Capítulo 2 —Como empezó todo
Dorian:
La noche en el club nocturno "Eclipse" siempre tenía un aire de misterio y atracción, pero esa noche era diferente. Había venido aquí en busca de una distracción, algo que me hiciera olvidar por unas horas la pesada carga de mi vida política. La luz de neón y la música envolvente creaban una atmósfera casi mágica, y las bailarinas, con sus pelucas y antifaces, se movían como fantasmas en la penumbra. Desde mi rincón oscuro, observaba el espectáculo. Mi atención se fijó en una nueva bailarina. Algo en su movimiento, en la gracia de sus pasos, me resultaba hipnótico. No podía apartar la mirada. Había algo familiar en ella, aunque no podía precisar qué era. "¿Quién es esa chica?" me pregunté, mientras ella danzaba con una libertad que parecía desafiar cualquier control. A Diferencia de las demás, ella no llevaba antifaz, pero sí una peluca rosa, o tal vez era su cabello, no lo pude saber con certeza en aquel momento. La curiosidad se mezcló con la atracción en mi mente. Necesitaba saber más sobre ella. ¿Por qué me resultaba tan intrigante? Había algo en sus ojos, una chispa de desafío y determinación. Cuando la actuación terminó, me quedé en mi asiento, observando cómo se alejaba del escenario. Decidido, me levanté y me acerqué al dueño del club, un hombre robusto con una mirada astuta.
—Quisiera solicitar un baile privado con esa bailarina —dije en voz baja, señalando discretamente hacia la chica que había captado mi atención—. La que no lleva antifaz y la peluca rosa.
El dueño del club me miró con interés y asintió lentamente.
—¿Un baile VIP? Claro, señor. Podemos arreglarlo. ¿Alguna preferencia especial?
—Sí —respondí, considerando mis opciones —Quiero que sea en una habitación privada y que ella esté con los ojos vendados. No quiero ser reconocido.
El dueño sonrió de manera enigmática y me hizo un gesto para que lo siguiera. Él me conocía, pues yo era habitual de ese lugar, que que era el único sitio en que podía bajar pensiones, sin ser juzgado ni crear ningún tipo de vínculos. Pero también sabía, que bebía y comía algo, disfrutaba de ver a las chicas bailar en el escenario, pero luego me marchaba. Esta era la primera vez que solicitaba tener una interacción con una de ellas, de forma directa y privada.
—Entiendo. Eso puede arreglarse. Sígame, por favor.
Mientras lo seguía hacia una habitación privada, mi mente estaba llena de preguntas y un creciente sentimiento de excitación. ¿Quién era esta misteriosa mujer? ¿Por qué me resultaba tan fascinante? ¿Y sobre todo; por qué estaba haciendo que me comportara de una manera diferente y saliera de mi rutina, de mi zona de confort? La habitación privada estaba decorada con lujo y discreción, con luces suaves y una atmósfera íntima. En el centro de la habitación, había un cómodo sofá y una pequeña mesa con bebidas.
También una gran cama, para hacer lo que a uno le viniera en gana. Me senté en la penumbra, esperando a que ella llegara. Mi corazón latía con fuerza, una mezcla de anticipación y curiosidad. Golpearon suavemente la puerta e indique que entrara con ella venía uno de los chicos que atendía la barra ayudándola a caminar ya que no veía dado que tenía los ojos vendados.
—¿Dónde la quiere? —me preguntó y me hizo sentir de una manera horrible, pues parecía que estábamos hablando de un objeto.
—En el centro está bien, gracias —le respondí de manera cortante, pues, más que molestarme su insinuación, me molestaba que realmente yo la estaba viendo como un objeto. Ella entró en la habitación con los ojos vendados, su figura grácil moviéndose con cautela. Su nerviosismo era palpable, pero también lo era su curiosidad. La observé en silencio, permitiendo que la tensión del momento creciera —Por favor. Relájate, haz lo que te haga sentir mejor—dije con voz suave y controlada.
Ella sonrió levemente, asintiendo.
—Claro, como desees.
Comenzó a moverse al ritmo de la música que sonaba suavemente en la habitación. Sus movimientos eran gráciles y llenos de pasión, cada paso una danza de libertad. La observé, fascinado, mi mente tratando de descifrar el misterio que la rodeaba. Había algo en ella, algo que me resultaba extrañamente familiar y, al mismo tiempo, completamente nuevo. Mientras la noche continuaba, me debatía entre mantener mi anonimato y mi creciente deseo de revelar mi identidad. Pero algo en su forma de moverse, en su presencia, me mantenía cautivado. Ninguno de los dos sabíamos cuán conectados estábamos realmente. Sentí un nudo en el estómago, una mezcla de deseo y ansiedad. No podía apartar la mirada. Cada movimiento suyo era una obra de arte, una expresión de libertad que nunca había visto antes. Y sin embargo, había algo en ella que me resultaba dolorosamente familiar, algo que despertaba recuerdos que había enterrado hace mucho tiempo. Finalmente, la música cesó y ella se detuvo, respirando profundamente. Me levanté, acercándome lentamente, mis pasos resonando en la habitación silenciosa, su respiración se agitó. Le tomé la mano suavemente, sintiendo el calor de su piel bajo mis dedos. Eso la hizo comenzar a temblar.
