La ciudad parecía respirando de manera diferente aquella noche. El aire estaba cargado de una electricidad inexplicable, una sensación de inminente cambio que flotaba sobre las calles. Las luces de la ciudad brillaban con fuerza, pero el brillo de los edificios parecía opacar la oscuridad que se cernía sobre el destino de Iván. Él caminaba a través de esa oscuridad con determinación, pero no sin la carga de las decisiones que ya había tomado. La guerra no era solo contra Montalvo, sino contra todo lo que había creído alguna vez en su vida.A cada paso que daba, los recuerdos de su pasado volvían a él. El ascenso al poder, la batalla por ganar influencia, las alianzas que pensó indestructibles... y ahora, aquellos que se habían sentado a su lado se encontraban del otro lado de la línea, como sombras, como traidores, como enemigos. Pero Iván no sentía miedo. Sabía que en este juego, el que no jugaba con todas sus cartas sobre la mesa, simplemente perdía.Esa noche había algo en el aire
La madrugada había caído con una densidad inusual, como si el aire mismo estuviera impregnado de secretos por revelar. Iván se encontraba solo, su mente enredada en las verdades que acababa de descubrir. La traición de Elisa lo había dejado sin aliento, y lo peor era saber que no era el único jugador en este escenario. Montalvo había demostrado su poder, su influencia oculta, pero Iván tenía algo que no esperaba: la misma capacidad para manipular las piezas en el tablero.En su apartamento, las sombras danzaban a la luz tenue de las lámparas. Cada rincón parecía vaciarse de la tranquilidad que alguna vez había disfrutado. El silencio era insoportable, un vacío abrumador que solo se interrumpía por el leve sonido del reloj de pared. Iván estaba absorto en sus pensamientos, considerando sus próximos movimientos. Elisa había cruzado la línea, y no podría haber marcha atrás. Lo que ella ignoraba, sin embargo, era que Iván estaba preparado para algo mucho más grande de lo que Montalvo podí
La noche caía sin compasión sobre la ciudad, esa misma ciudad que Iván había conocido y recorrido durante años. Ahora, sin embargo, las calles se sentían ajenas. La tranquilidad de antes había sido reemplazada por una tensión palpable, como si cada esquina estuviera esperando el momento adecuado para estallar. Iván caminaba solo, sus pasos resonando en el asfalto frío, mientras sus pensamientos daban vueltas sobre lo que acababa de descubrir. Las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar, pero a medida que lo hacían, la imagen resultante se tornaba más inquietante de lo que había imaginado.La conexión entre Javier Montalvo y la red de informantes era solo el principio. La clave estaba en Elisa, quien había sido su aliada, su compañera, la mujer en la que había confiado su futuro. Pero ahora, la verdad que Iván temía era irrefutable: ella no estaba del todo en su lado. Y no solo eso, sino que había sido utilizada, manipulada por Montalvo como una pieza más en un tablero que ni siqu
La carretera que conducía hacia las afueras de la ciudad parecía interminable. A medida que Iván avanzaba con el coche, las luces de la ciudad comenzaron a desvanecerse, dando paso a la oscuridad de un paisaje que ya no le era familiar. La tensión se podía cortar con un cuchillo, y dentro de él, la incertidumbre crecía como una sombra incontrolable.Sabía que las decisiones que estaba tomando en ese momento cambiarían su vida para siempre. Había elegido un camino peligroso, uno en el que no había vuelta atrás, y lo peor de todo era que no estaba seguro de si sus aliados, Samuel y los pocos en los que confiaba, estaban completamente a su lado. La lealtad era algo frágil en este mundo, y él lo sabía mejor que nadie.- ¿Crees que lo conseguiremos? - preguntó Samuel, rompiendo el silencio que había reinado durante el trayecto. Su voz estaba cargada de una mezcla de esperanza y duda, pero su expresión era impasible.Iván giró hacia él, mirándolo por unos segundos antes de responder. No est
