Capítulo 8: El pantano.

Habían atracado al alba, pero los guerreros decidieron utilizar la balsa por última vez y, anclando en medio del río, se habían dispuesto a pescar. Mhur quedó en la costa con Falco que jugaba rodando y gateando, Anroc se adentro al pantano a inspeccionar, era un paraje realmente tétrico. El suelo era lodo en casi su totalidad, los árboles sombríos parecían una especie de sauce y un ligero aroma a pudrición lo inundaba todo. Las hechiceras les habían dicho que eran tierras peligrosas, le advirtieron sobre todos los peligros que encontrarían, así que no bajarían la guardia un segundo.  

Tan pronto se adentraron notaron que había un sendero de tierra firme que le permitía transitar sin hundirse. Había lugares con algo parecido a arenas movedizas pero de barro, avistaron muchas serpientes, en su mayoría pequeñas y aparentemente ciegas, así como una gran variedad de ratones, lechuzas y aves que parecían la mezcla perfecta entre un cuervo y un buitre. Tardarían alrededor de una se
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