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Capítulo 36. Las emociones pueden ser una mala consejera.

Marcos estaba confundido, se suponía que el ofendido era él. Estaba molesto con Anna por lo que dijo a Constanza y a Patricia, pero resultaba que Anna no le hablaba y lo trataba con fría indiferencia y para colmo ese día era la cena con sus amigos y tendrían que tratarse como si todo estuviera bien.

―Y pensar que Alessandro estaba enamorado de ti cuando eran adolescentes ―dijo Rosi a Anna.

Marcos se detuvo en la puerta al escuchar las palabras, dio un paso atrás y se ocultó detrás de la pared, estaba buscando a Anna con la excusa de preguntarle algo de la cena cuando sin querer escuchó a la prima de su esposa.

―¿Quééééééé? ¡No! Yo pensé que solo era amable conmigo porque tú eras su amiga. ¡Soy una tonta! De haberlo sabido... él también era mi amor platónico.

―¿En serio? ―preguntó Rosi con los ojos abiertos de par en par por el asombro ―Nunca dijiste nada.

―Me daba vergüenza porque él era como un hermano para ti y la gente creía que yo iba incluida en el paquete y después papá murió y
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