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Capítulo 4: El Valle de Loan.

Los hombres avanzaban despacio, tenían otra mirada, tal vez porque ahora sabían a donde ir, o tal vez su encuentro con Silus y Cails, ver que alguien más además de ellos estaban dispuestos a dar sus vidas por la causa, y no solo un hombre, también una bestia como Silus, un trolls, eso les daba esperanzas. 

El Valle de Loan. Sabían de este lugar, pero era la primera vez que lo visitaban.  

Conocido también como el Valle Oscuro, había historias, se decía que dos hechiceras lo custodiaban,  y, además, que criaturas enormes, feroces, lo habitaban, debían tener mucho cuidado. Las copas de los árboles se unían en lo alto tapando el sol, sus rayos llegaban débiles provocando oscuridad y una temperatura más baja. El príncipe se había despertado pero no había hecho ningún sonido, tampoco le gustaba ese lugar, Mhur lo colocó sobre su pecho y abrazo, Falco miraba a su alrededor aferrándose fuerte al cuello del guerrero, asustado por los sonidos que provocaban los animales del lugar, el lúgubre canto de las aves y el rebuznar de los caballos.  

Los guerreros estaban intranquilos, todo era muy tenebroso, Landor comenzó a molestarse con la misión, cuestionando la última orden del rey. Discutía con sus compañeros de porque la habían aceptado, que no sobrevivirían si debían cuidar al príncipe. Anroc trató de calmarlo, adjudicó sus temores al paisaje que los rodeaba, todos lo animaron y trataron de serenar lo, pero, en realidad, pensaban lo mismo. Avanzaban en silencio tratando de divisar un lugar para acampar. Hallaron un árbol grande y frondoso que brindaba un buen reparo, se acomodaron, prendieron una fogata,trataban de evitarlas lo más posible pero estaba haciendo frío y necesitarían luz al caer el sol. Nadie habló en toda la noche, incluso el príncipe estuvo callado y quieto y no se despegaba de los brazos de Mhur. Estaba asustado, tenía las pupilas dilatadas y el labio inferior hacia afuera, y con cada sonido que se escuchaba escondía su rostro en el pecho del guerrero quien lo tranquilizaba acariciándolo y besándolo en la cabeza, acunándolo levemente. Esa noche durmió sobre su pecho, con la barba pelirroja enredada en sus pequeñas manos. 

Al amanecer borraron rastros de la fogata limpiando bien el lugar, desayunaron y Falco, que no había cenado bien, comía el muslo de un ave que habían cazado en su viaje por los canales del río antes de llegar allí, ya habían emprendido su camino y él aún sostenía su pata de ave sobre el caballo, su cara brillaba por la grasa que le quedaba al comer. Aun continuaba con Mhur a quien, al parecer, le había tomado más confianza, tal vez su cabellera y barba pelirroja le recordaban a su padre, el rey Gerbas, y lo cierto era que el guerrero le había tomado cierto cariño ya que estaba pendiente de él todo el tiempo. Se les hacía difícil avanzar ya que las copas de los árboles no podían distinguir bien donde estaba el sol, menos ver las estrellas de noche, así que debían prestar mucha atención para no ir en círculos o desviarse de su rumbo. Afortunadamente Lassender no tenia complicaciones con su herida, ya podía apoyar su pie y caminar pero lento, las hierbas que Cails les había dado eran muy buenas, las trituraban con agua y las ponían junto al vendaje, ayudaban a la cicatrización, evitaban infección y daban una sensación refrescante que anestesiaba el músculo. Continuaban con su camino preocupados si iban en la dirección correcta, debatiendo formas de asegurarse que no estaban perdidos, habían determinado que alguien debía treparse a un árbol para ver mejor, pero hallaron una telaraña enorme, eso les aclaro dos cosas, una, las historias sobre animales más grandes de lo normal en ese lugar eran ciertas, y dos, les dio una ubicación cardinal, ya que las arañas en esas tierras construyen sus telas de cara al sol, además encontraron una variedad de hongos que salen hacia el este, cuando el sol es más débil. Sabiendo esto, pudieron establecer su ubicación y que, a pesar de todo, iban en la dirección  correcta. Anroc dio la orden de seguir adelante antes de que el invertebrado gigante apareciera. 

Se habían detenido por la tarde a descansar en una vertiente de agua para refrescarse y darles de beber a los caballos; estaban acostados en el pasto jugando con el príncipe que gateaba de guerrero a guerrero quienes fingían querer atraparlo y él huía de ellos, trataban de divertirlo y entretenerlo para que no prestara atención al lugar, ya que parecía estar afectado por lo sombrío del entorno, casi no emitía sonidos desde que desembarcaron y no se había alimentado bien, así que aprovecharon el descanso para distraerlo. Habían subido a los caballos para continuar su viaje, cuando Falco se asustó, balbuceaba  y señalaba hacia el lugar de donde venían, así que Mhur prestó atención, y lo vio. 

