Delante de mí no se encontraba el capitán, como esperaba yo ver, debido al sueño que acaba de tener, sino la señora que acababa de contratar y que me miraba de una manera como si me acariciara con sus sonrisa, en sus manos tenía una taza de té,—Creo que debe tomar esto señorita, o enfermará. La miré todavía sin comprender a lo que se refería, pero me senté por inercia en la cama y sin decir nada comencé a tomar el té que me ofrecía. Al terminar volví a recostarme en la cama y sentir como me cubría al tiempo que tarareaba una nana, que me recordó la que cantaba mi madre, cuando yo era una niña y me volví a dormir profundamente sin soñar nada. En la tarde, la misma señora volvió a despertarme para que tomara un baño y bajara a comer con las demás hermanas. Todavía no había ninguna noticia del capitán, ni de sus soldados, solamente quedaban algunos cuidando la hacienda y eso me empezó a preocupar grandemente. Ya era completamente de noche y él no aparecía por ninguna parte, tampo
Después de hablar con mi Julián un momento, rápidamente pude notar como sus ojos cambiaban para un azul claro, dándome apenas cuenta de que era el capitán que regresaba a tomar posesión de su cuerpo. Comprendiendo que lo que me decía Julián era verdad, le estaba haciendo imposible dominar por completo a la voluntad de Luis Manuel. Giró su cabeza mirando a su alrededor como si no comprendiera, qué hacía allí en mi habitación. Para disimular volví a abrazarlo con fuerza diciéndole que estaba muy feliz por haber regresado en ese momento. Él me devolvió el abrazo, pero podía sentir que no comprendía lo que le estaba sucediendo, me separó delicadamente de su cuerpo y mirándome a los ojos me preguntó.—Querida, ¿cuánto hace que estoy aquí?—Acabas de llegar querido — respondí alejándome para ir al baño y no viera que le estaba mintiendo. —¿Qué pasó con tu prometida? Pregunté desde el interior del baño, pues necesitaba saber con qué se estaba enfrentando mi Julián y que le era tan imp
Me quedé asombrada de los consejos que me daba la señora que apenas me conocía, sin embargo eran muy certeros y me sonaban muy honestos. Salimos de la habitación, el capitán me estaba esperando en la parte de afuera, aunque no tomé su brazo. Seguí acompañada de la dama que no se despegaba de mí y eso me agradaba sobremanera, porque me hacía sentir de alguna manera segura. Al llegar en la primera planta me encontré con la Madre Superiora que me miró de una manera, como pidiéndome disculpas. La saludé con mi cabeza y fui donde la hermana Caridad, estaba junto a la hermana Inés, que al verme sin necesidad de llamar vinieron a mí encuentro y se colocaron cada una a mi lado, lo cual me hizo sentir muy segura. De esa manera avancé hacia la sala de blanco, que era donde se encontraba el Duque según me informaron. Al entrar estaba conversando con otro señor que no conocía, pero que al verme ambos se pusieron de pie y vinieron a mí encuentro solicitando mi mano, la cual no entregué ha
La voz que acababa de entrar al cuarto no la reconocía, se trataba de una mujer completamente desconocida para mí. Por un momento pensé abrir los ojos para ver de quién se trataba, pero mejor decidí dejarlos cerrados y enterarme de qué iba todo aquel asunto. ¿Qué hacían tantas personas en mi habitación? Me preguntaba, ¿cuándo vendría alguien a sacarlos de aquí?—¿Así que usted está planeando decir que su hijo está comprometido con la Baronesa Ángel del Castillo sin que ella se entere de nada porque está enferma? ¿Por cierto, qué hacen dos caballeros en la habitación de una dama sola?—Buenos días Marquesa Sofía, ¿no sabía que se iba a presentar tan temprano?—Soy íntima amiga de la difunta Baronesa Casilda, me pidió encarecidamente que velara por su nieta.Y es lo que pretendo hacer, por favor caballeros, sean tan amables y retírense de la habitación de la Baronesa. Sentí como la puerta de la habitación se abría y cerraba de nuevo, quedándose en silencio para luego sentir la mano
