El viento soplaba con fuerza esa noche, acariciando las hojas de los árboles y creando un ambiente inquietante alrededor de la finca de Montalvo. El sonido del viento, combinado con la luz parpadeante de las lámparas de seguridad, creaba una atmósfera de tensión palpable. Iván y su equipo se encontraban en el umbral de la propiedad, con las armas listas, pero la sensación de estar siendo observados no los dejaba tranquilos. Habían avanzado en silencio absoluto, sabiendo que cualquier movimiento en falso podría alertar a los hombres de Montalvo y hacerles perder la ventaja.La voz de Montalvo, resonando en los altavoces, les recordó a Iván que este juego ya había comenzado mucho antes de lo que ellos imaginaban.- Bienvenidos, Iván. No esperaba que llegaras tan pronto - la voz de Montalvo era cálida, pero llena de una calma inquietante que desbordaba confianza. - ¿De verdad crees que podrías tomarme por sorpresa?Iván apretó los dientes, consciente de que lo que había estado sucediendo
El resplandor tenue de las luces a lo largo del pasillo no lograba disipar la inquietante oscuridad que envolvía la finca. Iván no dejaba de observar a la mujer frente a él, con su rostro marcado por la angustia y sus ojos llenos de una mezcla de miedo y desesperación. La escena era desconcertante. Hasta ese momento, su única preocupación había sido Montalvo, pero ahora esa mujer, desconocida y aparentemente indefensa, había irrumpido en el cuadro, sumando más preguntas que respuestas.La figura femenina dio un paso adelante, lo suficientemente cerca como para que Iván pudiera percibir su respiración entrecortada, como si hubiera estado huyendo de algo. Su cuerpo temblaba, y sus manos se aferraban al borde de su vestido, como si intentara mantenerse en pie.- ¿Quién eres? - Iván repitió la pregunta, esta vez con más firmeza en su tono, mientras sus hombres se dispersaban discretamente por el pasillo, vigilando cada rincón oscuro.La mujer no parecía una amenaza directa, pero algo en s
La conversación con Elisa dejó a Iván más confundido que nunca. Sus palabras daban vueltas en su cabeza, cada frase añadiendo peso al misterio que lo rodeaba. Montalvo había tejido una red mucho más compleja de lo que había imaginado, una que no solo lo involucraba a él, sino a todos los que consideraba aliados. El mundo que conocía parecía desmoronarse ante sus ojos, y la duda se instaló en su mente como un veneno que se infiltraba en cada rincón.Iván caminaba por el pasillo de la finca, la fría luz de las lámparas iluminando su rostro sombrío. A cada paso, su mente repasaba las palabras de Elisa, tratando de encontrar un patrón, algo que pudiera explicarlo todo. El sentimiento de traición era palpable, pero más allá de eso, había una sensación de urgencia, como si el tiempo estuviera corriendo en su contra. No podía permitir que Montalvo continuara con su plan. Algo mucho más grande estaba en juego, y lo peor era que ni siquiera sabía cuántos eran los que realmente estaban involucr
La oscuridad de la noche se había asentado sobre la ciudad, pero la luz en la sala de operaciones seguía iluminando los rostros de los hombres y mujeres que trabajaban en las sombras, intentando descifrar las piezas del rompecabezas que se tejía. Iván no podía apartar la mirada de la pantalla, su mente procesando la información que había recibido. Elisa había lanzado la primera piedra, pero ¿cuánto sabría ella realmente? El mensaje que había recibido no era solo una advertencia, era un desafío. Montalvo había extendido sus tentáculos más allá de lo que jamás imaginaron.Mientras la pantalla parpadeaba con los datos de la red de Montalvo, Iván se levantó de su silla. La tensión en su cuerpo era palpable, sus manos apretadas en puños a los costados de su cuerpo. ¿Hasta dónde llegaría este juego de sombras? El líder de la conspiración parecía tener aliados en todos los rincones de la ciudad, y cada vez más, Iván se veía a sí mismo atrapado en una telaraña de engaños, traiciones y secreto
