Cerré mis ojos tratando de dormir, cuando pude escuchar una voz cavernosa que susurraba en mi oído. ¿Estás segura de lo que hiciste? Me senté de golpe asustada mirando alrededor, y cubriendo el cuerpo lo más que podía con mi juego de dormir, sin ver nada a mi lado. Solo a mi hermoso Julián que salía del baño mojado y se enfundaba en un juego de dormir, que le había traído Dolores, sonreí satisfecha tratando también de ocultar el susto que acababa de pasar. Di palmadas en el lado en la cama, indicándole que quería que viniera a acostarse a mi lado ya.—Amor, ¿te pasa algo? —preguntó mirándome fijamente. Dije que no con la cabeza e insistí en que viniera a acostarse a mi lado. —Debo ir a saludar a mis santos antes de acostarme. ¿Quieres venir? Sé que estás muy cansada y un poco débil. Me da miedo dejarte sola aquí en el cuarto, pero es algo que debo de hacer cada día de mi vida. Si quieres te llevo cargada y te traigo, ahora no hay nadie de quien debamos ocultarnos. ¿Quieres?—¿En ver
Volvió a tomarme en sus brazos, y como si de una pluma se tratara, subió corriendo las escaleras. Aunque había terminado el temporal, todavía llovía un poco y la humedad reinante era muy fuerte, haciendo que me estremeciera por el frío. A pesar de haber corrido, pude ver y escuchar al ser monstruoso que me perseguía, siguiéndonos por el pasillo hasta que entramos en nuestra habitación. El sueño ante el miedo se había alejado de mí. —Creo que voy a leer un poco, del susto se me ha quitado el sueño. —Le dije tomando las hojas amarillentas del diario que había encontrado en la caja fuerte del despacho. —Vamos a ver qué dicen estas últimas hojas que estaban escondidas en un lugar tan seguro.—Está bien, sentémonos frente a la chimenea para que te calientes. Así lo hicimos, unimos los sillones para estar uno muy cerca del otro. Luego miré con detenimiento las hojas del diario que permanecían dobladas en mi bolsillo del vestido que llevara aquel día, las extendí cuidando de no romperlas.
Me quedé mirándolo fijamente, sintiendo como el miedo se iba adueñando cada vez más de mí. ¿Era cierto o una descabellada pesadilla que había creado mi loca imaginación? ¿Estaría viviendo dentro de un delirio o todo era realidad? ¿Cómo podía separar la ilusión de todo lo demás? —¿Julián…? Lo llamé con un hilo de voz, presa del más grande terror que se pueda experimentar. Julián era un anciano cuando lo conocí y ahora era joven. ¿En verdad él hacía todo eso, o era un juego macabro de mi mente enferma? ¿Cómo iba a saber si todo era real o falso? El pánico se fue adueñando de mí y lo volví a llamar ahora un poco más fuerte haciendo que abriera los ojos. —¿Julián, estás vivo o yo estoy demente y te he creado? ¿Eres real? —No es nada de eso que dice ahí, vida mía. Solo le dije lo que él quería escuchar. Estaba muy perturbado y hacía cosas muy extrañas, por eso trataba de tranquilizarlo. No te pongas así vida mía, todo esto es real, eres mi linda esposa y lo que te he contado hasta a
Dije tratando de justificar lo injustificable, en eso tenían razón Julián, ¿quien firma un contrato sin leerlo minuciosamente antes? Sobre todo él que era tan meticuloso en todo, sí, seguro tuvieron que embrujarlo para que cometiera tamaña atrocidad. —Es una posibilidad, pero su orgullo lo castigó, me cansé de avisarle que esas personas eran malas y no me hizo caso, solamente porque eran blancas. Confió en ellos por el color de la piel solamente, y condenó a su familia a vivir en el infierno, y a nosotros con ellos. Termina por favor de leer. —De acuerdo, puede que tengas razón en todo eso que dices. Por su estupidez de no leer el contrato, es que estamos pasando por todo esto, deja ver qué más dijo. Espera, ¿viste que mencionó dos talismanes de agua sagrada? ¿Serán mis gotas?—No lo sé por eso sigue leyendo.… Me ha dicho el padre que los demonios al servicio del maligno, escogen almas puras para corromperlas y las convierten en sus servidores como lo eran mis vecinos. Y como no c
