La noche anterior, Natalia no había podido dormir. Cada vez que cerraba los ojos, su mente se inundaba con pensamientos sobre el encuentro con Raúl. Algo en su actitud la inquietaba. Había algo en su mirada, una chispa de sospecha que no había sido tan fácil de leer como esperaba. Había confiado en su capacidad para mantener las apariencias, pero ahora se encontraba en un terreno más resbaladizo de lo que pensaba. Cada acción que tomaba, cada palabra que decía, la acercaba más a un futuro incierto, pero también la mantenía encajada en su propio juego de venganza.Al día siguiente, al entrar a su oficina, se dio cuenta de que algo no estaba bien. Había un ambiente tenso en el aire, una corriente subterránea de nerviosismo que no pasaba desapercibida. Sabía que no era solo su imaginación, porque la reacción de sus compañeros había cambiado desde la reunión con Raúl. Algunos la miraban con una mezcla de curiosidad y desconfianza. Había algo en el aire, una sensación de que algo important
A medida que los días pasaban, la tensión se instalaba en la vida de Natalia como una sombra inevitable. La revelación sobre su padre, Esteban Montalvo, y las investigaciones que se estaban llevando a cabo contra él la habían dejado sumida en una mezcla de rabia y desorientación. Todo lo que había creído acerca de su familia estaba desmoronándose frente a ella, y aunque sus deseos de venganza seguían ardiendo con fuerza, no podía evitar sentir una creciente sensación de incertidumbre. Había algo más en juego aquí, algo mucho más grande de lo que había anticipado.Cada paso que tomaba hacia su objetivo la sumergía más en un mar de secretos que amenazaban con ahogarla. Sabía que las piezas del rompecabezas no coincidían del todo, pero a medida que avanzaba, también se daba cuenta de que cuanto más profundo cavaba, más cerca estaba de descubrir algo que cambiaría por completo su percepción del mundo. Quizá lo que había creído hasta ese momento sobre su venganza, sobre la figura de su pad
Las palabras de Raúl seguían resonando en la mente de Natalia como un eco distante, una advertencia que la atrapaba entre la incertidumbre y la desconfianza. En su interior, algo había comenzado a cambiar. Lo que hasta entonces había sido una búsqueda de justicia, una venganza que parecía tan clara y definida, ahora se tornaba en un laberinto oscuro lleno de dudas y secretos. ¿Quién más estaba involucrado? La pregunta giraba en su cabeza como una navaja afilada, dispuesta a cortar cada uno de los lazos que había formado en su vida.Raúl no dijo nada más en ese momento. Su rostro estaba serio, pero había una ansiedad en sus ojos que Natalia no había visto antes. Sintió que el peso de las palabras que acababa de escuchar estaba más allá de lo que podía comprender. Sin embargo, no podía quedarse de brazos cruzados. Necesitaba respuestas. Necesitaba saber la verdad.Con un gesto impaciente, Natalia tomó una decisión. No iba a esperar más para averiguar a qué se refería Raúl. Su vida, la v
El amanecer llegaba tímidamente a la ciudad, tiñendo de naranja las ventanas del apartamento de Natalia. Sin embargo, la luz del día no lograba disipar las sombras que nublaban su mente. Había pasado la noche en vela, dando vueltas en su cama, pensando en las revelaciones que Raúl le había hecho. Victoria. ¿Cómo era posible que alguien en quien había confiado tanto, a quien había considerado una madre, estuviera involucrada en todo esto? Natalia sabía que el camino hacia la venganza no sería sencillo, pero ahora parecía aún más oscuro y tortuoso. Raúl tenía razón: no solo se trataba de su padre. La traición venía desde dentro, desde las entrañas mismas de su familia, o lo que ella había creído que era su familia.El sonido de su teléfono rompió el silencio de la mañana, como una alarma que la sacaba de su reflexión. Era un mensaje de Raúl."Tienes que estar preparada. Hay una reunión esta tarde. Esteban y Victoria estarán ahí. Es tu oportunidad."Natalia miró la pantalla durante unos
