La noche había caído sobre la ciudad como un manto pesado, y las luces de los rascacielos parpadeaban a lo lejos, creando un horizonte artificial de acero y cristal. Iván caminaba por los pasillos de su oficina con paso firme, la mente absorbida por la decisión que acababa de tomar. En sus manos, una carta con los sellos oficiales de la familia Montalvo, que había decidido enviar a varios de los principales actores de la ciudad. No era solo un mensaje; era una declaración de guerra encubierta, pero necesaria. El vacío de poder dejado por Esteban Montalvo había sido lo suficientemente grande como para que todos, incluso aquellos que se creían seguros, empezaran a cuestionarse su lealtad.A lo lejos, la figura de Sofía apareció, avanzando con una serenidad tensa que solo aquellos que vivían en este tipo de entorno podían reconocer. El brillo en sus ojos era distinto, más calculador, pero no menos intenso. Ella había entendido que ya no quedaba espacio para la vacilación; el juego había
El aire en la oficina de Iván estaba cargado de tensión. Los tres se encontraban frente a la mesa, con los ojos fijos en la carta que había llegado de manera inesperada. La amenaza era clara, directa, y aunque ellos lo habían anticipado, la realidad de que había alguien observando sus movimientos les golpeó con la fuerza de una revelación siniestra.Iván, con la carta aún en sus manos, no podía apartar la vista de las palabras escritas. Los detalles que contenía no eran simples amenazas, sino una declaración de guerra bien calculada. Los nombres que figuraban en ella no le eran desconocidos. Algunos de ellos eran antiguos aliados de su padre, otros, figuras emergentes que habían empezado a ganar terreno en la ciudad mientras él estaba ocupado con sus propios planes. Ahora, Iván comprendía que la batalla por el control no solo era una lucha política; era una lucha entre sombras, entre aquellos que operaban en los rincones oscuros de la ciudad, fuera de la vista de la ley.- Esto no es
La ciudad, bajo su inquebrantable fachada de orden y prosperidad, comenzaba a respirar un aire diferente. El momento que Iván había estado esperando durante tanto tiempo había llegado: las sombras que antes se mantenían ocultas, fuera del alcance de los ojos curiosos, comenzaban a tomar forma y salir a la luz. Había marcado un punto de no retorno, un punto donde sus enemigos ya no eran simplemente nombres en una lista, sino fuerzas activas y calculadoras dispuestas a enfrentarse directamente con él.Esa noche, la ciudad parecía más fría, más distante, como si ella misma sintiera el peso de los eventos que se avecinaban. Las calles, normalmente llenas de vida, parecían vacías y silenciosas, como si todos estuvieran esperando el próximo movimiento en un juego que solo unos pocos comprendían. Iván estaba en su despacho, revisando documentos que detallaban los nombres de aquellos con los que tendría que aliarse para consolidar su poder. Todos esos nombres eran los que hasta ahora se mante
La luz de la madrugada comenzaba a colarse por las rendijas de las cortinas en la oficina de Iván. El sonido del tráfico que aún era bajo, apenas comenzando a elevarse con el despertar de la ciudad, era como una advertencia silenciosa de lo que vendría. Cada minuto que pasaba parecía cargar más de tensión el aire denso de la oficina, hasta el punto de volverse insoportable. Iván no podía dejar de pensar en la carta de Esteban Montalvo que había recibido la noche anterior. Las palabras resonaban en su mente como un eco distante, como el golpeteo de un tambor en la lejanía."Tu tiempo se está agotando."Esas palabras habían sido el catalizador para lo que sabía que debía hacer. Era un claro desafío, pero también una invitación a la guerra, un juego peligroso del que no podía escapar. Montalvo estaba jugando sus cartas, y él, Iván, tenía que responder, y hacerlo con la fuerza necesaria para dejar claro que la ciudad era suya. Los movimientos debían ser calculados, certeros, sin margen pa
