Emma
La puerta se abrió y Amanda entró en la habitación, su presencia me sobresaltó. Se sentó a mi lado y comenzó a acariciarme el cabello con dulzura, mientras me decía -Te dije ayer que descansaras.-
Yo me erguí en la cama, aún con los ojos hinchados por las lágrimas y el cansancio. -No pude hacerlo. ¿Qué va a pasar conmigo?- Pregunté, con voz temblorosa.
Amanda me miró con compasión y respondió: -Primero, irás a mi casa. Allí comerás algo y tomarás una ducha. Después, hablaremos sobre tu futuro.-
Al salir de la gran casa de la manada, alcé mi mirada al cielo y cerré los ojos, permitiendo que la suave brisa acariciara mi rostro y me envolviera en un momento de serenidad. Amanda tomó mi mano con una calidez reconfortante y, mientras caminábamos, vi a lo lejos a Alex y otras personas que me observaban con una mezcla de curiosidad y hostilidad. Agaché la cabeza, evitando su mirada, y seguí a Amanda, agradecida de que su casa estuviera cerca y de que no tuviéramos que cruzarnos con nadie más en el camino, lo que me habría hecho sentir aún más incómoda.
Al llegar a su casa, Amanda me proporcionó una muda de ropa limpia y me indicó dónde está el baño, para que pudiera ducharme tranquilamente. Disfruté de una ducha prolongada y, al sentirme lista, me vestí y regresé a la cocina. Amanda me esperaba con galletas y té. Me indicó que me sentara y me preguntó si podía contarle todo lo que había pasado.
Le relaté lo vivido desde el fatídico día en que perdí a mis padres hasta el día anterior, mientras Amanda escuchaba atentamente, sin interrumpir.
Al concluir, Amanda me explicó cómo el Alfa Alejandro, tras la muerte de Luna Misere, enloqueció de ira. Dictaminando la muerte de mis padres y de los guerreros responsables de su protección, también como provocó la extinción de la manada Luna Menguante.
Me reveló que todos pensaban que había perdido la vida junto a mis padres, que solo el alfa Alejandro y algunos guardias, de su confianza, sabían de mi encierro. Finalizando su relato, de cómo la locura lo había consumido al alfa hasta el día de su muerte.
Después, me detalló cómo sería mi vida a partir de ese momento y me propuso mudarse conmigo a la choza, para que no estuviera sola. A pesar de su insistencia, me negué enérgicamente. No podía permitir que, a su edad, abandonara la comodidad de su hogar, para vivir en un lugar tan humilde. Llevó un tiempo en que aceptará mi decisión.
Luego de curar mis heridas, preparó un bolso con ropa, ungüentos y comida. Y nos dirigimos a la choza.
...
Pasó un año desde que me instalé en la choza, un espacio austero, similar a una celda pero esta contaba con una mesa, dos sillas, una cama y un pequeño baño equipado solo con un inodoro. Amanda no se mudó conmigo, pero cada mañana llega antes del alba para despertarme, compartir el desayuno y, ocasionalmente, me trae ropa y libros.
Esos breves momentos juntas son un tesoro para mí, ella es la única que me muestra amabilidad en este lugar hostil. La mayoría de los omegas me ignoran, pero los guerreros no. Me desprecian, me culpan por todo lo que ha ocurrido y no pierden la oportunidad de insultarme, humillarme o golpearme.
Hoy, mi tarea es lavar las opulentas cortinas de terciopelo y las sábanas blancas de algodón de la casa de la gran manada, así que me dirijo al río. Allí, siempre encuentro a tres chicas trabajando en la orilla, una morena y dos rubias, probablemente parte de algún grupo. Aunque no me dirigen la palabra, me entero de detalles interesantes de la manada, al escuchar sus conversaciones.
-¿Te enteraste de que Luciana encontró a su compañero?- Pregunta una de las rubias, con un tono de voz lleno de emoción y curiosidad.
-Sí, pero él la rechazó.- Responde la otra rubia, con un suspiro y una expresión de tristeza. -Es un guerrero y ya tenía una pareja elegida. Me parece cruel que la haya rechazado así.-
-Es increíble que rechace a su compañera predestinada.- Dice la morena, con una expresión pensativa -Ahora debe estar sufriendo las consecuencias de su decisión. El vínculo entre ellos sigue existiendo, pero él lo ignoró y eligió a otra. Seguro que se arrepiente de su elección, pero es demasiado tarde para cambiar el pasado.-
-Mi madre una vez me dijo que es posible que el vínculo de compañeros se rompa.- Comenté, sin darme cuenta de que he hablado en voz alta. Me sonrojo ligeramente y me pongo nerviosa al darme cuenta de mi error.
La morena se vuelve hacia mí con una mirada sorprendida y curiosa. -¿De verdad? ¿Tu madre te dijo eso?- Me mira con una mezcla de interés y compasión, como si estuviera tratando de entenderme.
