Llevo días sintiéndome muy extraña, desde que regresé a mi tiempo me he quedado en mi cuarto, al inicio me preocupé cuando llegué a esta casa. Ahora todos los días entro en el cuarto de mi abuela y saludo a los santos de mi Julián. Y es algo que me atemoriza, pues siempre que lo hago, se ilumina completamente el altar con una luz blanca. Nunca antes vi que cuando Julián conjurara se iluminara así. Y aunque le he mandado una enorme cantidad de recados al actual Tata Julián con todos los sirvientes y trabajadores de la finca, no ha venido a verme. Por lo que decidida me he metido en la biblioteca a tratar de averiguar qué cosas son las brujas blancas. Luego de revisar por muchas horas sin resultados, y cuando estoy por desistir, me encontré con un extraño libro en lo alto del estante, qué parecía que me estaba llamando. Subí por una escalera hasta alcanzarlo. Me asombré rápidamente al ver que al tomarlo, se iluminó en el centro lanzándome un poderoso rayo a mi frente qué hizo qu
—¿Qué me quiere decir con eso? ¿En verdad me está diciendo que soy una bruja? ¿Yo? —pregunté ahora realmente asustada porque no podía comprender que en realidad yo fuera un ser de ese tipo. No olviden que me había criado en un colegio de monjas estudiando la Biblia y siendo una acérrima creyente del Señor y en mi religión no estaba presente este tipo de cosas que atribuimos siempre al maligno.—Ángel, desde que los humanos poblaron este planeta, han creído en los seres superiores a ellos. El uso de la magia, los hechizos, maldiciones y encantamientos han formado parte de sus vidas. Cómo te expliqué anteriormente, en esa religión que tienes en la mente y en la cual fuiste educada, los grandes sacerdotes creen en milagros, en seres superiores que vienen a sanar y a resolver los problemas de los humanos, eso no es otra cosa que magia blanca, de la cual tú eres una heredera.—¿Cómo una heredera? En ninguno de los diarios que he leído, dice que mis ancestros tengan poderes o sean bru
Estaba tan feliz que me dormí inmediatamente al apoyar la cabeza en mi almohada al saber que mi Julián estaba justo ahí, al alcance de mi mano. Comencé a sentir que algo había cambiado a mi alrededor, e hizo que abriera los ojos para encontrarme rodeada de una luz blanca. La tenue claridad qué comenzaba a entrar por la ventana iluminaba lo suficiente para ver con claridad y me levanté de un salto. Debía estar afuera de la casa de rodillas mirando hacia dónde iba a salir el sol, para iniciar la primera ceremonia. Quité mi ropa de dormir a una velocidad increíble, con la misma coloqué un vestido que se encontraba en una la silla a mi lado sin ponerle mucha atención, así mismo como calcé mis pies con los zapatos que estaban frente al mismo. Tomé el libro de mi madre y salí corriendo bajando las escaleras de la misma manera, abrí la puerta y rodeé a toda velocidad hacia la izquierda la casa, hasta ir a parar cerca del jardín de blanco.Me arrodillé inmediatamente, colocando el libro
Y los vi marcharse caminando por toda la orilla del mar mientras recogían muchas conchas de colores, que iban acumulando en una cesta que llevaba la niña. Fue entonces que comprendí que estaba mirando la vida de mis padres desde el mismo instante en que se habían conocido. Desde ese momento no se volvieron a separar, todos los días se encontraban en el mismo lugar y se la pasaban jugando y corriendo uno al lado del otro.Una mañana después de que sus padres, es decir mis abuelos, terminaron sus oraciones frente a la luz del sol, salieron a buscarla.—Lucecita, tienes que venir ahora con nosotros —le pidió su padre. Justo en ese momento aparecieron mis abuelos paternos, conociéndose e invitándolos a desayunar con ellos. No pude evitar darme cuenta de la mirada que se dirigieron mis abuelos maternos con una expresión de, ¡te lo dije no se puede cambiar el destino! Transcurrieron los días en que la familia no se separaban y hacían prácticamente todo juntos, debido a que los niños
