EmmaCorrí desesperadamente dejando atrás a Samuel y a ese gruñido feroz y siniestro, bajo la oscuridad profunda del bosque.Al llegar a la cabaña, me deslizo dentro por la ventana en silencio. Sentí una sensación de calor febril expandirse por todo mi cuerpo, tenso y agarrotado. Exhausta, me dejo caer en la cama, sintiendo el peso de mis párpados cerrándose sobre mis ojos cansados. Pero el sueño, ese traidor, no me permitió descansar. Me venció con su dulce veneno, sumergiéndome en el terror de mis recurrentes pesadillas.Luego, me encontré flotando en un mar de oscuridad, pero esta vez no estaba sola. Una figura borrosa aparecía, su presencia tranquila y reconfortante me hacía sentir atraída, como si fuera un faro en la oscuridad.Cuando finalmente abrí los ojos, vi a Amanda sentada al lado de mi cama, con una expresión de preocupación en su rostro.Amanda sonrió con una sonrisa débil y me contó que había estado enferma durante días. Gema le había informado sobre mi condición y vin
Emma-¿Dinero?- preguntó Alex, con un tono de burla.Su voz sarcástica hizo reavivar mi enojo, y sin miedo, respondí con un tono igualmente sarcástico-Sí, dinero. ¡Mi dinero! Excepto que el alfa lo necesite.-Mi voz sonó firme y desafiante en el silencio del salón. Note una leve sonrisa en Gema, mientras que Kate me miraba con desaprobación.Briana con su cuerpo tenso y su rostro rojo de ira gritó -¿Cómo te atreves, insolente?--¡Es mi dinero! lo junté durante dos años, el alfa me lo quitó y lo quiero de vuelta.- Dije, manteniendo la calma y continúe después de un suspiro -Tengo derecho a pedir lo que me pertenece.-Briana, con los ojos echando chispas de furia, dio un paso adelante y gritó con rabia -¡No tienes derecho a nada!--¡Suficiente!- Gruño Alex con voz firme y autoritaria, captando la atención de ambas. -Muy bien, Emma, te avisaré cuando puedas retirar tus pertenencias.- Agregó con un tono calmado pero firme. Hizo una pausa, y luego concluyó -Pueden irse, su trabajo por hoy
Alexander El tiempo fue transcurriendo sin descanso y la manada Auge de Luna restauró la grandeza.Junto a Marcos, Iker y mis guerreros, enfrentamos batallas feroces bajo la luna llena y mi nombre se convirtió en leyenda. Mi popularidad, unida a la de Dago, el lobo más grande y fuerte que jamás se había visto, se extendió hasta las manadas más lejanas, donde éramos conocidos como invencibles y poderosos.Sin embargo, Dago parecía tener una debilidad inexplicable. Cada noche, me llevaba al río, donde siempre encontrábamos a Emma, envuelta en una profunda calma. Él sentía una conexión misteriosa con ella, aunque no podía explicarlo.Sabía que Dago quería protegerla, ya que siempre estaba en el río, un lugar desolado y peligroso. Por eso, permitía que nos quedáramos ahí, observándola. La veíamos nadando, en ocasiones desarrollando sus habilidades con entrenamientos intensos, demostrando la enseñanza de Jasón, su padre. En momentos de calma, la veíamos leer, sumergida en sus pensamientos.