La rubia que habló primero, asiente con la cabeza, como si estuviera recordando algo. -Sí, mi madre también me habló de eso. Dijo que era un vínculo muy fuerte, pero que hay casos en los que se ha roto.-
La líder de su grupo se acercó con una expresión exaltada y autoritaria, agita sus brazos y les dice: -¡Basta de chismes! ¡Vuelvan al trabajo de inmediato! ¡Quiero irme al mediodía y no tengo todo el día para esperar a que ustedes terminen!- Su tono es intimidante, pero hay algo en su expresión que me hace encontrar gracioso el momento. Sin poder evitarlo, suelto una sonrisa.
Después de que las chicas se marcharon, el canto de los pájaros fue el único sonido que rompió el silencio. A medida que la noche caía, los grillos se unieron al coro, creando una melodía nocturna.
Esta parte del río era un lugar solitario, especialmente después de la puesta de sol, cuando las sombras envolvían el paisaje. Sin embargo, yo me sentía atraída por este lugar, donde podía encontrar algo de paz.
Al terminar mi tarea, me quité el vestido y lo acomodo cuidadosamente junto a mis zapatillas, antes de sumergirme en el agua fresca y cristalina.
El río me envolvía en su tranquilidad, y mientras observaba la luna en el cielo, comencé a pensar en un plan de fuga. Pero mis pensamientos fueron interrumpidos por una voz ronca y profunda que resonó en la noche
- ¿Qué estás haciendo?- Preguntó Alex, sorprendiéndome.
Oh diosa ¿Qué carajos hace Alex acá?
Alexander Cada mes, encuentro un informe sobre Emma en mi escritorio. La anciana Amanda se negaba a hacerlo, así que tuve que recordarle quién dirige esta manada y amenazarla con encerrar a Emma nuevamente si no recibía un informe detallado de ella cada mes. Resulta sorprendente que su loba, aún no haya despertado, quizás la diosa tiene sus propios planes y castigos por la irresponsabilidad que costó vidas valiosas en aquel ataque. Briana me reveló que, en aquel fatídico día del ataque, encontró a Emma en medio del caos y que a pesar del riesgo que corría, estaba empeñada en buscar a sus padres. Sus intentos por detenerla fueron en vano, Emma se negó a escuchar a Briana, ignorando sus advertencias y adentrándose impulsivamente en la pelea. Una niña tonta, sin lobo, ¿qué podía hacer entre guerreros?¿Acaso no pensó en el riesgo que corría? Un golpe en la puerta interrumpe mis pensamientos, guardo el
Emma Después de la partida de Alex, mis piernas flaquearon y caí al suelo, exhausta. El olor a tierra húmeda y hojas secas llenaba mis pulmones mientras intentaba recuperar el aliento.Con esfuerzo, logré levantarme un poco, me vestí rápidamente y partí hacia la choza, con la sensación de que esa noche sería interminable. El sonido de los grillos y el crujir de las ramas bajo mis pies eran los únicos sonidos que acompañaban mi caminata.Al llegar a la choza, me dejé caer en la cama, intentando procesar todo lo que había sucedido. Pero no pude descansar por mucho tiempo, ya que al despuntar el alba, Amanda apareció con el desayuno en la mano.Una chispa de curiosidad brillaba en sus ojos mientras me interrogaba sobre mi encuentro con el alfa. Le di un resumen, dejando de lado ciertos detalles, como el hecho de haber sido sorprendida en ropa interior.Al terminar mi resumen, Amanda me tomó por sorpresa con noticias emocionantes.-
Emma ( Después de la cena del capítulo 2 )La larga cena llegó a su fin y nos dirigimos de vuelta a la cabaña. En el camino, el sonido de las hojas bajo nuestros pasos se mezclaba con el silencio entre Kate, Gema y yo, contrastando con las risas alegres de Liz y Amy, que resonaban en la oscuridad de la noche.Al llegar a la cabaña, me encaminé hacia mi habitación, una vez dentro, revisé meticulosamente mi mochila, donde guardaba el mapa, el sobre con dinero, ungüentos que Amanda me había dado y algo de ropa.Con determinación, tomé mis pertenencias y me deslicé por la ventana, dejando atrás la cabaña para adentrarme en el camino que me lleva al lugar planificado: el río.Al llegar me senté en la orilla, sintiendo la fresca brisa acariciar mi rostro mientras esperaba en silencio, era mi señal para adentrarme en el bosque. Todo estaba meticulosamente planeado, desde el horario de las patrullas hasta el contenido de mi mochila.Anhelaba partir, aunque en mi corazón lamentaba no poder des
