Emma
Acostada en la fría y húmeda hierba del bosque, con los ojos cerrados y sintiendo la brisa acariciar mi pelaje blanco, me encuentro abrazando un sentimiento que había perdido: la felicidad. Todo esto era nuevo para mí. Hasta hace unas horas, era simplemente una humana, aunque sabía que no lo era realmente. Cuando cumplí los 16 años y mi loba no se manifestó, dudé durante mucho tiempo de mi verdadera naturaleza como mujer lobo. No sé cuánto tiempo pasó desde que entré al bosque, ni cuánto corrí ni si me están buscando. Me perdí en las sensaciones nuevas, eufórica disfrutando este leve momento de libertad. Quizás, con suerte, mi ausencia pasó desapercibida. Aunque desearía que este momento no acabara, sé que debo regresar. Me pongo de pie, retomando mi forma humana, me visto y me encamino de vuelta a la cabaña. En ese instante, siento a Kira, mi loba, intranquila en mi mente, estando alerta y expectante. Antes de poder preguntarle qué sucede, un aroma llega a mí, provocando un revuelo de emociones en mi estómago. ¿Qué es ese olor? Me pregunté curiosa, mientras busco su origen agudizando mis sentidos. Es... ¿Frutilla y melón?. ¡Diosa que delicia! Se me hace agua la boca. Sin embargo, mi instinto me gritaba que me aleje, pero mis piernas me arrastraban fuera del sendero, me impulsaba a seguir el aroma adictivo que me hacía estremecer la piel. De repente, escucho pasos acercándose, un sonido que interrumpe el silencio del bosque. Me detengo bruscamente, me obliga a volver a la realidad. ¿Me habían encontrado? Un nudo se forma en mi estómago mientras el latido de mi corazón se acelera. ¡Maldición! Mientras buscaba un escondite, veo entre los árboles a un lobo imponente de pelaje negro y ojos ámbar brillante. Mis piernas temblorosas dan un paso atrás justo en ese momento, una brisa viciosa llegó a mí, trayendo consigo ese olor abrumador. Inconscientemente cerré los ojos inhalando profundamente el aroma que me envuelve y me tranquiliza. -¡Compañero!- El grito de Kira me sacude de golpe. Una mezcla de emociones me invade, mi mente se vuelve un caos y sin quererlo... -¡Eres mi compañero!- Pronuncie, como si las palabras salieran de lo más profundo de mi ser, sin control alguno. El lobo gruñe con fuerza antes de tomar su forma humana. Un aire denso nos envuelve, sus ojos azules brillan con intensidad en la oscuridad. Puedo sentir su furia palpable en el ambiente. Se acerca hacia mí con pasos lento y decidido, cuando la luz de la Luna acaricia su piel desnuda, reconozco al imponente hombre que se aproxima. El terror me sacude ¡No me podía estar pasando esto! Alexander Clandarther, el temible alfa de la manada Auge de Luna, la manada a la que pertenezco, resultó ser mi compañero predestinado. -¿Cómo te atreves?- Gruñe con autoridad. -Tú no puedes ser mi compañera, ¿qué clase de juego es este?- Un escalofrío recorre mi cuerpo al escuchar sus palabras. Me paralice, aterrada, sintiendo que mi destino acaba de ser sellado. Sin darme cuenta, se acerca tanto que quedamos cara a cara. Su aliento caliente rozaba mi piel y sus ojos, profundamente azules, reflejaban confusión y deseo. -¡No serás mi Luna!- Ladra con desprecio. -Una Omega débil y sin lobo no es digna de ser mi compañera.- Un agudo dolor me estremece, me curvo abrazando mi vientre y gimo de angustia. Desde el primer momento en que lo vi, supe que la diosa me estaba castigando, no podía ser su compañera, su deseada Luna, él me detestaba por todo lo que había pasado. -Lo sé.- Logré articular con esfuerzo, mientras intentaba incorporarme firme frente a él, con un movimiento débil y torpe. Al levantar mi mirada , observo cómo luchaba con su lobo por el control. En sus ojos, azules profundos, resaltaban un aro de color ámbar brillante alrededor de sus iris. -Dago, su lobo, está muy molesto. Él nos quiere.- Me revela Kira. Pero eso no importaba, su lado humano jamás nos aceptará. Con una mano me sujeta el cuello con firmeza y declara con voz ronca -Aunque hayas despertado a tu loba, eso no cambia nada.- Me suelta y caigo al suelo, mi cabeza golpea contra un árbol cercano. El dolor físic, no es nada comparado al escuchar las duras palabras que pronuncia a continuación: -Yo, Alexander Clandarther, Alfa de la manada Auge de Luna, te rechazo a ti, Emma Valentina Kelp, Omega de nuestra manada, como mi compañera y futura Luna.