una manta roja que contrastaba vívidamente con las desgastadas tablas de madera. La brisa marina ondeaba suavemente la tela, creando pequeñas olas de color carmesí. Había dispuesto sobre ella unas copas de cristal fino que brillaban bajo la luz de la luna, una botella de vino tinto que parecía prometer una noche especial, cojines bordados con motivos marinos y una selección de dulces que desprendían un aroma tentador a chocolate y vainilla. El mar estaba tranquilo y silencioso, como un espejo oscuro que reflejaba las estrellas. Al fondo, se escuchaban las olas chocando con las rocas de la costa, un murmullo constante que se mezclaba con el sonido del viento y dispersaba su olor a sal por doquier. El salitre se diseminaba en pequeñas cápsulas que el viento arrastraba, depositándolas como un fino rocío sobre mi piel. Caminé hasta él, sintiendo la madera crujir bajo mis pies, y me senté en el cojín que estaba a su lado, notando su suave textura b
—¿Entonces preciosa mía, soy un perro?—burló, su voz llena de picardía.—No, me entendiste mal, ¿sabes?—quise alegar, sintiendo el pánico crecer en mi interior. Me sacudió suavemente y miré el agua que relucía bajo la tenue luz de la luna. A juzgar por el viento, debía estar a una temperatura helada. —, ¿No vas a lanzar a tu preciosa mate a esa agua helada?, ¿verdad? Podría pescar un resfrío y arruinar nuestro fin de semana.Su sonrisa se ensanchó aún más, superando con creces la del felino de Alicia. La gran sonrisa que preveía el rostro de mi acompañante me heló la sangre. Al predecir sus acciones, me aferré a él con fuerza, entrelazando mis brazos alrededor de su cuello y pegando mi cuerpo a su pecho. Tiró de mí, pero como buena larva apegada, lo traje hacia mí, cayendo así los dos a la fría agua. Una enorme cantidad de agua fue salpicada al caer juntos, creando un estruendo que rompió el silencio de la noche. Al salir a la superficie, solté una carcajada que resonó en el aire, al
Me desperté sintiéndome mucho mejor que el sábado, fue un fin de semana... Intenso. ¿Quien lo diría? Pase dos días de maravilla en una cabaña lejos de todo con un lobo, no quiero decir que soy todo un torbellino de emociones porque tampoco estoy loca por él. Pero he sentido muchas cosas por él que no había sentido antes, por más tonto y bochornoso que suene. Me siento atraída por su personalidad o lo que me ha demostrado. Aunque sigo teniendo mis dudas.Me levante como un resorte y camine hasta el baño de mi habitación, cepille mis dientes y tome una ducha merecedora. Salí colocándome un short tiro alto de blue jeans con unas sandalias y una blusa de mangas al hombro color roja. Me aplique base y polvo compacto, delineador, rímel y un labial del color de la camisa. Seque mi cabello y tome mi bolso. Celeste me esperaba abajo, mire el reloj colgante de nuestra habitación y marcaban las 7am aún nos queda una hora para llegar al colegio. Baje a la cocina y allí estaba mi repetida desayuna
Mis niveles de adrenalina estaban altos, era increíble como me sentía, llena de vida y como si nada pudiese contra mí. ¿Que había sucedido conmigo? ¿Como es que hice aquello? no pude evitarlo, fue un acto involuntario, podría decirse que mi cuerpo fue quien actuó ni siquiera mi mente fue consciente de mis actos. ¿Que es todo esto? ¿No que mis "poderes" se revelaban a los dieciocho? aún faltan 2 semanas para cumplirlos. ¿Acaso se adelantaron? ¿Soy una hechicera? ¿Que soy? ¡Fue genial! lo admito, pero la curiosidad me esta picando y torturando cada vez mas, ahora sí estoy segura que pertenezco al mundo sobrenatural y lejos de asustarme, me encanta la idea.—¿Te sientes bien? —. preguntó Archie a mi lado, lo miré asintiendo, sus ojos irradiaban preocupación. —¿Segura?—Sí, sentí un descargue de adrenalina renuente —. explique y sonreí con diversión. —. ¡Fue genial!—¿Genial? —. repite él, mirándome como si estuviese loca y sí, sí lo estoy —, Acabas de experimentar tu primer indicio, ¿N
La llamarada de humo negro volvió a parecer en nuestro campo de visión y el hechicero regresó con su porte misterioso y escalofriante en sus manos traía una especie de caja pequeña, su color era dorado y tenía grabado dibujos extraños. ¿Que era esa caja? mi curiosidad picaba, quería saberlo todo, ese era mi mayor problema, porque si bien lo recuerdo la curiosidad mato al gato.—Discúlpenme, he ido a buscar esto —. señaló su mano mostrando la caja —, es un veatrúm.—¿Veatrúm? —. inquirí confusa, he escuchado esa palabra antes, sé que la leí en algún libro de mamá. —, ¿Qué es eso, señor Marshall?—No puedo decirte que más eres aparte de una poderosa hechicera —sentenció, mi entrecejo se frunció de inmediato. ¿Cómo que no puede decírmelo? —. Me lo ha prohibido la Diosa, bien sabrás que no se le puede desobedecer, más sin embargo, me permitió ayudarte.» Tienes dones especiales, Selene, dones que se crearon con la gran fusión de las cuatro especies de tus padres, porqué si, tu madre fue u
—¡No digas eso ni de broma! —me exalte, lo abracé con fuerza y decidí que lo mejor era no averiguar nada más y hacer nuestros poderes a un lado, sé que Celes lo entenderá, sin usarlos nunca podrán dar con nosotras, nos protegeremos nosotras y a quiénes nos rodean.—No pienso usar mis poderes, Archie. Le diré a mi clon que tampoco lo haga, que dejemos todo como está y así no podrán dar con nosotras.—¿Crees resistirte? —enarcó una ceja —, Sel eres muy curiosa, ¿cómo no usar algo que es parte de ti?—Me las apañaré para no usarlos, tampoco pienso ponernos en riesgo a mi hermana y a mí o a ustedes —.musité refiriéndome a él y mi familia.—Bien, si eso decides así será —respondió mi mate con angustia en su rostro, sé que lo que más le preocupa es quienes me buscan, no que sea poderosa como lo dijo Marshall, si no el peligro que eso representa —¿vamos?Asentí y tomé su mano, salimos por las amplías puertas y caminamos de regreso al salón de cine, al entrar Celeste descansaba en el pecho de