Después de decidir que me pondré a leer el diario, y que creo que muy pronto llegará el final. Lo pienso mejor, y me levanto para ver si las hermanas aún están despiertas, sé por experiencia que cuando la hermana Caridad se emociona con algo, le es difícil dormir. Y la hermana Inés también estudia porque no le gusta que se reían de ella. Y para mi suerte me las encuentro practicando.—Buenas noches, hermanas. —Saludo al sor Inés abrirme la puerta y dejarme pasar.—¡Ángel! ¿Qué haces levantada? ¿Te siente bien? ¿Algún extraño fenómeno, o te dan miedo como siempre los truenos y los relámpagos? —Me interroga sor Inés caminando detrás de mí.—Nada de eso, estoy bien, solo que no tengo sueños y pensé en leer el diario juntas, pero si están ocupadas lo puedo hacer sola. —Le respondo arrepintiéndome de haber venido al verlas enfrascada en sus estudios.—¡No! —salta sor Inés. —Estoy deseando que termine ese diario para saber por fin en que resulta todo. Dámelo, lo leeré yo, siéntense.—Me toc
—¿Querida, has experimentado algo de eso? —pregunta sor Inés.—No, gracias a Dios —respondo enseguida— después de que me puse la gota de agua que le dijo el hada a Jacinta, no he vuelto a experimentar nada raro.—Gracias a Dios, sería terrible pasar el día mirando cosas y sombras a tu alrededor. ¡Jesús! ¡Dios nos proteja de tal desgracia —hablo sor Caridad.—Así es, menos mal que me privaron de eso, porque como mismo cuenta él, el crucifijo este que me regaló el padre, no hizo mucho efecto contra esas cosas. Solo me hizo sentir protegida —explico— aunque seguían apareciendo las cosas, no se me acercaban como al inicio antes de tenerlo.—Eso es muy bueno, sigamos leyendo.… Anoche fue un infierno para mí, no sé como logro mantenerme con razón hoy, escribo para no enloquecer. Me encontraba en el despacho revisando unas cuentas cerca de las doce de la noche, cuando de pronto la puerta se abrió de un tirón, un aire helado entró azotándome el rostro, las campanadas del reloj comenzaron a s
Las tres hemos dormido pacíficamente, creo que hacía mucho tiempo que no lo hacíamos de esta manera. Las campanadas de las siete de la mañana nos han despertado, y nos hemos asombrado de ello. Sigue lloviendo torrencialmente. He corrido a mi habitación, aseado y bajado al comedor. Me he encontrado con las hermanas bebiendo en compañía de Dolores su café.—¿A usted también se le han pegado las sábanas, señorita Ángel? —pregunta muy seria.—Disculpa Dolores, hemos estado leyendo hasta bien entrada la noche y nos hemos quedado dormidas. Además, que estos truenos y rayos me aterran, ¿cuándo irá a parar esta tormenta? —pregunté mirando como el agua golpeaba con fuerza los cristales de la ventana.—Cuando Ogún y Shangó dejen de estar molestos —responde.—¿Quiénes son esos, querida? ¿Y por qué está molesto? —pregunta sor Caridad.—Son unos dioses muy fuertes que provocan todo esto cuando se molestan, hermana —contesta y se aleja hacia el interior de la cocina.—¡Solo existe un Dios! —afir
Por fin amaneció, aunque el sol no se deja ver por la oscuridad de las nubes que cubren todo el cielo, los vientos continúan ahora por ráfagas, la noche fue muy inquieta para todos. Los chicos lloraban asustados y hemos tenido que estar todo el tiempo a su lado. A las tres de la madrugada subió Tomaza, yha comenzado a cantar una hermosa canción de cuna en su lengua, no han tardado ni diez minutos en quedarse completamente dormidos, pero hoy todos están muy silenciosos y quieren estar cerca de nosotras. Luego del desayuno, entramos en el salón de juegos, ellos se han mantenido tranquilos a nuestro lado. Isabelita me ha pedido tocar el piano y me ha tomado por sorpresa, todos insistieron y lo he hecho sin que ocurriera nada extraño como temía. Los niños al fin han perdido el miedo y corren con tremenda algarabía que nos complace. La casa cobra vida con su alegría.—Menos mal que ya perdieron el miedo —comenta el padre Bartolomé sentándose a mi lado y mirándolos con lástima —pobres cr
