Capítulo 21.

-Así fue como descubrí que nunca debía de quitarle su miel a una mamá oso. - Dije terminando de comer y sobando suavemente mi panza. - Eso estuvo delicioso, gracias.

Resulta que mi buen amigo Mateo aprendió a cocinar por su cuenta cuando tenía alrededor de nueve años. Era muy bueno en eso, por cierto.

“De nada. ¿Te gustaría dar un paseo para bajar la comida? Conozco un lugar tranquilo en donde podemos admirar las estrellas”.

-¡Vamos!- Dije emocionada y él se rió de mi.

Me ofreció su brazo y yo acepté. Era todo un caballero.

-Es lindo saber que alguien de esta familia tiene modales. - Dije divertida mientras recorríamos los pasillos vacíos de esta parte del castillo.

Salimos a un pequeño jardín lleno de flores y una gran fuente en el centro. Cuatro bancos rodeaban dicha fuente y la luz de la luna era suficiente para que pudiéramos ver el sutil cambio de colores en el agua cristalina.

-Es… hermoso.

Me llevó hasta el banco que teníamos en frente y nos sentamos para contemplar las estrel
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