«¿Secuestrada?»Callie frunció el ceño y miró a Farid con seriedad, tanta, que, si fueran dagas, habrían perforado el pecho del hombre.—¿Te has vuelto loco? —preguntó Callie, sin mirar al chofer.—Sí y tú eres la única responsable —respondió Farid.Callie abrió los ojos con sorpresa.—¿Yo?—Vamos a casa —ordenó Farid al chofer, solo entonces Callie giró el rostro para mirar al hombre frente al volante.—¿Dónde está mi chofer? ¿Qué hiciste con él? —preguntó la joven asustada al ver que el hombre no era el mismo que la había traído.—Lo he despedido en tu nombre y lo he enviado a casa —respondió Farid con una tranquilidad que enervó el cuerpo de Callie.—¡No tenías ningún derecho! —exclamó elevando la voz—. ¿Cómo te atreves? —cuestionó Callie enojada.Farid hizo un gesto con la cabeza y el chofer puso el auto en marcha de inmediato.—Farid.—Quiero hablar contigo, eso es todo —mencionó con una tranquilidad que en realidad no sentía.Farid era consciente de que estaba cometiendo un nuev
«Dame una oportunidad, Callie, dame la oportunidad de ser a tu lado, el hombre que mereces»Las palabras de Farid calaron hondo en el corazón de la joven y la boca sobre sus labios no le dejó pensar con claridad.Callie no podía negar que añoraba tanto esas palabras, ese beso. Su intención había sido la de rechazar a Farid y todo lo que tenía que ver con él, pero allí estaba abriendo los labios y dejando que él marcara el ritmo del beso.Farid pegó su cuerpo al cuerpo de Callie, tanto que el calor explotó entre ellos y atravesó sus ropas. Las manos del hombre tomaron la cintura de la joven y su boca saqueó la boca femenina, sintiendo que no tenía suficiente. Habían sido tantos días separados, tantas semanas deseando dejarse arrastrar por el deseo que nacía en su interior.Callie se negó escuchar los gritos de su razón, se sentía perdida y dominada por aquel beso y por su propio deseo de no irse sin saber lo que se sentía estar entre los brazos de Farid. Ella era un dilema, podía y deb
«Son síntomas propios del embarazo»«Están ustedes esperando un hijo»«Un hijo»Sienna miró a Hasan, su corazón latía fuerte dentro de su pecho, tan fuerte que tuvo la impresión de que iba a subirle por la garganta y salirse por su boca. En ese momento Sienna no sabía qué sentir, no sabía cómo un hombre como Hasan podía reaccionar ante la noticia.—¿Embarazada? —preguntó él como si no hubiese escuchado bien.—Así es, las pruebas no mienten, la señora Rafiq tiene cinco semanas, es aún muy pequeño, pero es el motivo de los dolores de la señora —explicó el médico.Hasan sintió ahogarse por la emoción, no esperaba que tan pronto fueran a convertirse en padres.—¡Estás embarazada! —gritó.Sienna dio un pequeño brinco, no sabía si Hasan la regañaba o estaba celebrando la noticia, ella estaba tan concentrada en la reacción de su marido, que no se dio cuenta cuando el galeno abandonó la habitación, ni siquiera se dio cuenta del gesto que Hasan le hizo al médico. Quería ese momento de privacid
«Volveré, Sienna, siempre volveré a ti»«Siempre volveré a ti»Aquellas palabras retumbaron en la mente de Sienna e hicieron eco en su corazón, ella miró a Hasan y sin explicación alguna se lanzó a sus brazos. Sentía una fuerte opresión en el pecho que amenazaba con ahogarla.—No vayas —le pidió con voz angustiada. Ella podía achacarlo a las hormonas propias del embarazo, pero no estaba muy segura.Sienna tenía una angustia que no podía explicar con palabras, era un miedo sin sentido.—No te daré tiempo a que me extrañes, vendré y te haré el amor hasta el amanecer —prometió junto a su oído, para evitar que Callie escuchara su promesa.Sienna asintió.—Llama apenas llegues a casa, por favor —pidió.Hasan le sonrió, acarició su mejilla y le dejó otro beso.—Cuida de nuestro bebé —le pidió, tocando su vientre plano.—Esperaremos por ti —respondió.Hasan no alcanzó a alejarse ni dos pasos, cuando Sienna lo haló del brazo y lo besó de manera apasionada, como si fuera el último beso que se
