—Callie.La joven sintió un vacío abrirse en la boca de su estómago, las manos empezaron a temblarle y tuvo que apretarlos con fuerza en dos puños para que Farid no se diera cuenta del poder que ejercía sobre ella.Callie no se sentía particularmente emocionada como debería estarlo, se había enamorado, quizá por primera vez en su vida experimentaba aquellos sentimientos tan fuertes y aquellas emociones que en momentos como esos la sobrepasaban. El problema no era su amor por Farid, el principal problema era Farid.—Callie —volvió a llamar el hombre al ver que ella se quedaba inmóvil y en completo silencio.—No deberías estar aquí —soltó Callie, el ala norte estaba prohibido para todo aquel que no aceptara a Sienna como esposa de Hasan, una decisión muy sensata por parte de Hasan, aunque un poco tarde.—Quería verte.—Ya me has visto, ahora puedes irte —soltó Callie sin piedad.Farid apretó los puños ante la frialdad de la muchacha, quería, deseaba tomarla entre sus brazos y hacerse pe
«¡Sienna!»El corazón de Hasan estuvo a punto de detenerse dentro de su pecho al sentir el cuerpo de Sienna aflojarse entre sus brazos.—¡Sienna! —volvió a gritar, mientras la llevaba a la cama—. Por favor, no me hagas esto —susurró.Hasan colocó el cuerpo de Sienna sobre la cama, apartó el mechón de su rostro y miró a la puerta, con la esperanza de que alguien hubiese escuchado su grito de angustia, pero nadie se asomó.—¡Assim! ¡Callie! —gritó a todo pulmón mientras la angustia se apoderaba de todo su ser.Hasan pocas veces había sentido miedo, quizá, nunca antes de conocer a Sienna. Sin embargo, ahora que la tenía, temía perderla.—¡Assim! ¡Callie! —volvió a gritar, esperando esta vez tener éxito.La puerta se abrió de manera abrupta mientras el consejero y la rubia hacían acto de presencia en la habitación.—¡Señor!—¡Sienna! —gritó Callie al ver a su amiga desmayada.—Llama un médico, Assim, dile que es urgente —ordenó Hasan.Mientras Callie corrió al cuarto de baño, ya se había
«¿Secuestrada?»Callie frunció el ceño y miró a Farid con seriedad, tanta, que, si fueran dagas, habrían perforado el pecho del hombre.—¿Te has vuelto loco? —preguntó Callie, sin mirar al chofer.—Sí y tú eres la única responsable —respondió Farid.Callie abrió los ojos con sorpresa.—¿Yo?—Vamos a casa —ordenó Farid al chofer, solo entonces Callie giró el rostro para mirar al hombre frente al volante.—¿Dónde está mi chofer? ¿Qué hiciste con él? —preguntó la joven asustada al ver que el hombre no era el mismo que la había traído.—Lo he despedido en tu nombre y lo he enviado a casa —respondió Farid con una tranquilidad que enervó el cuerpo de Callie.—¡No tenías ningún derecho! —exclamó elevando la voz—. ¿Cómo te atreves? —cuestionó Callie enojada.Farid hizo un gesto con la cabeza y el chofer puso el auto en marcha de inmediato.—Farid.—Quiero hablar contigo, eso es todo —mencionó con una tranquilidad que en realidad no sentía.Farid era consciente de que estaba cometiendo un nuev
«Dame una oportunidad, Callie, dame la oportunidad de ser a tu lado, el hombre que mereces»Las palabras de Farid calaron hondo en el corazón de la joven y la boca sobre sus labios no le dejó pensar con claridad.Callie no podía negar que añoraba tanto esas palabras, ese beso. Su intención había sido la de rechazar a Farid y todo lo que tenía que ver con él, pero allí estaba abriendo los labios y dejando que él marcara el ritmo del beso.Farid pegó su cuerpo al cuerpo de Callie, tanto que el calor explotó entre ellos y atravesó sus ropas. Las manos del hombre tomaron la cintura de la joven y su boca saqueó la boca femenina, sintiendo que no tenía suficiente. Habían sido tantos días separados, tantas semanas deseando dejarse arrastrar por el deseo que nacía en su interior.Callie se negó escuchar los gritos de su razón, se sentía perdida y dominada por aquel beso y por su propio deseo de no irse sin saber lo que se sentía estar entre los brazos de Farid. Ella era un dilema, podía y deb
