-Por supuesto, no voy a cancelar mi emparejamiento con mi amado príncipe Cole. - Dije con tono dulce esquivando otro puñetazo.-Pero tu dijiste…-Si, si, llórame un río. Una dama puede cambiar de opinión. Resulta que los encuentro a ambos muy atractivos y quiero que el reino lo sepa.Yo no estaba interesada en el título, la posición o los privilegios, aunque no me quejaría de éstos. No, yo lo que quería era ver el mundo arder cuando Luna Isabella se enterara de que la para nada apta de mi persona ocupaba el puesto.Cuando un nuevo rey subía al trono, era costumbre que nombrara una nueva Luna en cuanto encontrara a su pareja o cuando designara a alguna loba como su pareja. Mientras tanto, las responsabilidades del cargo recaían en la madre del rey o en el pariente femenino más cercano. Luego del nombramiento, la antigua Luna se retiraría de la vida política.Todas las Lunas tienen una especie de “madrina”, “dama de honor”, “consejera”… o cualquier término estúpido que se les pudiera oc
-Espero que eso sea una broma. - Dije insegura de qué decir.-No lo es. Otro rasgo de nuestra encantadora aldea: No nos molestamos con sutilezas.-Suena como mi tipo de aldea. - Dije con una sonrisa.Mateo sacudió la cabeza y mi tío se acercó a la cama a darme unas palmaditas en mi mano asegurándose de que estaba bien.-¿Cuánto te debemos, Savanah?- Preguntó mi tío.-La consulta a domicilio es de dos piezas de oro y el tratamiento es otra pieza de oro. - Dijo con una sonrisa. - Ahora si me disculpan, debo atender la carnicería…-¡¿Qué mierda Lily?!El grito de Cole me hizo dar un respingo. Todos miramos a la puerta con diferentes expresiones: Mateo confundido, mi tío divertido, yo exasperada y Savanah asustada.Luego de unos segundos siguiendo mi olor o quién sabe cómo mierda averiguó dónde estaba, entró a la habitación.-¿Qué haces en mi casa?- Pregunté con calma.-Por si no lo has olvidado, soy tu pareja. Se supone que debemos vivir juntos.- Detuvo su diatriba unos segundos y miró m
-La lista es larga, pero principalmente es porque no me has dicho por qué me atacaste o por qué mierda no te has disculpado conmigo. -Dije con un suspiro de exasperación y luego masajeé mis sienes porque comenzó a dolerme la cabeza. - Escucha, no quiero pelear contigo, Cole. Entendí que no quisieras ser mi amigo y que solo soy una pieza en algún plan extraño que tienes para el futuro cercano o lejano. De acuerdo, soy una chica grande y lo puedo aceptar, no es como si lo nuestro fuera amor, pero al menos podrías preocuparte un poco por mí. -Fruncí el ceño. - Y no me refiero a que cuestiones quién mierda además de ti será mi pareja; creo que eso también lo has dejado claro: Podemos tener una relación con alguien más. No me vengas a molestar solo porque has cambiado de opinión y no quieres que nadie más juegue a las casitas con tu juguete nuevo.-Mmm… si, bueno yo… simplemente me iré. - Dijo Savanah escabulléndose del cuarto. No me importaba que pudiera hablar con alguien más sobre lo qu
—Regresaré mañana, tenemos planes. — Dijo inexpresivo cuando se apartó de mí y luego se fue. Yo miré su espalda mientras se marchaba. Una libreta se puso a la altura de mis ojos mientras Mateo me miraba divertido. “Creo que le gustas”. —Tiene una forma extraña de demostrarlo. — Dije aún confundida por ese beso. Joder, el lobo incluso había saboreado mis labios. No em sonrojaría, pero definitivamente era algo para pensar después. “No creo que sepa qué hacer con eso. No es una persona que exprese mucho”. —Puede ser. — Dije moviendo mi cabeza para despejarme de la neblina de lujuria que comenzaba a apoderarse de mí. Ese Cole era... mortal. — ¿Te gusto? — Pregunté curiosa. “Si y también te besaría aunque tuvieras orina real de caballo en los labios; pero pinto mi límite al compartir fluidos corporales de Cole. Sería como besarlo a él si te beso ahora mismo”. Lo miré y se encontraba haciendo una mueca de asco. Yo le di una sonrisa malvada y salí rápidamente de la cama. Él adivinó mi