Ambas hermanas se retiraron y me dejaron acostada en la cama que comencé a sentirme mucho mejor. Tomé un vaso de agua que me habían dejado en la mesita de noche esperando que apareciera Julián con el cuerpo del capitán Luis Manuel. En lo que esperaba, podía escuchar el alboroto que había armado la hermana Inés llamando a todas las demás, para hacer lo que yo le había mandado. Lo vi aparecer al poco rato, dándome cuenta que era el capitán por el color de sus ojos. Vino rápido a mi lado, sentándose en la cama tomó una de mis manos y la llevó a sus labios apasionadamente.—Ya he decidido — me dijo sin que yo comprendiera a qué se refería.—¿Qué es lo que ha decidido?—Dejaré de ser un militar para ser solamente su esposo y vivir una vida feliz ambos aquí en la hacienda, si me promete que se casará conmigo de verdad.—¿Y qué va pasar con su prometida?—He descubierto que me estaba mintiendo en lo referente al embarazo, por lo que decidí olvidarme del asunto. Sin importar lo que suc
Con paso firme se acercaban directo a saludarme con una sonrisa que me parecía malévola, un señor que se presentó como el enviado de la casa real. —Buenos días, señorita Baronesa del Castillo. Soy Oscar Leonés, Conde de Miraflores, a sus pies. Enviado real a la celebración militar anual.—Bienvenido a mi casa, Conde Oscar. Le presento a mi esposo el capitán Luis Manuel Venegas.—¿Esposo? —preguntó visiblemente contrariado. —Debe ser muy reciente porque no se han enterado en la corte del nuevo Barón del Castillo.—Así mismo es, es el primero de los invitados á quien lo anunciamos —dijo firme el capitán, haciendo una leve reverencia y chocando sus talones.—¿Entonces eso quiere decir que aún no ha obtenido la aprobación de la corte para ese matrimonio?—No sabía que tenía que solicitar un permiso para contraer matrimonio —dije contrariada y asustada. Estaba segura que este era otro que pretendía casarse conmigo, para obtener toda la fortuna de mi familia, por la manera en que me mir
La señora Luz que me seguía sirviendo en silencio y caminaba detrás de mí para donde quiera que yo iba, me escogió un increíble vestido que sacó del fondo del escaparate de mi abuela. Era de un color verde claro que hacía que mis ojos se viesen todavía más verdes de lo que eran, y hacían una completa armonía con mis prendas de gotas de agua y me preguntó donde había colocado el anillo, le dije que lo había guardado porque me dolía el dedo. Me miró de una manera extraña, pero no dijo nada, había algo en ella que había comenzado a incomodarme. Quería a toda costa que me quitara las prendas de gotas de agua, solamente para colocarme un collar y luego volverlas a poner.—No hace falta colocarme ese collar, con estas prendas es suficiente.—No señora Baronesa, usted debe llevar las joyas más lujosas de esta casa, porque todas las damas que vendrán hoy así lo harán.—Muy bien, colóqueme el collar y lo demás, pero sin quitar las prendas que traigo puesta.—Es que no las puedo colocar
Para muchos las fiestas de navidad es algo alegre y feliz donde vamos a compartir en familia y todo será felicidad. Para mí era una tortura saber que iban a venir tantos extraños que estaban deseosos de apoderarse de todo lo que tenía. También, lo que me había dicho Julián me tenía de lo más nerviosa, debido a que por momentos podía ver cómo los ojos del capitán Luis Manuel se ponían de un azul claro, para volver a ponerse azul oscuro. Lo cual me indicaba que tenía Julián una lucha para controlarlo. Al fin los niños llenaron de felicidad todo al bajar corriendo acompañados de las hermanas, que llevaban a los más pequeños en sus brazos para ir a parar al salón, donde estaba iluminado en el centro, el árbol de navidad con todos los enormes regalos que tenía debajo, y ellos estaban ansiosos por abrir. Los soldados habían inundado la residencia, primeramente revisando todo aunque iban a participar de la fiesta. El capitán los había encargado de que estuvieran en alerta por todo lo