He pedido a Dolores que me acompañe a mi habitación en busca del testamento, se ha quedado mirándome de una manera muy fija, sin decir palabras, comenzó a subir las escaleras. Entramos con algo de recelo, pero solamente el silencio y la penumbra nos han dado la bienvenida, prendimos las luces. Saqué el sobre de la gaveta de la cómoda y salimos en silencio.Sor Inés y sor Caridad vigilan a los niños sentadas en unos sillones del corredor inferior. Fui para el despacho tomando asiento, mientras Dolores en silencio encendió las luces, le pido que por favor se quede hacerme compañía, justo cuando acabo de abrir el sobre, asoma la cabeza Tata Julián.—Buenos días, niña Ángel.—Buenos días, señor Julián. ¿Desea algo?—Solo quería pedirle permiso para acompañarla en lo que usted lee eso que tiene en la mano. Lo observo extrañada, sin comprender por qué quiere hacer tal cosa. Veo a Dolores como asiente con la cabeza, y sin tener noción real de lo que experimento, escucho una voz.No se lo p
Miro fijamente al señor Julián, erguido frente a mí, con sus piernas separadas, y sus manos apoyadas en el enorme y grotesco bastón de madera que siempre lleva con él. Me da la pequeña sensación que ha crecido y fortalecido. Me mira con una sonrisa que me infunde valor. Le sonrío atrás, y bajo mis ojos al papel, para al fin saber de qué se trata todo esto.… Lo primero que quiero contarte es, que sobre nuestra familia está pendiente una maldición que realizaron unas personas muy malas en el pasado, y que hasta nuestros días no hemos podido librarnos de ella. Por alguna razón desconocida, o los designios del destino o de Dios, tú eres la tercera Ángel de nuestra familia. Me detengo al tener la confirmación de que la mencionada tercer Ángel durante todo el diario soy realmente yo. ¿Cómo es posible que mis padres me llamaran así, sabiendo lo que pesaba sobre la tercera que llevara ese nombre en esta aciaga familia? No, algo estaba mal, mis padres no pudieron hacerme eso, no pusieron.—E
Termino de beber el agua que me trajera Dolores, que permanece todo el tiempo en la puerta del despacho observando todo o como si cuidara de que nadie entre. Suelto todo mi aire y regreso a la lectura.… Tienes un poderoso talismán que trajera tu abuelo de muy lejos, con el trabajo debido es capaz de romper toda la desgracia que nos ha perseguido de por vida. Es lo que siempre me dijo, y espero de todo corazón que sea cierto y te proteja de todo lo que nos persigue… … Lo primero que has de hacer es leerte todo el diario, para que comprendas la enormidad de tu tarea, luego has de abrir todas las habitaciones de la casa y regalar los muebles de las mismas. Haz de borrar todo rastro de nuestra presencia, deja para último el salón de negro, solamente podrá vaciarse cuando al fin se rompa la maldición, si no lo logras tú, no lo tocarás para nada, y escaparás lejos de aquí… … Encontrarás además en la habitación de los sirvientes, múltiples esqueletos en sus camas, no los toques y déjalos
Me quedo en silencio después de lo que ha dicho el señor Julián, sabiendo que es verdad. Lo que leí en el diario me lo confirmaba. ¿Cómo pudo hacer eso el señor Don Lorenzo con su primera e inocente hija? Tan honesto y recto que parecía. ¿Qué firmó para que pasara lo que toda ésta tragedia de generación en generación? —¡Un pacto de sangre! Dice el señor Julián y otra vez lo observo. Sí, tiene que ser un brujo, para que lea así mis pensamientos, me digo sin dejar de ver como abre levemente sus gruesos labios en una leve sonrisa. Cómo si le complaciera de que yo pensara que es eso.—No mi niña, no soy nada más que eso que piensa. Soy alguien mucho más poderoso —dijo sonriendo de una manera increíble que hizo que me quedara observándolo, él prosiguió sosteniendo mi mirada— y el por qué le respondo sus pensamientos, no es porque le esté leyendo su mente en estos momentos, sino, porque usted es muy fácil de leer, no su mente, si no sus expresiones son un libro abierto. —Disculpe, seño