Permanecimos aún un largo período en el que Julián trataba de enseñarme algunas cosas para que repitiera junto a él y ver si podíamos realmente regresar a nuestra realidad, nuestro presente como lo habíamos vivido y no estar atrapados en este otro, un año antes. De pronto al decir un conjuro que él me había enseñado al mismo tiempo los dos, todas las luces desaparecieron, y sentí que éramos transportados a una gran velocidad dentro de esa oscuridad. Grité aterrada aferrándome lo más que pude de las manos de Julián, pero hubo un momento en que desapareció frente a mí, convertido en una nube. No sin antes gritarme.—Regresaré a ti mi Ángel, lo haré en cualquier forma. ¡No me olvides!—¡Julián regresa, regresa…! Lo llamé con todas mis fuerzas al ver como desaparecía, en lo que yo seguía siendo trasladada a gran velocidad por dentro de aquella oscuridad que no podía comprender, hasta que todo se detuvo. Me vi de pronto frente a mi casa, la cual encontraba realmente extraña y me
Al decir esto se volvió a quedar mirándome fijamente, como si tuviera miedo de que perdiera la razón o algo por el estilo. Y es que realmente me estaba comportando algo extraño, porque ya había comprobado de que había avanzado más allá del año y tenía miedo de que ese Julián que ella mencionara, no fuera el mío.—Dolores no me hagas caso, solo estoy muy cansada. ¿Qué querías decirme?—¿Niña puedo pedirle un gran favor?—Seguro, lo que quieras.—Mire niña, yo sé que mi hija fue engendrada por un demonio, y que no tengo derecho a pedir que la lleve con usted, pero es mi hija y yo no tendría el valor de dejarla aquí sola, además, creo que Diego debería también venir con nosotros. — ¿Diego? ¿Cuál Diego? Había olvidado por completo que así se llamaba el hijo de la primera Ángel y que era el que estaba representado en la estatua del jardín interior.—¿Cuál va a ser? El hijo de Ángel con los demonios, ellos se amaban mucho, yo no sé si eran hermanos o no, lo cierto era que no podían viv
Definitivamente ese no era mi Julián y al parecer se había olvidado de todo lo anterior. ¿Qué iba a hacer ahora?—Señorita Ángel —Comenzó a hablar al tiempo que me separaba de su cuerpo con delicadeza para mirarme a los ojos. —Si todo sale como esperamos, le agradeceríamos mucho que hiciera eso por nosotros, e incluso esperaríamos en esta forma que estamos para acompañarla en su viaje hasta nuestra tierra, y allí que sean los sacerdotes nuestros quien nos den el descanso. Lo observé en silencio tratando de adivinar qué quería decir con eso del descanso, ¿es que acaso no era él, el que tenía que liberar a toda su gente del conjuro que había realizado? ¿No me quedaría a vivir como su reina a su lado por una eternidad? Lo miraba en silencio mientras lo escuchaba decir que al fin iban a regresar a su terruño a descansar por siempre felices, por lo que decidí seguirle la corriente sin perturbar su felicidad—¿Sería posible eso?—Sí, solamente nos vería y nos escucharía usted. Pues desp
—Solamente que mi abuelo pidió a la madre superiora lo guardara, y que usted sabría cuando debía ser utilizado, justo en el preciso momento es lo que dice. —Guárdelo usted en la caja fuerte hasta que se lo pida. —Así lo hice en su compañía. —Usted mejor que nadie debe saber que mi abuelo viajó mucho por el mundo, tratando de encontrar una cura para la maldición y que todo lo que tenemos se lo debemos a él.—Sí, él fue el encargado antes que tú niña, de preparar el camino. —Que triste que no viviera para ver que su trabajo no fue en vano —No se preocupe, que lo va a saber. Tiene visita niña.—¿Cómo lo sabes si estás aquí conmigo?—Lo sentí llegar. —Vaya, a veces se me olvida que usted está en otra dimensión.Se sonrió mientras salíamos los dos al encuentro de Dolores, que anunció un caballero militar.—¿Quién es Dolores? ¿Lo conocemos?—No lo sé señorita, todavía no le abro. —Acompáñame a ver de quién se trata. Al llegar al recibidor me encontré con un apuesto caballero, alto,
