2. Desesperada

Después de aquella revelación su madre la tomó por el brazo y la condujo entre los presentes, no quería hacer un escándalo allí, pero era claro que a la menor oportunidad caería sobre ella no solo sus. 

—Cuando lleguemos a casa verás, no lo aclaré aquí porque no voy a darles más de que hablar a estos chismosos, pero no te libras de esto.

—Madre, te juro que yo…

—No me jures nada—, su madre arrastró la pequeña maleta que ambas compartían y salió de la casa por la puerta de servicio no sin antes darle un último vistazo a aquella casa donde trabajó por tantos años.

Caminaron con rapidez hasta un pequeño y sencillo anexo a una casa el cuál era su hogar desde hace muchos años.

Las calles se encontraban a oscuras y totalmente desiertas, no más que el humor de aquel par que las transitaba.

Una vez que cruzaron la puerta Ayse sintió el golpe de la bofetada que le propinas a su madre en la cara.

—Ahora me dirás que fue lo que ocurrió con tus propias palabras.

—Madre, te juro que…

—Nada, ¿qué estabas haciendo? 

—Lo que pasa es que Yusuf me besó y en ese momento nos vio su madre.

Se le fue encima y la tomó de la cara para que le viera,—me has deshonrado a mí pero también a tu difunto padre, ¿qué creías que iba a pasar?, ¿qué eres la Cenicienta y te va pediría matrimonio para llevarte a su castillo?, despierta eso solo ocurre en los cuentos.

—No pensé.

—¿Pretendes excusarte con esas simples palabras, niña tonta?—, reclamo suspendiendo de nuevo la mano con ganas de pegarle pero al final sabía que con aquello no ganaría nada.

—Madre, mañana te prometo que hablaré con la señora Sila, suplicaré, haré lo que sea necesario para que te devuelva tu trabajo.

—Vete mejor de mi vista, en todos estos años trabajando en esa casa?, has visto que la sultana perdona a alguien?

—No, pero quizá contigo pueda hacer una diferencia.

—No se te ocurra pasar por esa casa, empeoraras el daño que has hecho, solo ve a la cama yo iré después por ahora no puedo siquiera pensar, mucho menos dormir.

Volvió a la habitación y se sentó en el suelo de inmediato, con la cara ardiendo de dolor, pero el corazón doliéndole aún más.

Colocó sus manos en sus ojos y comenzó a llorar está vez sin poder contenerse, apretaba la boca con fuerza para que no escapara de ella el llanto amargo que provenía de su corazón.

¿Yusuf realmente la abandonó?

No podía causar más dolor y vergüenza a su madre no sólo por su religión y educación, sino que además vivían en un lugar donde reinaba la tradición.

¿Por qué le hizo esto?, ¿Por qué las trató así?, lo rechazó muchas veces y él insistió hasta que lo consiguió.

De pronto un rayo de esperanza surco su mente, tal vez Yusuf solo lo hizo para calmar a su madre y no enfrentarla, así que tomó el teléfono le escribió varias veces y le llamó, pero este no contestó.

Desesperada le llamó a su fiel amiga para intentar saber de él, pero esta le explicó que no lo había visto pero que escuchó que estaba por irse a estudiar a Estados Unidos, Ayse pensó con rapidez y decidió escribirle una carta.

En la mansión

Yasemin fue directamente a entregársela, se sentía un poco aprensiva porque no quería involucrarse y poner en riesgo su trabajo también, sin embargo, cumplió con ella para ayudarle.

—Buen día señor le fue enviada está carta y me tomé el atrevimiento de traérselo.

—¿Yasemin verdad?

—Sí señor.

—Sé que eres la amiga de Ayse, te diré dos cosas, pero primero inmortaliza este momento en un video, graba lo que haré a continuación con tu entrega para que se lo envíes.

