Caminaban sin detenerse cuando una sombra apareció más adelante en el túnel, caminando en sentido contrario. Los guerreros prestaron atención y vieron una especie de araña gigante, tenía dos antenas extremadamente largas que usaba tocando todo delante de ella mientras avanzaba por lo que dedujeron que era ciega y estaba cazando pequeños insectos a su paso. Se levantaron y prepararon para la batalla, pero Aria les aconsejó que no la mataran, sólo debían esquivar sus antenas y si se les dificultaba podían taparse con sus escudos para que los confundiera con una roca o pared del túnel. Cuando la araña estuvo cerca de ellos los guerreros se juntaron elevando los escudos y agachados, pasaron bajo ella, pudieron ver su boca, era ovalada y llena de dientes puntiagudos, los pelos de sus patas se movían independientemente estirándose de arriba abajo, todo su cuerpo estaba diseñado para ser sensible al tacto. Cuando se alejaron, la maga dijo que ese animal mantenía las plagas de las cav
Anroc, Neels y Varkal salieron primero revisando los alrededores, luego los demás, habían andado unos cincuenta metros cuando oyeron un rugido detrás de ellos, un rugido que habían oído antes, todos se dieron vuelta sobre saltados._¡No puede ser!- exclamó Varkal- Es el Bel'zii.Se pusieron en posición defensiva dejando a Aria al centro al cuidado del príncipe, cuando un graznido los hizo levantar la vista, pero ya era tarde, el brujo los había engañado, rugió como oso para distraerlos y se elevó por los aires transformado en ave. La bestia rodó por el suelo convertido en oso, y en sus fauces, lleno de sangre colgaba Mhur, a quien había atrapado por la cabeza, lo sacudió y lanzó a un costado, luego de olfatearlo, se volteo hacia los demás gruñendo. Los guerreros estaban horrorizados, su compañero estaba inerte en el suelo, no se movía, Anroc comenzó a gritar de la furia y se abalanzó sobre el Bel'zii quien, a su vez, lo embistió. El capitán saltó con su espad
El olor a grasa quemada inundaba el santuario. La Reina, con su propia mano, había sacrificado a cincuenta corderos blancos, los mejores de su rebaño. Con gran esfuerzo, los apiló uno por uno sobre un montículo de leña de sándalo y prendió la hoguera. Rezaba. Su cuerpo exhausto, bañado de la sangre de los corderos que caía como lluvia desde su ropa formando un charco a sus pies, temblaba. Sabía que la decisión estaba tomada, nada la cambiaría. Se desplomó de rodillas, la cara contra el piso absorbiendo la sangre por sus poros, entrando en su nariz al respirar, en su boca; sollozaba. Quizás los dioses permitiesen un final feliz.Amanecía.El cielo teñido de naranja, con matices rojizos y rosados brindaba un amanecer admirable. Una suave brisa hacía ondear la roja cabellera de un hombre robusto. Era Gerbas, el Rey de Valle Blanco. Sus ojos estaban fijos en ese sol saliente, que asomaba poco a apoco alumbrando un nuevo día, con una luz que se reflejaba una y otra vez sobre los en
“ Mis queridos amigos, han defendido este reino mucho tiempo, y se que están ansiosos por luchar en la guerra que se avecina, pero saben bien que esta pérdida, escucharon el informe de los espías y saben la clase de ejército que posee Morok. Reinos poderosos cayeron ante el, arrasó con todo a su paso y a reunido muchas armas…además de su sed de venganza hacia mi por haberlo exiliado. En lugar de pelear esta batalla, les encomendaré una misión, una mucho más peligrosa y difícil: sacarán a mi hijo del reino y lo llevaran a un lugar seguro, lo criarán, educarán y entrenarán. Espero que el reinado de esta bestia no perdure, pero en caso de que sí, mi hijo será la esperanza del mundo humano, él será capaz de unir a los reinos caídos y los que sigan libres, a todos los hombres que deseen liberar a sus pares “ Las palabras del rey resonaban en la cabeza de Anroc. No sabía cómo lograrían completar su misión, todos los reinos cercanos estaban dominados por el minota
