Berrocal
La voz que llama esta vez es femenina y anuncian que van a dejar una canasta con alimentos. Miré a mi esposa y le pregunté cuándo fue la última vez que vivió en un pueblo con gente amable. Lexie. Me mira y me pregunta si las recibimos con armas o le escucharon.
—Yo voy. Esperen, esperen —grité y fui hacia la puerta.
—Estaba duchándome y mi esposa está batallando con el gas de la cocina —Sonreí y ellas también, eran una mujer de cuarenta años y su esposo que tenía pinta de no ser para nada local. La mujer se presentó como Carmen y George, ella ha vivido aquí toda su vida y él lleva apenas unos años, es de California, pero le gustó la tierra cubana.
—Me gusto mi esposa —respondió con simpleza y ella sonrió. —En fin, vivimos al fondo de la carretera, donde ya casi no es c
LexieSi algo me enseñaron en la vida es a estar lista. El techo de la casa tiene termorreguladores para que al realizar una búsqueda no seamos descubiertos debido a temas de calor corporal. El techo de esa casa está excelentemente equipado, tenemos desde mantas, hasta armas y sobre todo un equipo pequeño de vigilancia que nos muestra tanto exteriores como interiores. Hay un computador con 24 horas de batería. Una mujer es la primera en entrar a mi banda y se asegura de poner el arma en el suelo y levantar las manos mientras se presenta.—Lexie, vengo de parte del señor S, mi código es 3470, soy tu encargada de seguridad en momentos apocalípticos, unos mafiosos van detrás de ti, la policía lo hace y tus padres. Estarás más segura conmigo que si vuelas la casa y nos matas a todos.Sé que en estos momentos usar las líneas seguras no vienen bien
BerrocalDespierto en una cama que obviamente no es la mía. Lexie no está y me duele todo el cuerpo, me siento mareado, con la garganta cerca y estoy seguro de que algunos de mis grupos musculares están adormecidos.Dos una habitación muy grande con ventanales gigantes y abiertos por los que entra demasiado viento, creo incluso que el frío fue lo que me despertó. Veo una de las puertas abrirse y de ellas sale mi esposa con el pelo recién lavado y un vestido blanco.—Hasta que despiertas, pensé que te habían matado.—¿En dónde estamos?—No sé y no importa, es una isla muy pequeña está llena de trampas y de guardas.Los dos nos miramos y yo intento ponerme en pie, pero, no lo consigo, Lexie se sienta a mi lado y me explica que han usado los analgésicos más fuertes po
De pequeña solía disfrutar demasiado de las nubes, lo mejor que me podía pasar era que me dieran unos cuantos minutos en silencio solo para ver las nubes. La última vez que vi a mi padre fue lo que hicimos. Era un día soleado, condujo por la ciudad hasta encontrar una montaña, árboles, probablemente una propiedad privada, pero éramos tan felices que no nos interesaba.Ahora veo a mi padre y no siento esa alegría de la infancia, siento que estoy ante un estafador, la persona responsable de mi infelicidad. Una persona que ya no puede andar, que no puede siquiera sostener bien el arma que lleva en la mano, pero que lo ha arruinado todo para mí.Mi vida estaba diseñada para ser perfecta. Podía ser lo que yo quisiera. Desde una modelo como mi madre, o la versión que conocía de ella, hasta una empresaria como mi padre, quizá abogada, eso jamás ocu
Lexie estaba sentada en su oficina tranquilita haciéndose las uñas cuando su asistente llamó a la puerta. Le miró de arriba a abajo y él a ella, los dos sonrieron como siempre. —¿Qué se te ofrece, precioso? —Está aquí.—Dijo refiriéndose al hombre que estaba poniendo una notoria atención hacia su jefa.—De nuevo—Enfatizó.—y las chicas empiezan a asustarse. —Ofrécele de beber y envíalos a una de las salas. Dile que tendrá que esperar —La mujer le guiñó el ojo y le lanzó un beso. Aquellos dos habían sido amigos de toda la vida. Elvis era el hijo de su niñera, la única mujer que le había tratado bien y juntos se habían querido como hermanos y se cuidaron como tales. —Se quieren mucho—dijo la mujer que le hacía las uñas. —Somos como hermanos.