La ciudad parecía respirando de manera diferente aquella noche. El aire estaba cargado de una electricidad inexplicable, una sensación de inminente cambio que flotaba sobre las calles. Las luces de la ciudad brillaban con fuerza, pero el brillo de los edificios parecía opacar la oscuridad que se cernía sobre el destino de Iván. Él caminaba a través de esa oscuridad con determinación, pero no sin la carga de las decisiones que ya había tomado. La guerra no era solo contra Montalvo, sino contra todo lo que había creído alguna vez en su vida.A cada paso que daba, los recuerdos de su pasado volvían a él. El ascenso al poder, la batalla por ganar influencia, las alianzas que pensó indestructibles... y ahora, aquellos que se habían sentado a su lado se encontraban del otro lado de la línea, como sombras, como traidores, como enemigos. Pero Iván no sentía miedo. Sabía que en este juego, el que no jugaba con todas sus cartas sobre la mesa, simplemente perdía.Esa noche había algo en el aire
La madrugada había caído con una densidad inusual, como si el aire mismo estuviera impregnado de secretos por revelar. Iván se encontraba solo, su mente enredada en las verdades que acababa de descubrir. La traición de Elisa lo había dejado sin aliento, y lo peor era saber que no era el único jugador en este escenario. Montalvo había demostrado su poder, su influencia oculta, pero Iván tenía algo que no esperaba: la misma capacidad para manipular las piezas en el tablero.En su apartamento, las sombras danzaban a la luz tenue de las lámparas. Cada rincón parecía vaciarse de la tranquilidad que alguna vez había disfrutado. El silencio era insoportable, un vacío abrumador que solo se interrumpía por el leve sonido del reloj de pared. Iván estaba absorto en sus pensamientos, considerando sus próximos movimientos. Elisa había cruzado la línea, y no podría haber marcha atrás. Lo que ella ignoraba, sin embargo, era que Iván estaba preparado para algo mucho más grande de lo que Montalvo podí
La noche caía sin compasión sobre la ciudad, esa misma ciudad que Iván había conocido y recorrido durante años. Ahora, sin embargo, las calles se sentían ajenas. La tranquilidad de antes había sido reemplazada por una tensión palpable, como si cada esquina estuviera esperando el momento adecuado para estallar. Iván caminaba solo, sus pasos resonando en el asfalto frío, mientras sus pensamientos daban vueltas sobre lo que acababa de descubrir. Las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar, pero a medida que lo hacían, la imagen resultante se tornaba más inquietante de lo que había imaginado.La conexión entre Javier Montalvo y la red de informantes era solo el principio. La clave estaba en Elisa, quien había sido su aliada, su compañera, la mujer en la que había confiado su futuro. Pero ahora, la verdad que Iván temía era irrefutable: ella no estaba del todo en su lado. Y no solo eso, sino que había sido utilizada, manipulada por Montalvo como una pieza más en un tablero que ni siqu
La carretera que conducía hacia las afueras de la ciudad parecía interminable. A medida que Iván avanzaba con el coche, las luces de la ciudad comenzaron a desvanecerse, dando paso a la oscuridad de un paisaje que ya no le era familiar. La tensión se podía cortar con un cuchillo, y dentro de él, la incertidumbre crecía como una sombra incontrolable.Sabía que las decisiones que estaba tomando en ese momento cambiarían su vida para siempre. Había elegido un camino peligroso, uno en el que no había vuelta atrás, y lo peor de todo era que no estaba seguro de si sus aliados, Samuel y los pocos en los que confiaba, estaban completamente a su lado. La lealtad era algo frágil en este mundo, y él lo sabía mejor que nadie.- ¿Crees que lo conseguiremos? - preguntó Samuel, rompiendo el silencio que había reinado durante el trayecto. Su voz estaba cargada de una mezcla de esperanza y duda, pero su expresión era impasible.Iván giró hacia él, mirándolo por unos segundos antes de responder. No est