—Gracias —murmuré, acercandome a su oido, mi voz apenas un susurro, pero el calor de mi aliento golpeo su piel, generando un espamo en su cuerpo —Eres... increíble.
Ella sonrió detrás de su antifaz, una sonrisa que parecía esconder un millón de secretos.
—Gracias a usted, ¿necesita algo más? —respondió, su voz suave y melódica.
—No, muchas gracias, eso ha ido increible y suficiente por ahora.
Esa chica, no tenía ni idea lo que había perturbado, no solo mi cuerpo, sino también mi mente. Era la primera vez, que alguien me despertaba un deseo casi irrefrenable, pero me mantuve mi postura. Yo solo quería un baile privado. Y eso era, justamente lo que ella me había brindado.
Mientras salía de la habitación, no pude evitar sentir una punzada de arrepentimiento, pero mantuve la compustura. Quería saber más, descubrir quién era realmente. Pero por ahora, el misterio debía permanecer. Y así, me quedé en la penumbra, con la mente llena de preguntas y el corazón latiendo con fuerza, esperando el próximo encuentro.
Capítulo 3 —La Primera VezDorian:Hoy era un día importante, un día que esperaba con una mezcla de anticipación y ansiedad. Sabía que esa noche, en el club nocturno "Eclipse", tendría un encuentro especial con Natasha. El día comenzó con una reunión rutinaria en el Congreso, donde discutimos asuntos políticos que, en cualquier otro momento, habrían captado toda mi atención. Pero hoy, mi mente estaba en otra parte. Mientras los diputados hablaban y discutían, mis pensamientos volaban hacia la noche que se avecinaba. Imaginaba cómo sería el encuentro, cómo reaccionaría ella, y cómo manejaría la situación para asegurarme de que ella se sintiera cómoda y segura. Al mediodía, tomé un descanso para almorzar. Elegí un pequeño café cerca de mi oficina, un lugar tranquilo donde podría concentrarme y planificar el encuentro. Pedí una ensalada y un refresco, pero apenas los probé. Mi mente seguía ocupada con la expectativa de la noche. Me preguntaba si ella estaría nerviosa, si se sentiría cóm
Capítulo 4 —RealidadElektra:La noticia de la muerte de mi madre llegó como un golpe inesperado. Todo en mi vida cambió en un instante. Ella siempre había sido mi pilar, mi apoyo incondicional, y su ausencia dejó un vacío imposible de llenar. Fue en ese momento de vulnerabilidad que mi padre, Gideon Marlowe, se acercó con una propuesta que cambiaría mi vida. Mi padre no había estado presente en mi vida durante mucho tiempo, especialmente después de su divorcio con mi madre. Sin embargo, tras su fallecimiento, se mostró preocupado y dispuesto a ayudarme. Me ofreció vivir con él, argumentando que sería mejor que estuviera con alguien de mi familia en lugar de estar sola.—Elektra, quiero que vengas a vivir conmigo —dijo una tarde, sentado en el sofá de la casa que había sido mi hogar —No quiero que enfrentes esto sola.Miré sus ojos, buscando alguna señal de sinceridad. Había pasado tanto tiempo desde que habíamos tenido una conversación real. Sin embargo, en mi estado de vulnerabilida
Capítulo 5—SalvadaNarrador:En el preciso instante en el que Elektra iba a tomar su café, sintió una mano firme sujetarla del brazo. Sobresaltada, giró rápidamente y se encontró cara a cara con Alaric, su prometido; el joven que su padre había elegido para que se casara con ella.—Elektra—dijo con una enorme sonrisa —Hace tiempo que no te veía.Elektra tragó de inmediato al ver su mala suerte, era la primera vez que entraba a ese lugar, y justamente a quien se encontró allí fue a él; remojando sus labios, asintió con su cabeza sin saber qué decir, e interesado por conocer su paradero, Alaric continuó.— Pero... Cuéntame, ¿cómo estás?Justamente en ese momento regresó la chica que la había atendido con su orden, y extendiendo la rebanada de pastel, Elektra la tomó con la finalidad de seguir su camino.—Bien.La verdad ella quería huir, salir de allí tan rápido como sus pies se lo permitían, lo menos que deseaba era que su padre supiera de ella, por lo que prácticamente había desaparec
