La ciudad aún estaba en sombras cuando Iván llegó al lugar designado. La noche había caído de manera inusitada, envolviendo los edificios en un manto denso y frío. Los ecos de los automóviles cruzaban las calles desiertas, mientras la luz tenue de los faroles iluminaba los rincones oscuros. El sonido de sus pasos, secos y firmes, era lo único que se escuchaba en la acera vacía. La cita con sus aliados era crucial, un paso más en su plan para tomar el control total de la ciudad.Iván detuvo su auto frente a un edificio de oficinas de aspecto desordenado, un lugar olvidado por la mayoría, donde las luces titilaban y las puertas chirriaban al abrirse. No era el tipo de sitio que alguien elegiría para encontrarse con gente influyente, pero precisamente esa era la clave. Nadie debía saber lo que estaba ocurriendo allí.Al caminar hacia la entrada, Iván sintió una presión en el pecho, no por el peligro, sino por la claridad de lo que había empezado. Cada movimiento en su vida desde que se h
El aire de la ciudad estaba denso con la tensión acumulada. Las luces de los rascacielos parpadeaban como ojos vigilantes sobre las calles frías, mientras la gente seguía con sus rutinas, ajena a los movimientos secretos que se gestaban en las sombras. Para Iván, cada minuto que pasaba se convertía en una cuenta regresiva hacia lo inevitable. Montalvo había hecho su jugada, y ahora era el turno de él. El contrataque que había planeado durante tanto tiempo comenzaba a tomar forma.El despacho de Iván estaba iluminado solo por una lámpara de escritorio, creando un ambiente íntimo pero inquietante. Sofía, Félix, y Andrés estaban sentados frente a él, esperando sus instrucciones. El momento había llegado. Cada uno de ellos había jugado un papel crucial en el complicado entramado que se estaba tejiendo, pero ahora, todo dependía de las decisiones que Iván tomara.- Lo primero es asegurar nuestras bases - dijo Iván, con una calma casi inquietante en su tono. Sus ojos no se apartaban de los
La ciudad seguía respirando en silencio mientras los negocios, las luces y las vidas seguían su curso, ajenos al drama que se gestaba bajo la superficie. Cada calle, cada esquina, era una pieza en el complejo rompecabezas que Iván había comenzado a armar, un rompecabezas que pronto se transformaría en un tablero de ajedrez donde cada movimiento podría ser el último. Los ojos que vigilaban desde las sombras se preparaban, y las piezas que habían sido colocadas en el campo de batalla estaban por moverse.En su oficina, Iván caminaba de un lado a otro, la ansiedad de la inminente confrontación apoderándose de él. Mientras las horas se alargaban y la noche avanzaba, su mente no dejaba de repasar las opciones, los riesgos y las posibles consecuencias de lo que estaba por hacer. No solo se trataba de ganar la guerra contra Montalvo, sino de consolidar su propio poder, de asegurar que los cimientos de su imperio permanecieran firmes a medida que se aproximaba la tormenta.Sofía, Félix y Andr
Las horas de la noche avanzaban lentamente, pero Iván no podía dejar de moverse, inquieto, en su oficina. Cada paso que daba parecía más pesado, como si las decisiones que estaba tomando lo estuvieran llevando más cerca del borde del abismo. La tensión que sentía era palpable, y aunque había planeado cada movimiento con meticulosidad, la incertidumbre seguía siendo su compañera. La traición que había descubierto dentro de su propio círculo, la sombra que lo acechaba desde dentro, era el tipo de amenaza que no podía subestimar.Sabía que en su mundo, los enemigos no solo venían de fuera. Las traiciones, las manipulaciones y las mentiras formaban parte del tejido que mantenía todo en pie. Pero lo que lo hacía aún más peligroso era la red de engaños que Montalvo había tejido en torno a su imperio. Durante años, había sido un maestro en la estrategia, pero incluso los mejores podían ser cegados por las apariencias.En el despacho, junto a la gran mesa de roble, Iván repasaba los informes
