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La esposa rebelde del CEO
La esposa rebelde del CEO
Por: Lala-Sula
Capítulo 1: Estar comprometida

Todos los preparativos de la fiesta más grande de mi vida, están listos. El sonido suena con fuerzas por toda la propiedad, mientras el alcohol no deja de ser servidos a mis más de mil invitados para mi increíble fiesta de cumpleaños.

Sonriente, observo las cámaras de seguridad de toda la propiedad, mientras terminan las decoraciones de mi cabello, porque hoy debo lucir hermosa. Después de todo, este es mi primer cumpleaños como adulta y por ello, debía verme como tal.

— Está todo listo, señorita. — dice la estilista.

— Debo verme increíble. No quiero que vean la marca de mi ropa, si no, como me queda a mí. No deseo que me pregunten que peinado tengo si no, lo hermosa que me veo con este, ¿si hiciste eso?

— Sí, señorita. Se ve hermosa. El peinado y todo lo demás fue escogido por su increíble sentido de la moda. Nosotros solo resaltamos lo que usted ya sabe que tiene. — dice la mujer y yo asiento mirándome en el espejo.

— Pueden irse o quedarse en la fiesta, no me importa. — digo para después marcharme.

Apenas llego al inicio de las escaleras, un reflector apunta hacia mí y por eso, todos aplauden cantándome el feliz cumpleaños mientras me uno a la fiesta. Todo es increíble, más de media universidad está en mi casa vacacional solo para celebrar mi cumpleaños y a nadie le importa que mañana tengamos clase.

Después de todo, mi cumpleaños es un concierto donde los cantantes más escuchados vienen a darme un concierto donde yo soy el centro de atención. Así que, ¿Quién se perdería algo así?

— Feliz cumpleaños, Day. — dice cada persona que se acerca a mí.

Soy popular, tengo mucho dinero y soy hija única. Todo es perfecto, no tengo hermanos con los cuales luchar por la herencia, tengo un padre que me complace en todo y miles de personas que se pelean porque los miré.

Así que, si el centro del mundo es un tonto planeta o satélite, yo soy el centro del universo de todos los aquí presentes, o como sea que diga el profesor de astrología.

‘¿Es el profesor de astrología el que dice eso? Un momento, ¿yo doy astrología?’ me pregunto mentalmente mientras recibo muchos regalos y felicitaciones.

Ignoro esa pequeña preocupación y comienzo a bailar y tocar chicos lindos que hay en mi fiesta. Uno de los grupos que cantan me suben a la tarima decorada con cosas que m me gustan y cantan conmigo mis canciones favoritas, mientras un grupo de hombres completamente vestidos de negro y sin sentido de la moda, se abre camino entre la multitud.

Confundida, busco alguien conocido y bufo molesta cuando veo a mi padre entre ellos. Mis compañeros de la universidad también lo reconocen y por eso, retroceden con temor.

— Baja de allí, Day.

— ¡Papi! ¡¿Vienes a darme un feliz cumpleaños?! No tenías que venir, aquí la estamos pasando bien, papi.

— Baja hora, Day. Debo informarte algo.

— ¡No me digas que vas a darme el porche que vi ayer! ¡o me darás el dinero para abrir la mejor discoteca del mundo! — grito emocionada y todos celebran por ello.

— No, Day. Baja en estos momentos, necesito presentarte a alguien.

— Papi, hace años dejaron de regalar personas para ser esclavos, estamos en pleno siglo XXI. — digo y todos ríen por ello.

Mi padre, que siempre es dulce conmigo, me observa con severidad y camina hacia mí al punto que sube a la tarima y toma mi micrófono para hablarme aunque estoy cerca de él.

— En vista de que no deseas bajar, te diré todo aquí. — dice mi padre mirándome con seriedad, para después mirar hacia la multitud expectante de lo que hará mi padre — Amigos de Day, me alegra que estén aquí presentes para la gran noticia que yo Mario Creswell les daré. 

— Papi, ¿Qué sucede? — susurro al percibir que se ve bastante serio para darme un regalo de cumpleaños que quiera.

— Mi hija, la que ya no es una adolescente, si no, toda una adulta a partir de hoy, estará comprometida con un gran socio de negocios Ryan Volkova. Así que, den un gran aplauso a la pareja que en dos semanas se casará. — dice mi padre para después aplaudir

Todos se observan entre sí, mientras yo intento procesar lo que mi padre ha dicho. Todos aplauden lentamente al no comprender lo que sucede, mientras yo busco en mi padre algún indicio de broma.

— Padre… ¿estas bromeando?

— No, cariño. Vas a casarte con Ryan. Así que, prepárate, en dos semanas serás la señora Volkova. — dice mi padre usando el micrófono, por lo que, todos lo escuchan.

— No puede ser posible. — susurro al no saber quién es el hombre que el reflector busca.

— Así que, esperen paciente la invitación de bodas. Que tengan buena noche. — dice mi padre para después bajar de la tarima.

Todo queda en silencio y yo reacciono corriendo hacia mi padre que rápidamente se marcha del lugar. Por lo que, solo puedo alcanzarlo cuando esta por subir al auto.

— Padre, ¿Qué sucede? ¿Qué quisiste decir justo ahora? — pregunto preocupada.

— Lo que dije, cariño. Vas a casarte.

— ¿Por qué tan de repente y con alguien que no conozco?

— Si te giras, puedes verme. — dice un hombre detrás de mí, por lo que, me giro intentando conocer a mi supuesto esposo.

Apenas lo hago, me doy cuenta de que el hombre tiene una mirada azul que me hace recordar el agua con mi fragancia relajante favorita; chicle.

— Hola, prometida. — dice un hombre que parece un anciano.

— ¿Tienes dieciocho años? — pregunto deseando ofenderlo, porque es obvio que parece un anciano de treinta años.

El hombre sonríe mostrándome sus hoyuelos y niega al segundo siguiente con seriedad.

— No, Day. Tengo treinta y tres años.

‘¡Lo sabía! Es demasiado anciano para tener mi edad.’ Me digo mentalmente.

De inmediato, me giro para enfrentar a mi padre.

— No puedes casarme con este anciano, padre. Podría ser mi padre. — digo con enojo.

— Perdón por esto, señor Volkova, mi hija es una mujer incorregible. — dice Mario Creswell, mi padre, quien corre hacia el hombre que está a mis espaldas.

— Es una rebelde. Una mujer que aún se cree una adolescente rebelde.

— ¡No soy una adolescente, tengo dieciocho años!

— ¡Entonces comportante como una adulta y no ofendas a tu futuro esposo, Day! — grita mi padre con enojo.

‘Mi padre nunca me había gritado así, ¿Qué rayos está sucediendo?’ me pregunto mentalmente.

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