Ella sacó su teléfono, ansiosa por lo que iba a pasar y filmó cómo este chico que hace apenas el día anterior se mostraba amable ahora quemaba la carta sin siquiera abrirla y luego continuó su discurso.

—No vuelva a ponerse en contacto conmigo de ninguna manera, porque tú, Ayse, no es nadie para mí  y si pretendes embaucarme para que asumas algún compromiso no va a suceder y ella, tu mejor amiga, está despedida por ayudarte no necesito chivos expiatorios dentro de mi casa. No quiero verte nunca.

—Pero señor…

—Pero nada, vete de inmediato.

Con tristeza la chica se retiró, Yusuf era un ser despreciable sin duda, le dolía su trabajo, pero no se humillaría, quizá era mejor así.

En esa familia no parecía haber nadie con verdaderos valores, siempre le pareció un gran chico, pero estaba equivocada, parecía que al final tenía más parecido a su hermano que su aspecto físico, realmente aquella situación la sentía más por su amiga por haber puesto su amor y esperanzas en alguien así.

En el otro extremo de la mansión, un joven con el mismo rostro apuesto que Yusuf está tumbado tranquilamente en la cama.

De repente, el hombre frunció el ceño y abrió los ojos.

—Hermano, estás despierto.

—Burak, por fin has vuelto, qué me está pasando.

—Estabas borracho y dormiste todo el día y toda la noche y te perdiste un gran escándalo.

—¿Qué ha pasado?

—La criada hija de Melek se lió con un invitado, se besaron y casi se acuestan juntos, pero mi madre se enteró y echó fuera de la casa a la desvergonzada con su madre.

—De ninguna manera, no me lo creo, Ayse no me traicionaría.

—¿Qué, ella es la mujer que te gusta? No seas tonto, lo ha admitido y ha prometido no volver, definitivamente está con ese hombre.

—No puedo creerlo.

—Ya verás que con tu partida a la universidad podrás olvidarla—, fingió consolarlo.

—Ojalá tengas razón.

Cuando Ayse vio llegar a su amiga se alegró, pero casi se desmaya cuando vio en el vídeo aquella cara que tanto quería pero le decía cosas que le escocían en el corazón.

Ahora de paso debía cargar con la culpa de que tanto su madre como su amiga habían perdido sus trabajos por culpa de ella, simplemente no lo podía creer.

A partir de ese momento la joven se sumió en una profunda depresión, no comía y prácticamente no dormía más que un par de horas seguidas.

Pasaron unas dos semanas, cuando ella tomó agua y sintió cómo su estómago se revolvía, corrió al baño y vomitó, se encontraba mareada y un poco desorientada cuando su madre entró al baño.

—¿Vomitaste?, pero si no has comido nada.

—No lo sé mamá es la primera vez que me pasa.

De pronto esta se le quedó viendo a los ojos fijamente, como mujer con experiencia empezó a atar cabos a gran velocidad,—¡No me lo digas por favor!.

—¿El qué?

—¿Qué estás embarazada?, ¿Qué llegaste lejos con ese hombre?, ¡Oh Dios, me vas a matar—, Ayse se quedó en silencio.

—¿Cómo es posible?, toda la enseñanza que te di, la gente no paraba de mirarnos y criticarnos, no puedo aceptar esta inmoralidad en mi casa, perdí el trabajo y ahora esto, simplemente no puedo hacerme cargo de lo que se nos vendrá encima.

—¿A qué te refieres?

—Debes irte, no sé adónde pero no permanecerás aquí.

—No tengo a donde ir, por favor mamá te lo suplico no me saque así.

—Debiste pensar en eso cuando fuiste a acostarte con él como una cualquiera, ahora ve con él para que te resuelva, pero no te quiero aquí.

Agotada se sentó en la banqueta pensando qué hacer dónde podría refugiarse aquella noche, cuando vio un hombre alto, delgado y de contextura fuerte acercarse, estaba algo oscuro, —¿Yusuf eres tú?

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