Emma (5 años antes)
Un día después del decimosexto cumpleaños de Briana, me escapé de casa para ir a verla. Mi padre me había pedido que no saliera ese día, ya que estaba previsto la llegada de los líderes de la manada Luna Menguante. Mi padre era Gamma y mi madre una guerrera, ambos encargados de la seguridad de Luna Misere, la madre de Alex. No creí que fuera tan peligroso como lo planteaba. El territorio era muy seguro. Así que, como toda adolescente rebelde, decidí tomar mi chaqueta y dirigirme al parque, nuestro lugar de encuentro. Pasamos la tarde charlando, riendo y soñando juntas. Briana me presentó a su loba Dana, su pelaje era rubio con algunas manchas mas oscuras y sus ojos de color marrón, me dejaron fascinada por su belleza. El propósito de nuestro encuentro era que Briana pudiera ver a Alex y así confirmar si él era su compañero predestinado, pero nuestro plan se vino abajo al enterarnos de que él se encontraba en el territorio de Black Moon. -Vayamos a la gran casa de la manada, Alex no está, pero lograré reconocer su olor.- Me propuso Briana, tomándome del brazo. -No puedo, Bri. Mis padres están ahí y si me ven, me matarán.- Respondí, mientras intentaba liberar mi brazo. -Vamos, Emm. No pasará nada. Solo serán 5 minutos, estamos cerca. Te prometo que no te verán.- Insistió. -Está bien... pero solo 5 minutos. No quiero meterme en problemas.- Dije con poco entusiasmo. Aunque la idea de que ella fuera la compañera de Alex no era de mi agrado, sentía la necesidad de saberlo. Así que, a pesar del riesgo de que mis padres me pudieran descubrir, accedí a acompañarla. Cuando nos acercábamos, un aullido de alerta rompió el aire, indicando un ataque inminente. De repente, todo se convirtió en caos, lobos corriendo frenéticamente por todas las direcciones. En medio de la confusión, mi miedo era abrumador. Brianna tomó mi mano y juntas corrimos hacia la gran casa de la manada. En la entrada, los lobos se enfrentan en una feroz batalla. Reconocí a mis padres entre ellos. Mi madre, al verme, intentó acercarse a mí, pero un lobo la empujó hacia el otro extremo. Petrificada, observaba la escena, de pronto vi un pelaje rubio con manchas más oscuras alejarse del lugar. Antes de que pudiera pedirle a Briana que no me dejara sola, un lobo gris se abalanzaba hacia mí, grité de terror cuando caí al suelo, pero mi padre intervino valientemente y no permitió que el lobo llegara a mí. Mi madre, transformada en humana, me rescató y me instó a correr. Otro lobo intentó atacarnos, pero mi padre se interpuso. En un instante de horror, resonó en el aire un gemido de agonía. Luna Misere había sido herida. -Corre, corre, corre.- Me gritaba mi madre mientras me jalaba. Cuando llegamos a casa, mis nervios estaban a flor de piel. Mi madre tomó mi rostro entre sus manos y con voz firme me dijo -Escúchame, Emma, por favor. Quédate en tu habitación hasta que regresemos.- Me dio un beso en la mejilla y agregó -Recuerda el significado de tu nombre.- Con esas palabras, se marchó. Parecieron pasar horas interminables desde que mi madre salió por la puerta principal. Yo estaba hecha un ovillo debajo de mi cama, temblando y tratando de procesar lo que acababa de suceder. Repentinamente, un estruendo hizo temblar la puerta de mi habitación. Antes de poder reaccionar, una mano me sacó de mi escondite debajo de la cama. Comencé a gritar y forcejear en un intento desesperado por lograr liberarme, pero resultó inútil. Fui arrastrada hacia una abarrotada multitud, donde fui arrojada al suelo frente al alfa Alejandro. Entre la agitación de personas y lobos, pude distinguir a mis padres, encadenados junto a otros guerreros de su confianza. A pesar de los gritos del alfa, no lograba distinguir sus palabras. Entonces, lo vi dirigirse hacia donde estaba mi madre, quien me miraba con ojos tristes, noté sus labios moverse diciendo en susurro -Te amo, sé fuerte.- El alfa se detuvo frente a ella, posando su mirada en mi padre, sin desviarla y sin titubear, desgarró el cuello de la persona que más me había amado en la vida, mi madre, provocando que todo diera vueltas a mi alrededor Intenté levantarme y correr hacia ella, pero una mano firme me retuvo. Por más que forcejeé y grité, no pude escapar. Fui atada a un poste, sintiendo el mareo me invadia. Sentí desesperación en mi padre al ver al alfa acercándose hacia mí, luchaba desesperadamente por liberarse de las cadenas de plata, que lo mantenían atrapado en su forma humana. La ansiedad me invadió, de repente sentí un duro golpe en la espalda que me hizo soltar un aullido de dolor agonizante. El alfa, con su látigo de punta de plata, me azotó implacablemente una y otra vez, hasta completar un total de diez golpes