«Son síntomas propios del embarazo»«Están ustedes esperando un hijo»«Un hijo»Sienna miró a Hasan, su corazón latía fuerte dentro de su pecho, tan fuerte que tuvo la impresión de que iba a subirle por la garganta y salirse por su boca. En ese momento Sienna no sabía qué sentir, no sabía cómo un hombre como Hasan podía reaccionar ante la noticia.—¿Embarazada? —preguntó él como si no hubiese escuchado bien.—Así es, las pruebas no mienten, la señora Rafiq tiene cinco semanas, es aún muy pequeño, pero es el motivo de los dolores de la señora —explicó el médico.Hasan sintió ahogarse por la emoción, no esperaba que tan pronto fueran a convertirse en padres.—¡Estás embarazada! —gritó.Sienna dio un pequeño brinco, no sabía si Hasan la regañaba o estaba celebrando la noticia, ella estaba tan concentrada en la reacción de su marido, que no se dio cuenta cuando el galeno abandonó la habitación, ni siquiera se dio cuenta del gesto que Hasan le hizo al médico. Quería ese momento de privacid
«Volveré, Sienna, siempre volveré a ti»«Siempre volveré a ti»Aquellas palabras retumbaron en la mente de Sienna e hicieron eco en su corazón, ella miró a Hasan y sin explicación alguna se lanzó a sus brazos. Sentía una fuerte opresión en el pecho que amenazaba con ahogarla.—No vayas —le pidió con voz angustiada. Ella podía achacarlo a las hormonas propias del embarazo, pero no estaba muy segura.Sienna tenía una angustia que no podía explicar con palabras, era un miedo sin sentido.—No te daré tiempo a que me extrañes, vendré y te haré el amor hasta el amanecer —prometió junto a su oído, para evitar que Callie escuchara su promesa.Sienna asintió.—Llama apenas llegues a casa, por favor —pidió.Hasan le sonrió, acarició su mejilla y le dejó otro beso.—Cuida de nuestro bebé —le pidió, tocando su vientre plano.—Esperaremos por ti —respondió.Hasan no alcanzó a alejarse ni dos pasos, cuando Sienna lo haló del brazo y lo besó de manera apasionada, como si fuera el último beso que se
«Ayad Ali»«Ayad Ali es el responsable de lo ocurrido con las calderas de la fábrica»Desconfianza, ese fue el primer sentimiento que Hasan tuvo al escuchar las palabras de su primo. No tenía ningún sentido que Ayad tuviera algún interés particular en arruinarlo. ¿Qué ganaba él saboteando la fábrica de aluminio, cuando su negocio era otro? —¿Cómo estás tan seguro? —preguntó, mirando con interés el rostro de su primo.—No te olvides que ahora estoy emparentado con Ayad.—Eso no me dice nada —intervino Hasan con prontitud, interrumpiendo las palabras de Jahir.—Cállate y deja que termine de contarte o me levantaré y me largaré de aquí —amenazó.Hasan gruñó, pero accedió a escuchar lo que Jahir tuviera para decir.—Fui a su tribu por el asunto del contrato. Antes tengo que admitir que me apresuré a aceptarlo, llevo semanas casado con Samira, pero no he tenido una sola gota de petróleo para refinar y convertirlo en gasolina. Estoy a punto de perder millones de dólares, por eso —c
«Soy el jefe de la policía en la ciudad de Abu Dabi, lamento informarle que el avión del señor Rafiq desapareció del radar de aviación»«Lamento informarle que el avión del señor Rafiq desapareció del radar de aviación»«El avión del señor Rafiq desapareció del radar de aviación»«Desapareció del radar de aviación»«Desapareció»«Desapareció»El teléfono cayó de sus manos, su cuerpo se balanceó. El sonido estrepitoso de la taza al romperse llenó la habitación y gruesas lágrimas cayeron sin control de los ojos de Sienna mientras negaba con movimientos de cabeza.—No —susurró con voz ahogada, no podía ser Hasan, él no podía irse, el policía debió confundirse.Sienna buscó su móvil y marcó incansablemente el número de Hasan sin poder evitar que las lágrimas corrieran por sus ojos. La angustia y el dolor barrían por cada célula de su cuerpo hasta convertir su sangre en lava ardiente, haciendo que el aire fuera caliente y no alimentara sus pulmones de oxígeno.Ella insistió, pero ninguna d