La ciudad aún estaba en sombras cuando Iván llegó al lugar designado. La noche había caído de manera inusitada, envolviendo los edificios en un manto denso y frío. Los ecos de los automóviles cruzaban las calles desiertas, mientras la luz tenue de los faroles iluminaba los rincones oscuros. El sonido de sus pasos, secos y firmes, era lo único que se escuchaba en la acera vacía. La cita con sus aliados era crucial, un paso más en su plan para tomar el control total de la ciudad.Iván detuvo su auto frente a un edificio de oficinas de aspecto desordenado, un lugar olvidado por la mayoría, donde las luces titilaban y las puertas chirriaban al abrirse. No era el tipo de sitio que alguien elegiría para encontrarse con gente influyente, pero precisamente esa era la clave. Nadie debía saber lo que estaba ocurriendo allí.Al caminar hacia la entrada, Iván sintió una presión en el pecho, no por el peligro, sino por la claridad de lo que había empezado. Cada movimiento en su vida desde que se h
El aire de la ciudad estaba denso con la tensión acumulada. Las luces de los rascacielos parpadeaban como ojos vigilantes sobre las calles frías, mientras la gente seguía con sus rutinas, ajena a los movimientos secretos que se gestaban en las sombras. Para Iván, cada minuto que pasaba se convertía en una cuenta regresiva hacia lo inevitable. Montalvo había hecho su jugada, y ahora era el turno de él. El contrataque que había planeado durante tanto tiempo comenzaba a tomar forma.El despacho de Iván estaba iluminado solo por una lámpara de escritorio, creando un ambiente íntimo pero inquietante. Sofía, Félix, y Andrés estaban sentados frente a él, esperando sus instrucciones. El momento había llegado. Cada uno de ellos había jugado un papel crucial en el complicado entramado que se estaba tejiendo, pero ahora, todo dependía de las decisiones que Iván tomara.- Lo primero es asegurar nuestras bases - dijo Iván, con una calma casi inquietante en su tono. Sus ojos no se apartaban de los
La ciudad seguía respirando en silencio mientras los negocios, las luces y las vidas seguían su curso, ajenos al drama que se gestaba bajo la superficie. Cada calle, cada esquina, era una pieza en el complejo rompecabezas que Iván había comenzado a armar, un rompecabezas que pronto se transformaría en un tablero de ajedrez donde cada movimiento podría ser el último. Los ojos que vigilaban desde las sombras se preparaban, y las piezas que habían sido colocadas en el campo de batalla estaban por moverse.En su oficina, Iván caminaba de un lado a otro, la ansiedad de la inminente confrontación apoderándose de él. Mientras las horas se alargaban y la noche avanzaba, su mente no dejaba de repasar las opciones, los riesgos y las posibles consecuencias de lo que estaba por hacer. No solo se trataba de ganar la guerra contra Montalvo, sino de consolidar su propio poder, de asegurar que los cimientos de su imperio permanecieran firmes a medida que se aproximaba la tormenta.Sofía, Félix y Andr
Las horas de la noche avanzaban lentamente, pero Iván no podía dejar de moverse, inquieto, en su oficina. Cada paso que daba parecía más pesado, como si las decisiones que estaba tomando lo estuvieran llevando más cerca del borde del abismo. La tensión que sentía era palpable, y aunque había planeado cada movimiento con meticulosidad, la incertidumbre seguía siendo su compañera. La traición que había descubierto dentro de su propio círculo, la sombra que lo acechaba desde dentro, era el tipo de amenaza que no podía subestimar.Sabía que en su mundo, los enemigos no solo venían de fuera. Las traiciones, las manipulaciones y las mentiras formaban parte del tejido que mantenía todo en pie. Pero lo que lo hacía aún más peligroso era la red de engaños que Montalvo había tejido en torno a su imperio. Durante años, había sido un maestro en la estrategia, pero incluso los mejores podían ser cegados por las apariencias.En el despacho, junto a la gran mesa de roble, Iván repasaba los informes