- Sentenció y sin darme la posibilidad de réplica, dió media vuelta y se marchó. Me dejó ahí... en el suelo, aturdida y con un fuerte dolor que despedazaba mi alma. El sentimiento de pérdida que me produjo su rechazo era algo que nunca había sentido. De repente, un gemido de agonía se escapa de mis labios, mientras Kira aúlla con desolación al ver que nuestro compañero no desea estar a nuestro lado.Emma (Presente) Estoy arrodillada en el suelo, inmersa en el caos de gritos a mi alrededor. Mis padres están encadenados a pocos metros de distancia, observo a mi madre mover los labios intentando decir algo que no alcanzo a comprender. Mis lágrimas distorsionan mi visión y al intentar gritar, mi voz se desvanece en la oscuridad que me rodea, solo para despertar sobresaltada y empapada en sudor, la misma pesadilla que me atormenta sin piedad. Decido levantarme. Tomé una ducha apresurada, al terminar, un grito tras la puerta anuncia el inicio de la rutina. -¡En 5 minutos te quiero en la cocina!- Resuena la voz de Kate, la líder de mi grupo. Vivo en una modesta cabaña en el extremo del territorio, aunque llamarla "cabaña" es un modo amable de referirse a mi hogar. En realidad, es más bien una choza de madera descuidada, pero no me quejo. Es preferible a estar en la mazmorra. Los omegas sin pareja viven en grupos en estas cabañas. Cada grupo tiene un líder que organiza las tareas y
Emma (5 años antes) Un día después del decimosexto cumpleaños de Briana, me escapé de casa para ir a verla. Mi padre me había pedido que no saliera ese día, ya que estaba previsto la llegada de los líderes de la manada Luna Menguante. Mi padre era Gamma y mi madre una guerrera, ambos encargados de la seguridad de Luna Misere, la madre de Alex. No creí que fuera tan peligroso como lo planteaba. El territorio era muy seguro. Así que, como toda adolescente rebelde, decidí tomar mi chaqueta y dirigirme al parque, nuestro lugar de encuentro. Pasamos la tarde charlando, riendo y soñando juntas. Briana me presentó a su loba Dana, su pelaje era rubio con algunas manchas mas oscuras y sus ojos de color marrón, me dejaron fascinada por su belleza. El propósito de nuestro encuentro era que Briana pudiera ver a Alex y así confirmar si él era su compañero predestinado, pero nuestro plan se vino abajo al enterarnos de que él se encontraba en el territorio de Black Moon. -Vayamos a la gr
Emma Hace dos años que me encuentro atrapada en esta mazmorra, un auténtico infierno día tras día. A pesar de todo, siento una fuerza interior que me une a la vida, una chispa de esperanza que se niega a apagarse.Sin embargo, últimamente me resulta difícil mantener esa fuerza. Mi cuerpo duele, mi espíritu está abatido y mi loba permanece dormida, sin mostrar signos de despertar.La soledad me envuelve, convirtiéndose en una compañera constante. Las noches se vuelven largas y solitarias, la oscuridad se convierte en un enemigo implacable.Los recuerdos de mis padres son mi mayor fuente de resistencia contra la desesperación y el miedo. A veces siento su presencia cerca de mí, escuchando en mi mente las palabras de mi madre: Sé fuerte. A pesar del dolor que me embarga después de la ira del alfa, intento aferrarme a los momentos felices para no perder la cordura.Los golpes y el maltrato por parte del alfa Alejandro eran constantes y la única música que oía, eran los sonidos sordos de
Alexander Dos años pasaron desde que la oscuridad de la muerte envolvió a mi madre y una semana desde que lo hizo con mi padre. El día que mi madre murió, me encontraba inmerso en un intenso entrenamiento en la manada Black Moon con otros futuros Alfas. Cada cinco años, la manada organizaba un evento extraordinario para los futuros Alfas que tenían a sus lobos despiertos. Era una prueba agotadora y despiadada, solo se podía participar una vez y era un entrenamiento muy exhaustivo. Yo tenía entonces 17 años, pero Dago, mi lobo, había despertado cuando cumplí los 14, dos años antes que cualquier lobo. Su presencia prematura en mi era debido a la sangre de los primeros licántropos que corría por mis venas, impartiendo la fuerza necesaria para soportar su presencia en mi ser. Al finalizar el entrenamiento y regresar a la manada, me encontré con un panorama desolador. Kaled, el beta de mi padre, me informó sobre el inesperado ataque perpetrado por la manada Luna Menguante, aquella que
