En el caribe de Nicaragua existió hace algunos siglos una comunidad inglesa llamada Greytown, y cuenta la leyenda escrita por un habitante que una vez se enfrentaron a lo más temible que un hombre puede ver. El texto lo recuperó un soldado de la guerra de los ochenta mientras exploraba la zona. Según Ernesto Norori, el manuscrito estaba escondido en un baúl. Este texto puede ser parte del folclore mestizo entre ingleses y nativos de la zona del caribe. Como estaba en inglés, tuve que traducirlo y este es el resultado:
Melisa Fayek un demonio disfrazado de mujer vino a Greytown a corromper a sus habitantes. El obispo del lugar se dio cuenta de la presencia de un ser maligno presentado en sus sueños tal como lo explicó en una misa. Al principio, se escuchaban rumores que cada miércoles se reunían en la selva para realizar ritos satánicos en la que involucraba orgías y sangre de cabro. Pronto, las mujeres cristianas temieron de sus esposos al incitarlas a sexo salvaje y prohibido según las leyes de Greytown. El obispo predicaba acerca del mal y los demonios que acechan a las familias. Los feligreses cada vez eran menos, apenas se encontraban algunas mujeres y niños sentados en las bancas de la iglesia. Los hombres estaban decididos a convertirse en demonios a cambio de todo lo que prometía la bruja de Greytown.
El gobierno en Greytown estaba en peligro debido a las prácticas satánicas de los hombres. El obispo se reunió con algunos dirigentes que todavía no habían cedido a las artimañas seductoras de Fayek, y acordaron llevarla ante la justicia. Uno de esos hombres, Tom Bullet, se ofreció como infiltrado en los ritos satánicos.
Tom habló con algunos integrantes de la secta y les solicitó incluirlo en sus ritos. Cuando llegó el día, el hombre condujo a Tom hacia la selva tropical, y a lo lejos se escuchaban los tambores. Cada vez que se acercaban el sonido gutural de un himno en un idioma extraño retumbaba en los oídos de Tom. El hombre que lo acompañaba se desnudó y le dijo a Tom que hiciera lo mismo. En seguida, en medio de una mesa de piedra apareció Melisa, estaba desnuda y llena de sangre. Su lengua saboreaba la fuente escarlata que caía de su cabello. Se llevó el dedo a los labios para que los tambores dejaran de sonar, y que el himno gutural también se detuviera. Melisa se alzó y habló en su idioma, luego se dirigió a Tom y le dijo que se acercara. Los tambores y el cantar gutural volvieron a sonar mientas Tom se acercaba a la mesa de piedra donde Melisa estaba de pie.
El temor a lo desconocido y las imágenes brutales que Tom presenciaba lo tenían al borde de la locura, pero debía cumplir su misión. Cuando por fin estaba cara a cara con el demonio, Melisa tomó su mano y le hizo una cortadura con un enorme cuchillo. Tom estaba espantado, y luego lo hizo subir a la mesa de piedra, donde estaba amarrada un jovencita que Tom conocía. Se trataba de su cuñada, y no sabía qué hacía ahí, supuso que alguien había traicionado al grupo que iba en busca del demonio y por eso su cuñada estaba desnuda en la piedra.
Los disparos comenzaron, desde los árboles varios hombres escondidos siguieron el rastro de Tom, y apresaron a los integrantes de la secta. Melisa sonrió todavía desnuda y empapada de sangre, alzó su cuchillo para abrir el abdomen de la cuñada de Tom, y un disparo en la cabeza la detuvo por un instante, pero fue insuficiente, los hombres cargaron sus carabinas y siguieron disparándole. El obispo se apareció con una gran cruz y empezó a rezar el Padre Nuestro. A Tom se le ocurrió que la única forma para acabar con el demonio era cortándolo en pedazos, así que le arrebató el largo cuchillo y le cortó la garganta. La sangre del demonio era como una brea oscura y cientos de insectos salían del corte. El demonio ya no era Melisa, se presentó como Alum, y su voz gutural aumentaba el temor de los hombres mientras se alzaba por el aire. Se escuchaba el crujido de sus huesos como si algo quisiera escapar de adentro, y mientras se contorsionaba, le salieron alas con espinas y lanzó un quejido agudo que aturdió a los presentes.