_¿Qué carajo es eso? 

Los demás miraron y vieron algo que parecía ser un hombre que corría hacia ellos y frenaba quedándose inmóvil como un palo. Los guerreros desenvainaron sus espadas y Mhur retrocedió su caballo quedando detrás de sus compañeros para proteger al príncipe. Lo que parecía ser un hombre corrió hacia ellos a toda velocidad y se transformó en un ave sobrevolándolos. Neels le lanzo una flecha pero  la esquivo girando sobre sí mismo abalanzándose sobre Varkal quien cayó del caballo, la criatura se había transformado en un oso y rugía amenazante, Landor y Anroc también comenzaron a dispararle flechas pero las esquivaba transformándose en ave y oso mientras embestía a Varkal que estaba en el suelo, sin caballo, tratando de proteger al príncipe y a Mhur, cuando estuvo cerca se abalanzó sobre él con la forma de oso pero un cuchillo de Lassender le dio en el hombro. La criatura cayó al suelo convertido en humano y se quitó el cuchillo, una especie de sangre negra salía a borbotones de la herida, intentó huir con la forma de un ave pero no podía volar, miró a los guerreros por un instante y transformándose en oso se alejó perdiéndose en los árboles.  

_ ¿Qué era eso?- preguntó Mhur mientras tranquilizaba al príncipe. 

_ Un Bel'zii,- todos miraron a Lassender – es una especie de brujo, al menos eso dicen. Vi uno en Godila cuando era joven, lo tenían encerrado en una jaula, la gente se acercaba y la criatura enloquecía cambiando de forma, en un lobo horrible y un jabalí más feo aún. 

_¿Quiere decir que no todos adoptan las mismas formas? 

_No lo sé, capitán, este es el segundo que veo en toda mi vida y no he oído historias sobre ellos, solo que cuando quiere una presa no deja de perseguirla. O lo matas, o te caza. 

Los hombres guardaron silencio, pensativos mirando hacia el lugar por donde la criatura había escapado. Varkal montó junto Landor hasta que encontraron su caballo, estaba tendido en el suelo, con heridas de garras en su cuello, el Bel'zii lo había herido cuando trató de atrapar a su jinete. El guerrero se arrodilló junto a él, y puso fin a su agonía con su espada, las lágrimas cubrían su rostro, había sido su caballo por diez años. “Adiós Murlack, viejo amigo”. Prosiguieron con el viaje, nuevamente en silencio, pero esta vez, por respeto a Varkal que había perdido su compañero, luego de tantos años, un jinete forma un vínculo especial con su caballo, y perderlo es doloroso. 

Pasaron cinco días desde que entraron al valle, y ahora los árboles eran menos frondosos y la vegetación más verde, el pasto era más abundante, se veían algunas flores de tanto en tanto, los rayos del sol llegaban con fuerza elevando la temperatura, Falco volvió a sonreír y contemplaba con emoción cuando se veía el cielo azul, el aire era más limpio. Los guerreros habían cambiado su actitud, charlaban, incluso reían, el cambio del entorno que atravesaban había provocado un cambio en su estado de ánimo. Encontraron varios frutales, les dio gusto poder variar su menú de carnes cocidas con sal, además de que se les estaba acabando. Se toparon con un claro donde el sol penetraba con fuerza, hacía mucho calor pero había un pequeño lago que los refrescó, y decidieron pasar allí el día para descansar, ataron los caballos don los pastos eran buenos y les quitaron la carga de sus lomos. Neels salió a cazar y regresó con un jabalí que, aunque aún no era adulto, tenía mucha carne. Prendieron una fogata y Anroc se encargó de asarlo. Después de unas semanas, podían relajarse un poco y comer decentemente, aun así, estaban atentos a que no apareciera un animal salvaje o peor, el Bel'zii.  

Decidieron acampar allí, así que pasaron todo el día en el claro, no querían irse tan pronto, el lugar era hermoso, tranquilo, tampoco sabían cómo sería más adelante, Falco parecía más distendido, así que quisieron  pasar el mayor tiempo posible en ese claro. Vieron diversos animales que bajaban a tomar agua en el lago, el príncipe veía las aves bañarse, incluso los guerreros aprovecharon y se tiraron a nadar, Mhur se metió con Falco quien reía pateando en el agua intentando mantenerse a flote. Ya más relajados, caída la noche, alumbrados por la fogata y la luna, cantaron y bailaron con el príncipe. Anroc propuso contar historias, historias de antes de conocerse, inmediatamente lo miraron a Mhur, quien río a carcajadas y comenzó. 