Emma La puerta se abrió y Amanda entró en la habitación, su presencia me sobresaltó. Se sentó a mi lado y comenzó a acariciarme el cabello con dulzura, mientras me decía -Te dije ayer que descansaras.-Yo me erguí en la cama, aún con los ojos hinchados por las lágrimas y el cansancio. -No pude hacerlo. ¿Qué va a pasar conmigo?- Pregunté, con voz temblorosa.Amanda me miró con compasión y respondió: -Primero, irás a mi casa. Allí comerás algo y tomarás una ducha. Después, hablaremos sobre tu futuro.-Al salir de la gran casa de la manada, alcé mi mirada al cielo y cerré los ojos, permitiendo que la suave brisa acariciara mi rostro y me envolviera en un momento de serenidad. Amanda tomó mi mano con una calidez reconfortante y, mientras caminábamos, vi a lo lejos a Alex y otras personas que me observaban con una mezcla de curiosidad y hostilidad. Agaché la cabeza, evitando su mirada, y seguí a Amanda, agradecida de que su casa estuviera cerca y de que no tuviéramos que cruzarnos con nad
Alexander Cada mes, encuentro un informe sobre Emma en mi escritorio. La anciana Amanda se negaba a hacerlo, así que tuve que recordarle quién dirige esta manada y amenazarla con encerrar a Emma nuevamente si no recibía un informe detallado de ella cada mes. Resulta sorprendente que su loba, aún no haya despertado, quizás la diosa tiene sus propios planes y castigos por la irresponsabilidad que costó vidas valiosas en aquel ataque. Briana me reveló que, en aquel fatídico día del ataque, encontró a Emma en medio del caos y que a pesar del riesgo que corría, estaba empeñada en buscar a sus padres. Sus intentos por detenerla fueron en vano, Emma se negó a escuchar a Briana, ignorando sus advertencias y adentrándose impulsivamente en la pelea. Una niña tonta, sin lobo, ¿qué podía hacer entre guerreros?¿Acaso no pensó en el riesgo que corría? Un golpe en la puerta interrumpe mis pensamientos, guardo el
Emma Después de la partida de Alex, mis piernas flaquearon y caí al suelo, exhausta. El olor a tierra húmeda y hojas secas llenaba mis pulmones mientras intentaba recuperar el aliento.Con esfuerzo, logré levantarme un poco, me vestí rápidamente y partí hacia la choza, con la sensación de que esa noche sería interminable. El sonido de los grillos y el crujir de las ramas bajo mis pies eran los únicos sonidos que acompañaban mi caminata.Al llegar a la choza, me dejé caer en la cama, intentando procesar todo lo que había sucedido. Pero no pude descansar por mucho tiempo, ya que al despuntar el alba, Amanda apareció con el desayuno en la mano.Una chispa de curiosidad brillaba en sus ojos mientras me interrogaba sobre mi encuentro con el alfa. Le di un resumen, dejando de lado ciertos detalles, como el hecho de haber sido sorprendida en ropa interior.Al terminar mi resumen, Amanda me tomó por sorpresa con noticias emocionantes.-
Emma ( Después de la cena del capítulo 2 )La larga cena llegó a su fin y nos dirigimos de vuelta a la cabaña. En el camino, el sonido de las hojas bajo nuestros pasos se mezclaba con el silencio entre Kate, Gema y yo, contrastando con las risas alegres de Liz y Amy, que resonaban en la oscuridad de la noche.Al llegar a la cabaña, me encaminé hacia mi habitación, una vez dentro, revisé meticulosamente mi mochila, donde guardaba el mapa, el sobre con dinero, ungüentos que Amanda me había dado y algo de ropa.Con determinación, tomé mis pertenencias y me deslicé por la ventana, dejando atrás la cabaña para adentrarme en el camino que me lleva al lugar planificado: el río.Al llegar me senté en la orilla, sintiendo la fresca brisa acariciar mi rostro mientras esperaba en silencio, era mi señal para adentrarme en el bosque. Todo estaba meticulosamente planeado, desde el horario de las patrullas hasta el contenido de mi mochila.Anhelaba partir, aunque en mi corazón lamentaba no poder des