Cuando estaba en su fase final, dijo que todos iban a morir por la peste, los hombres volvieron a dispararle y acabaron con Alum. Tom Bullet se acercó a la mesa para liberar a su cuñada, soltó las amarras, y salió corriendo del lugar. Mientras tanto, Alum yacía convertido otra vez en Melisa y pidió santa sepultura, el obispo se acercó para tirarle agua bendita y observó que el cuerpo de la joven convulsionaba y se desvanecía en humo hasta dejar una marca de cenizas en la mesa de piedra.
A los hombres capturados se les perdonó la vida, y tuvieron un proceso de santificación, regresaron a sus hogares y el pueblo de Greytown volvió a la normalidad.
Posdata: Luego de visitar los cementerios de Greytown, que es el único vestigio firme en esa zona, descubrí no tan lejos de ahí, una mesa de piedra en la que todavía se puede observar las marcas que dejó el cuerpo del demonio luego que se consumiera en humo de acuerdo a la historia.
Eduardo López disfrutaba las explosiones de todo tipo: granadas, bombas nucleares, y dinamita, eso era lo que le emocionaba. Sentía un gran placer al escuchar en la radio los desastres provocados por las guerras en otros continentes, hasta que decretaron servicio militar en su país, y le tocó ir a la montaña. Pensó que sería la oportunidad para escuchar las bombas a corta y larga distancia. Prefería que fueran a larga distancia, y en efecto, caían bombas aéreas, granadas de mano, y proyectiles de bazuca desmembrando a los soldados. Era una rata maniática que disfrutaba disparar al enemigo, y se reía de manera frenética cada vez que daba en el blanco. Sus compañeros pensaron que era el comportamiento patriótico que lo motivaba a batallar de esa manera. López se sentía inmortal, las balas nunca le alcanzaban, aunque fuera de frente al ataque, siempre resultaba vencedo
El detective Gregory sufrió un atentado de las Yakares, la mafia de Future Walsh. Después de explotar su patrulla en llamas, el detective todavía seguía con vida, algunas de sus implantes robóticos como el cráneo y el pecho le salvaron de la muerte. Mientras se arrastraba por el pavimento con la cara derretida, y los huesos de las manos expuestas, juró acabar con cada uno de los Yakares. La ambulancia se presentó de inmediato y se llevaron a Gregory al hospital. De acuerdo al seguro médico, Gregory no podía pagarse la pérdida del brazo izquierdo ni la piel sintética que recubriría su rostro. Sin embargo, Hesben, el dueño de la Clinic Brain¸ se presentó al escuchar el escuchar en las noticias lo que le había pasado al detective. Gregory estaba en una camilla con
La quimera se dirigía furiosa hacia el detective corriendo en cuatro patas, sus pasos hacían temblar la tierra, rugía y su rostro demacrado estaba rabioso. Jules Astor le disparó dos tiros de escopeta y el detective Zenthan descargó el tambor de su revólver sin ningún efecto, en medio de la neblina apareció el enterrador con su hacha para cortarle el cuello de un tajo. El animal cayó tendido en el pasto llenando de sangre todo el terreno. Jules Astor corrió a recoger la cabeza de su padre y la introdujo en un saco, mientras tanto, Zenthan se acercó para corroborar que el adefesio estuviera muerto. Como sus patas seguían moviéndose tomó el hacha para desmembrarlo. En esa semana habían ejecutado tres quimeras, sin embargo, después de investigar en la granja del científico Freddie C
