Me quedé mirándolo fijamente, sintiendo como el miedo se iba adueñando cada vez más de mí. ¿Era cierto o una descabellada pesadilla que había creado mi loca imaginación? ¿Estaría viviendo dentro de un delirio o todo era realidad? ¿Cómo podía separar la ilusión de todo lo demás? —¿Julián…? Lo llamé con un hilo de voz, presa del más grande terror que se pueda experimentar. Julián era un anciano cuando lo conocí y ahora era joven. ¿En verdad él hacía todo eso, o era un juego macabro de mi mente enferma? ¿Cómo iba a saber si todo era real o falso? El pánico se fue adueñando de mí y lo volví a llamar ahora un poco más fuerte haciendo que abriera los ojos. —¿Julián, estás vivo o yo estoy demente y te he creado? ¿Eres real? —No es nada de eso que dice ahí, vida mía. Solo le dije lo que él quería escuchar. Estaba muy perturbado y hacía cosas muy extrañas, por eso trataba de tranquilizarlo. No te pongas así vida mía, todo esto es real, eres mi linda esposa y lo que te he contado hasta a
Dije tratando de justificar lo injustificable, en eso tenían razón Julián, ¿quien firma un contrato sin leerlo minuciosamente antes? Sobre todo él que era tan meticuloso en todo, sí, seguro tuvieron que embrujarlo para que cometiera tamaña atrocidad. —Es una posibilidad, pero su orgullo lo castigó, me cansé de avisarle que esas personas eran malas y no me hizo caso, solamente porque eran blancas. Confió en ellos por el color de la piel solamente, y condenó a su familia a vivir en el infierno, y a nosotros con ellos. Termina por favor de leer. —De acuerdo, puede que tengas razón en todo eso que dices. Por su estupidez de no leer el contrato, es que estamos pasando por todo esto, deja ver qué más dijo. Espera, ¿viste que mencionó dos talismanes de agua sagrada? ¿Serán mis gotas?—No lo sé por eso sigue leyendo.… Me ha dicho el padre que los demonios al servicio del maligno, escogen almas puras para corromperlas y las convierten en sus servidores como lo eran mis vecinos. Y como no c
Estuve de acuerdo, todavía sin comprender muy bien de lo que estábamos hablando. A pesar de que llevaba días considerando que todo lo que me decían en su historia, existía la posibilidad de que fuera verdad. Todavía dudaba de que fueran verídicas, y solamente pensaba que me estaban tomándome el pelo. No quise seguir reflexionando y terminé de leer el diario.… Una última cosa que me dijo el padre, motivo por el cual rezo cada día para que no sea cierto, me ha dicho que mi descendiente, la elegida. Deberá casarse con Julián en recompensa por lo que yo le hice. Que solo si ellos se unen en cuerpo y alma podrán romper la maldición y ese contrato. Ruego a Dios que mis descendientes no se vean obligadas a realizar este hecho. Porque aunque lo considero un hombre noble, no deja de ser un esclavo y un negro. Lo cual rompería con toda la estirpe de mi familia. No quiero tener mestizos dentro de ella, quiero que como hasta ahora, todos sean de sangre azul. Por eso es que rezo cad
Corrí rápido a ver qué sucedía, no entendía por qué se había caído ese santo, si no soplaba una gota de aire y era muy pesado. Me detuve al ver la mujer de las trenzas avanzar hacia mí envuelta en una nube negra. Giré para salir corriendo, pero en la puerta estaba el ser espeluznante, junto a la primera Ángel. Estaba encerrada entre los dos, sentí que esta vez no tenía salvación, estaba completamente sola y Julián no estaba por todo aquello.—¡No! ¡No entrarás en mí! ¡No! — grité presa del más grande terror.—¡Ja, ja, ja….! ¡¿Crees que puedes impedirlo? ¡Julián me pertenece, me pertenece! ¡No puedes retenerlo aquí! ¡Solo yo puedo ser su legítima esposa! —¡No! ¡No es así, es a mí a quien ama, tú estás muerta, muerta! —le grité atrás.—¡Ven a mí Ángel! ¡No dejaré que ella te posea! —me llamó la primera Ángel—¡No! ¡No…! ¡Julián…, Julián…! —Llamé con todas mis fuerzas. Y presa del más terrible miedo al no verlo aparecer, y viéndome perdida. Me hice un ovillo en el piso y comencé