«Ayad Ali»«Ayad Ali es el responsable de lo ocurrido con las calderas de la fábrica»Desconfianza, ese fue el primer sentimiento que Hasan tuvo al escuchar las palabras de su primo. No tenía ningún sentido que Ayad tuviera algún interés particular en arruinarlo. ¿Qué ganaba él saboteando la fábrica de aluminio, cuando su negocio era otro? —¿Cómo estás tan seguro? —preguntó, mirando con interés el rostro de su primo.—No te olvides que ahora estoy emparentado con Ayad.—Eso no me dice nada —intervino Hasan con prontitud, interrumpiendo las palabras de Jahir.—Cállate y deja que termine de contarte o me levantaré y me largaré de aquí —amenazó.Hasan gruñó, pero accedió a escuchar lo que Jahir tuviera para decir.—Fui a su tribu por el asunto del contrato. Antes tengo que admitir que me apresuré a aceptarlo, llevo semanas casado con Samira, pero no he tenido una sola gota de petróleo para refinar y convertirlo en gasolina. Estoy a punto de perder millones de dólares, por eso —c
«Soy el jefe de la policía en la ciudad de Abu Dabi, lamento informarle que el avión del señor Rafiq desapareció del radar de aviación»«Lamento informarle que el avión del señor Rafiq desapareció del radar de aviación»«El avión del señor Rafiq desapareció del radar de aviación»«Desapareció del radar de aviación»«Desapareció»«Desapareció»El teléfono cayó de sus manos, su cuerpo se balanceó. El sonido estrepitoso de la taza al romperse llenó la habitación y gruesas lágrimas cayeron sin control de los ojos de Sienna mientras negaba con movimientos de cabeza.—No —susurró con voz ahogada, no podía ser Hasan, él no podía irse, el policía debió confundirse.Sienna buscó su móvil y marcó incansablemente el número de Hasan sin poder evitar que las lágrimas corrieran por sus ojos. La angustia y el dolor barrían por cada célula de su cuerpo hasta convertir su sangre en lava ardiente, haciendo que el aire fuera caliente y no alimentara sus pulmones de oxígeno.Ella insistió, pero ninguna d
«No hay esperanza de encontrarlo con vida»«No hay esperanza de encontrarlo»Sienna se quedó de piedra, su corazón se detuvo momentáneamente y las lágrimas se secaron. Sus ojos ya no derramaron una sola gota más.¿Cuánto dolor podía soportar un corazón y no morir?Esa era la pregunta que rondaba la cabeza de Sienna, la golpeaba una y otra vez, porque necesitaba una respuesta. Ella no sabía si vivir después de esto sería vivir o intentar sobrevivir.—Sienna —llamó Callie, la serenidad de su amiga le asustó.—Quiero estar sola —pidió.Assim miró a Callie y ambos sabían que era una mala, muy mala idea.—No creo que sea lo mejor, Sienna —refutó Callie en tono amable.Sienna la miró.—No voy a matarme, tengo que vestirme —dijo.—Sienna.—Compláceme, por favor —insistió.Callie asintió y junto a Assim salieron de la habitación dejando a Sienna sola.—Voy a esperarte, Hasan, me prometiste volver, dijiste que siempre volverías a mí y yo creo en ti. No demores, nuestro bebé no puede nacer sin
«Sienna corrió por un largo sendero, tratando de encontrar el camino de regreso, pero todo era oscuridad, no había nada. Nada le era conocido.Su corazón latió fuerte dentro de su pecho, mientras su respiración se tornó agitada y el aire que entró a sus pulmones se calentó, haciéndole imposible respirar.Sienna pensó que se ahogaría, que ese sería el final de su vida, así, en aquel frío y oscuro lugar.—Sienna.Ella giró para atender la voz que la llamaba desde algún sitio, sin embargo, no podía encontrar al dueño de aquella aterciopelada voz. Sienna podía jurar, que conocía aquel tono cálido y dulce.—Despierta, Sienna, has dormido mucho tiempo —dijo.Sienna se giró y caminó por donde creyó que la voz llamaba, pero solo había oscuridad. Aun así, ella avanzó.—Debes volver, Sienna, tienes que cuidar a nuestro bebé.El cuero de la joven tembló y sus lágrimas pronto fueron cascadas desbordándose de sus ojos y corriendo libres por sus mejillas.—¿Hasan, eres tú? —preguntó ella, apresuran