Me puse de pie y la seguí sin titubear, pues en realidad había comenzado a sentir un poco de sueño debido al brebaje que me había acabado de ingerir. Al terminar de subir las escaleras, me encontré con el capitán que me miraba sonriente y había vuelto a tener su mirada azul oscuro por lo que me dejé abrazar feliz, y lo seguí al cuarto de mi abuela.—Duérmete, no tengas miedo, no saldré de él nunca más, hasta que resolvamos esto que nos tiene atrapados en esta realidad. Comenzó a tararear una canción en mi oído que inmediatamente hizo que me durmiera profundamente, haciendo que todo mi cuerpo entrara en un profundo e interminable sueño del que no quería despertarme. Me despertó la voz de Dolores que había entrado con una bandeja trayendo comida para los dos, también avisando que el doctor había venido a revisar lo mismo al capitán que a mí.—Dile a Aurelio, que vaya a verlo de mi parte, y si está limpio que lo dejen pasar. Dolores salió para cumplir la orden de Julián, mientras
No sé cuánto tiempo llevaba dormida, lo cierto es que todo mi cuerpo estaba dolorido por las grandes fiebres que me entraron durante todos los días que siguieron. El capitán venía a verme una vez al día, que era lo que yo le permitía, y veía el gran esfuerzo que hacía por mantenerse en las normas. Notaba claramente como miraba con odio a Dolores, cada vez que llegaba y la encontraba a mi lado.—Señorita Baronesa Ángel. ¿Me permite realizarle una sugerencia? — me preguntó sentado en una silla frente a mi cama.—Diga usted capitán.—¿Por qué no prescinde de todos los sirvientes que tiene de color y contrata a blancos del pueblo?—¿Y por qué habría de hacer eso si se puede saber? — le pregunté mirándolo muy seria.—¿Cómo qué por qué? Porque son una raza inferior de la que no deberían preocuparnos, ni mucho menos deben estar dentro de nuestra casa.—No sabía que usted fuera racista, pero ellos han estado durante todos los años que mi abuela vivió en esta casa y no pretendo prescindir
—Tenía mucho miedo y me moría de ganas por saber qué era lo que había pasado con mi verdadero Luis Manuel. Sé que todos necesitamos a alguien que nos dé esperanza, fuerza y motivo para sonreír de nuevo. Y yo comprendí que tú eres el mío, por ello por favor, promete que nunca más te quitarás ese pulso que te di de protección contra todos esos espíritus malvados que a cada rato te poseen. Sé que puede parecerte extraño esto que te voy a decir, pero en realidad no me di cuenta cuando me comenzó a gustar hablar contigo cada día y a tenerte a mi lado todo el tiempo, sabiendo que me protegías.—Yo también te he extrañado demasiado, aunque no lo creas, luchaba por volver a ti, pero no sabía cómo. Quiero estar contigo cada minuto de mi vida, amarte con el corazón desnudo y el alma vestida de suspiros, pensé muchas cosas antes de decirte esto. Me pasé la vida buscando esto que le dicen amor, en este mundo infinito, pero encontré algo infinito en este mundo pequeño que es mi vida. Te amo Á
A veces hay cosas que escapan a nuestro control y que podemos controlar. También hay otras cosas que escapan a nuestro control y que realmente no podemos controlar. Sí, es cierto, esto suena un poco confuso y es que el control viene en diferentes formas y tamaños, ya que a menudo es más un estado mental que algo claramente definido. Cuando te das cuenta de que el control no es algo definido, algo concreto, se vuelve más fácil lidiar con los problemas de lo que puedes y no puedes controlar, y de hecho, ya sea que desees controlar algo o no quieras tocarlo. A veces no tenemos claridad sobre este tipo de asuntos hasta que es demasiado tarde. Y es precisamente lo que nos ha sucedido a Julián y a mí. Estamos envueltos en esta rara avería del tiempo y el lugar, con un capitán que viene y va, cambiante según sus antiguas reencarnaciones, y que al parecer está conectado muy de cerca con nosotros sin saber por qué, o eso creímos hasta que cuando lo vinimos a descubrir creo, que era un po