El bardo murió el 6 de febrero en la Ciudad de León luego de una tormentosa vida y enfermedades que lo agobiaban, sus andanzas y viajes por el continente europeo lo hicieron famoso. Mientras tanto, Cornelio Cuadra seguía escribiendo sonetos como si estuviera en el pleno romanticismo de Víctor Hugo o de Lord Byron, peor aún, creía encerrado en sus aposentos que Garcilaso de la Vega todavía se regocijaba con sus matices italianos. Cornelio sufría de esquizofrenia, y de atemporalidad, es decir, creía que era capaz de visitar cualquier época y recrearla en alucinaciones. Su hermana cuidaba de él en un cuarto oscuro de Managua. Siempre se bañaba y se vestía de manera elegante, luego de comer y tomar café de las montañas de Matagalpa, se disponía a escribir sus versos. A veces despe
Mi hermana me llamó por teléfono un domingo por la mañana para decirme que mamá agonizaba. De inmediato le dije a Leonor que iría a Chinandega para despedirme de mi mamá. Pensé en las penurias que siempre sufrimos junto con mis hermanos, sin embargo, ella hacía lo imposible para conseguir tamales y queso. Incluso se quemaba las manos al preparar las melcochas y salir a vender a la calle. Encendí el auto, y me dirigí hacia Chinandega. Mientras conducía pensé que vivir hasta los ochenta años era un milagro, y peor en las calamidades que mi madre padeció. Todavía recuerdo los primeros años de la guerra, y cuando me resigné volver a casa para empezar un negocio en Managua. No me arrepiento, porque de las ganancias del negocio pude enviarle víveres a mi madre cada sem
Eran tiempos de guerra, la mayoría de los androides estaban en la frontera con los hombres batallando contra el enemigo que se aproximaba cada día. Mientras tanto, yo permanecía en el taller donde solo me quedaba reparar electrodomésticos para sobrevivir. A Hesse no lo reclutaron porque era un robot obsoleto según los estándares de la armada terrestre. La guerra parecía que nunca tendría fin, miles de hombres habían muerto, y dos largos años habían transcurrido, y mi padre enviaba mensajes encriptados desde su transmisor. Hubo una semana que no recibí ningún mensaje, le dije a Hesse que escribiera todos los días hasta recibir respuestas. Se supone que mi padre luchaba en el norte, y como tenía algunos compañeros de mi edad que fueron a la guerra, les pregunté acerca de mi padre, ninguno respon
Alonso Renoir arribó a Managua en 1930 para fundar una iglesia diferente a las de su época. Algunos ciudadanos habían escuchado conversaciones y rumores diciendo que Alonso era descendiente de los hugonotes perseguidos por la Santa Inquisición hace unos pocos siglos. Los feligreses católicos se sintieron molestos por el supuesto hijo de mártires. Sin embargo, no podía hacer nada en su contra en ese momento. Alonso se levantaba a las cuatro de la mañana a orar durante dos horas, luego tomaba su Biblia Reina Valera Edición 1910 (una alternativa traducida al español por él mismo donde variaban algunas palabras que hacían énfasis al infierno y los pecados), y se subía en un banco de madera para predicar la palabra de Dios. Algunos pensaban que era un tipo al que le faltaba un tornillo porque ha
El mundo de los sueños pertenece a los dioses, es la manera para comunicarles a profetas y adivinadores las verdades del universo. Algunas veces estas visiones son necesarias para dirigir naciones y también para condenarlas. De acuerdo al libro de Historia de las ciudades macabras, encontré la siguiente narración que al parecer tiene muchas similitudes con otras, pero esta es podría ser la original, y así comienza: Zerphas levantó la capucha de su túnica mientras tanto el rumor de la multitud y animales inundaban el lugar, también una música de flautas y tambores sonaban en los alrededores. Caminó por los callejones de tierra y en cada paso que daba por el gran mercado de Diurma sus sandalias se llenaban de polvo. Apenas había salido el sol y los habitantes de la ciudad se aglomeraban en busca de alimentos. Algunos eran extranj