que dejaron marcas ardientes en mi piel. Cuando finalizó, su frase acusatoria resonó en mis oídos. Luego, limitadamente pude ver, cómo mi padre sufría el mismo destino que mi madre antes de desvanecer. Me desperté de golpe al sentir el impacto del agua fría en mi rostro. Al incorporarme sobresaltada, observé a mi alrededor y comprendí que me encontraba en una celda. El guardia me gritaba palabras incomprensibles, pero logré captar que había estado inconsciente durante dos días y que el Alfa vendría a darme mi merecido. Y así fue, todas las mañanas durante dos largos años, el Alfa se presentaba para golpearme sin piedad, hasta que se cansaba y se retiraba dejando atrás las mismas palabras acusatoria: -Todo esto es tu culpa.-Emma Hace dos años que me encuentro atrapada en esta mazmorra, un auténtico infierno día tras día. A pesar de todo, siento una fuerza interior que me une a la vida, una chispa de esperanza que se niega a apagarse.Sin embargo, últimamente me resulta difícil mantener esa fuerza. Mi cuerpo duele, mi espíritu está abatido y mi loba permanece dormida, sin mostrar signos de despertar.La soledad me envuelve, convirtiéndose en una compañera constante. Las noches se vuelven largas y solitarias, la oscuridad se convierte en un enemigo implacable.Los recuerdos de mis padres son mi mayor fuente de resistencia contra la desesperación y el miedo. A veces siento su presencia cerca de mí, escuchando en mi mente las palabras de mi madre: Sé fuerte. A pesar del dolor que me embarga después de la ira del alfa, intento aferrarme a los momentos felices para no perder la cordura.Los golpes y el maltrato por parte del alfa Alejandro eran constantes y la única música que oía, eran los sonidos sordos de
Alexander Dos años pasaron desde que la oscuridad de la muerte envolvió a mi madre y una semana desde que lo hizo con mi padre. El día que mi madre murió, me encontraba inmerso en un intenso entrenamiento en la manada Black Moon con otros futuros Alfas. Cada cinco años, la manada organizaba un evento extraordinario para los futuros Alfas que tenían a sus lobos despiertos. Era una prueba agotadora y despiadada, solo se podía participar una vez y era un entrenamiento muy exhaustivo. Yo tenía entonces 17 años, pero Dago, mi lobo, había despertado cuando cumplí los 14, dos años antes que cualquier lobo. Su presencia prematura en mi era debido a la sangre de los primeros licántropos que corría por mis venas, impartiendo la fuerza necesaria para soportar su presencia en mi ser. Al finalizar el entrenamiento y regresar a la manada, me encontré con un panorama desolador. Kaled, el beta de mi padre, me informó sobre el inesperado ataque perpetrado por la manada Luna Menguante, aquella que
Emma La puerta se abrió y Amanda entró en la habitación, su presencia me sobresaltó. Se sentó a mi lado y comenzó a acariciarme el cabello con dulzura, mientras me decía -Te dije ayer que descansaras.-Yo me erguí en la cama, aún con los ojos hinchados por las lágrimas y el cansancio. -No pude hacerlo. ¿Qué va a pasar conmigo?- Pregunté, con voz temblorosa.Amanda me miró con compasión y respondió: -Primero, irás a mi casa. Allí comerás algo y tomarás una ducha. Después, hablaremos sobre tu futuro.-Al salir de la gran casa de la manada, alcé mi mirada al cielo y cerré los ojos, permitiendo que la suave brisa acariciara mi rostro y me envolviera en un momento de serenidad. Amanda tomó mi mano con una calidez reconfortante y, mientras caminábamos, vi a lo lejos a Alex y otras personas que me observaban con una mezcla de curiosidad y hostilidad. Agaché la cabeza, evitando su mirada, y seguí a Amanda, agradecida de que su casa estuviera cerca y de que no tuviéramos que cruzarnos con nad
Alexander Cada mes, encuentro un informe sobre Emma en mi escritorio. La anciana Amanda se negaba a hacerlo, así que tuve que recordarle quién dirige esta manada y amenazarla con encerrar a Emma nuevamente si no recibía un informe detallado de ella cada mes. Resulta sorprendente que su loba, aún no haya despertado, quizás la diosa tiene sus propios planes y castigos por la irresponsabilidad que costó vidas valiosas en aquel ataque. Briana me reveló que, en aquel fatídico día del ataque, encontró a Emma en medio del caos y que a pesar del riesgo que corría, estaba empeñada en buscar a sus padres. Sus intentos por detenerla fueron en vano, Emma se negó a escuchar a Briana, ignorando sus advertencias y adentrándose impulsivamente en la pelea. Una niña tonta, sin lobo, ¿qué podía hacer entre guerreros?¿Acaso no pensó en el riesgo que corría? Un golpe en la puerta interrumpe mis pensamientos, guardo el informe de Emma en el cajón de mi escritorio. Es Marcos, puedo reconocer su olor.
