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Capítulo 5: Vestido de novia negro

El hombre no mentía cuando dijo que compraríamos nuestra vestimenta del matrimonio y es por eso, que entro gritando y lanzando patadas a la boutique que solo se encarga de recoger mis zapatos y accesorios que caen por el forcejeo.

El hombre del doble de mi tamaño, me lanza a un mueble y me observa con su mirada asesina, que me impide siquiera moverme.

— Llévenla a ver todos los vestidos de novia, que se mida los que le gustan y ustedes la ayuden a escoger el mejor. — ordena él con enojo, para después tomar su teléfono.

— No puedes hacerme esto.

— Necesito que preparen todo ahora. — dice el hombre apenas le contestan la llamada — Lo que escuchaste, nos casaremos hoy mismo.

La última frase, la dice mirándome directamente a los ojos, como si estuviera esperando que negara ello para castigarme, pero, incluso mi lado rebelde se queda en silencio al notar que podría ser capaz de matarme si me niego.

— Señor, ¿es un vestido de novia para ahora?

— Lo que escucharon. Quiero el perfecto vestido de novia. Así que, encárguense de prepararla. En tres horas regreso y nos casaremos. — dice el hombre caminando hacia la salida.

— ¡Si ibas a sacarme de mi momento de éxtasis deberías quedarte a compensarlo!

— Dejé una reunión importante para ir a buscarte. Debo terminar unos asuntos para casarme con mi rebelde prometida. Así que, compórtate o te ataré y así avanzarás hasta el altar. — dice él marchándose.

De inmediato, grito con todas mis fuerzas, pero, eso no parece importarle. Ya que, se marcha como si no existiera. Al ver que no está, intento huir, pero, todos parecen hacer un anillo de seguridad donde no puedo salir.

Aunque quiero lanzar todo al infierno y huir de aquí, no me es posible, porque aunque no escojo vestidos, las empleadas a la fuerza me quitan la ropa y me ponen vestidos que destruyo.

— Mira, señorita. Usted puede destruir quinientos vestidos de esta tienda. Eso no nos importa, porque su prometido lo pagará todo. Pero, lo que si debe saber es que si no consigue un vestido de novia aquí, la llevarán a otra boutique y a la siguiente hasta conseguir uno.

>> Incluso, puede destruir todos los vestidos de novia del país con una rapidez inhumana, pero, eso no retrasará la boda, porque el señor Volkova es tan importante, que son capaces de traerle el vestido del país más lejano y en jet para que no tarde. Así que, escoja si quiere pasar sus próximas horas haciendo sus pataletas o saldrá de esto de una vez por todas.

El enojo me invade porque no estoy logrando lo que quiero, pero, no me detengo y doy un paso, para no sentirme como el animal enjaulado que ya soy.

— Está bien, no destruiré otro vestido de novia. Pero, no me probaré otro de estos estúpidos vestidos.

— Bien, díganos que quiere y se lo conseguiremos.

— Quiero un vestido de novia negro. — demando con enojo y todos se miran entre sí.

— ¿Qué ha dicho?

— Quiero un vestido de novia negro y un sombrero que solo una viuda sin sentido de la moda usaría. — ordeno y todos se miran entre sí.

Los guardaespaldas se observan con preocupación y asienten, por lo que, las empleadas se marchan. 

‘Si quiere que nos casemos, lo haremos a mi modo.’ Me digo mentalmente.

Cuatro horas después.

Las horas pasan y el novio no llega. Por lo que, celebro internamente mientras mi vestido apenas llega.

— Señorita, debemos llevarla de regreso, el señor tuvo que marcharse a un viaje de negocios.

— Entonces, ¿no habrá boda?

— No hasta que llegue. — dice el hombre y yo celebro.

— Entonces, no habrá boda nunca. Vístanme con mi vestido de novia, si no viene en una hora, no me casaré. — digo con firmeza.

De inmediato, todos me preparan como si me fuera a casar, mientras yo saboreo la victoria al no casarme y fingir que me duele quedar esperando a mi prometido, porque priorizó sus negocios en vez de nuestra boda.

La hora pasa y yo salgo del salón donde me han preparado rápidamente, sonriente, levanto mi mirada para hacer todo el drama de la novia abandonada, pero, lo que encuentro es a dos hombre sonriéndome.

Mi padre, con un conjunto de ropa negro hecho a su medida y mi supuesto prometido, con ropa blanca y su pañuelo negro.

— Te ves hermosa, prometida.

— Pero, ¿Qué sucedió? Se suponía que estarías en un viaje de negocios. — digo mirando al hombre que me informó ello.

— Oh, eso iba a hacer, pero, apenas supe que querías casarte en una hora, retrasé el viaje. Vamos a casarnos, querida. — dice él acercándose a mí y yo retrocedo intentando huir.

Pero, él anticipa mis movimientos y como si fuera costumbre, me sube a su hombro mientras yo golpeo su espalda y pecho con mis manos y piernas.

— ¡Suéltame! ¡No voy a casarme contigo! — grito, pero, él no me suelta y es por ello, que nos marchamos en el mismo auto donde le grito muchas cosas, pero, nada quebranta su orgullo o fuerza.

Apenas el auto se detiene, me aferro a todo lo que puedo, pero, fácilmente soy sacada del auto, para posteriormente, ver muchos flashes que me dejan ciega por varios segundos.

— ¡Estamos aquí para presenciar una boda sorprendente! ¡Los futuros esposos no solo no fueron predecibles con los colores escogidos para sus ropas, si no que, han hecho la ceremonia de boda avisándonos solo minutos antes de la ceremonia!

— ¡¿Hay algo que quieran decir, señores Volkova?! — pregunta alguien del público.

— Sí, intenten hacerme más joven, no quiero que quien vea la noticia, crea que una niña se casó con un anciano.

Todos se ríen.

— Nunca sería un anciano. Parece de veinte años, señor Volkova. Cuéntenos su secreto y porque se conserva tan bien.

— Mi querida futura esposa. Dicen que una mujer joven y energética es el colágeno de tu vida. — dice el hombre a mi lado y yo lo pellizco.

Varios escoltas nos rodean y nos ayudan a avanzar por el lugar, mientras yo intento ocultarme o marcharme por otro lado.

— Decide, querida, ¿quieres hacer todo un espectáculo aquí para que quedes como la tonta que hace pataletas el día de su boda o vas a casarte conmigo? — pregunta el hombre a mi lado. — Cambia esa expresión y avanza.

>> Si no lo haces, no hay problema, ya que, aunque arruines esto, mi reputación no me quitará el sueño, después de todo, si se arruina, no me importa volver a ser el hombre que todos quieren, pero, ¿a ti no te importará lo que digan tus fanáticos? Me dijeron que eres muy popular.

— ¡Compórtate ahora, Day! ¡Deja de ser infantil!

— Bien, me casaré. — digo agotada.

— Perfecto, estaré al final del pasillo, soy el chico de blanco. — dice el anciano con el que me casaré.

‘Y yo seré la mujer de negro, que va a su propio funeral, uno que hacen llamar boda. Pero, de este infierno no seré la única que sufre, te lo aseguro, anciano.’ Me digo mentalmente, mientras mi padre me reprende con la mirada.

Esto me lo van a pagar.

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