AlexanderBriana me envolvió con sus brazos y dijo: -Tenemos asuntos pendientes Alex, asuntos que requieren nuestra atención- Luego miró a Emma y agregó -Si ya tienes tus pertenencias, puedes irte-Dago no paro de gruñir fuerte en mi mente desde que Briana entró.Me zafé de su agarre, cuando vi salir a Emma, y regresé a mi asiento, fije mi mirada distante en Briana. -¿Qué asuntos tenemos?- Mi voz era severa y controlada.-Dijiste que me harias tu luna.- Dijo con inseguridad.Dago me estaba desgarrando la cabeza con sus gruñidos, pero no iba a ceder ante él. Así que respondí con calculada indiferencia -Si, lo dije, pero estuve ocupado con otros asuntos estos días, mañana hablaré con Iker para empezar a ocuparme de eso.-Briana esbozó una sonrisa calculadora en su rostro, no me sorprendió, el puesto de Luna le daría el poder que tanto anhelaba. Se acercó a mí y se sentó en mi regazo, como lo hace siempre que tiene oportunidad, acaricia mi cabello y, como era predecible, empezó a susurra
EmmaPermanecía acostada en el mismo lugar donde Alexander me dejó. El entorno a mi alrededor se había vuelto aún más denso y helado, como si el mundo se hubiera quedado sin luz, sin calor. La voz de Kira, resonaba como un murmullo distante y confuso, como un eco suave que pasaba entre las copas de los árboles.Sin el consuelo de poder siquiera mover un dedo para escapar de aquella oscuridad que me envolvía y que cada vez me hundía más en un pozo que se hacía más profundo, reviviendo cada palabra, cada gesto, cada mirada que Alexander me había dedicado antes de marcharse.Anhelaba con toda mi alma escapar de aquel pozo de desesperación, de aquella prisión sin barrotes físicos pero tan real como el vacío que sentía en mi interior. Deseaba con fervor encontrar una rendija de luz que me permitiera salir de aquel abismo emocional, pero mis fuerzas se desvanecen ante la magnitud de la tristeza que me embargaba.De repente, percibí un suave pelaje que se recostó sobre mí, un calor reconforta
EmmaLa fría mañana de invierno despertaba con el sol asomando entre las sombras, tiñendo el cielo de un tenue rosa. No había pegado un ojo en toda la noche, con el aullido del lobo de Alexander resonando en mis oídos como un lamento persistente. Esta vez, sus pasos fuertes y rápidos rodearon la cabaña, haciendo vibrar las débiles paredes y sacudiendo el silencio. El lobo parecía más insistente que nunca, llamándome a salir con su presencia y aullidos. La tentación de abrir la puerta era irresistible, pero una pregunta me retuvo, ¿Qué sucedería si Alexander recuperara el control cuando saliera?. La posibilidad me helaba la sangre y me dejaba sin aliento. No estaba dispuesta a averiguarlo, así que me quedé acostada, escuchando el gruñido del lobo y el crujir de las ramas bajo sus patas, mientras la oscuridad se disipaba lentamente.Transcurrido un rato desde la partida del lobo de Alexander, me decidí a salir. Sabía que, después de su intensa carrera nocturna, Alexander probablemente h
AlexanderDesde el instante en que descubrí que Emma era mi compañera, me sumí en un tormento incesante. Rechazarla y abandonarla en el bosque fue como clavar un puñal en lo más profundo de mi alma. La presión en mi pecho era insoportable, rechazarla fue lo más difícil que hice, incluso más difícil que las batallas más feroces que había liderado. Un impulso casi irresistible me empujaba a regresar, estrecharla entre mis brazos y retenerla para siempre. Mientras luchaba con mis emociones, Dago me exigía deshacer el rechazo y enmendar mi error.Esa noche, al llegar a la gran casa de la manada, me encontré con Briana esperándome. Su vestido rojo corto se ajustaba perfectamente a su figura, realzando sus curvas. Su pelo suelto y brillante caía suavemente sobre su espalda descubierta, resaltando la suavidad de su piel rosada. Una sonrisa confiada iluminaba su rostro, y sus ojos celestes brillaban con una luz intensa.En ese momento pensé, que ella era lo que necesitaba. Me lancé sobre Bria
AlexanderLas palabras de Iker retumbaron en mi mente, desencadenando una tormenta de ira. Emma era la responsable de todo. Debido a Emma, me había desconectado de Dago. Y ahora también Iker me desafiaba por primera vez.Todo estaba fuera de control.-He liderado las batallas más sangrientas y salí invicto en todas. Mi lobo despertó antes que cualquier otro, siendo el más grande y fuerte, derrotando a todos los que se atrevieron a desafiarme. Elevé a esta manada a la grandeza, sin pareja, sin igual, y ahora ¿te atreves a cuestionar mi autoridad como alfa?- Mi gruñido retumbó en toda la habitación.Iker inclina la cabeza, no dice nada, jamás me había dirigido a él de esta manera.-¿Qué hizo ella para ser digna de ocupar el puesto de luna? Su loba se despertó recientemente, más tarde que cualquier otra, es débil y causó la muerte de mi madre.- Dije con un tono más calmado, pero aún molesto.Iker levantó la cabeza y nuestras miradas se cruzaron. -Tienes razón, Alfa.- Admitió haciendo un g