Estaba planeando cómo montar un gran negocio para poner electricidad en el pueblo, lo escuchaba atentamente debido que a pesar que había leído el diario, no era lo mismo que vivirlo personalmente, ni mucho menos oír como él me explicaba cada una de las cosas que intentaba hacer. Era poseedor de una hermosa voz varonil a pesar de que era delgado. Y sin darme cuenta todo el cariño que le tenía a su esposa, la segunda Ángel, comenzó a aflorar en mi pecho y lo miré con verdadero amor que él se merecía.—Cariño, ¿puedes acostarte un rato aquí conmigo ahora que es de tarde y luego continuar con tu trabajo? A pesar que estás aquí en la casa, te extraño muchísimo, te la pasas todo el tiempo trabajando olvidado de mí.—No digas eso cariño. Siempre estoy pensando en ti y por eso trato de que el trabajo avance lo más rápido posible para que dejes de temer a la oscuridad, y puedas pasearte por esta casa, sin importar donde vayas, no tengas miedo porque podrás prender las luces. Está bien, me
Hacía mucho rato que había amanecido y nosotros permanecíamos abrazados dormidos, sintiéndonos muy cansados. Una fuerte tos me despertó y eso hizo que me sentara en la cama mirando con miedo todo a mi alrededor. Parecía que estábamos en nuestra realidad, la tos volvió haciendo que el capitán se despertara a mi lado y me miró de una manera muy extraña.—Buenos días señorita Baronesa de Castillo, ¿qué hace durmiendo a mi lado? ¿No me dijo usted que no lo haríamos más?¿Qué sucedía? Miré fijamente a sus ojos al capitán y me di cuenta de que era aquel odioso de la realidad de la segunda Ángel, pensé en verdad que habíamos regresado a nuestra realidad. Unos toques suaves en la puerta, hicieron que dejara de observar al capitán para mandar a pasar a Dolores.—Señorita, me pidió que viniera a llamarla bien temprano.—¿Yo? —pregunté porque no me acordaba de tal cosa, pero cerré mi boca al ver como abría los ojos. —Ya todo está listo en su cuarto. Me puse de pie y avancé intrigada, dán
Pero sobre todo, debía pedirle que llevara a todos los suyos dentro de esa enorme casa sin él sugerirle ni nadie de los suyos nada. La próxima Ángel debería ser un alma muy pura, capaz de ver más allá de las razas y el color. De comprender todo lo irreal que le sucedería. Comenzó a dirigir a los hombres y el trabajo de la hacienda como hacía normalmente en aquella época, lo cual recordaba perfectamente, mientras sentía como su verdadero yo del pasado, luchaba por despertarse. Trató de comunicarse con él para informarle lo que estaba sucediendo, sin obtener resultados hasta el momento. En la noche cuando todo el mundo dormía, corrió la cortina que ocultaba el enorme altar de sus santos y que permanecía invisible para ojos que no fueran los de su gente o los suyos. Se inclinó fervientemente pidiendo perdón por lo que iba a realizar, haciendo que se iluminara todo completamente. En su cabeza de pronto apareció una corona de rey y su cuerpo se vistió de igual manera. Extendió su
Parada en lo alto de la escalinata a la entrada de la casa, observaba cómo las personas se alejaban, tenía la sensación de que ya había vivido eso. Y no solo eso, al entrar de nuevo en la casa, me di cuenta que la conocía a la perfección, percatándome que cada una de las cosas que estaba mirando, estaban en mi memoria. Caminé decidida buscando a Dolores en la cocina, me la encontré acomodando la gran cantidad de cosas que se habían utilizado en el entierro de mi abuela.—Dolores, necesito que le digas a Tata Julián que necesito verlo. Y ahora mismo yo ni sabía porque había dicho aquello, era como si yo lo acostumbrara a hacer diariamente. Ella se giró para mí mirándome interrogadoramente, mientras su mirada se colocó a mi lado, como si estuviera alguien allí. Hice otro tanto sin ver nada a mi lado, aunque podía sentir cierta presencia que me era familiar.—¿Niña se encuentra bien?—Dolores, aunque es la primera vez que vengo aquí, tengo la sensación de que lo he hecho antes