A este punto de mi visión quería poder ir a su encuentro y abrazarlos, pedirles que no me abandonaran cómo lo habían hecho. Sobre todo deseaba poder preguntarles muchas cosas, a mi madre en particular de esto que me estaba sucediendo. Nunca imaginé que mi vida fuera a terminar de esta manera. En el tiempo que viví en el colegio, leía incesantemente todos los libros que encontraba y me llamaba mucho la atención precisamente la magia, que me hacía sentir culpable, como si estuviera pecando. Por mucho que intentaba alejar el deseo de aprender más y más de ese tema, había un libro que no dejaba de leerlo cada cierto tiempo, en el cual explicaba que desde tiempos inmemoriales la humanidad había creído en la magia y que según todavía en la actualidad, a pesar de todo lo que había avanzado el conocimiento humano, era buscada por muchas personas. Existían todavía aquellos que buscaban la ayuda de los brujos y magos. Todavía en muchas comunidades tradicionales, el personaje era muy re
—¡Debiste hacerlo hace mucho tiempo! ¿Cómo es que no pudiste confiar en mí? ¡Te amo por encima de cualquier cosa sin importar lo que seas!— Perdón querido, tenía mucho miedo de que me dejaras por ser una bruja.—¿Cómo puedes pensar eso, Lucecita? Desde el mismo momento que mis ojos se depositaron en ti, cuando era un niño, te amé. No habrá nadie en el mundo ni nada que me separe de ti, ni que haga que deje de amarte, debiste saberlo y confiar en mí. Ahora nuestra hija corre un gran peligro, por tú no haber sido sincera conmigo, tampoco lo fue mi padre, ni mi familia. Y de estúpido le pusimos ese nombre a nuestra niña, solamente porque nos parecía un Ángel. ¡Si hubieses tenido todos tus poderes, habrías sabido que no debíamos ponerle ese nombre! Ahora comprendía las grandes discusiones que escuché en esa época. Y porque mi madre lloraba constantemente abrazada de mí, pidiéndome perdón. Volví a revivir todo el momento en que me dijeron que debía marcharme al colegio de monjas,
Y fue entonces que me percaté del hermoso vestido que me había puesto en la mañana que encontrara en la silla junto a mi cama. En verdad parecía un vestido de novia, era realmente muy hermoso.—Sí, lo hice en su honor. —Fue la respuesta que le di al capitán que acarició suavemente con su mano mi mejilla.—¿Quieres que no vaya hoy al cuartel y me quedé acompañándote?—¿Serías capaz de hacer eso por mí?— Por ti soy capaz de hacer cualquier cosa —me respondió muy serio.—¿Cualquier cosa? ¿Hasta casarte conmigo hoy?—¿Hoy? Sí, si lo quieres. Di un paso hacia atrás para mirarlo fijamente, pudiendo ver cómo sus ojos cambiaban a un azul oscuro dedicándome una mirada de preocupación, me tomó por los hombros estrechándome de nuevo al tiempo que me decía.—Todavía no vida mía, espera al viernes, nos casaremos el viernes mi Ángel.—No te vayas Julián, ¿no puedes aún apoderarte de su voluntad como antes? Quiero dormir en tus brazos, apoyar la cabeza en tu pecho y sentirme segura. —Ya falta
Me levantaron las campanas de la iglesia tocando al amanecer, volví a vestirme rápidamente con el libro en mis manos salí corriendo y fui al lugar del día anterior y me arrodillé abriéndolo delante de mí, sin importar que estaba todo muy nublado. Sin embargo, tenía la confianza de que aunque sea un rayo de luz iba a aparecer para iluminarme y que yo pudiera hacer la ceremonia. Una fina llovizna comenzó a caer, pero permanecí en la misma posición con mis manos extendidas hacia el frente esperando la salida del sol. Estaba a punto de desistir, cuando sentí que había parado la lluvia y vi como unos tenues rayos de sol comenzaron a salir a lo lejos. Cómo si mantuvieran una lucha por aparecer y cumplir con el objetivo que yo debía realizar. Una enorme felicidad llenó todo mi cuerpo y cerré los ojos pidiendo con todo mi corazón que aunque sea un solo rayo de luz llegara a mis manos. Otra vez volví a tener la presencia del ser maligno que me perseguía delante de mí, y con él había p