Capítulo 6 —CastigoDorian:Había quedado muy molesto con el hecho de que Elektra y Alaric se conocían. No quise que ella me diera detalles y a él, obviamente, no se los pediría tampoco. Pero pensar que él pudiera frecuentar el club y haberla visto bailar, me enfurecía. ¿Acaso ella también era su pu*ta? Con toda esa carga emocional, fui al club y me puse más intenso de lo acostumbrado. Elektra entró en la habitación del club nocturno con una mezcla de anticipación y temor. El ambiente era familiar; luces suaves, la atmósfera íntima y el lujo discreto. Pero esta noche, todo era más cargado, más denso y ella lo notó. Yo la esperaba sentado en el cómodo sofá; mi rostro tenía una máscara de calma contenida. Sin embargo, mis ojos traicionaban la tormenta que se libraba en mi interior.—Cierra la puerta —ordené con voz grave.Elektra obedeció, sintiendo el peso de mi mirada clavada en ella. Caminó lentamente hacia donde me encontraba, sus pasos resonaban en el silencio de la habitación. Se d
Capítulo 7 —Reflexión y RedenciónDorian:El sol ya se había puesto cuando finalmente me encontré de nuevo en mi oficina del Congreso, sumido en un mar de papeles y responsabilidades que apenas lograban distraerme de mis pensamientos. Había pasado toda noche y gran parte del día, atormentado por el recuerdo de la noche anterior. La manera en que había dejado que mis celos me controlaran y cómo había descargado mi frustración en Elektra con prácticas que, aunque no le causaron dolor, fueron más allá de lo aceptable. No dejaba de martillar en mi mente.—¿Qué diablos te pasa, Dorian? —me preguntaba a mí mismo una y otra vez mientras firmaba documentos sin prestarles realmente atención.—Doctor Langdon, ¿necesita algo más? —preguntó mi secretaria desde la puerta, interrumpiendo mis pensamientos.—No, gracias, Raquel. Puedes retirarte por hoy —respondí sin levantar la vista.Cuando finalmente el edificio quedó en silencio, me permití un momento para reflexionar. No podía dejar las cosas as
Capítulo 8 —Mala idea.Elektra:Abriendo mis ojos, apenas el sol apareció. Tomé asiento en la cama que compartía con Katrina, y mordiendo mi labio inferior, recordé a Dorian, y la noche anterior, la cual fue un poco intensa. Tras ejercer el dominio que tenía sobre mí, me invadió de manera posesiva, y corriéndonos al mismo tiempo, los dos caímos agotados sobre el sofá. Habían pasado algunos días desde nuestra primera vez, y con ellos las visitas de Dorian se hacían más constantes, por lo que me sentía más confiada con su presencia. No entendía qué era lo que sucedía entre nosotros, pero él me atraía más de lo que alguna vez pensé, sin importar la diferencia de edad entre los dos. Adoraba su olor, su intensidad, la forma en la que sus manos recorrían mi cuerpo con luj*uria, y nuestros encuentros cada vez eran más satisfactorios. Me aterraba por instante el cambio que sufría en su presencia, lo descarada que era con él, que cada vez más me desconocía. De la Elektra virginal, y mojigata q
Capítulo 9 — El mejor amigo de mi padre.Elektra:Deteniendo el auto a las afueras de la mansión Marlowe, Alaric liberó el volante tras detenerse para observarme por un instante, y tomando mi mano, la cual reposaba en mi muslo, le dio un leve apretón antes de decir.—No temas, estaré contigo.A eso precisamente, era lo que más le temía; estar con él. No sabía cómo reaccionaría mi padre al verme después de tantos días fuera de casa, y si él cumpliría su palabra de llevarme de regreso. Acercándose al vehículo para recibir los invitados, Gisel, la señora de servicio, se mantuvo a la espera, y notando una vez que se abrió la puerta que se trataba de mí, se dejó ver sorprendida por mi regreso.—Señorita Elektra… Ha regresado.Bajando su cabeza levemente, la mujer me saludó con emoción evidente, e invitándonos a seguir, ingresamos a la enorme estancia, en donde se divisaba una magnífica escalera de mármol en el centro que conducía a la segunda planta.—Todo saldrá bien. ¿Seguimos?Alaric, s
Capítulo 10 —Una decisión difícilDorian:La velada en la casa de Gideon Marlowe se desarrollaba con la pompa y circunstancias esperadas, para celebrar el regreso de su hija perdida. El salón principal estaba lleno de figuras prominentes de la política y los negocios, su círculo íntimo, pero en ese momento me parecían demasiadas personas de todas maneras. Entre los invitados, estaba Alaric Kane. El aire estaba cargado de conversaciones animadas y risas, pero para mí, la noche estaba envuelta en una niebla de incomodidad. Sabía que Elektra estaba allí, y la revelación de su identidad estaba pesándome demasiado. Me mantenía en la periferia de la fiesta, observando y tratando de evitar el contacto visual con ella. Alaric se acercó a mí, con una expresión ligeramente preocupada.—Dorian, ¿puedo hablar contigo un momento? —preguntó con su voz baja para no llamar la atención. Asentí y nos movimos a un rincón más tranquilo del salón —Sé que esto es incómodo, pero necesito pedirte un favor —c