Los rayos del sol y el canto de las aves lo despertaron. Poco a poco, Anroc se puso de pie, todos dormían aún incluyendo al príncipe. El capitán se acercó a Lassender y notó que habían cambiado su vendaje y colocado extrañas hierbas medicinales en su herida. Despertó a cada uno de sus hombres y comprobó que estuvieran bien a pesar del cansancio físico por la batalla. El príncipe dormía en un unas mantas cuidadosamente dispuestas en el suelo. Descubrió que tanto él como Mhur tenían varias heridas leves que no sintieron en el fervor del combate. Se acercaron al balsero que estaba en la proa* para agradecerle la ayuda._Estamos muy agradecidos, si no fuera por usted y el trolls, probablemente hubiéramos muerto en Orelkai.- Anroc se inclinó en forma de respeto y sus hombres lo imitaron. -Quisiera conocer sus nombres y la razón por la cuál nos ayudaron._Si conoce el motivo por el cuál nos atacaron- añadió Neels-, también._Mi nombre es Cails, y el trolls de la
Los hombres avanzaban despacio, tenían otra mirada, tal vez porque ahora sabían a donde ir, o tal vez su encuentro con Silus y Cails, ver que alguien más además de ellos estaban dispuestos a dar sus vidas por la causa, y no solo un hombre, también una bestia como Silus, un trolls, eso les daba esperanzas.El Valle de Loan. Sabían de este lugar, pero era la primera vez que lo visitaban. Conocido también como el Valle Oscuro, había historias, se decía que dos hechiceras lo custodiaban, y, además, que criaturas enormes, feroces, lo habitaban, debían tener mucho cuidado. Las copas de los árboles se unían en lo alto tapando el sol, sus rayos llegaban débiles provocando oscuridad y una temperatura más baja. El príncipe se había despertado pero no había hecho ningún sonido, tampoco le gustaba ese lugar, Mhur lo colocó sobre su pecho y abrazo, Falco miraba a su alrededor aferrándose fuerte al cuello del guerrero, asustado por los sonidos que provocaban los animales
Cuando el sol estuvoen lo más alto, llegaron al desierto del Valle.Sorprendentemente, la vegetación llegaba a su fin iniciando un terreno arenoso y árido, no se veían árboles ni animales, y el sol provocaba reflejos en la superficie. El calor en ese sector era demasiado para cruzar de día, así que los guerreros decidieron hacerlo de noche; buscaron esas hojas enormes que habían visto para construir tiendas que los protegieran del sol y recolectaron muchas frutas jugosas que los mantendrían hidratados, aun así les preocupaba el príncipe que era muy pequeño para exponerse a tal calor, pero debían seguir avanzando. Esperaban no estar muchos días en ese desierto.El sol se estaba poniendo y ya estaban listos, habían recolectado frutos, cazado unas aves que asaron y encontraron un arroyo donde se abastecieron de agua._Bien, tenemos suficientes provisiones para una semana, no obstante consumiremos más agua de lo normal, trataremos de compensarlo con los fr
Mhur fue el primero en subir, se encontró con muchas personas, se corrieron mostrando a una anciana, tenía al príncipe en sus brazos y estaba dormido. El guerrero lo cargó y lo abrazó con suavidad, luego volteó y se los enseñó a sus compañeros, todos sonrieron aliviados._ Gracias por sacarlo del caballo y cuidarlo.- Anroc se inclinó ._ Era lo menos que podíamos hacer,- la anciana acarició el rostro del capitán -vimos todo desde aquí, y debo decir que nos sorprendimos cuando derrotaron a ese gusano._ Sí, fue difícil, pero terminó, por suerte._ No parecen sorprendidos por su tamaño, ¿acaso acostumbran ver criaturas así?- interrogó el hombre que los ayudó a subir al árbol._ Para nada, pero habíamos oído historias de este lugar, y desde que entramos al valle vimos telarañas gigantes y nos atacó una serpiente aún más grande, y luego este gusano._ No te olvides del Bel'zii, Anroc, que quiere cenar a mi hermano.
Un nuevo día había llegado. Falco disfrutaba del canto de las aves, miraba sorprendido y sonreía estornudando furtivamente por los rayos del sol. Anroc y Neels habían salido con Talac a cazar, el aldeano les comentó que cerca de allí había un manantial donde bajaba a beber una piara de cerdos salvajes. Varkal y Landor acompañaron a las mujeres en la recolección de frutos y setas para protegerlas ante posibles peligros, ya que debían descender de los árboles. Mhur quedo en la aldea con el príncipe, lo habían alimentado y paseaban por los puentes enseñándole el nombre de las cosas, y él, en balbuceos repetía. Había comenzado a caérsele el cabello preocupando a los guerreros, hasta que las mujeres del lugar les explicaron que era normal y nada para asustarse, solo caía su pelo de bebé quedando el definitivo. Anroc y sus compañeros de caza volvieron con dos piezas suculentas que asarían en la noche, luego que Varkal y Landor regresaran se reunieron con Eloia que los esperaba p