Estuve de acuerdo, todavía sin comprender muy bien de lo que estábamos hablando. A pesar de que llevaba días considerando que todo lo que me decían en su historia, existía la posibilidad de que fuera verdad. Todavía dudaba de que fueran verídicas, y solamente pensaba que me estaban tomándome el pelo. No quise seguir reflexionando y terminé de leer el diario.… Una última cosa que me dijo el padre, motivo por el cual rezo cada día para que no sea cierto, me ha dicho que mi descendiente, la elegida. Deberá casarse con Julián en recompensa por lo que yo le hice. Que solo si ellos se unen en cuerpo y alma podrán romper la maldición y ese contrato. Ruego a Dios que mis descendientes no se vean obligadas a realizar este hecho. Porque aunque lo considero un hombre noble, no deja de ser un esclavo y un negro. Lo cual rompería con toda la estirpe de mi familia. No quiero tener mestizos dentro de ella, quiero que como hasta ahora, todos sean de sangre azul. Por eso es que rezo cad
Corrí rápido a ver qué sucedía, no entendía por qué se había caído ese santo, si no soplaba una gota de aire y era muy pesado. Me detuve al ver la mujer de las trenzas avanzar hacia mí envuelta en una nube negra. Giré para salir corriendo, pero en la puerta estaba el ser espeluznante, junto a la primera Ángel. Estaba encerrada entre los dos, sentí que esta vez no tenía salvación, estaba completamente sola y Julián no estaba por todo aquello.—¡No! ¡No entrarás en mí! ¡No! — grité presa del más grande terror.—¡Ja, ja, ja….! ¡¿Crees que puedes impedirlo? ¡Julián me pertenece, me pertenece! ¡No puedes retenerlo aquí! ¡Solo yo puedo ser su legítima esposa! —¡No! ¡No es así, es a mí a quien ama, tú estás muerta, muerta! —le grité atrás.—¡Ven a mí Ángel! ¡No dejaré que ella te posea! —me llamó la primera Ángel—¡No! ¡No…! ¡Julián…, Julián…! —Llamé con todas mis fuerzas. Y presa del más terrible miedo al no verlo aparecer, y viéndome perdida. Me hice un ovillo en el piso y comencé
—¿Y qué es? ¿Por qué no hablas conmigo? ¿Por qué te desapareces y no te veo en todo el día?—Porque estoy tratando de encontrar la forma de liberarnos, a los dos y de paso liberar a todo estos infelices, que no debí nunca unirlos a mi suerte. Es mi culpa que esté sucediendo todo esto, nunca debí envolverme con Don Lorenzo, debí dejarlo que viviera su propia vida.—Ahora que lo sé todo, estoy a tu entera disposición para realizar el trabajo que sea necesario para ayudarte a que los ayudes a descansar por siempre. —Dije realmente convencida de lo que estaba dispuesta a ser por ayudarlo. — Solo tengo una pregunta para ti, ¿desaparecerás de mi vida tú también?Me separó de él y por primera vez en mucho tiempo, le oí suspirar muy hondo. Me atrajo lentamente y me abrazó por un rato, mientras acariciaba mi espalda. En ese mismo momento sentí tanto miedo por perderlo, que en un susurro le pedí.—Nunca me dejes sola Julián, aunque eso implique que deba morir, llévame contigo a donde quiera q
Caminé un poco por la vereda de las palmas reales, dándome gusto ver como sus copas comenzaron a ser iluminadas por el sol que se expandió llevando su calor a todos los rincones de mi vivienda y la hacienda en general. De donde me encontraba, podía divisar a los obreros como distribuían a los animales en los corrales, les relucía la piel de lo gordos que estaban. Por un momento pensé, ¿que pasaría cuando se rompiera la maldición y ellos se vayan? ¿Quién atendería todo aquello, debía ir preparándome para tal caso? Eran algo en lo que no había pensado, todavía no estaba segura de lo que sucedería cuando Julián decidiera hacer cualquiera que fuera el trabajo que realizaría para ver si nos libramos de la maldición. Debía ir preparándome para ese momento, por si desaparecería. Por la tarde, decidimos dar una vuelta por el pueblo. Hice que Julián me acompañara, no hubo manera que lo hiciera como joven y vestido con un traje como le había pedido. Lo hizo de anciano y con su ropa blanca,