EmmaCorrí desesperadamente dejando atrás a Samuel y a ese gruñido feroz y siniestro, bajo la oscuridad profunda del bosque.Al llegar a la cabaña, me deslizo dentro por la ventana en silencio. Sentí una sensación de calor febril expandirse por todo mi cuerpo, tenso y agarrotado. Exhausta, me dejo caer en la cama, sintiendo el peso de mis párpados cerrándose sobre mis ojos cansados. Pero el sueño, ese traidor, no me permitió descansar. Me venció con su dulce veneno, sumergiéndome en el terror de mis recurrentes pesadillas.Luego, me encontré flotando en un mar de oscuridad, pero esta vez no estaba sola. Una figura borrosa aparecía, su presencia tranquila y reconfortante me hacía sentir atraída, como si fuera un faro en la oscuridad.Cuando finalmente abrí los ojos, vi a Amanda sentada al lado de mi cama, con una expresión de preocupación en su rostro.Amanda sonrió con una sonrisa débil y me contó que había estado enferma durante días. Gema le había informado sobre mi condición y vin
Emma-¿Dinero?- preguntó Alex, con un tono de burla.Su voz sarcástica hizo reavivar mi enojo, y sin miedo, respondí con un tono igualmente sarcástico-Sí, dinero. ¡Mi dinero! Excepto que el alfa lo necesite.-Mi voz sonó firme y desafiante en el silencio del salón. Note una leve sonrisa en Gema, mientras que Kate me miraba con desaprobación.Briana con su cuerpo tenso y su rostro rojo de ira gritó -¿Cómo te atreves, insolente?--¡Es mi dinero! lo junté durante dos años, el alfa me lo quitó y lo quiero de vuelta.- Dije, manteniendo la calma y continúe después de un suspiro -Tengo derecho a pedir lo que me pertenece.-Briana, con los ojos echando chispas de furia, dio un paso adelante y gritó con rabia -¡No tienes derecho a nada!--¡Suficiente!- Gruño Alex con voz firme y autoritaria, captando la atención de ambas. -Muy bien, Emma, te avisaré cuando puedas retirar tus pertenencias.- Agregó con un tono calmado pero firme. Hizo una pausa, y luego concluyó -Pueden irse, su trabajo por hoy
Alexander El tiempo fue transcurriendo sin descanso y la manada Auge de Luna restauró la grandeza.Junto a Marcos, Iker y mis guerreros, enfrentamos batallas feroces bajo la luna llena y mi nombre se convirtió en leyenda. Mi popularidad, unida a la de Dago, el lobo más grande y fuerte que jamás se había visto, se extendió hasta las manadas más lejanas, donde éramos conocidos como invencibles y poderosos.Sin embargo, Dago parecía tener una debilidad inexplicable. Cada noche, me llevaba al río, donde siempre encontrábamos a Emma, envuelta en una profunda calma. Él sentía una conexión misteriosa con ella, aunque no podía explicarlo.Sabía que Dago quería protegerla, ya que siempre estaba en el río, un lugar desolado y peligroso. Por eso, permitía que nos quedáramos ahí, observándola. La veíamos nadando, en ocasiones desarrollando sus habilidades con entrenamientos intensos, demostrando la enseñanza de Jasón, su padre. En momentos de calma, la veíamos leer, sumergida en sus pensamientos
AlexanderBriana me envolvió con sus brazos y dijo: -Tenemos asuntos pendientes Alex, asuntos que requieren nuestra atención- Luego miró a Emma y agregó -Si ya tienes tus pertenencias, puedes irte-Dago no paro de gruñir fuerte en mi mente desde que Briana entró.Me zafé de su agarre, cuando vi salir a Emma, y regresé a mi asiento, fije mi mirada distante en Briana. -¿Qué asuntos tenemos?- Mi voz era severa y controlada.-Dijiste que me harias tu luna.- Dijo con inseguridad.Dago me estaba desgarrando la cabeza con sus gruñidos, pero no iba a ceder ante él. Así que respondí con calculada indiferencia -Si, lo dije, pero estuve ocupado con otros asuntos estos días, mañana hablaré con Iker para empezar a ocuparme de eso.-Briana esbozó una sonrisa calculadora en su rostro, no me sorprendió, el puesto de Luna le daría el poder que tanto anhelaba. Se acercó a mí y se sentó en mi regazo, como lo hace siempre que tiene oportunidad, acaricia mi cabello y, como era predecible, empezó a susurr
EmmaPermanecía acostada en el mismo lugar donde Alexander me dejó. El entorno a mi alrededor se había vuelto aún más denso y helado, como si el mundo se hubiera quedado sin luz, sin calor. La voz de Kira, resonaba como un murmullo distante y confuso, como un eco suave que pasaba entre las copas de los árboles.Sin el consuelo de poder siquiera mover un dedo para escapar de aquella oscuridad que me envolvía y que cada vez me hundía más en un pozo que se hacía más profundo, reviviendo cada palabra, cada gesto, cada mirada que Alexander me había dedicado antes de marcharse.Anhelaba con toda mi alma escapar de aquel pozo de desesperación, de aquella prisión sin barrotes físicos pero tan real como el vacío que sentía en mi interior. Deseaba con fervor encontrar una rendija de luz que me permitiera salir de aquel abismo emocional, pero mis fuerzas se desvanecen ante la magnitud de la tristeza que me embargaba.De repente, percibí un suave pelaje que se recostó sobre mí, un calor reconfort