—¿Y qué es? ¿Por qué no hablas conmigo? ¿Por qué te desapareces y no te veo en todo el día?—Porque estoy tratando de encontrar la forma de liberarnos, a los dos y de paso liberar a todo estos infelices, que no debí nunca unirlos a mi suerte. Es mi culpa que esté sucediendo todo esto, nunca debí envolverme con Don Lorenzo, debí dejarlo que viviera su propia vida.—Ahora que lo sé todo, estoy a tu entera disposición para realizar el trabajo que sea necesario para ayudarte a que los ayudes a descansar por siempre. —Dije realmente convencida de lo que estaba dispuesta a ser por ayudarlo. — Solo tengo una pregunta para ti, ¿desaparecerás de mi vida tú también?Me separó de él y por primera vez en mucho tiempo, le oí suspirar muy hondo. Me atrajo lentamente y me abrazó por un rato, mientras acariciaba mi espalda. En ese mismo momento sentí tanto miedo por perderlo, que en un susurro le pedí.—Nunca me dejes sola Julián, aunque eso implique que deba morir, llévame contigo a donde quiera q
Caminé un poco por la vereda de las palmas reales, dándome gusto ver como sus copas comenzaron a ser iluminadas por el sol que se expandió llevando su calor a todos los rincones de mi vivienda y la hacienda en general. De donde me encontraba, podía divisar a los obreros como distribuían a los animales en los corrales, les relucía la piel de lo gordos que estaban. Por un momento pensé, ¿que pasaría cuando se rompiera la maldición y ellos se vayan? ¿Quién atendería todo aquello, debía ir preparándome para tal caso? Eran algo en lo que no había pensado, todavía no estaba segura de lo que sucedería cuando Julián decidiera hacer cualquiera que fuera el trabajo que realizaría para ver si nos libramos de la maldición. Debía ir preparándome para ese momento, por si desaparecería. Por la tarde, decidimos dar una vuelta por el pueblo. Hice que Julián me acompañara, no hubo manera que lo hiciera como joven y vestido con un traje como le había pedido. Lo hizo de anciano y con su ropa blanca,
—¿Y qué es lo que desea de la señorita del Castillo? —preguntó el abogado.—Me han dicho que su casa es muy grande y posee muchas habitaciones, y que podría albergarnos a nosotros, hasta que el cuartel estuviera listo para ser habitado.—Lo siento mucho, pero no puedo hacer tal cosa — dije rápidamente. Haciendo que todos los habitantes del pueblo me miraran extrañados, por lo que dije enseguida. — Soy una señorita soltera, y no está bien visto que mi casa se llene de hombres desconocidos.—Le aseguro que la respetaremos y la cuidaremos.— Lo siento mucho, pero no puedo aceptar eso, señor abogado, ¿existe otro lugar de mis establecimientos dónde se puedan quedar los hombres del capitán hasta que arreglen su cuartel aquí en el pueblo?—Pudiéramos arreglar algo en alguna de sus tiendas señorita.—Hágalo, tiene mi permiso para acomodarlo todo para que estén cómodos.—Señorita del Castillo — nos interrumpió el capitán al parecer algo molesto. —¿Usted sabe que está obligada a ayudarnos po
Me quedé observando al padre Bartolomé en silencio, para luego asentir, explicándole que lo había conocido hacía un momento.—Debes de tener mucho cuidado con ese capitán Ángel, y sabes a lo que me refiero. Estaba empeñado en que lo llevara a que lo albergaras en tu casa. Le dije que eso no era posible porque tú eres una señorita soltera. Explicó visiblemente preocupado el padre Bartolomé, y ahora comprendía lo que me habías tratado de explicar a Julián en nuestro trayecto. Tenía razón en todo lo que me había dicho, precisamente ahora que yo me había casado con él, le había dado por aparecer a ese capitán, queriendo a toda costa que yo lo albergara en mi casa—Lo acabo de ver en casa del señor abogado y le ofrecí el establecimiento que está detrás de su escuela, que me dijo Julián que don Lorenzo utilizaba para eso —le expliqué.—Ya le había hablado del mismo establecimiento, pero al parecer estaba empeñado en ir a vivir a tu casa. Debes de tener mucho cuidado con ese hombre