—Técnicamente, Savanah ya se iba. – Dije divertida. — SI se quedó a escuchar cosas que no quería saber, fue enteramente por decisión propia y, de todas formas, no entiendo el problema de eso. —El problema es que toda la información sobre la corusna es confidencial y yo… —Le aseguro — Dije interrumpiendo su discurso. — que el príncipe Cole es muy consciente de que su hija posee esta “información” y que si le importara un carajo que su hija sepa de nuestra relación de pareja, no la hubiera dejado salir de mi mansión viva. Ahora, tampoco veo un ejército a las puertas de su casa sacándolos a rastras. Así que creo que sus preocupaciones y medidas son infundadas. — Dije con un encogimiento de hombros y luego saqué una de mis joyas y se la extendí. Como no la tomó, se la dejé suavemente sobre la mesa. — No tenemos dinero en este momento, así que puede tomar esto como pago. —No quisiéramos prescindir de sus servicios, curandero. Que tenga un buen día. —Dijo mi tío levantándose. Mateo y yo l
Los gritos seguidos del estruendo nos hicieron actuar. — ¿Qué tanto te gusta esta pared?— Preguntó mi Tío Chad a Savanah. Ella por toda respuesta tomó su caja registradora y la arrojó con fuerza en dicha pared. —Yo digo que le importa un comino. — Dije seria y luego los cuatro nos dispusimos a romper la pared. En menos de un minuto había un gran agujero por el que los cuatro pasamos apretadamente. Savanah se quedó en la retaguardia presumiblemente con algunos de sus bonitos cuchillos. Del otro lado los salvajes se encontraban atacando a los pacientes de la clínica y éstos gritaban aterrorizados y gemían de dolor. Yo lancé un grito de guerra no solo para llamar la atención y que vinieran hacia nosotros sino también porque era divertido. Conté fácilmente once salvajes. — ¡Yo me pido los de la izquierda! — Dije riendo al ver la cara de sorpresa de los salvajes antes de que me atacaran. El primero fue directo a mi garganta y lo mandé a volar de una patada en su estómago. El segundo
Al enterarse de nuestra identidad, o más bien al pensar en que Karel y Cole podrían presentarse en persona, varios habitantes de la aldea se congregaron alrededor de los cuerpos malolientes de los salvajes. Gene había mandado a que trajeran a todos hasta aquí y actualmente me encontraba arrodillada desnudando cadáveres. Debería de cobrar extra por la pérdida del olfato. — ¿Sabes qué? Una bolsa no es suficiente pago por esto. ¡Por la Madre! Necesitaré al menos cinco años después de esto. — Dije arrugando la nariz con asco a Mateo. Él solo me observaba divertido. No se había ofrecido a ayudar, así que suponía que aún no me perdonaba por hacerle besar indirectamente a su primo. Gran bebé rencorusso. Examiné cada cuerpo ante la mirada atenta de los espectadores y localicé la extraña marca en sus cuerpos; era algo así como una media luna desigual, como si el que la hizo no tuviera buen pulso. Cada una estaba atravesada con una especie de flecha recta. — ¿Señor Gene?— Pregunté a mi espal
— ¿Dónde se encuentran en este momento? —Mandé a uno de mis lobos de confianza a que cuidara de ellos hasta que terminara con esta situación y pudiera encontrar un arreglo adecuado para ellos. — ¿Cómo qué?— Pregunté curiosa. —Hay algunas lobas aquí que no han podido tener hijos o que quieren tener aún más pero no han podido concebir. Tal vez asignarlos a alguna de esas familias. —Por separado, supongo. — Dije frunciendo el ceño. — No eso no servirá. Pensé por un segundo en una m*****a locura. Cuando mi madre falleció yo tenía la fortuna de tener a mi tío Chad para que cuidara de mí, No podía imaginar que además de soportar semejante pérdida, también tuvieran que pasar por la separación de la única familia que les quedaba. —Bien, tráelos aquí y ten listo el cálculo de los daños, por favor. Gene se inclinó ligeramente y dio las órdenes adecuadas. —Si vas a hacer lo que pienso que vas a hacer yo sugeriría que contrates a una institutriz. — Dijo Savanah acercándose. En su mano dere