GeorgeMi corazón bombeó con rapidez en tanto salí disparado del auto al tiempo que se detuvo. Había mucha gente alrededor, confusión por todos lados ya que otro auto con varios a bordo fue el que colisionó en contra del que iba Marina.Estaban sacando heridos, arrastrándolos lejos en lo que varios autos se iban y tuve que empujar a quien se interpusiera en el camino para ir a la camioneta oscura que estaba volteada fuera del camino con la otra de frente casi del mismo modo. Habían llamas ardientes, quise avanzar más, pero todos corrieron en dirección contraria cuando avisaron sobre qué iban a explotar.Walter, del equipo de seguridad me impidió seguir. Mi garganta se agrietó cuando salió su nombre lleno de frustración por no llegar. omo deseé.La gran bola de fuego hizo vibrar el sitio, lanzando una ola de aire caliente que hizo gritar a todos mientras a mí la vida se me estaba yendo del cuerpo al no apartar los ojos de los autos envueltos en llamas. Varios lloraban el no haber sac
Narrador omnisciente.Los días fueron cubiertos por un nubarrón gris que convirtió la ciudad en un ambiente tenso. No sólo por lo que se vivía por el clima, si no por el hecho de que la búsqueda de George no obtuvo los resultados esperados. Buscando en todo los alrededores del sitio del accidente, con ayuda de sus amigos que no lo dejaban solo pese a tener sus propios problemas. No permitían que sintiera que no creían que la chica estaba con bien en algún lado. Solo debían dar con ella.La lluvia comenzó a hacerse presente cuando salió del auto y preguntar con una fotografía en las manos sobre la mujer que le dió un rumbo a su vida y ahora con su ausencia no lograba ver qué dirección llevaba.Todo su dinero lo puso en manos de muchos que ayudaron en su búsqueda, nada resultó. Días y días fueron pasando. Pareció que se había esfumado. Tener todo el dinero del mundo en sus manos no lo llenaba. Algo faltaba, la pieza principal para encontrar paz. Solo negativas fue lo que encontró. Ca
George.Despertar un día más, solo, en una casa donde no tenía nada interesante que hacer se hizo lo peor de mis mañanas. Ver que algo faltaba, tanto como la estabilidad en mi vida últimamente, una tortura más.Me estaba convirtiendo en un espectro que solo rondaba por la casa, sin rumbo fijo. Después de bañarme comencé mi rutina. Bajé por una de café, me senté en el comedor con el ordenador revisando si habían noticias en quienes contraté para buscarla. Aún nada, de nuevo. Como un maldito mantra que odiaba oír.Pero con tres meses de búsqueda, no iba a detenerme. Sabía que estaba allá afuera, con vida. Algo dentro de mí lo intuyó. El mareo regresó de nuevo, junto a las náuseas. Como cada mañana, me recordé ir con un médico ese día para descartar cualquier enfermedad. Me necesitaba bien, de otro modo no podría seguir yendo yo mismo a esas búsquedas. Tej me llamó para asegurar que estuviera bien, al igual que Aiden. Quienes aún con sus problemas seguían preguntando por mi bienestar.