El aire de la sala parecía volverse denso con cada palabra que Natalia pronunciaba. Victoria y Esteban intercambiaron miradas, pero ninguno de los dos se atrevió a hablar de inmediato. El silencio, pesado y cargado de tensión, se instaló entre ellos, mientras Natalia permanecía de pie, firme y decidida, observándolos como una cazadora que no tenía la más mínima intención de ceder terreno.Esteban, por fin, rompió el silencio. Su voz, aunque firme, no podía ocultar una pequeña fisura de duda.-¿Qué es lo que crees que sabes, Natalia? -preguntó, su tono más bajo, casi cauteloso. Natalia percibió el cambio en su actitud. Lo que antes era una seguridad absoluta ahora comenzaba a tambalear, aunque lo hacía con una fachada de calma.Sabía que tenía su atención.-Sé lo suficiente como para entender que toda mi vida ha sido una mentira. Sé que mi padre, el hombre que creí que había muerto hace años, sigue vivo. Y también sé que tú, Victoria, eres parte de esa mentira.Victoria se tensó de inm
Natalia salió de la sala sin mirar atrás, las puertas del gran salón se cerraron detrás de ella con un golpe sordo, como si un capítulo de su vida se hubiera sellado de forma irreversible. El eco de sus propios pasos resonaba en el pasillo largo y oscuro, mientras se dirigía hacia las escaleras. Podía sentir la adrenalina recorriendo su cuerpo, el pulso acelerado, la respiración aún irregular. Había liberado una verdad que le ardía en el pecho desde hacía años, pero la sensación de alivio era momentánea. Sabía que lo más difícil aún estaba por llegar. La guerra recién comenzaba, y las consecuencias de su enfrentamiento con Esteban y Victoria serían inevitables.Una vez en su habitación, cerró la puerta con cuidado, no porque tuviera miedo de ser escuchada, sino porque necesitaba un momento para procesar todo lo que acababa de suceder. Todo lo que había aprendido, todo lo que había planeado, ahora era una realidad tangible, y no estaba segura de si estaba lista para afrontarlo. Sin emb
Las horas que transcurrieron entre la entrada de Natalia al edificio de la empresa y la llegada de Esteban a la sala del consejo fueron las más tensas de su vida. Cada paso que daba por los pasillos de la imponente sede de Montalvo Corporations se sentía como un desafío, una lucha contra sí misma. La empresa, en la que había estado a punto de perderse en su propia mentira, era ahora su campo de batalla. La infiltración, el engaño y la venganza se habían convertido en su única razón de ser. Pero aún no podía librarse de la sensación de que, al dar este paso, se estaba adentrando en un territorio que desconocía en su totalidad.Dentro de la sala del consejo, el ambiente era tenso, los murmullos y los susurros se mezclaban con las voces de los accionistas que debatían sobre las futuras inversiones de la compañía. El imperio de Esteban Montalvo había sido construido sobre años de trabajo duro, de decisiones calculadas y de alianzas estratégicas que lo habían llevado a lo más alto del mund
El silencio que siguió al escándalo de la firma errónea fue ensordecedor. Montalvo Corporations, el imperio que había sido un referente de poder y éxito en el mundo empresarial, se encontraba tambaleando al borde del colapso. Los rumores sobre la incapacidad de Esteban Montalvo se propagaron como un incendio forestal, devorando todo a su paso. Los empleados hablaban en sus pasillos, los accionistas comenzaban a mirar con desconfianza, y los medios de comunicación se encargaron de difundir la imagen de un hombre que ya no estaba al mando de su propio destino.Natalia se mantenía al margen, observando desde las sombras cómo su plan tomaba forma. Ya no era la joven indefensa que una vez había sido. Ahora era una mujer en el control de su propio destino, jugando un juego mucho más peligroso que el de los negocios. En este juego, cada movimiento contaba, cada mentira debía ser perfecta, y cada traición debía ser calculada.Cuando llegó la noche, Natalia se encontró nuevamente en la casa de