La noche había caído sobre la ciudad, pero dentro del pequeño hotel, el aire era denso, cargado de una tensión palpable. Iván, con el rostro serio, observaba a Elisa mientras su mente intentaba procesar todo lo que había sucedido. El tiempo parecía ralentizarse, como si las horas estuvieran jugando en su contra, esperando a que tomara una decisión irreversible.Elisa había cerrado la puerta tras ellos, pero el silencio seguía presente, pesado, incomodando a Iván y a Samuel por igual. Elisa, aún de pie en el centro de la habitación, no parecía saber por dónde empezar. Su mirada evitaba la de Iván, como si quisiera esconderse de una verdad que la había estado persiguiendo por semanas, tal vez meses. Pero la situación ya no permitía evasivas.- ¿Dónde está Montalvo? - preguntó Iván, sin rodeos, mirando fijamente a Elisa, esperando que la verdad finalmente saliera a la luz. Sus palabras fueron como una sentencia: claras, directas, despojadas de cualquier emoción.Elisa dio un paso atrás,
El amanecer apenas comenzaba a asomarse por el horizonte cuando Iván y Samuel regresaron al refugio temporal en el que se habían instalado. La conversación con Elisa había sido una de las más difíciles de su vida, pero también había puesto en marcha una serie de acciones que no podían esperar más. La verdad estaba ahora sobre la mesa, y aunque la incertidumbre seguía rondando, al menos sabían lo que tenían que hacer.Samuel, al igual que Iván, estaba exhausto. Había sido una noche de emociones a flor de piel, y la presión sobre ambos era palpable. Montalvo era un enemigo astuto, calculador, y ahora que Elisa había revelado que tenía a su hermana bajo su control, todo se había vuelto aún más complicado.- ¿Qué piensas hacer ahora? - preguntó Samuel, rompiendo el silencio mientras caminaban por el pasillo oscuro del hotel. Su voz era grave, cargada de una mezcla de preocupación y ansiedad.Iván no respondió de inmediato. Se detuvo frente a la puerta de su habitación, la cual había estad
Las sombras de la noche aún cubrían la ciudad cuando Iván y Samuel llegaron al viejo edificio donde Montalvo tenía su base secreta. El lugar estaba apartado, rodeado de una neblina densa que parecía nunca despejarse, como si el mismo aire estuviera impregnado con la tensión que ese hombre había creado a lo largo de los años. La construcción era de época, con una fachada de piedra desgastada por el tiempo, y una entrada aparentemente discreta, pero Iván sabía que cualquier cosa relacionada con Montalvo jamás sería simple.El viento que soplaba entre las ruinas parecía arrastrar consigo las promesas de caos y destrucción que ellos mismos habían sembrado al involucrarse con él. Sin embargo, no había tiempo para arrepentimientos. El reloj estaba corriendo, y cada segundo que pasaba sin que lograran poner sus manos sobre la hermana de Elisa era un segundo más que Montalvo ganaba.Iván se detuvo antes de entrar en el edificio. Observó a su alrededor con la mirada fija y profunda, reconocien
El sonido de los pasos que se acercaban se convirtió en una amenaza constante mientras Iván y Samuel se agachaban en la oscuridad de la bodega. La habitación, a pesar de ser pequeña, ofrecía una cobertura momentánea, pero la presión de los segundos que pasaban era insoportable. Iván, con su mirada fija en la puerta que acababan de cerrar, se preparó para lo que venía. Podía escuchar el eco de las voces en el pasillo, y sabía que el tiempo estaba en su contra. Montalvo ya había comenzado a desplegar a sus hombres en el edificio, y no quedaba mucho tiempo antes de que descubrieran que la hermana de Elisa había desaparecido.- Necesitamos movernos rápido. - Samuel susurró, su voz apenas audible en la quietud. Sabía que la situación era crítica, pero mantener la calma era esencial.Iván asintió, sin desviar la vista de la puerta. Cada sonido fuera del cuarto aumentaba la tensión que sentía en el pecho. Podía oír a los guardias hablar entre ellos, sus voces graves llenando el espacio como