La noche caía lentamente sobre la ciudad, pero en el despacho de Iván, la tensión no hacía más que aumentar. La luz tenue de la lámpara sobre la mesa de roble revelaba los rostros tensos de los hombres que lo acompañaban en ese instante. Las sombras, al igual que los secretos, se alargaban en las paredes. Iván había tenido que tomar decisiones difíciles en las últimas horas, y aunque la captura de Eduardo había sido un éxito, la incertidumbre seguía siendo un peso insoportable sobre sus hombros.Félix estaba junto a él, observando los documentos y los informes que se habían filtrado durante la interrogación de Eduardo. Aunque la traición estaba confirmada, lo que Eduardo había revelado hasta ahora no era suficiente. Había detalles que aún faltaban, fragmentos de información que podrían ser la clave para desmantelar por completo la red de Montalvo. Sin embargo, había algo en la actitud de Eduardo que no terminaba de encajar. Algo en su mirada, en su forma de actuar, le indicaba a Iván
El viento soplaba con fuerza esa noche, acariciando las hojas de los árboles y creando un ambiente inquietante alrededor de la finca de Montalvo. El sonido del viento, combinado con la luz parpadeante de las lámparas de seguridad, creaba una atmósfera de tensión palpable. Iván y su equipo se encontraban en el umbral de la propiedad, con las armas listas, pero la sensación de estar siendo observados no los dejaba tranquilos. Habían avanzado en silencio absoluto, sabiendo que cualquier movimiento en falso podría alertar a los hombres de Montalvo y hacerles perder la ventaja.La voz de Montalvo, resonando en los altavoces, les recordó a Iván que este juego ya había comenzado mucho antes de lo que ellos imaginaban.- Bienvenidos, Iván. No esperaba que llegaras tan pronto - la voz de Montalvo era cálida, pero llena de una calma inquietante que desbordaba confianza. - ¿De verdad crees que podrías tomarme por sorpresa?Iván apretó los dientes, consciente de que lo que había estado sucediendo
El resplandor tenue de las luces a lo largo del pasillo no lograba disipar la inquietante oscuridad que envolvía la finca. Iván no dejaba de observar a la mujer frente a él, con su rostro marcado por la angustia y sus ojos llenos de una mezcla de miedo y desesperación. La escena era desconcertante. Hasta ese momento, su única preocupación había sido Montalvo, pero ahora esa mujer, desconocida y aparentemente indefensa, había irrumpido en el cuadro, sumando más preguntas que respuestas.La figura femenina dio un paso adelante, lo suficientemente cerca como para que Iván pudiera percibir su respiración entrecortada, como si hubiera estado huyendo de algo. Su cuerpo temblaba, y sus manos se aferraban al borde de su vestido, como si intentara mantenerse en pie.- ¿Quién eres? - Iván repitió la pregunta, esta vez con más firmeza en su tono, mientras sus hombres se dispersaban discretamente por el pasillo, vigilando cada rincón oscuro.La mujer no parecía una amenaza directa, pero algo en s
La conversación con Elisa dejó a Iván más confundido que nunca. Sus palabras daban vueltas en su cabeza, cada frase añadiendo peso al misterio que lo rodeaba. Montalvo había tejido una red mucho más compleja de lo que había imaginado, una que no solo lo involucraba a él, sino a todos los que consideraba aliados. El mundo que conocía parecía desmoronarse ante sus ojos, y la duda se instaló en su mente como un veneno que se infiltraba en cada rincón.Iván caminaba por el pasillo de la finca, la fría luz de las lámparas iluminando su rostro sombrío. A cada paso, su mente repasaba las palabras de Elisa, tratando de encontrar un patrón, algo que pudiera explicarlo todo. El sentimiento de traición era palpable, pero más allá de eso, había una sensación de urgencia, como si el tiempo estuviera corriendo en su contra. No podía permitir que Montalvo continuara con su plan. Algo mucho más grande estaba en juego, y lo peor era que ni siquiera sabía cuántos eran los que realmente estaban involucr