Llevo días sintiéndome muy extraña, desde que regresé a mi tiempo me he quedado en mi cuarto, al inicio me preocupé cuando llegué a esta casa. Ahora todos los días entro en el cuarto de mi abuela y saludo a los santos de mi Julián. Y es algo que me atemoriza, pues siempre que lo hago, se ilumina completamente el altar con una luz blanca. Nunca antes vi que cuando Julián conjurara se iluminara así. Y aunque le he mandado una enorme cantidad de recados al actual Tata Julián con todos los sirvientes y trabajadores de la finca, no ha venido a verme. Por lo que decidida me he metido en la biblioteca a tratar de averiguar qué cosas son las brujas blancas. Luego de revisar por muchas horas sin resultados, y cuando estoy por desistir, me encontré con un extraño libro en lo alto del estante, qué parecía que me estaba llamando. Subí por una escalera hasta alcanzarlo. Me asombré rápidamente al ver que al tomarlo, se iluminó en el centro lanzándome un poderoso rayo a mi frente qué hizo qu
—¿Qué me quiere decir con eso? ¿En verdad me está diciendo que soy una bruja? ¿Yo? —pregunté ahora realmente asustada porque no podía comprender que en realidad yo fuera un ser de ese tipo. No olviden que me había criado en un colegio de monjas estudiando la Biblia y siendo una acérrima creyente del Señor y en mi religión no estaba presente este tipo de cosas que atribuimos siempre al maligno.—Ángel, desde que los humanos poblaron este planeta, han creído en los seres superiores a ellos. El uso de la magia, los hechizos, maldiciones y encantamientos han formado parte de sus vidas. Cómo te expliqué anteriormente, en esa religión que tienes en la mente y en la cual fuiste educada, los grandes sacerdotes creen en milagros, en seres superiores que vienen a sanar y a resolver los problemas de los humanos, eso no es otra cosa que magia blanca, de la cual tú eres una heredera.—¿Cómo una heredera? En ninguno de los diarios que he leído, dice que mis ancestros tengan poderes o sean bru
Estaba tan feliz que me dormí inmediatamente al apoyar la cabeza en mi almohada al saber que mi Julián estaba justo ahí, al alcance de mi mano. Comencé a sentir que algo había cambiado a mi alrededor, e hizo que abriera los ojos para encontrarme rodeada de una luz blanca. La tenue claridad qué comenzaba a entrar por la ventana iluminaba lo suficiente para ver con claridad y me levanté de un salto. Debía estar afuera de la casa de rodillas mirando hacia dónde iba a salir el sol, para iniciar la primera ceremonia. Quité mi ropa de dormir a una velocidad increíble, con la misma coloqué un vestido que se encontraba en una la silla a mi lado sin ponerle mucha atención, así mismo como calcé mis pies con los zapatos que estaban frente al mismo. Tomé el libro de mi madre y salí corriendo bajando las escaleras de la misma manera, abrí la puerta y rodeé a toda velocidad hacia la izquierda la casa, hasta ir a parar cerca del jardín de blanco.Me arrodillé inmediatamente, colocando el libro
Y los vi marcharse caminando por toda la orilla del mar mientras recogían muchas conchas de colores, que iban acumulando en una cesta que llevaba la niña. Fue entonces que comprendí que estaba mirando la vida de mis padres desde el mismo instante en que se habían conocido. Desde ese momento no se volvieron a separar, todos los días se encontraban en el mismo lugar y se la pasaban jugando y corriendo uno al lado del otro.Una mañana después de que sus padres, es decir mis abuelos, terminaron sus oraciones frente a la luz del sol, salieron a buscarla.—Lucecita, tienes que venir ahora con nosotros —le pidió su padre. Justo en ese momento aparecieron mis abuelos paternos, conociéndose e invitándolos a desayunar con ellos. No pude evitar darme cuenta de la mirada que se dirigieron mis abuelos maternos con una expresión de, ¡te lo dije no se puede cambiar el destino! Transcurrieron los días en que la familia no se separaban y hacían prácticamente todo juntos, debido a que los niños