Emma Después de la partida de Alex, mis piernas flaquearon y caí al suelo, exhausta. El olor a tierra húmeda y hojas secas llenaba mis pulmones mientras intentaba recuperar el aliento. Con esfuerzo, logré levantarme un poco, me vestí rápidamente y partí hacia la choza, con la sensación de que esa noche sería interminable. El sonido de los grillos y el crujir de las ramas bajo mis pies eran los únicos sonidos que acompañaban mi caminata. Al llegar a la choza, me dejé caer en la cama, intentando procesar todo lo que había sucedido. Pero no pude descansar por mucho tiempo, ya que al despuntar el alba, Amanda apareció con el desayuno en la mano. Una chispa de curiosidad brillaba en sus ojos mientras me interrogaba sobre mi encuentro con el alfa. Le di un resumen, dejando de lado ciertos detalles, como el hecho de haber sido sorprendida en ropa interior. Al terminar mi resumen, Amanda me tomó por sorpresa con noticias emocionantes. -Debes unirte a un grupo de trabajo, junto con otras
Emma ( Después de la cena del capítulo 2 )La larga cena llegó a su fin y nos dirigimos de vuelta a la cabaña. En el camino, el sonido de las hojas bajo nuestros pasos se mezclaba con el silencio entre Kate, Gema y yo, contrastando con las risas alegres de Liz y Amy, que resonaban en la oscuridad de la noche.Al llegar a la cabaña, me encaminé hacia mi habitación, una vez dentro, revisé meticulosamente mi mochila, donde guardaba el mapa, el sobre con dinero, ungüentos que Amanda me había dado y algo de ropa.Con determinación, tomé mis pertenencias y me deslicé por la ventana, dejando atrás la cabaña para adentrarme en el camino que me lleva al lugar planificado: el río.Al llegar me senté en la orilla, sintiendo la fresca brisa acariciar mi rostro mientras esperaba en silencio, era mi señal para adentrarme en el bosque. Todo estaba meticulosamente planeado, desde el horario de las patrullas hasta el contenido de mi mochila.Anhelaba partir, aunque en mi corazón lamentaba no poder desp
EmmaCorrí desesperadamente dejando atrás a Samuel y a ese gruñido feroz y siniestro, bajo la oscuridad profunda del bosque.Al llegar a la cabaña, me deslizo dentro por la ventana en silencio. Sentí una sensación de calor febril expandirse por todo mi cuerpo, tenso y agarrotado. Exhausta, me dejo caer en la cama, sintiendo el peso de mis párpados cerrándose sobre mis ojos cansados. Pero el sueño, ese traidor, no me permitió descansar. Me venció con su dulce veneno, sumergiéndome en el terror de mis recurrentes pesadillas.Luego, me encontré flotando en un mar de oscuridad, pero esta vez no estaba sola. Una figura borrosa aparecía, su presencia tranquila y reconfortante me hacía sentir atraída, como si fuera un faro en la oscuridad.Cuando finalmente abrí los ojos, vi a Amanda sentada al lado de mi cama, con una expresión de preocupación en su rostro.Amanda sonrió con una sonrisa débil y me contó que había estado enferma durante días. Gema le había informado sobre mi condición y vin
Emma-¿Dinero?- preguntó Alex, con un tono de burla.Su voz sarcástica hizo reavivar mi enojo, y sin miedo, respondí con un tono igualmente sarcástico-Sí, dinero. ¡Mi dinero! Excepto que el alfa lo necesite.-Mi voz sonó firme y desafiante en el silencio del salón. Note una leve sonrisa en Gema, mientras que Kate me miraba con desaprobación.Briana con su cuerpo tenso y su rostro rojo de ira gritó -¿Cómo te atreves, insolente?--¡Es mi dinero! lo junté durante dos años, el alfa me lo quitó y lo quiero de vuelta.- Dije, manteniendo la calma y continúe después de un suspiro -Tengo derecho a pedir lo que me pertenece.-Briana, con los ojos echando chispas de furia, dio un paso adelante y gritó con rabia -¡No tienes derecho a nada!--¡Suficiente!- Gruño Alex con voz firme y autoritaria, captando la atención de ambas. -Muy bien, Emma, te avisaré cuando puedas retirar tus pertenencias.- Agregó con un tono calmado pero firme. Hizo una pausa, y luego concluyó -Pueden irse, su trabajo por hoy