_Supongo que quieren oír sobre mi vida entre los gigantes, fue hace mucho tiempo. - El guerrero observó al príncipe y sonrió al ver que él también estaba atento a su historia -. Viajaba por las Montañas Blancas, recuerdo que paré en un pequeño risco observando el paisaje, estaba nevado como siempre, y los copos de nieve brillaban al sol como cristales mientras caían, unos búhos blancos volaban cerca, era un paisaje increíble, de pronto me desvanecí. Cuando desperté, mi cabeza sangraba, me habían golpeado, mi vista aún estaba nublada cuando me tomaron de los tobillos y colgaron en el aire y me lanzaron cerca de una  hoguera enorme. Mis sentidos comenzaron a despertarse rápido y pude comprender mi entorno. Estaba en una caverna, rodeado de gigantes. Todos me miraban, parecían enojados, hablaban en su lengua señalándome, de repente, una mano enorme me tomó de la cabeza y me levantó dejando mis pies en el aire, comprendí que iba a morir. No lo sé, algo despertó en mí y tomé los dedos de esa mano y los rompí, no sé de dónde vino toda esa fuerza, pero lo hice. Cuando caí al suelo voltee hacia el gigante y golpeé con todas mis fuerzas sus pelotas, una, dos, tres veces hasta que cayó de rodillas, salté y le atine un golpe en el mentón que lo dejó tendido en el suelo. Justo a tiempo rodé por el suelo esquivando un garrote, otro de los gigantes se había abalanzado sobre mí, tomé una roca del suelo y la lance a su rostro derribándolo. Pero no tuve suerte contra el tercero, me golpeó con su pie lanzándole contra una de las paredes de la caverna, no podía respirar y sentía como se habían roto varios de mis huesos, me levanté, o algo así, no quería morir, no estaba listo aún, avance hacia el gigante e intenté golpearlo pero estaba muy herido y él me lanzó a unos metros con un puñetazo, se acercó a mí, se inclinó tomándome de la cabeza y volví a desvanecerme. Desperté una semana después, estaba en la Aldea de los gigantes, cubierto de vendas empapadas de hierbas medicinales, alguien entró en la tienda y se retiró, después sentí que volvió a entrar, esta vez, era una anciana, la acompañaba el gigante que me había derrotado. Hablaba nuestra lengua y me 

explicó que era la curandera de la aldea, su acompañante se presentó como el líder de los guerreros. Dijo que antes de desvanecerme le atiné un golpe en el rostro, sonreí y dije “ahora si puedo morir", claro yo no lo recuerdo. Me gané su respeto. Fue difícil vivir en su aldea, con sus leyes, pero entrené y me hice fuerte. Fue triste el día que continué mi viaje. Estas hachas, me las forjaron ellos de un metal de esas montañas, y estos collares que llevó, fueron hechos por la curandera, dice que me protegerán y darán la fuerza de su pueblo en combate. 

Todos quedaron fascinados con la historia de Mhur. Ahora comprendían mejor su temperamento, era un hombre rudo como ninguno, no toleraba las faltas de respeto, y tenía una fuerza descomunal, soldados aseguraron haberlo visto aplastar cráneos de enemigos con sus manos, y era un gran peleador de puños. 

 Neels contó su historia entre los elfos, pueblo con los que había vivido muchos años, donde aprendió a usar el arco y flecha, adquiriendo gran habilidad , tanto para cazar como para combatir, narró historias élficas llenas de magia, que su arco había sido forjado por ellos, de un árbol sagrado, que sólo él podía usarlo ya que estaba ligado mediante un hechizo. 

Lassender había sido un bandido, todos se sorprendieron al escucharlo, adquirió la habilidad con los cuchillos ya que podían ocultarse fácilmente y podía pasar desapercibidos.  Narró cómo entró en una cofradía de asesinos, donde entrenó arduamente en combate cuerpo a cuerpo, adquiriendo habilidades de furtivo, podía desplazarse con sigilo, tornándose prácticamente invisible, podía camuflarse o esconderse en cualquier ambiente. 