Narrador omnisciente.El sol golpeó el rostro de la chica , quien salió al fin de ese encierro que le habían dicho era por su recuperación, pero ella ya no lo sentía de ese modo. Percibió el tinte de algo más en su prometido que no entendía, no le gustaba que ella estuviera presente en las llamadas de su familia, escuchó que le preguntaron por su novia y este no quiso ni decirles su nombre. Lo que la hizo cuestionar si quería que se llevara con ellos o como le dijo, solo deseaba protegerla. Su intuición le gritaba que hiciera más preguntas, pero no tenía idea de a quien. Todo era nuevo, incluso las personas.__ ¿Saldrá? - le preguntó Marta atrás suyo al notar la ropa que llevaba puesta. Unos shorts de mezclilla, una blusa ligera y un par de zapatillas cómodas. Colgó una cartera en su brazo con algo de dinero y aseguró la pequeña cola que sostenía un poco de su cabello solamente.__ Señorita Marina, el señor dijo que...__ No me importa lo que haya dicho Víctor. ¿Has visto el clima
Marina.__ Su medicamento, señorita. - recibí la cápsula que puse en mi boca para luego pasarla con el jugo. El desayuno no me apetece nada, aún sintiendo incomodidad con las leves náuseas, consiguiendo que no quiera probar la comida.Hago a un lado el plato y solo me concentro en el periódico que leo para buscar algo de interés. Me dijeron que debía distraerme, por lo cual en todos lados tuve la idea de ver opciones.__ Si no comes le hará daño al bebé. - advirtió Víctor, en tanto el siguió comiendo un tipo de ensalada que no quise ver. __ No tengo apetito. Quizá si cocino algo luego de...__ Tienes quien cocine por tí. No tienes necesidad de meterte ahí. - volteé la mirada ante su argumento de todos los días. Quería hacer algo en la casa, pero cuando lo intentaba siempre alguien ya estaba dispuesto a ayudarme.Como un cuento de una princesa a la cual le ponen todo en la boca. Solo que no deseaba serlo. __ Entonces déjame conducir para salir de nuevo. - propuse. __ No puedes condu
George.Los mismos resultados al verificar datos en el sitio creado para buscarla, eso me lleno de impotencia como cada vez que era actualizado. La migraña le dio otro golpe a mi cabeza, con las náuseas que no se iban por más suplementos vitamínicos que tomaba. Según el médico eso ayudaría, pero no fue verdad. Continuaron igual, no sentía debilidad, pero sí como algunos días me mareaba de la nada.Me permití descansar unos minutos. Tenía una razón que atender con el investigador, el cual aún no llegaba antes de irme a una de las ciudades cercanas para continuar con mi búsqueda. Ya estaba repasando lugares a los que había ido, pero era mantenerme en movimiento lo que no dejaba que perdiera la cabeza. 112 días de no saber nada de Marina. La cuenta latía en mi cabeza, porque un día más representaba que lejos de mí cualquiera podría pasarle y no quería pensar en eso. __ La señorita Marlene lo busca, señor. - me avisó la mujer que apareció con dos aspirinas que había pedido. __ Que se
George.Recorrí las calles de São Paulo, dentro del auto con un único pensamiento que se repitió una y otra vez en mi cabeza. No tenía ni como detenerlo, porque solo deseaba verla. Tenerla de nuevo conmigo era mi motivación. Sentirla cerca, para cersiorarme que en verdad la tenía fue una gran razón para no dejar que mi misión se nuble. ¿Estaba justificado? Claro que sí, no podía dejarla lejos míos si ese infeliz se la había llevado con él, sin decirme, sin siquiera avisarme que estaba con vida, después que hasta su padre, "prestó sus servicios" para ayudar.__ Es ahí, señor. Pero le repito que...No seguí escuchandolo. No deseé perder más tiempo para poder ir con ella y decirle cuánto la había extrañado. Toqué la puerta, esperé unos segundos hasta que una mujer vestida con uniforme de servicio salió.__ Dígame. - su idioma fue lo primero percibido. __ Busco a la señora... a Marina. - corregí para no confundir. - Necesito verla.__ Lo lamento. - puso las manos en su espalda. - Ella
George.__ Te mojé todo...lo lamento. Te juro que no te vi. - intentó disculparse al ver el desastre. Aseguró el cierre de su campera que le cubría toda la parte superior de su cuerpo. - Traigo algo de dinero. Puedo comprarte otra. ¿cuanto vale esa camisa? Hurgó en el morral que llevaba colgado en su espalda. En lo que quise ver si sabía quién era yo, solo que no pasó. No me reconoció, si fingiera me daría cuenta, pero no lo hizo. En verdad no me recordó. Un puño directo a la boca de mi estómago. Tan amargo como la hiel, tan doloroso como mil espinas clavarse a la vez.__ Esta... 2500 dólares...creo. No es... __ ¡¿Qué?! ¿Donde la compraste? Es demasiado... ¡oye tú eres el de la revista! - señaló con las mejillas rosadas, en dirección de la enfermera. - El de los empresarios que se... ¡ay no puede ser! ¡arruiné tu camisa! ¡te juro que no quise hacerlo! voy a pagarla. - perdió el color de sus mejillas y eso me hizo reír. - No cargo ese dinero, pero puedo pedir que me lo presten. Pued