Andrés llegó a su casa y su bebé preciosa le saltó encima. —Hola, papá. —Hola, princesa de mi vida—Dijo y él le llenó de besos. Se desarmó y le pasó la pistola a su asociado. —Papá, no hay que andar con pistolas es peligroso, eso mata gente. —Sí y también nos protege. —Replicó y le llenó de besos. —¿Por qué mejor me cuentas un cuento? Voy a ducharme y la nana te ducha a ti, nos vemos en quince. —Me encanta, pero yo tengo que cenar, ehh. No seas irresponsable. —Lo que ella cene, yo igual —Vio a la niñera. —Unas quesadillas y papas fritas. —Quiero quesadillas de pescado y guacamole. —pidióla niña y su papá le vio confundido por la combinación, de todos modos él prefirió dejarla ir. —Chapas, dame el teléfono. Voy a pasar una hora con Mindy y volvemos a salir, Asher está bajo guardia y el Rey. —Así es señor. —¿Algo inusual?—preguntó Berrocal.&
La jefa escuchó como hacían una pausa por lo que supo que estaban recargando y si hay un equipo combatiendo fuera de su casa le daba tiempo de causar una distracción. Lexie corrió al closet y tomó un par de armas, antes de ponerse a armar la ametralladora automática, tocó un par de códigos en la pared y su casa comenzó a llenarse de humo. La mujer sonrió y se puso una máscara. —Vinimos por usted, reinita—Gritó un hombre antes de volver a darle tiros a la puerta. La puerta se abrió, llevaban rato intentando abrirla con balazos y ella encendió el botón. Berrocal estaba en la ventada por entrar cuando vio la ametralladora tirando en dirección a la puerta. Lexie le tiró una máscara a Berrocal. Él se la puso e hizo una seña a sus empleados para que esperaran.
Berrocal le pidió a Chapas que le diera todo lo que quisiera y que la pusiera al mando. Ella le guiñó un ojo y él sonrió antes de recordarle que tenían otros asuntos pendientes.—No voy a casarme contigo sin mi abuelo—Replicó.—No puedes vivir en una farsa para los demás sin tenerles cerca. Vamos a ocuparnos de esto y después puedes ocuparte de lo demás. Necesito una especie de prenupcial de la mafia. —Excelente. —Mi abuelo es un ex militar, así que necesitas estar preparado para que te quiebre.—Ella sonrió.—Yo me ocupo de eso. —¿De quebrarme? —Sí, cariño—Respondió y Chapas les sirvió el café a ambos. —Esto no va a funcionar—Comentó y los dos le vieron.—Ambos son leo—Berrocal le dio un golpe en la cabeza y ella sonrió. —Ven, ponte serio y a trabajar. Unas horas más tarde Berrocal salió al jardín de
Berrocal sabía que eso era un rasgo muy marcado en los Staton, no confiaban en nadie ni en nada. Era como si esperara que la vida y que la gente les lastimara así que simplemente se negaban a darle una oportunidad a cualquiera que se les acercara.Berrocal nunca había estado conectado a una máquina de esas, ella se colocó sus cables y Berrocal le vio divertido, porque sabía que con entrenamiento eran altamente modificables, el encargado le enseñó la simbología y ella tomó asiento en frente. —¿Has estado casada?—preguntó Berrocal. —Sí. —¿Lo amaste? —No. —Estás diciendo una verdad a medias—Declaró Berrocal. Lexie sonrió. Él tenía razón, ella había estado casada, había amado a su esposa, así que eso era una cosa que no era correcta y significaba que él era muy bueno leyendo a la gente.