Landor y Varkal habían sido abandonados por sus padres de niños, vagaron por las aldeas mendigando, hurtando, sobreviviendo como podían, hasta que unos hombres los sacaron de las calles con promesas de cuidarlos, pero, los obligaron a trabajar en el campo y luego los vendieron en un mercado de esclavos. Contaron que durante el viaje, la caravana se reveló y hubo una lucha brutal, ellos lograron escapar y esconderse. Luego de dos días volvieron al lugar de la revuelta y tomaron espadas, cuchillos y las ropas de los muertos que remendaron para utilizar. Los hermanos practicaron con las espadas entre ellos, hasta dar con un veterano de guerra que los vio defenderse de unos ladrones, los adoptó, alimentó, cuidó y entrenó como soldados. Las espadas eran muy grandes para ellos pero se habían vuelto fuertes y no quisieron cambiarlas. A medida que crecían, forjaban espadas más grandes y se especializaron en derribar jinetes de sus caballos, debido al tamaño de sus espadas, podían atravesar a ambos de un golpe.

Todos conocían la historia de Anroc, un caballero sin igual, había entrenado con varias razas, dominando muchos estilos de combates y diferentes armas, pero poseía una espada corta y bastante robusta, podía blandirla con una o dos manos. Era un excelente arquero, también tenía buen dominio de la lanza y era un buen artista marcial. Contó historias sobre bosques encantados, criaturas mágicas y monstruos, una vida extraordinaria recorriendo el basto mundo, aunque aún le quedaba mucho por conocer. 

La mañana del siguiente día fue diferente a las que habían tenido desde que partieron de palacio. Viajaban más distendidos, disfrutando del paisaje que se había vuelto colorido, flores azules, rojas, amarillas, rosadas, incluso mariposas y pequeñas aves multicolor brindaban un entorno muy bello haciéndolos olvidar por un momento su situación. El príncipe reía y lo hacían jugar pasándolo de caballo a caballo, cantaban canciones alegre que Falco aplaudía moviendo su cuerpo de arriba abajo intentando bailar. Los guerreros reían viéndolo y lo alentaban a continuar incluso bailaron de la misma manera, hasta que los caballos se alteraron. Frenaron en el lugar tratando de retroceder, sus fosas nasales se dilataron y los ojos desorbitados indicando miedo. Observaron mas adelante pero no notaron nada, hasta que bufo, era una serpiente enorme, jamás habían visto algo igual, su cuerpo, de color negro, enrollado sobre si mismo, brillaba bajo el sol dejando ver sus músculos contrayéndose mientras se movía en el lugar. Era verdaderamente enorme, y los había percibido, levantaba su cabeza sacando la lengua que oscilaba en el aire, abrió sus fauces mostrando colmillos grandes como navajas, y nuevamente bufo doblando el pastizal que se encontraba delante de ella. Los hombres comenzaron a retroceder pero ya era tarde, la serpiente se deslizaba hacia ellos, echaron a correr a los caballos pero los alcanzó con una velocidad increíble, se separaron y la rodearon, galopaban a su alrededor mientras Neels lanzaba flechas que impactaron sobre su cuerpo sin hacer mayor daño, Anroc dio la orden de disparar al unísono a la cabeza, todos acertaron y la bestia comenzó a retorcerse sobre sí misma, golpeando su cuerpo con fuerza contra el suelo. 

Había pasado aproximadamente una hora desde que la serpiente había dejado de moverse, así que los guerreros se acercaron a revisarla. Estaba inerte, desmontaron para observar de cerca, estaban impresionados, era un animal fascinante. Varkal sugirió llevar su carne para comerla pero decidieron que no por su tamaño, era la primera vez que veían una serpiente de esas dimensiones, pero sí tomaron su piel que era muy gruesa y podrían darle buen uso, Lassender tomó varios de sus colmillos asombrado por el tamaño, luego continuaron su viaje. 

Los hombres, aun consternados, comenzaron a preocuparse por encontrar otro animal de ese tamaño, recordaron la telaraña gigante que encontraron días antes, ahora esta serpiente y a pesar de que era el primer animal enorme que encontraban, no olvidaban al Bel’zii, y temieron por lo que podrían cruzarse el resto de su viaje por el Valle de Loan. Así que, sin perder la alegría que venían teniendo, ahora, recordando que por más bello del lugar, seguía siendo peligroso, estuvieron más alertas. Afortunadamente, Falco no se había percatado del incidente, por el contrario, se divirtió con el galope de los caballos tomándolo como juego.  

Siguieron avanzando, tranquilos haciendo paradas eventuales donde encontraban frutales; y fue allí donde notaron que había árboles enormes, aunque no muy altos, se necesitarían cincuenta hombres para abrazarlos, y cada una de sus hojas cubría a los seis guerreros y sus caballos. También sintieron que la temperatura era elevada y no había tanta humedad, y pronto descubrieron porque. 

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